La mañana siguiente amaneció fresca y despejada, pero Marfil apenas prestó atención al clima mientras cruzaba el campus universitario con paso ligero. Iba absorta en sus pensamientos, centrada en su rutina diaria, en la clase que tenía dentro de poco y en todo lo que había ocurrido con Richard el día anterior. Su mente estaba ocupada con demasiadas cosas, pero nunca imaginó que algo inesperado la sacaría abruptamente de su ensimismamiento.De repente, una voz firme pronunció su nombre.—¡Marfil!No fue un grito ni un llamado desesperado, pero la manera en que fue dicho tenía un peso especial. Fue directo, con un matiz de dureza que la hizo detenerse de golpe.Giró la cabeza rápidamente hacia la dirección de donde provenía la voz, sintiendo un leve estremecimiento recorrer su cuerpo antes de poder ver quién la había llamado. Y entonces, ahí estaba.Abigail se estaba acercando a ella con pasos rápidos y decididos. Y, sin previo aviso, sin una sola palabra más de advertencia, Abigail alz
Por desgracia, Marfil no reaccionó como Abigail habría esperado. No se defendió, no mostró culpa ni tampoco satisfacción. Simplemente la miró, y lo hizo con una frialdad que resultaba casi insoportable.Su mirada no reflejaba compasión ni culpa, ni siquiera un atisbo de lástima. Tampoco maldad. Era algo más peligroso: una muralla de indiferencia, un caparazón imposible de atravesar. Marfil transmitía una serenidad inquietante, como si el drama que Abigail estaba exponiendo frente a ella no le causara el más mínimo impacto.—¿Eso crees? —soltó Marfil, con un tono carente de emoción.Abigail frunció el ceño y apretó los labios con frustración.—No entiendo —articuló, negando con la cabeza—. No entiendo cómo pudiste hacerme esto. ¿Era ese tu plan desde el principio? ¿Esa era tu verdadera intención? Pasaste por encima de nuestra amistad para llegar a él. No te importó nada, ni el daño que me harías. Me traicionaste sin pensarlo dos veces, y encima arrastraste a Richard contigo.Abigail re
Marfil salió primero del pasillo donde había tenido lugar la confrontación con Abigail. Su andar era rápido, como si necesitara dejar todo aquello atrás de una vez. No miraba a nadie, no se detenía por nada, y llevaba la espalda erguida con el rostro impasible.Lucas, que había permanecido cerca, la vio salir. Le llamó la atención el modo en que caminaba: con determinación, como si escapara de algo, o de alguien. Intuyó que ya iba tarde para su clase, pero también que algo más le sucedía. Y no tuvo que esperar mucho para entender que lo que había presenciado momentos antes no era un malentendido trivial.Pocos segundos después, vio salir a Abigail del mismo pasillo, pero su andar contrastaba por completo con el de Marfil. Abigail apenas podía dar un paso tras otro. Iba encorvada, con los brazos cruzados contra el pecho, como si intentara protegerse. Sus ojos estaban hinchados, rojos, llenos de lágrimas que no dejaban de correr por sus mejillas. A cada paso, se detenía a limpiarse la c
Lucas permaneció mirando a Abigail, inmóvil, como si sus piernas se hubieran anclado al suelo y su cerebro se negara a procesar la información que acababa de recibir. Tragó saliva con dificultad y, casi sin darse cuenta, murmuró:—No… eso no puede ser cierto… —su voz apenas fue un hilo, temblorosa, como si se negara a aceptar una verdad tan cruel. Negó suavemente con la cabeza, más como una reacción involuntaria que como un intento real de refutarla.No era posible. Abigail tenía que estar equivocada. Marfil no podía hacerle eso. Y mucho menos Richard. No ellos.—Los vi, Lucas. Ayer los vi besándose frente a un restaurante —expuso Abigail—. No me lo contaron. No fue un rumor. Fui yo quien los vio con estos ojos. Ellos también me vieron a mí. Y fue justo ahí cuando Richard decidió terminar conmigo. Ni siquiera lo negó. Lo hizo con la tranquilidad de alguien que solo estaba esperando para deshacerse de algo que ya le pesaba. Me dejó para poder estar con ella. Porque ya no quería esta re
Lucas salió del campus y empezó a caminar sin rumbo. Luego subió al metro, sin ir a ninguna parte en particular. Solo deambulaba por las calles, pensando en todo lo que había pasado, en Marfil, en Richard, y en cómo se suponía que iba a manejar las cosas de ahora en adelante.Después de varias horas, su celular empezó a sonar. Al mirar la pantalla, vio que el contacto era el de su compañera de trabajo.—¿Si? —contestó.—Lucas, ¿dónde estás? ¿Por qué no has llegado?«Mal-dita sea. Debía ir a la cafetería», pensó él.—El jefe no está, tienes tiempo de venir sin que se dé cuenta —añadió su compañera.—No iré hoy.—¿Qué dices?—Se me ha presentado un inconveniente, es un asunto personal, no podré asistir al trabajo. Anótalo como un día libre.—Pero...—Lo siento. Te lo compensaré —colgó.No tenía cabeza para ir a la cafetería y en ese momento no le importaba nada más. Se sentía humillado y sin dignidad después de todas las mentiras que se había tragado.Mientras tanto, en la mansión Fankh
—¿¡En serio!? —exclamó Vania, llevándose las manos a la cabeza—. ¡Ay, no puede ser!—Sí —respondió Marfil, afirmando con la cabeza—. Eso fue lo que pasó, pero ni Richard ni yo tuvimos jamás la intención de lastimarla. De todos modos, él ya tenía pensado terminar con ella. El problema fue que las circunstancias se anticiparon y… bueno, ella terminó viéndonos justo en ese momento. Yo entiendo que está muy dolida, lo entiendo de verdad. Pero no me quiso escuchar. También me acusó de cosas que no son ciertas.—¡Pues sabes qué! ¡Yo te comprendo! —soltó Vanya, levantando un poco la voz—. ¡Te entiendo porque estoy prácticamente en tu lugar! Abigail tampoco quiso escucharme. Me acusó de estar de tu lado, de haber planeado todo contigo… empezó a decir un montón de cosas sin sentido. No me dejó ni defenderme. ¡Ni una palabra! Cuando yo ni siquiera sabía lo que estaba pasando entre ustedes dos.—¿Tanto te duele que esté enojada contigo?—¡Pues claro que me duele! —replicó—. Pero lo que más me du
—Pero… —a Marfil se le quebró un poco la voz, pero trató de disimularlo—. ¿Qué crees que le dijo? ¿Qué fue lo que Abigail le contó?—Pues… probablemente lo mismo que me dijo a mí. Que Richard la estaba engañando contigo.El color se le fue del rostro a Marfil. Se le notó cómo el miedo le subió por todo el cuerpo, paralizándole los músculos. La ansiedad se le reflejaba en los ojos, que se movían de un lado a otro, como si buscaran una salida en medio de una habitación cerrada. Su respiración se volvió más agitada y por primera vez, en lugar de manipular o reírse de la situación, se vio vulnerable, desprotegida.—Lucas no debía estar metido en esto… —dijo, con un nudo en la garganta—. Él no tiene nada que ver con este asunto. ¡Nada!Y ahí fue cuando la molestia se le notó de verdad. Hasta ese momento había sido toda compostura, toda tranquilidad, pero la mención de Lucas fue suficiente para quebrar esa máscara. Estaba furiosa, y también desesperada. —Yo tampoco tenía nada que ver y aun
Vanya asintió lentamente, dejando que las palabras de su amiga se asentaran dentro de ella. —Bueno… es verdad. Además, Abigail y tú nunca fueron tan cercanas. Creo que ni siquiera eran amigas.Marfil ladeó un poco la cabeza y arqueó una ceja con cierta indiferencia, casi con un dejo de fastidio que intentó maquillar con diplomacia, aunque sin mucho esfuerzo.—No, no lo éramos —respondió con un tono neutro, aunque la falta de emoción en su voz revelaba claramente que no había ninguna intención de fingir afecto por la ex de Richard—. Tal vez Abigail era buena… —hizo una breve pausa, dejando flotar esa frase en el aire, como si con solo decirla ya se notara que no era más que una concesión vacía. Lo dijo sin énfasis, sin verdadero interés por convencer a nadie, como si pronunciara una línea solo por cumplir con la cortesía básica—. Pero a mí nunca me ha interesado ser su amiga, y creo que tú te has dado cuenta de eso, Vanya. Yo no necesito estar rodeada de amistades. Tú eres mi mejor am