Pero para Deanna y Jonathan las cosas no eran tan fáciles. Susan intentó hablar con él sobre lo que le sucedía, pero él seguía diciendo que nada estaba mal. Hasta Camila intentó sobornarlo con una tarde en el parque de diversiones, con algodón de azúcar y globos; sin éxito.Y Daniel ya no podía ver los ojos tristes de su esposa. Así que fue por él al colegio y tuvieron una conversación entre hombres. Se estacionó a un lado de la calle y apagó el motor.-Hijo, tenemos que hablar – Le dijo mirándolo por el espejo – Ven, siéntate aquí –Jonathan cruzó a la parte delantera, junto a su padre y lo miró expectante.- Jonathan, quisiera que pudieras hablarme y contarme cual es problema que te tiene enojado con Deanna… ¿Es por tus hermanas? –- No –- Entonces ¿me lo puedes decir? ¿Sabes? Deanna está muy triste, cree que ya no la quieres –- Si quiero a Deanna, mucho – Respondió el pequeño.- ¿Hizo algo para que te alejes de ella? –- No, papá –- Ya veo… ¿Qué sucede? –El pequeño pensó por un
- ¡OH POR DIOS! ¡Lo decías en serio! –- ¡Claro que lo decía en serio, por favor! –Leonard elevó los brazos hacía arriba en clara señal de indignación y Deanna casi se desmaya.- Déjame verlo de nuevo… Es hermoso –- ¿Crees que le guste? –- ¿Bromeas? Esa cosa es igual que tú: llamativa y extravagante. ¡Va a encantarle! –Reed sonrió satisfecho.- Estoy nervioso… - Confesó.- No puedo creerlo, te lo juro. A veces te veo y no puedo creer lo mucho que has cambiado –- ¿Para bien? –- Para ser el mejor –- ¿Está bien si se lo pido en tu cumpleaños? Estarán todos… -- ¡Claro que sí! Si lo haces frente a la familia quedará asentado que esto es real y serio para ti… Y aquí, entre nosotros, me muero por verle la cara a Daniel y a Camila – Le dijo en tono burlón y cómplice.Leonard la miró de reojo y sonrió maliciosamente.- Cada día se te nota más lo Reed… ¿Cómo están mis nietas? –- Se mueven mucho, todo el tiempo y me despiertan por las noches –- Son como tú. Marcus te envió saludos, dic
-Espero que ella esté bien. La cara de Leonard lo decía todo… -Deanna estaba haciendo su rutina nocturna frente al espejo del baño antes de irse a la cama; con la puerta abierta Daniel podía oírla mientras estaba sentado en la cama terminando de repasar los últimos informes del día.-Susan lo acompañará, no hará nada estúpido, no te preocupes – Le respondió.Daniel todavía no le había dicho nada sobre la conversación que él y Jonathan habían tenido esa tarde volviendo del colegio; quería darle tiempo a su hijo para que encontrase él mismo la manera de hablarle a Deanna, pero también para que fuese una sorpresa para ella.Algo se le cayó, un pote de crema y Daniel pudo oírla maldecir, así que se puso de pie y entró al baño. Y ahí estaba, con una bata que apenas le cubrían los muslos, un poco abierta dejando entrever su escote, el cabello recogido; apoyada con ambas manos sobre el lavabo. Pudo verlo por el espejo.-Hice un desastre – Le dijo.El pote de crema había caído a sus pies y s
Entonces, esa mañana, un nuevo Crusher llegó al mundo. Amanda estaba dejando a Emma en la guardería cuando tuvo los primeros indicios de que su hijo estaba en camino. Justo cuando dejó a la pequeña de la mano de su maestra, el charco transparente le mojó los pies.Harry bajó disparado de su oficina cuando lo llamaron, hizo tal alboroto que hasta Daniel corrió con ellos. Pero Amanda estaba bien, al parecer Ryan se iba a tomar su tiempo. Eso no impidió que ambos hombres entraran en pánico, que Daniel ladrara órdenes para que le trajeran el coche a la puerta, para que Harry entrara en desesperación.- Estoy bien… ¡Harry cálmate! Las contracciones no son tan fuertes – Trataba de aplacarlo Amanda.- ¿Estás bien? ¿Estás segura? ¿Qué te duele? ¡Daniel debemos ir al hospital! –- ¡Ya lo sé! ¡Están trayendo el coche! ¿Puedes caminar, Amanda? –- Si – Y se puso de pie.- ¡Yo te cargo! –- ¡Ya cálmate Harry! Estoy perfecta… -Amanda caminó despacio, pero segura hasta la puerta. La escena era chi
Deanna cruzó el pasillo y se acercó a la puerta de la habitación; suspiró, pero no entró, caminó un poco más hasta la banca que daba a una ventana y se sentó a esperar. Ni siquiera sabía para que había ido; hacía tres días que no veía a Leonard. La condición de Alice había empeorado y Susan le contó que su padre no estaba bien, que, aunque ella lo acompañara, la situación con su exesposa y sus hijas era terrible.Por teléfono él le aseguraba que todo estaba bien, que si bien Alice no mostraba mejoría no era tan grave. Mentía para no preocuparla, pero Susan no se pudo guardar las cosas. La puerta de la habitación se abrió y las dos hijas mayores de Reed salieron, claramente molestas. La vieron sentada pero no dijeron nada, una mueca de desagrado en ambas caras.Alguna vez Deanna había incitado a su padre para que intentara reparar todo el mal que les había hecho, pero Leonard no pudo obtener el perdón de sus hijas. No las culpaba ¿Quién podría? Tal vez guardaba la esperanza de que, así
Así como Leonard luchaba con los recuerdos amargos, a Daniel le estaba por ocurrir lo mismo. Se acercaba otro aniversario de Emily y cuando eso sucedía, los días previos solían ser muy silenciosos; ahora su memoria no era motivo de tristezas, sin embargo, la añoranza se hacía presente.Daniel iba con sus hijos a visitarla y dejarle flores; ya no iba tanto como los primeros meses, en los que se pasaba el día sentado frente a su tumba, hablándole en sus pensamientos y llorando. Fue una etapa muy difícil de superar porque se sentía abandonado y asustado, aunque no lo reconociera.Desde que Deanna se incorporó a su familia el ritual solo cambió un poco, era ella quien buscaba las flores más bonitas para dárselas a los niños y que las llevaran a su madre. Era una manera de agradecerle, en el corazón, por los hijos hermosos que le había dado a Daniel y porque fueron su fuerza en muchos momentos difíciles.Lisianthus azules y rosas, un ramo enorme. Son flores tan bonitas, parecen de papel y
Quien también estaba agradecida, pero por otro motivo, era la abuela de Deanna. Llegaría a conocer a sus dos bisnietas. Sus visitas a casa de su nieta se incrementaron con los meses, decía que ella no podía moverse tanto y que era mejor ir a verla. Se escapaba de Philippa y se aparecía con alguna tarta, hecha con sus manos, a pasar la tarde con Deanna.Aprovechaba también para hablar con Ethan, el muchacho se parecía cada vez más a Daniel y ella tenía una debilidad especial por él. Desde el primer día solo repetía que “su nieto era guapo”.- A veces creo que estás enamorada de Daniel en secreto – Le decía Deanna.- Me recuerda a tu abuelo, todo guapo y elegante –- ¿Cómo era? –- ¿Tu abuelo? Era todo un caballero, vestía impecable y tenía el rostro serio, pero era siempre tan dulce… Él también me llevaba algunos años, como Daniel te los lleva a ti, pero eso no impidió que me enamorase de él locamente… ¡Aaaaaah! Lo extraño –Deanna se veía reflejada en ella; su abuela había enviudado m
Daniel tenía el corazón en la boca y el pecho apretado. El elevador no llegaba y en su desesperación corrió los 15 pisos hasta la planta baja por la escalera; el coche lo esperaba en la puerta, con el motor encendido como había pedido a los gritos desde su oficina.Hizo el trayecto a una velocidad inhumana, se iba a matar. Les pedía a los cielos que por favor todos estuvieran bien, le pedía a Emily que los protegiera; nunca había sentido tanto miedo en su vida. Un miedo helado, cortante que le estaba consumiendo el alma. Algo lo presionaba desde dentro y le cerraba la garganta, dificultándole respirar. Había comenzado a sudar.Naomi lo había llamado llorando a los gritos, no entendía que le estaba diciendo, se ahogaba tratando de explicarle y las palabras no le salían. Solo escucharla hizo que se le pusieran los pelos de punta; intentó calmarla, hablarle suave, pero su hija solo gritaba oraciones incoherentes. Tuvo que dar un grito él mismo, porque lo estaba enloqueciendo.No llegó a