Ser empresario es fácil, tener acciones a tu nombre también lo es. ¿Ganar millones y millones? Pan comido. ¿Codearse con ineptos malcriados? Más fácil que la tabla del 1.
¿Qué es lo difícil? Aguantar a tu m*****a familia. Es la familia, obviamente que la amas y darías lo que sea por ellos, pero a veces, solo a veces, no puedes soportarlos ni en pintura. Y ahora mismo, es el caso.
—Hijo, no te lo voy a repetir dos veces. ¿Qué estás esperando para darme un nieto?
—Madre, por favor, sabes que no es simplemente tener un hijo y ya. Es tener mucha responsabilidad…
—¿Crees que no lo sé? He criado a tres preciosos hijos y los tres me han salido hechos y derechos.
—Entonces…
—Entonces sé que puedes hacerme este regalo. Ya estoy vieja.
—Tonterías, madre. Eres aún muy jóven.
—Y si sigues así, me haré vieja y no tendré a mi primer nieto en los brazos.
La madre de Easen subió obstinadamente el mentón. Easen suspiró. La cena se estaba yendo al caño.
—Padre. ¿No tienes alguna opinión aquí?
Tenía la leve esperanza de que al menos su padre hiciera entrar en razón a su madre. Pero él simplemente subió ambos hombros sin prestar atención.
—Hijo, te daré un consejo que te llevará a un matrimonio largo, feliz y duradero: Nunca vayas en contra de los deseos de una mujer.
Easen sujetó el puente de su nariz. Salir de la empresa sumamente tarde y tener que cenar con tus padres que insisten tanto en un heredero no es precisamente el plan que tenía de un viernes con tan buen clima.
—Y hablando de matrimonio, ya concreté la cita con Amanda Fisherton.
—¡¿Amanda?! ¿No te había dicho ya que Amanda no es mi tipo?
—No es mi asunto. Ya que no has hecho nada para conseguir a mi nieto, no me queda más remedio que tomar esta situación en mis propias manos.
—Madre, no me voy a acostar con alguien que conozco solamente de la infancia.
—Es una hermosa mujer, tiene 30 años al igual que tú, su padre es dueño de la cadena de joyas más grande del país y sus modales compiten con el de la Reina Isabel. ¿Qué más puedes pedir?
—No lo sé, ¿quizás que me guste?
—Te va a gustar, amor mío—tomó la mano de mi padre—. Así como yo aprendí a amar a tu padre.
—¿Por qué solo yo recibo tus ataques? Tienes otros dos hijos totalmente capaces de procrear y darte nietos a montones.
La mujer negó con pasión.
—Me niego. Almer y Argo no pueden casarse ni tener hijos si tú no los tienes primero. El primogénito es primero. Ésa es la tradición en esta casa y se respetará mientras yo viva bajo este cielo azul.
Árbol que crece torcido, jamás su rama endereza. Ella nació terca y morirá terca.
Easen se puso de pie sin ceremonias y agarró la ropa colgada en el perchero.
—Padre—le dejó un beso en su cabeza—. Madre—la besó en la frente—. Los amo muchísimo, pero debo irme. Estoy muy cansado y sólo quiero acostarme a dormir.
Avanzó hacía la puerta para luego girar y seguir hablando.
—Espero que me llamen mañana. Buenas noches.
(...)
—Dios Santo, Almer. Cuando me dijiste que querías hablar conmigo y que demos un paseo no creí que hablabas de esto.
De camino a casa, su hermano dos años menor, lo había llamado y dicho que quería hablar sobre un tema urgente. Y aunque, sentía que su cabeza iba a explotar lo hizo, lo hizo por su hermano y aceptó su salida. Muy grande error.
—¡Te vas a ver cómo papá si sigues arrugando el ceño así, hermanito!
La música no estaba tan alta, pero si lo suficiente para que le retumbara hasta los pensamientos.
—¿Porqué tengo que aguantarlos?
Almer sacó la lengua en gesto infantil.
—Porque eres nuestro querido hermano mayor.
—Hablando de hermanos ¿Dónde está Argo?
Almer hizo un gesto despectivo.
—Está enterrándose en algún coño de por ahí.
—¿Vinimos a un bar para que él encuentre una mujer?
—Nope—Almer negó —. Vinimos para que tú encuentres a una. Estamos cansados de que mamá nos dé lata sobre por que no le das un nieto.
Easen tomó el vaso de whisky de un solo tirón. Tener a una familia que te presione para tener hijos sin importarle tu m*****a opinión, cansa.
—Unas hermosas mujeres a las tres—Almer silbó—. Deséame suerte, veré si puedo llamarlas y conseguirte un útero para tus hijos.
Easen tomó dos vasos más de whisky seco de un solo trago. El alcohol le quemaba la garganta, pero era una distracción más que bienvenida en su sistema. Quizás así mañana despertaría y todo cambiaría. Nunca pensó que eso sería un gran spoiler de su vida.
El alcohol ya estaba haciendo efecto, aún así tomó un vaso más, rezando para que su hermano no tenga éxito. ¿Quería ser padre? Absolutamente. Siempre se imaginó una casa medianamente grande, una esposa preciosa y su redondeado estómago caminando lentamente como pato alrededor de él. ¿Era el momento para hacerlo? Absolutamente no. Tenía muchas responsabilidades en la empresa, una imagen que mantener, sacar a flote muchas cadenas y tener tiempo para sí mismo y su salud mental. No podía ni imaginarse cuidar de niños en esta etapa de su vida. Tenía apenas 30 años, le sobraba toda una vida por delante.
Sus cavilaciones fueron cortadas abruptamente cuando sintió un perfume dulce y picoso en la nariz. Estaba aletargado por lo que solo se dió cuenta cuando ya era muy tarde.
Tenía a una pelirroja de exuberantes tetas, pegada a su pecho y sus labios contra su boca.
Pensó que era obra de su hermano, pero vió por el rabillo del ojo a su hermano con las dos mujeres bajo sus brazos y tenía una cara mortalmente sorprendida.
Si no era a causa de su Almer…¿Qué demonios estaba pasando?
La pelirroja lamió su boca y restregó su coño contra su pene. Easen casi se atragantó cuando sintió que la mujer no traía bragas y la pelirroja aprovechó la oportunidad y le metió la lengua.
Easen sintió derretirse. El amigo se alzó orgulloso y victorioso, reclamando también atención.
Era la cosa más dulce jamás probada. No era un santo, cada tanto pasaba con mujeres dispuestas a pasar el rato pero no había probado tanta dulzura nunca.
En un momento de razón pensó: ¿Qué estoy haciendo? Y trató de zafarse, la pelirroja lo sintió, o eso creyó ya que estaba un tanto borracho. No toleraba el alcohol tan bien ya que no acostumbraba beber y lo agarró de la nunca gimiendo en su boca impidiendo que se alejara.
Eso fué todo. Eso lo mató. Tomó sus nalgas y las amasó entregándose por completo a los deseos.
La noche aún no terminaba.
Kathy tenía un don para la pintura, ya sea paisajes, retratos o cualquier cosa que se quiera pintar, Kathy podía hacerlo. Por ese motivo se ganaba la vida siendo pintora. Y tenía un encargo de una mujer muy bonita con una corona de Reina. Muy estrafalario para su gusto, pero al cliente lo que pida.Sus amigas no la dejaban concentrarse en su pintura y la tenía que entregar por la mañana. —¿Pueden cerrar el pico un segundo? ¡Necesito entregar a esta chica mañana!Vick se acercó con una sonrisa mirando el taburete y a Kathy completamente llena de pintura. —¿Has pensado en casarte, amor?Anny se atragantó con su bebida y comenzó a reír como loca.Kathy siguió pintando y respondió: —Nope. Aunque un poco de sexo no me vendría mal.—¡Eso es chica! ¡Te falta hacer el amor para quitarte el estrés!Anny aplaudió a su propia idea, seguida de una Vick que la levantó de su asiento.—No no, esperen. Todavía me falta terminarle la corona…—Puedes hacerlo mañana, pelirroja. Sólo es la corona y ya
Easen caminó a paso apresurado hasta su oficina. La mayoría temblaba en su presencia normalmente, pero cuando lo veían llegar como un tornado a la empresa nadie se atrevía a interponerse en su camino. Su mal humor se veía hasta en China.Azotó con fuerza la puerta y tumbó un cuadro en el proceso. ¿Se podía saber qué pasó por su mente para hacer semejante estupidez?La cabeza le daba vueltas y aunque ya tomó 3 pastillas, no le surtían efecto.Se sentó en su silla reclinable y marcó el número de su mejor amigo. El único que podía solucionar sus problemas.(.....)—¿Y el milagro de que el "ojos de perra" me busque?Dyson asomó su cabeza por la puerta y la inclinó a un lado cuando el jarrón se estrelló a pocos centímetros de él.—No estoy de humor, Dyson.—Nada nuevo al parecer—tomó asiento frente al escritorio de su mejor amigo y masticó la manzana verde que traía—. ¿Quién ha hecho un trato sucio esta vez?—¿Qué sabes sobre los casamientos en el Bar WB?Dyson dejó de masticar para mirarl
Kathy no sabía como sentirse al respecto. Cuando llegó a la empresa y preguntó a la secretaria por el señor Easen, la secretaria la miró con los ojos desorbitados. No tuvo tiempo de preguntarle qué hizo mal, ya que Easen ya la estaba esperando y la llevó a una oficina. Easen ofreció asientos a sus invitados y se sentó detrás de su escritorio. —¿Cómo estás, Kathy?Kathy bufó.—Llegué tarde por tu culpa y perdí a un cliente. Easen definitivamente no esperaba esa respuesta y sus cejas se elevaron. ¿Su culpa? ¿Cómo que su culpa?—Fuiste tú quien no encontraba el zapato. Yo no tuve nada que ver.Kathy que estaba mirando apreciando la tan hermosa decoración, giró la cabeza hacia su esposo. —¿No tuviste que ver? Si no fuera por ti, no hubiera estado tan cansada y me hubiera levantado temprano.—¿Insinúas que…?Cuando abría la boca para discutir, Dyson se aclaró la garganta, incómodo. —Sé que son esposos y toda la cosa pero, ¿podrían tal vez llevar su tensión sexual a otro momento? Aunq
El trayecto al bar fue tranquilo, a pesar de que Kathy sentía su mente derretirse.Recordaba subirse encima de Easen, seducirlo, salir del bar…Y todo luego se vuelve negro.—¿Recuerdas que yo me acerqué primero?Easen respondió con un sonido afirmativo.—¿Porqué te tenía en mis piernas antes que nada?—La verdadera pregunta es ¿Porqué no?Kathy sonrió cuando su única respuesta fue una ceja arqueada en su dirección.—¿Estabas sola ese día?Kathy no podía creer que no se le ocurriera antes. ¡Sus amigas! Quizás ellas sepan algo.—No. ¡Lo olvidé por completo! Estaba con mis amigas. —Tal vez sepan más de lo que sabemos nosotros —asintió satisfecho —. Porque yo tengo muchas lagunas mentales e imágenes que no puedo unir en secuencia. Bebidas, música, luego una irreverente pelirroja…Kathy abrió la boca para defenderse pero ya habían llegado frente al bar. Se bajó rápidamente sin embargo su esposo quedó estático en el asiento del conductor.—¿No vas a bajar?Miró extrañada a su nuevo esposo.
La sala quedó en silencio momentáneamente. Ni Vick ni Anna se atrevieron a romper la quietud.—¿Tengo que preocuparme por dejarlas sin palabras? Es raro que un domingo estén tan calladas.Obviamente la broma de Kathy no ayudó ni por asomo a aligerar el ambiente.Vick comenzó a hiperventilar y rápidamente buscó entre sus bolsillos su medicina. Después de respirar varias bocanadas de su inhalador se calmó y contestó:—Te casaste ebria, festejaste en un bar y no puedes divorciarte durante 5 años ¿Correcto?Kathy asintió.—¿Quién es?Kathy, incapaz de quedarse sentada, comenzó a mover sus pequeñas decoraciones a otros lugares más específicos.—¿Quién es qué?—¡El presidente de Paraguay!—Vick saltó —. ¡No te hagas la tonta! ¿Quién es tu esposo?—No es nadie, sólo un hombre cualquiera que conocí en el bar…—Kathya…—¡Bien, bien! Es ese hombre que nos llamó la atención y a quien seducí por un día completo en el shopping.Anna quién se mantuvo todo el tiempo, arqueó la ceja derecha. Esa infor
Terminaron la cena en un muy tenso silencio.—¿Y bien Amanda?Amanda suprimió una sonrisa tomando un sorbo de su bourbon. La señora Merph nunca la había tratado como la hija de su amiga y menos como la amiga de infancia de su hijo, sin embargo, ¿Ahora venía a decir ésto? Que gracioso es el karma.—Señora Merph, ¿Se da cuenta de lo que está diciendo? ¿De lo que me está pidiendo?La señora Merph, una mujer muy orgullosa, levantó la barbilla.—No es la gran cosa. Sólo te estoy pidiendo que des a luz a mi primer nieto.Una corriente de satisfacción pasó rápidamente por su espalda. Si Amanda jugaba bien sus cartas y elegía con cuidado sus palabras, pronto se convertiría en la persona más poderosa del país, invencible, imperturbable.—No puedo hacerlo si no tengo un anillo en mi dedo, lo sabe perfectamente ¿Verdad?Una mueca apareció en su rostro. Eso no lo había pensado.Ante su silencio, continuó.—Debo casarme con su hijo si quiere que traiga un heredero al mundo. Tan sólo imagínese el
Se obligó a cerrar la boca cuando vió la mueca extraña en el perfecto rostro de la desconocida.—Si, soy Kathy, un placer—Kathy se mordió el labio con fuerza. ¡Era totalmente hermosa! Si no fuera porque ya estaba casada definitivamente le tiraría los tejos—. He oído mucho de ti.—Espero que solo cosas buenas—le guiñó.La pelirroja tembló, imperceptiblemente. Es totalmente su tipo, caderas moldeadas, mejillas rosadas, cuello esbelto y cuerpo con piernas largas. —Lo siento, Easen, pero mirar no es pecado—susurró—¿Dijiste algo?—el corte de cabello le quedaba exquisito. Un corte recto a la altura del mentón. Cabello totalmente lacio. Se sentó a lado de su hija—. No puedo creer que seas tú quien trajo a tantas personas a mi local.—Eh, si, me esfuerzo para que mi arte sea el mejor—Kathy miró sus labios, rojo cereza—. ¿Pero por qué no puedes creer?La mujer de cabello castaño sonrió.—Eres muy joven y hermosa. Cuando Ara me habló de ti, imaginé a una mujer mayor y no tan atractiva.—¿Cree
Hace una semana atrás…El CEO no podía creerlo, su madre le dijo que no podía faltar a la cita, de lo contrario se arrepentiría y por muy adulto que seas, desobedecer una orden directa de tu madre, significaba la muerte.No estaba tan preocupado de todos modos, iría, cenaría, le dejaría las cosas en claro a Amanda y ambos seguirán su propio camino. Lo que él no sabía era que Amanda tenía otra idea y que era muy persistente.Llegó a la empresa y la secretaria no estaba en su puesto, supuso que fue al baño e ingresó directamente a su oficina. Maldijo cien veces más a su hermano Argo, quién le había derramado café en la camisa y nada más al cerrar la puerta se desabotonó quedándose medio desnudo.Argo no tuvo la intención de derramar el café, pero esa mañana más temprano cuando fué a visitar a Almer, él salió de la cocina al escuchar los ruidos y los encontró enrollados. Luchando.Obviamente Easen por ser el mayor tenía más fuerza pero Almer no se daba por vencido. Es una cosa de hombres