- ¿Por qué me haces esto? – Le preguntó y las lágrimas ya se le habían escapado.- ¿Para qué te infartes y heredar tu dinero? – Le respondió con apenas una sonrisa.Deanna abrió grande los brazos y él se despegó de la pared de manera automática. Caminó hasta que ella pudo abrazarlo y ahí, sintiéndola de nuevo, sintiéndola cálida y respirando; Daniel por fin pudo liberar todo el miedo. No había llorado así desde que se despidió de Emily por última vez; solo con ella en el cuarto de un hospital, sin el sonido de las maquinas.-Estamos bien… - Le susurró al oído.Pero él tenía la cara escondida en su cuello, la mano sobre su vientre y una desesperación que lo estaba dejando sin aire. Lloraba de alivio, pero también de miedo y de impotencia. Así, como una brisa, alguien pudo haberle arrebatado todo en un segundo y él no hubiese podido hacer nada.Deanna le besó la parte de la cara que alcanzó y sintió como le temblaba el cuerpo y más se aferró.-Mírame, Daniel… Mírame, estamos bien… Estam
Deanna no permaneció mucho tiempo en el hospital, cuando todos los exámenes extra que Daniel le pidió al médico le demostraron otra vez que ella y las niñas estaban más que bien, regresó a casa.Quien más sintió su corta ausencia fue Jonathan. Aun entre sus dudas, la extrañó terriblemente; quizá por eso cuando la vio entrar se desesperó tanto. Deanna ya no podía cargarlo, pero Daniel si y lo hizo para que pudiese abrazarla del cuello y besarla.La calidez de su pequeño saltamontes la necesitaba siempre, durante un momento se había enfriado, pero ahora parecía que el niño ya había tomado una decisión. Aun sabiéndolo por su esposo, ella permaneció en silencio, no lo apuró, no le preguntó; entendió que Jonathan tenía que procesar muchas cosas y reconciliarse con su propia madre.Regresar a casa se sintió como un alivio, allí estaba segura y tranquila. Oír los ruidos de los niños ir y venir, la voz de Daniel y los aromas conocidos la daban paz. Esa mañana se sentó en la habitación de sus
Alice también dejó el hospital por esos días. El desgaste que había producido en Leonard, las demandas y reproches de sus hijas y su propia culpa, estaban haciendo mella en su relación con Susan. A pesar de que ella intentaba contenerlo, a veces Reed se convertía en un volcán de cuya coronilla solo salían porquerías.Era inestable muchas veces, podía pasar del amor más dulce a un ataque de ira en solo segundos, detonado por las cosas más insignificantes. Y Susan se estaba hartando.-Solo lograrás que te deje – Marcus lo miraba con cara de pocos amigos.Escuchó la discusión de ambos; Leonard al teléfono, Susan en la galería y sus gritos salieron de detrás de las últimas filas del teatro para llegar hasta el escenario.Leonard lo miró incrédulo.- Eso no pasará – Le dijo convencido.- No sé, Leonard… A ninguna mujer le gusta que la traten así. Te estas volviendo un viejo insoportable. No la culparé cuando te mande al demonio –- Tonterías –Pero él, en el fondo, sabía que su amigo tenía
Y entonces llegó el día que tanto Deanna como su padre estaban esperando: su cumpleaños. El día que Leonard le pediría a Susan que se casara con él.La casa se volvió a llenar de música, no había muchos invitados además de la familia; pero si los suficientes para que las melodías y las voces inundaran la noche. Philippa y la abuela de Deanna también estaban. Después del accidente, su madre estaba cada día más presente.-Mamá ¿me acompañas a la cocina? –Deanna se movía con más dificultad por esos días, su vientre estaba enorme y había comenzado con dolores en la espalda y las piernas se le hinchaban como globos.- ¿Sabes? Nunca tuvimos oportunidad de hablar sobre Leonard – Le dijo Deanna mientras acomodaba unos entremeses en una bandeja.- ¿Sobre tu padre? ¿De qué quieres hablar? –- Él… va a pedirle matrimonio hoy a Susan y no sabía cómo decírtelo –- Ya veo –- No quiero que te sientas mal o que pienses que es algo con malas intenciones… Entenderé si prefieres no quedarte –Philippa
Susan estaba sentada entre Amanda y la inquieta Emma que quería pasar sobre ella para llegar hasta su hermanito. Levantó la mirada y lo vio acercarse con la cara seria y el ceño un poco fruncido. Amanda también lo vio y se puso de pie, Deanna ya le había anticipado las intenciones de su padre.-Ven Emma ¿quieres un postre? – Le preguntó y la pequeña la tomó de la mano.Susan un poco sorprendida por la repentina partida estaba a punto de decir algo cuando lo tuvo parado frente a ella.- Siéntate conmigo – Lo invitó, pero Leonard no se movió. Algo en su rostro estaba raro.- ¿Leonard? ¿Qué pasa? –Y sin decir una palabra, el viejo Leonard Reed, muerto de amor se hincó sobre una rodilla frente a Susan Crusher. A Daniel se le cayó la mandíbula, Charles se tomó con fuerza de los apoyabrazos de su sillón y Camila se sentó de repente como si algo la hubiese empujado.Susan no entendió por unos segundos, pero luego se puso rígida. Todo el lugar quedó en silencio, generando una atmosfera de ex
Harry e Ethan se le pararon detrás. Las caras sombrías con una expresión de perro a punto de morder. Cuando la sonrisa de Susan se hizo más grande, Leonard notó que no lo estaba mirando a él y se volteó.Los dos tiraron los hombros hacia atrás como queriendo sacar pecho.- ¿Qué? – Les preguntó con tono desafiante.Harry dio un paso.- ¿Te vas a casar con mi hermana? –- ¿Qué no viste? – Le respondió señalando el anillo.- Es mi tía – Agregó Ethan dando un paso también.- ¿Y qué hago? ¿Suelto los globos? –¿Querían amedrentarlo? ¿En serio? ¿El bobo y el muchacho? Lo hubiese esperado de Daniel, hasta de Charles, pero no de estos dos.- Te conviene hacerlo bien – Le dijo Harry.- ¡JA! –- Somos dos y juntos tenemos la mitad de tus años – Apuntó Ethan.- Seré tu tío y tu medio abuelo, mocoso, no me asustas – Respondió divertido.Esa definición confundió un poco a Ethan y lo dejó pensando.-Sigues siendo un rarito, medio abuelo, es mi hermana y es maravillosa. Tenlo presente – Lo corrió Ha
—Me siento un hipopótamo – Le dijo Deanna sacándose la bata.—Pero uno muy lindo – Le respondió Daniel haciendo lo mismo.Los dolores del cuerpo la agobiaban cada día más, le costaba moverse, cambiar de posición en la cama, hasta caminar a veces era un suplicio. Pero el médico le había recomendado que cuando tuviese esa tensión se relajara con agua caliente. Y tuvo razón, la ayudaba bastante.La ducha le servía como algo rápido e improvisado, pero lo que realmente la relajaba era la bañera. La enorme bañera que su esposo hizo instalar para ella y su barriga. Pero era demasiado alta para meterse sola, así que Daniel la ayudaba siempre. Ya le había dicho y recalcado, agitando un dedo, que nunca se lo ocurriese usarla ella sola; podía resbalar o golpearse.Por esos meses, él iba menos a la oficina. Delegaba en Harry muchas cosas y su hermano le cumplía; así podía aprovechar más tiempo con su familia. Parecía que no quería perderse de nada.El agua estaba caliente y se podía oler la esenci
La propuesta de matrimonio de Leonard a Susan puso a Harry en una encrucijada. Él no tenía presiones de Amanda para formalizar la relación, nunca le había dicho nada al respecto, y sin embargo sentía que todavía debía cumplir con eso. No se sentía seguro.Daniel y Harry habían vuelto a reestablecer su relación de hermanos luego de que las cosas se acomodaran para todos, pero en especial para Harry. Atrás habían quedado las miradas esquivas y las palabras huecas. De a poco, los hermanos volvieron a encontrarse.—¿Qué te sucede? – Le preguntó Daniel.Esa tarde, habían salido de una de esas juntas con accionistas que ambos odiaban.—Nada… ——No me parece –Harry lo pensó un momento antes de preguntarle.—¿Cómo supiste que querías casarte con Emily? ¿Cómo lo supiste con Deanna? –Así que de eso se trataba. Daniel se acomodó en su silla y medio sonrió. Seguía siendo un niño después de todo.—Con Emily lo supe en cuanto la vi. No sé cómo, sencillamente fue lo que sentí. Con Deanna el proces