Susan estaba sentada entre Amanda y la inquieta Emma que quería pasar sobre ella para llegar hasta su hermanito. Levantó la mirada y lo vio acercarse con la cara seria y el ceño un poco fruncido. Amanda también lo vio y se puso de pie, Deanna ya le había anticipado las intenciones de su padre.-Ven Emma ¿quieres un postre? – Le preguntó y la pequeña la tomó de la mano.Susan un poco sorprendida por la repentina partida estaba a punto de decir algo cuando lo tuvo parado frente a ella.- Siéntate conmigo – Lo invitó, pero Leonard no se movió. Algo en su rostro estaba raro.- ¿Leonard? ¿Qué pasa? –Y sin decir una palabra, el viejo Leonard Reed, muerto de amor se hincó sobre una rodilla frente a Susan Crusher. A Daniel se le cayó la mandíbula, Charles se tomó con fuerza de los apoyabrazos de su sillón y Camila se sentó de repente como si algo la hubiese empujado.Susan no entendió por unos segundos, pero luego se puso rígida. Todo el lugar quedó en silencio, generando una atmosfera de ex
Harry e Ethan se le pararon detrás. Las caras sombrías con una expresión de perro a punto de morder. Cuando la sonrisa de Susan se hizo más grande, Leonard notó que no lo estaba mirando a él y se volteó.Los dos tiraron los hombros hacia atrás como queriendo sacar pecho.- ¿Qué? – Les preguntó con tono desafiante.Harry dio un paso.- ¿Te vas a casar con mi hermana? –- ¿Qué no viste? – Le respondió señalando el anillo.- Es mi tía – Agregó Ethan dando un paso también.- ¿Y qué hago? ¿Suelto los globos? –¿Querían amedrentarlo? ¿En serio? ¿El bobo y el muchacho? Lo hubiese esperado de Daniel, hasta de Charles, pero no de estos dos.- Te conviene hacerlo bien – Le dijo Harry.- ¡JA! –- Somos dos y juntos tenemos la mitad de tus años – Apuntó Ethan.- Seré tu tío y tu medio abuelo, mocoso, no me asustas – Respondió divertido.Esa definición confundió un poco a Ethan y lo dejó pensando.-Sigues siendo un rarito, medio abuelo, es mi hermana y es maravillosa. Tenlo presente – Lo corrió Ha
—Me siento un hipopótamo – Le dijo Deanna sacándose la bata.—Pero uno muy lindo – Le respondió Daniel haciendo lo mismo.Los dolores del cuerpo la agobiaban cada día más, le costaba moverse, cambiar de posición en la cama, hasta caminar a veces era un suplicio. Pero el médico le había recomendado que cuando tuviese esa tensión se relajara con agua caliente. Y tuvo razón, la ayudaba bastante.La ducha le servía como algo rápido e improvisado, pero lo que realmente la relajaba era la bañera. La enorme bañera que su esposo hizo instalar para ella y su barriga. Pero era demasiado alta para meterse sola, así que Daniel la ayudaba siempre. Ya le había dicho y recalcado, agitando un dedo, que nunca se lo ocurriese usarla ella sola; podía resbalar o golpearse.Por esos meses, él iba menos a la oficina. Delegaba en Harry muchas cosas y su hermano le cumplía; así podía aprovechar más tiempo con su familia. Parecía que no quería perderse de nada.El agua estaba caliente y se podía oler la esenci
La propuesta de matrimonio de Leonard a Susan puso a Harry en una encrucijada. Él no tenía presiones de Amanda para formalizar la relación, nunca le había dicho nada al respecto, y sin embargo sentía que todavía debía cumplir con eso. No se sentía seguro.Daniel y Harry habían vuelto a reestablecer su relación de hermanos luego de que las cosas se acomodaran para todos, pero en especial para Harry. Atrás habían quedado las miradas esquivas y las palabras huecas. De a poco, los hermanos volvieron a encontrarse.—¿Qué te sucede? – Le preguntó Daniel.Esa tarde, habían salido de una de esas juntas con accionistas que ambos odiaban.—Nada… ——No me parece –Harry lo pensó un momento antes de preguntarle.—¿Cómo supiste que querías casarte con Emily? ¿Cómo lo supiste con Deanna? –Así que de eso se trataba. Daniel se acomodó en su silla y medio sonrió. Seguía siendo un niño después de todo.—Con Emily lo supe en cuanto la vi. No sé cómo, sencillamente fue lo que sentí. Con Deanna el proces
—¡Pero por supuesto que es una tontería! – Exclamó indignada Camila saliendo al patio.Susan contuvo el aliento y Amanda solo la observó. Conocía como era la madre de Harry; muy tradicional, muy apegada a las costumbres e implacable. Conocía de la resistencia que le había puesto a Deanna y lo complicado que resultaba complacerla.—Mamá… —Intentó Susan.—Es una tontería, Amanda. ¡Ridículo! – Le dijo levantando los brazos.La cara de Susan se puso tensa, la miró como queriendo advertirle.—¿Qué? ¿Por qué me miras así? – Le preguntó a su hija y luego miró a Amanda a los ojos.—¿Acaso no acabas de darle un hijo? ¿Acaso Emma no te llama mamá? ¿Qué menos derechos puedes tener? ¡Pero por supuesto que los tienes todos! ¡Por Dios! –Se sentó junto a ella y tocó la manito de Ryan que se escapaba de la manta.—Tú le diste a mi hijo la posibilidad de amar y de tener una familia. Estuviste para él cuando ninguno de nosotros pudo y lo contuviste, lo hiciste sentir seguro. ¡No quiero ni pensar donde
Harry golpeaba sus dedos sobre la mesa siguiendo una melodía inventada. Luego de que Ryan naciera, el viejo departamento de Amanda les quedaba chico y por fin pudo convencerla de mudarse a una casa. Una muy bonita, con todas las habitaciones que necesitaban y un pequeño jardín en la parte trasera. Allí vería a sus hijos y a su familia crecer. Pero él seguía pensando en esa conversación con Daniel y se seguía haciendo la misma pregunta. No tenía dudas del lugar que ocupaba Amanda a su lado, eso no estaba en discusión, el problema eran esas heridas que a veces salían a la superficie y no podía sacudirse del todo. ¿Qué lo detenía? Su mujer no era nada parecida a Laura, Emma tenía una madre que la amaba y le había dado otro hermoso hijo. Planeaba regresar al trabajo en unos meses, aunque no lo necesitaba más; ella quería mantener su independencia económica y, además, le encantaba. ¿Qué más podía querer? Pero no se trataba de nada que tuviese que ver con Amanda, sino con él mismo. Hay un
La relación de Deanna y Jonathan había regresado a su cauce original, todo lo que había cambiado era el “mamá” con que el niño la llamaba ahora. Le sonaba un poco extraño, pero a la vez le hacía feliz oírlo. Solo tenía que habituarse.-Mamá, tengo hambre – Le dijo el pequeño. Estaban sentados en la sala, leyendo un libro.Ahora que había crecido un poco se interesaba por otras cosas además de los cuentos. Así que Deanna le trajo uno de sus libros sobre música para despejarle las dudas como podía.- Papá está preparando la cena ya ¿tienes mucha hambre? -- Sí, me ruge la barriga – Le respondió y ella se rio con ganas.- Bueno, lee un poco más e iré a robarme algo de la cocina –Pero se detuvo en la puerta ante la imagen que Daniel devolvía. Se apoyó en el marco y lo miró.De espaldas a ella, con el delantal puesto, manejando el cuchillo con habilidad. Se había acostumbrado tanto a esos momentos que compartían juntos allí que ahora era él quien encendía la radio para escuchar música, au
Antes de meterse en la cama, se miró en el espejo del buró; “Definitivamente no volveré a recuperar la cintura”, pensó. Estaba por cubrirse con las sabanas cuando las vibraciones se hicieron continuas; ya no era un mensaje, era una llamada. Le fastidió ¿A esa hora podían llamar para ofrecer un servicio? Pero de todas maneras respondió. -Hola – - ¿Deanna? – - ¿Quién habla? – - ¡Deanna! No estaba seguro de que continuarías con el mismo número. Soy yo, Frank – - ¿Eh? ¿Frank? – - Si ¿cómo has estado? Lamento molestarte a esta hora… Regresé a la ciudad por unos días y pensé… Quería saber si te interesaría que tomemos un café… Ha pasado mucho desde que última vez que nos vimos – ¿No sabía que estaba casada? Seguramente si, muchos de sus compañeros la habían ayudado a preparar la sorpresa para Harry y Laura el día de la boda, para el bautismo de Emma y para su ultimo cumpleaños. ¿Qué quería? Estaba tan confundida como sorprendida. - ¿Un café? – - Claro, si quieres… Sé que no termina