Quien también estaba agradecida, pero por otro motivo, era la abuela de Deanna. Llegaría a conocer a sus dos bisnietas. Sus visitas a casa de su nieta se incrementaron con los meses, decía que ella no podía moverse tanto y que era mejor ir a verla. Se escapaba de Philippa y se aparecía con alguna tarta, hecha con sus manos, a pasar la tarde con Deanna.Aprovechaba también para hablar con Ethan, el muchacho se parecía cada vez más a Daniel y ella tenía una debilidad especial por él. Desde el primer día solo repetía que “su nieto era guapo”.- A veces creo que estás enamorada de Daniel en secreto – Le decía Deanna.- Me recuerda a tu abuelo, todo guapo y elegante –- ¿Cómo era? –- ¿Tu abuelo? Era todo un caballero, vestía impecable y tenía el rostro serio, pero era siempre tan dulce… Él también me llevaba algunos años, como Daniel te los lleva a ti, pero eso no impidió que me enamorase de él locamente… ¡Aaaaaah! Lo extraño –Deanna se veía reflejada en ella; su abuela había enviudado m
Daniel tenía el corazón en la boca y el pecho apretado. El elevador no llegaba y en su desesperación corrió los 15 pisos hasta la planta baja por la escalera; el coche lo esperaba en la puerta, con el motor encendido como había pedido a los gritos desde su oficina.Hizo el trayecto a una velocidad inhumana, se iba a matar. Les pedía a los cielos que por favor todos estuvieran bien, le pedía a Emily que los protegiera; nunca había sentido tanto miedo en su vida. Un miedo helado, cortante que le estaba consumiendo el alma. Algo lo presionaba desde dentro y le cerraba la garganta, dificultándole respirar. Había comenzado a sudar.Naomi lo había llamado llorando a los gritos, no entendía que le estaba diciendo, se ahogaba tratando de explicarle y las palabras no le salían. Solo escucharla hizo que se le pusieran los pelos de punta; intentó calmarla, hablarle suave, pero su hija solo gritaba oraciones incoherentes. Tuvo que dar un grito él mismo, porque lo estaba enloqueciendo.No llegó a
La secretaria de Daniel fue a golpear a la oficina de Harry; no sabía que había sucedido pero la manera en que salió corriendo la alarmó. Y él llamó a Daniel, sin respuesta; llamó a Deanna y tampoco respondió. Así que llamó a la casa y de nuevo Naomi tuvo que relatar todo y de nuevo en una crisis de nervios.No tenía noticias de nadie, solo sabía el nombre del hospital. Harry también salió a toda velocidad; avisándole a Amanda en el camino. Se suponía que esa noche Leonard iría a cenar con Susan, para despejarlo un poco de todo el problema de Alice. Y Naomi lo llamó también.El primero en llegar fue Harry, se alivió un poco de ver a Ethan sentado sin más que un vendaje.- ¿Y Deanna? –- No sabemos nada aún, la enfermera dice que está con los médicos, pero ya pasó casi una hora… -- ¿Ethan estás bien? –- Si, no fue nada… - Respondió mostrándole el brazo.- ¿Qué pasó? –- Un idiota se cruzó en rojo – Daniel tenía la voz cargada de ira.- ¿Dónde está el infeliz? –- Se fugó… -- ¡Maldit
- ¿Por qué me haces esto? – Le preguntó y las lágrimas ya se le habían escapado.- ¿Para qué te infartes y heredar tu dinero? – Le respondió con apenas una sonrisa.Deanna abrió grande los brazos y él se despegó de la pared de manera automática. Caminó hasta que ella pudo abrazarlo y ahí, sintiéndola de nuevo, sintiéndola cálida y respirando; Daniel por fin pudo liberar todo el miedo. No había llorado así desde que se despidió de Emily por última vez; solo con ella en el cuarto de un hospital, sin el sonido de las maquinas.-Estamos bien… - Le susurró al oído.Pero él tenía la cara escondida en su cuello, la mano sobre su vientre y una desesperación que lo estaba dejando sin aire. Lloraba de alivio, pero también de miedo y de impotencia. Así, como una brisa, alguien pudo haberle arrebatado todo en un segundo y él no hubiese podido hacer nada.Deanna le besó la parte de la cara que alcanzó y sintió como le temblaba el cuerpo y más se aferró.-Mírame, Daniel… Mírame, estamos bien… Estam
Deanna no permaneció mucho tiempo en el hospital, cuando todos los exámenes extra que Daniel le pidió al médico le demostraron otra vez que ella y las niñas estaban más que bien, regresó a casa.Quien más sintió su corta ausencia fue Jonathan. Aun entre sus dudas, la extrañó terriblemente; quizá por eso cuando la vio entrar se desesperó tanto. Deanna ya no podía cargarlo, pero Daniel si y lo hizo para que pudiese abrazarla del cuello y besarla.La calidez de su pequeño saltamontes la necesitaba siempre, durante un momento se había enfriado, pero ahora parecía que el niño ya había tomado una decisión. Aun sabiéndolo por su esposo, ella permaneció en silencio, no lo apuró, no le preguntó; entendió que Jonathan tenía que procesar muchas cosas y reconciliarse con su propia madre.Regresar a casa se sintió como un alivio, allí estaba segura y tranquila. Oír los ruidos de los niños ir y venir, la voz de Daniel y los aromas conocidos la daban paz. Esa mañana se sentó en la habitación de sus
Alice también dejó el hospital por esos días. El desgaste que había producido en Leonard, las demandas y reproches de sus hijas y su propia culpa, estaban haciendo mella en su relación con Susan. A pesar de que ella intentaba contenerlo, a veces Reed se convertía en un volcán de cuya coronilla solo salían porquerías.Era inestable muchas veces, podía pasar del amor más dulce a un ataque de ira en solo segundos, detonado por las cosas más insignificantes. Y Susan se estaba hartando.-Solo lograrás que te deje – Marcus lo miraba con cara de pocos amigos.Escuchó la discusión de ambos; Leonard al teléfono, Susan en la galería y sus gritos salieron de detrás de las últimas filas del teatro para llegar hasta el escenario.Leonard lo miró incrédulo.- Eso no pasará – Le dijo convencido.- No sé, Leonard… A ninguna mujer le gusta que la traten así. Te estas volviendo un viejo insoportable. No la culparé cuando te mande al demonio –- Tonterías –Pero él, en el fondo, sabía que su amigo tenía
Y entonces llegó el día que tanto Deanna como su padre estaban esperando: su cumpleaños. El día que Leonard le pediría a Susan que se casara con él.La casa se volvió a llenar de música, no había muchos invitados además de la familia; pero si los suficientes para que las melodías y las voces inundaran la noche. Philippa y la abuela de Deanna también estaban. Después del accidente, su madre estaba cada día más presente.-Mamá ¿me acompañas a la cocina? –Deanna se movía con más dificultad por esos días, su vientre estaba enorme y había comenzado con dolores en la espalda y las piernas se le hinchaban como globos.- ¿Sabes? Nunca tuvimos oportunidad de hablar sobre Leonard – Le dijo Deanna mientras acomodaba unos entremeses en una bandeja.- ¿Sobre tu padre? ¿De qué quieres hablar? –- Él… va a pedirle matrimonio hoy a Susan y no sabía cómo decírtelo –- Ya veo –- No quiero que te sientas mal o que pienses que es algo con malas intenciones… Entenderé si prefieres no quedarte –Philippa
Susan estaba sentada entre Amanda y la inquieta Emma que quería pasar sobre ella para llegar hasta su hermanito. Levantó la mirada y lo vio acercarse con la cara seria y el ceño un poco fruncido. Amanda también lo vio y se puso de pie, Deanna ya le había anticipado las intenciones de su padre.-Ven Emma ¿quieres un postre? – Le preguntó y la pequeña la tomó de la mano.Susan un poco sorprendida por la repentina partida estaba a punto de decir algo cuando lo tuvo parado frente a ella.- Siéntate conmigo – Lo invitó, pero Leonard no se movió. Algo en su rostro estaba raro.- ¿Leonard? ¿Qué pasa? –Y sin decir una palabra, el viejo Leonard Reed, muerto de amor se hincó sobre una rodilla frente a Susan Crusher. A Daniel se le cayó la mandíbula, Charles se tomó con fuerza de los apoyabrazos de su sillón y Camila se sentó de repente como si algo la hubiese empujado.Susan no entendió por unos segundos, pero luego se puso rígida. Todo el lugar quedó en silencio, generando una atmosfera de ex