Terminaron la cena en un muy tenso silencio.
—¿Y bien Amanda?
Amanda suprimió una sonrisa tomando un sorbo de su bourbon.
La señora Merph nunca la había tratado como la hija de su amiga y menos como la amiga de infancia de su hijo, sin embargo, ¿Ahora venía a decir ésto? Que gracioso es el karma.
—Señora Merph, ¿Se da cuenta de lo que está diciendo? ¿De lo que me está pidiendo?
La señora Merph, una mujer muy orgullosa, levantó la barbilla.
—No es la gran cosa. Sólo te estoy pidiendo que des a luz a mi primer nieto.
Una corriente de satisfacción pasó rápidamente por su espalda. Si Amanda jugaba bien sus cartas y elegía con cuidado sus palabras, pronto se convertiría en la persona más poderosa del país, invencible, imperturbable.
—No puedo hacerlo si no tengo un anillo en mi dedo, lo sabe perfectamente ¿Verdad?
Una mueca apareció en su rostro. Eso no lo había pensado.
Ante su silencio, continuó.
—Debo casarme con su hijo si quiere que traiga un heredero al mundo. Tan sólo imagínese el desastre que se armará si sale a la luz que el primer nieto y heredero de la familia Merph es un bastardo. Un bastardo que se concibió fuera del matrimonio.
Una vena comenzó a palpitar en su cuello. Amanda era más astuta de lo que la Sra. Merph quería aceptar.
—Sé que eres inteligente, querida. Te las apañaras para convencer al terco de mi hijo—Y antes de que Amanda pudiera decir algo más, la mujer mayor continuó—. Tienes una cita con él el próximo fin de semana, a las 7. No llegues tarde, que la impuntualidad es de vagos.
Sin dejar que conteste de nuevo, se puso de pie, abrió la puerta en una clara señal. "Ya he terminado contigo"
Apretando los dientes, Amanda recogió su bolso y cuando pasó a su lado susurró:
—Esto no se va a quedar así.
Azotó con fuerza la puerta.
El señor Merph quien estuvo en la cocina todo el tiempo escuchando su conversación, salió al encuentro de su esposa.
—No sé qué exactamente estás pensando —la abrazó y recostó el mentón en su cabeza—. Pero espero que sepas lo que haces.
—Yo también lo espero.
Recostó su cabeza, escuchando el corazón de su amado latir.
—Easen no te lo perdonará.
—Lo sé, lo sé, pero también sé que es momento de que tome su vida y sea feliz. Como madre simplemente me encargo de darle un pequeño empujón para que vuele.
—¿Segura?
—Es el incentivo que le faltaba. Ahora sólo debemos sentarnos y esperar a que las piezas caigan en su lugar.
—A veces no sé si me causa más admiración o temor.
La señora Merph rió y le dió un pequeño beso.
—Ambos, querido, ambos. Es lo que te atrajo de mí.
—Eso no lo voy a discutir—frotó los brazos de su esposa y contestó —. Es hora, Easen llegará en cualquier momento.
(...)
Dos semanas pasaron volando, semanas que Kathy aprovechó al máximo para esforzarse el doble y terminar las pinturas en el menor tiempo posible. También la ayudó el hecho de dormir 2 horas al día y tomar energizantes como si fueran la solución a los problemas de la vida.
Recorría calles, museos, parques, etc. Cualquier lugar concurrido era una buena opción para la venta de sus cuadros.
No había recibido noticias de su marido y aunque prometió estar en contacto, Kathy lo entendía, ya que vió en las noticias que estaban en épocas de publicidades, promociones y esas cosas, por lo que suponía que las cosas iban muy ajetreadas en el trabajo.
Estaba en el parque guardando las pinturas que sobraron cuando recibe una llamada. ¡La tan esperada llamada!
—¿Kathy?
—¡Ara! ¿Cuánto tiempo?
—¡Menos mal que si era tu número!—escuchó su risa revolotear al otro lado de la línea —. Temía haber anotado mal un número y no poderte contactar nunca.
—Oh, sí, no pude ir más al restaurante—Kathy se sentía culpable, estuvo tan concentrada en ganar dinero que olvidó por completo a la pequeña adolescente —. El trabajo, ya sabes cómo es…
—Oh, no te preocupes. Dímelo a mí. Lo bueno es que mi madre ya ha pasado por aquí y me ayuda mucho.
—¿Ya pasó por el restaurante?
—¡Oh sí, cierto, lo olvidaba! ¡Es para eso que te llamaba! A mí madre le encantó el cuadro, así que pide que pases por el restaurante hoy para hablar cara a cara.
—¡Eso suena muy genial!
—No olvides traer más muestras de tu arte, por favor. Y gracias, Kathy.
—¡Lo haré! Gracias a ti, cariño.
Colgó e inmediatamente comenzó a contar cuántos cuadros le sobraban. Uno, dos, tres…diez. Tenía 10 cuadros y eran más que suficientes para mostrar su estilo, así que contenta porque no tiene que volver a pasar por su casa, se dirige rumbo al restaurante.
Hay muchísima más gente que la última vez que estuvo dentro y se alegró muchísimo por Ara. Eso demostraba que a pesar de ser muy joven, la adolescente hacía un excelente trabajo mientras su madre no estaba.
—¡Kathy!
Un brazo se agitaba al fondo del restaurante, en una mesa apartada de las demás.
—¿Ara? ¿Cómo estás?—besó sus mejillas y tomó asiento—. ¡Veo que el restaurante tiene éxito!
Ara ríe contenta y sonrojada.
—Si, es lo que me pone más feliz. Muchos son clientes regulares pero en estos días el flujo de personas ha aumentado gracias a ti.
—¿Por mi?—Kathy no entendía—. ¿Qué quieres decir?
Ara señaló una parte de la pared que Kathy no había visto y su mandíbula cayó al piso.
En una solitaria pared, estaba en el centro su pintura. La mujer con cuello esbelto y corona adornaba parecía mirar a cada uno de los que comían y daba un aire elegante al lugar.
Alrededor de ella, algunos se acercaban a la pintura para observar mejor los trazos.
—No puede ser…
—Algunas personas solo vienen aquí para observar tu pintura. Y ya que están aquí piden cualquier comida para pasar el rato, lo que hace a las ventas dispararse cómo locas—tapó su boca ocultando parte de su rubor—. Nadie podía creer que la familia Becka tuviera éxito en el arte.
Kathy lentamente comenzó a negar, aún impresionada de que por primera vez su arte sea aceptado y admirado. No sabía como sentirse, pero Ara le ahorró el trabajo de tratar de entenderlo.
—Por eso, estoy muy agradecida contigo. Mi madre también llegó y no pudo creer el flujo de personas que había, por lo que me pidió que inmediatamente contactara a la artista para que se reúna con ella y darle las gracias personalmente.
—Gracias a ustedes por darme la oportunidad y eso es muy amable de su parte—Kathy miró y no había nadie cerca—. ¿Dónde…?
—Mira, ahí viene.
La mandíbula de Kathy se dislocó para caer e ir a parar a la calle en la otra acera.
—Buenas, encantada. Soy la madre de Ara ¿Cómo estás?
Se obligó a cerrar la boca cuando vió la mueca extraña en el perfecto rostro de la desconocida.—Si, soy Kathy, un placer—Kathy se mordió el labio con fuerza. ¡Era totalmente hermosa! Si no fuera porque ya estaba casada definitivamente le tiraría los tejos—. He oído mucho de ti.—Espero que solo cosas buenas—le guiñó.La pelirroja tembló, imperceptiblemente. Es totalmente su tipo, caderas moldeadas, mejillas rosadas, cuello esbelto y cuerpo con piernas largas. —Lo siento, Easen, pero mirar no es pecado—susurró—¿Dijiste algo?—el corte de cabello le quedaba exquisito. Un corte recto a la altura del mentón. Cabello totalmente lacio. Se sentó a lado de su hija—. No puedo creer que seas tú quien trajo a tantas personas a mi local.—Eh, si, me esfuerzo para que mi arte sea el mejor—Kathy miró sus labios, rojo cereza—. ¿Pero por qué no puedes creer?La mujer de cabello castaño sonrió.—Eres muy joven y hermosa. Cuando Ara me habló de ti, imaginé a una mujer mayor y no tan atractiva.—¿Cree
Hace una semana atrás…El CEO no podía creerlo, su madre le dijo que no podía faltar a la cita, de lo contrario se arrepentiría y por muy adulto que seas, desobedecer una orden directa de tu madre, significaba la muerte.No estaba tan preocupado de todos modos, iría, cenaría, le dejaría las cosas en claro a Amanda y ambos seguirán su propio camino. Lo que él no sabía era que Amanda tenía otra idea y que era muy persistente.Llegó a la empresa y la secretaria no estaba en su puesto, supuso que fue al baño e ingresó directamente a su oficina. Maldijo cien veces más a su hermano Argo, quién le había derramado café en la camisa y nada más al cerrar la puerta se desabotonó quedándose medio desnudo.Argo no tuvo la intención de derramar el café, pero esa mañana más temprano cuando fué a visitar a Almer, él salió de la cocina al escuchar los ruidos y los encontró enrollados. Luchando.Obviamente Easen por ser el mayor tenía más fuerza pero Almer no se daba por vencido. Es una cosa de hombres
Rodó los ojos al llegar, Easen creía que la pomposidad tenía su lugar como también la humildad pero ¿Hacía falta venir al hotel más lujoso solo para una simple cita?Incluso era una cita a la cual no asistía por voluntad propia.Estacionó rápidamente y bajó. Las personas lo miraron con curiosidad pero las ignoró. Probablemente pensaban en donde lo habían visto antes. Caminó a paso apresurado hasta su mesa antes de que pudieran reconocerlo.Amanda ya estaba sentada esperándolo por lo que al verlo llegar, se puso de pie y le dió un rápido beso en la mejilla, antes de que Easen pudiera escapar.—Incluso te pusiste una fragancia tan exquisita para mí—ronroneó—. ¿Me quieres seducir?Easen se limpió discretamente el labial que quedó marcado en su mejilla —. Se llama educación, Amanda. Algo que dudo que sepas que es.—No estés tan tenso, cariño. Esta noche es magnífica para una velada romántica—Amanda se sentó sin prestar atención a las palabras anteriores.—Amanda, no estoy aquí para…—No—
De vuelta al presente… Las citas los fines de semana se están volviendo rutina al parecer para él. No se queja, al menos esta vez es por voluntad propia. El restaurante que eligió Kathy por fuera se alza majestuosamente, pero no de forma superficial y pomposa, sino más bien fuerte y modesto, como si no le importara en lo más mínimo impresionar a nadie. Easen, sonrió. Eso mismo buscaba en la vida. Que le valga madres impresionar. Una luz naranja se extiende desde los cristales y apuesta lo que sea a que se podría ver a través de la ventana. Sus sospechas fueron confirmadas en cuanto llegó a la mesa y ya estaba la hermosa mujer esperándolo. No se levantó para recibirlo, como la mayoría. Simplemente sonrió y subió su vaso con agua en forma de saludo. Si Easen describe esa primera impresión, las palabras "encantadoramente mortal" quedarían sin sabor y muy cortas. —Kathy—fue él quien besó su mejilla como saludo—. ¿Cómo has estado últimamente? La mujer parpadea lentamente. ¿La acaba
Kathy sintió calor. ¿Por qué hace tanto calor? ¿El ventilador no está funcionando en el departamento?Giró la cabeza pero aún así se siente incómoda. Giró la cadera, solo que no pudo girarse porque un gran peso la tenía acorralada y sintió algo clavándose firmemente en su trasero.Un horrible deja vu vino a su mente.—Antes de que te pongas histérica o antes de que te pongas a gritar—la voz ronca y adormilada le causó escalofríos—. Vinimos aquí anoche después de cenar. No hicimos nada más.Eso era cierto. Al menos conservaba su sostén. Pero estaba vestida solo con una camisa enorme.—¿Me cambiaste?Easen se sentó perezosamente, estirándose.—¿Querías dormir con un vestido de lentejuelas?Kathy le dió un punto por eso. El hombre era amable.—Buenos días —le besó en la mejilla mientras se levantaba hacía el baño—. ¿Dormiste bien?La pelirroja quedó sorprendida. Ya van dos veces en que él le da un beso en la mejilla y ya van dos veces en dónde ella no se niega.—Dormí extrañamente bien,
Las semanas pasaron volando, ya se cumplió un mes de casada pero casi nunca veía a su esposo. Salía muy temprano en la madrugada y venía muy tarde en la noche. Intentó varias veces esperarlo para darle su buenas noches, pero no lo consiguió, ya que se quedó dormida una y otra vez. Decidió comunicarse por notas.Dejaba las buenas noches en una nota adhesiva y él también le daba los buenos días en la nota, pegada al refrigerador. Hubo un acuerdo tácito entre ambos en dónde Kathy preparaba la cena para los dos y él comía a la hora que llegaba, entonces era el turno del CEO de preparar un desayuno nutritivo para ella y dejarlo encima del mesón.La pelirroja no tenía una rutina en sí, salía cuando quería, iba de compras con sus amigas y ellas felices por tener un "papi" multimillonario hasta le dijeron que querían conocerlo. Ya que su matrimonio iba a durar mucho tiempo lo menos que podían hacer es llevarse bien.Tenía todo en la mansión, todo de lujo, todas las pinturas que quisiera y de
Como nadie estaba en casa, Kathy tomó la manía de empezar a desnudarse en la entrada de su casa e ir quitando prenda por prenda hasta llegar al baño. Le daba cierto aire de tranquilidad saber que podía hacer eso sin miedo a ser vista. Esta vez no fue la excepción.Llegó al baño y siseó de placer al sentir el agua caliente recorrer su cuerpo. Tarareando una melodía siguió tallando cada parte de su piel. Nunca se apuraba, tenía el tiempo del mundo para hacer la cena porque cenaba sola.Al terminar el baño se le ocurrió algo.Easen no llegaría hasta muy altas horas de la noche ¿Verdad? Entonces se secó la piel y el cabello y salió desnuda directo a la cocina.¡Se sentía tan libre! ¡Se sentía realmente bien!Colocándose un delantal para protegerse, se acercó a la cocina. ¿Qué haría esta vez para cenar?Google fue la solución: omelette de espinacas acompañado de tortillas de maíz y una taza de té.Un menú muy delicioso.Meneando las caderas al ritmo de una canción inventada por su cabeza c
Sonidos extraños llegaron a los oídos del CEO, parpadeando consiguió descubrir que estaba solo en la cama.¿Y Kathy?Los sonidos volvieron a escucharse. Se sentó esta vez más alerta, venía del baño.Se paró con rapidez y abrió la puerta del baño solamente para encontrar a su esposa arrodillada frente al inodoro.—Kathy…Se apresuró a entrar y sujetó su cabello en un puño mientras susurraba algunas palabras de aliento a la mujer.—Easen…La pelirroja no podía hablar de las arcadas que cada vez eran más seguidas. A Easen se le contrajo el corazón en el pecho, estaba molesto porque ella no le dijo que seguía teniendo náuseas lo que significa que la gastritis no estaba desapareciendo y a la vez estaba molesto consigo mismo. ¿Cómo iba a decírselo si él no está en la casa más que para dormir 3 a 5 horas?Siguió acariciando su espalda mientras su esposa vaciaba el estómago, lo poco que logró comer ayer.Cuando terminó, la cargó de nuevo en sus brazos y la llevó a la cama. Sin decirle nada co