El trayecto al bar fue tranquilo, a pesar de que Kathy sentía su mente derretirse.
Recordaba subirse encima de Easen, seducirlo, salir del bar…Y todo luego se vuelve negro.
—¿Recuerdas que yo me acerqué primero?
Easen respondió con un sonido afirmativo.
—¿Porqué te tenía en mis piernas antes que nada?
—La verdadera pregunta es ¿Porqué no?
Kathy sonrió cuando su única respuesta fue una ceja arqueada en su dirección.
—¿Estabas sola ese día?
Kathy no podía creer que no se le ocurriera antes. ¡Sus amigas! Quizás ellas sepan algo.
—No. ¡Lo olvidé por completo! Estaba con mis amigas.
—Tal vez sepan más de lo que sabemos nosotros —asintió satisfecho —. Porque yo tengo muchas lagunas mentales e imágenes que no puedo unir en secuencia. Bebidas, música, luego una irreverente pelirroja…
Kathy abrió la boca para defenderse pero ya habían llegado frente al bar. Se bajó rápidamente sin embargo su esposo quedó estático en el asiento del conductor.
—¿No vas a bajar?
Miró extrañada a su nuevo esposo. Tenía una mirada vacía y una arruga en la frente.
—¿Easen?
Sin reacción.
—¿E-Easen?
De nuevo sin reacción.
—¡Easen!
Easen rápidamente y con determinación se bajó del auto deportivo para luego cubrir la boca de su esposa y acorralarla contra la puerta.
Un extraño y repentino escalofrío recorrió su espalda al sentir su cuerpo caliente contra el de ella. Su aliento hizo cosquillas en su oreja.
—Eres muy ruidosa— prácticamente podía sentir sus labios rozar su piel. Hormiguitas recorrieron su cuello—. ¿Esta posición te recuerda a algo?
—Y-yo—la pelirroja tragó con dificultad, una imagen de ella en ropa interior y él acorralandola contra la puerta llegó a su cabeza —. Lo recuerdo, fué en en…en tu casa.
Con una inhalación brusca el CEO retrocedió y se arregló los gemelos como si nada hubiera sucedido. Con el rostro sereno.
Mientras Kathy sentía las piernas débiles y su corazón desbocado. ¡Ese hombre despertaba en su interior algo que no podía reconocer!
—No puedo recordar nada más allá de eso—alisó una arruga en su camisa y comentó—. Vamos, es hora.
Kathy lo siguió en silencio. Una irritante molestia apareció dentro de su ser. ¿Ella no podía alterarlo? ¿Cómo que no?
Una sonrisa apareció en su rostro. Tenía una nueva meta y la cumpliría a toda costa.
Haría que ese hombre se volviera loco por ella. Que sus dos cabezas solo piensen en ella y lo llevaría a la cama cada vez que quisiera.
—Será mejor que te prepares, Easen Merph —susurró a sus espaldas—. Casados o no, eres mío.
¿¡Qué diablos pasaba por su cabeza?! ¡Estuvo a segundos de atacar a una pobre mujer alterada por la pérdida de memoria! Tuvo que morderse la lengua con fuerza y usar todo su autocontrol para retirarse.
Ella olía a uvas. Su maldito aroma favorito. Estuvo a segundos de devorarla y sólo ahora su conciencia volvía.
Mentalmente reforzó su autocontrol. Ella es ridículamente preciosa, fiera y divertida, todo lo que él no podía ser. Lo volvía loco. ¿La deseaba tanto porque pasó mucho tiempo de la última vez que tuvo sexo? ¿La abstinencia lo estaba afectando?
Afortunadamente pudieron pasar tranquilamente la seguridad y pidieron hablar con el gerente.
El gerente, una persona de mediana edad los escuchó atentamente pero tardó unos minutos en reaccionar.
—Entiendo muy bien su problema, Señor y Señora Merph pero no puedo hacer mucho—Se puso de pie y caminó hasta unas computadoras que ocupaban casi la mayor parte de la sala —. Firmaron el certificado de matrimonio por voluntad propia, eligieron sus vestimentas—tecleó algo en la computadora central—. Eligieron a sus testigos que eran parte del personal del local y exigieron una fiesta total en el bar—sonrió mientras en las otras pantallas aparecía un vídeo—. El señor Merph hasta incluso llamó a una prestigiosa joyería para que la señora eligiera el anillo que más le gustara.
En las cámaras se veía perfectamente los rostros sonrojados y borrachos de ambos.
El CEO quería que la tierra se lo tragara. A medida que el tiempo pasaba, todo parecía volverse peor.
Kathy miró boquiabierta como ella felizmente firmaba el documento junto con el CEO y le daba un apasionado beso en medio de un mar de aplausos de desconocidos.
—¿Salimos a una joyería para que yo elija este anillo?
Levantó la mano como si eso ayudara a que su idea se entendiera mejor.
El hombre negó con una sonrisa honesta.
—El señor fue muy específico con su pedido. Los de la tienda de joyas trajeron sus mejores productos hasta aquí. ¡Era la primera vez que veía un acontecimiento de ese tamaño!
Easen no podía creer lo que estaba escuchando. Y al instante toda su sangre escapó de su cuerpo. ¿Joyería? Dios, ojalá que el cielo no hubiera permitido que fuera la joyería de Amanda.
—¿Sabe por si acaso el nombre de la joyería?
—¿Es importante saber de qué joyería fué?
Le dedicó una mirada que claramente decía "este no es el momento" por lo que Kathy decidió sabiamente cerrar la boca.
—Joyería FXS.
El CEO maldijo audiblemente. Amanda ya lo tendría que haber sabido a estas alturas.
—¿Cómo pudo permitir que personas ebrias se casen así como así?
El gerente la miró por un momento descolocado para luego suavizar su expresión.
—Señora Mherp, la gente a menudo viene aquí solamente para casarse, pero la idea de unir una vida con otra hasta la muerte es tan aterradora que la mayoría bebe alcohol para el coraje. No fueron la primera pareja y no serán la última.
La pelirroja se mordió el labio. El gerente tenía un buen punto.
El gerente los instó a mirar las pantallas justo cuando ambos subían al escenario para gritar a todo el bar que se habían casado.
Los colores subieron a la cara de Kathy. ¿Qué podía ser más vergonzoso que eso? Pero, en definitiva, podía ser aún más vergonzoso.
El gerente avanzó un poco el vídeo porque solo era la pareja compartiendo en cada mesa como si fueran invitados de una boda real. Hasta que llegó a una parte interesante.
Kathy se las había arreglado para subir a la mesa de la barra de tragos con su vestido de novia, en una mano traía un vaso con contenido de dudosa procedencia y en el otro una botella de whisky simulando un micrófono.
Cantaba a todo pulmón mientras Easen sentado en medio del bar la miraba con una sonrisa de los mil demonios. Disfrutando del espectáculo.
Easen ya no podía soportarlo más, así que saltó y apagó la computadora central.
—Bien, eso fue…esclarecedor.
—No pude evitar ver que ustedes eran una pareja verdaderamente enamorada entonces no metí la nariz en su boda.
—¿Porqué no podemos divorciarnos?—Kathy todavía procesaba el hecho de que a sus 28 años subió a una barra de bar para hacer más el ridículo que en toda su vida —. Sólo es un matrimonio cualquiera ¿No?
El gerente volvió a explicar con calma y paciencia.
—Este bar lo fundé específicamente porque aborrezco los divorcios. Claramente que si te casas es porque amas a la otra persona entonces, ¿Porqué te arrepentirías de tu matrimonio?
Easen suspiró y Kathy quedó muda.
—Por eso los matrimonios de este bar no se pueden disolver antes de los cinco años y si pasa por algún motivo, ambos perderían todo lo que tienen a sus nombres.
—¿E-Es realmente necesario?—kathy por primera vez tembló, pero de miedo. No contaba con muchas pertenencias, sin embargo todo lo que tenía lo consiguió gracias a su esfuerzo, sangre, sudor y lágrimas —. ¿No es demasiado…?
—Lo siento mucho, pero ambos son marido y mujer, al menos por cinco años. Y si me disculpan, tengo muchos otros asuntos que atender.
Sin esperar una respuesta, el gerente se enderezó y caminó hasta la puerta, abriéndola. Era una clara señal de que ya no eran bienvenidos en ese momento por lo que Kathy salió a paso apresurado del bar.
Llegó al auto y se derrumbó dentro. ¿Ahora está atada al CEO dueño de medio país por cinco largos años?
Sin darle tiempo a su mente de entrar en crisis, marcó a sus amigas a la vez. Y sus amigas sabían que si Kathy marcaba a ambas a la vez, era código rojo por lo que la atendieron al segundo tono.
—Chicas, su mami les consiguió un papi.
Easen caminó lento pero decidido hacia su automóvil. Giraba entre los dedos un USB con una copia del certificado de matrimonio y el vídeo de las cámaras de seguridad. De algo le servirá a Dyson, porque si alguien podía encontrar una solución, era él. Y como había llamado para avisarle que no llegaría a tiempo al bar, decidieron encontrarse de nuevo en la empresa.
Marcó el número de Almer y juró que si no atendía a la primera iba a hacerle pagar muy caro, indirectamente el problema que tenía lo había iniciado él, pero no fue el caso ya que le atendió casi al primer timbrazo.
—¡Hermano querido…! ¿Qué…?
—Será mejor que estés en mi empresa el lunes antes de que salga el sol.
—¿Qué…? ¿Pero…?
Almer ya estaba a punto de quejarse. Más que trabajar en una empresa, odiaba madrugar.
Subiendo a su auto y haciendo rugir el motor de su vehículo, Easen contestó aterradoramente:
—Si no te encuentro cuando llegue al trabajo te voy a arrancar las pelotas, Almer.
Su hermano bajó las piernas de la mesa. Su rostro cambió completamente. Nunca había escuchado a su hermano amenazarlo, ni siquiera en broma.
No puede haber hecho algo tan malo como para merecer castración, ¿Verdad?
La sala quedó en silencio momentáneamente. Ni Vick ni Anna se atrevieron a romper la quietud.—¿Tengo que preocuparme por dejarlas sin palabras? Es raro que un domingo estén tan calladas.Obviamente la broma de Kathy no ayudó ni por asomo a aligerar el ambiente.Vick comenzó a hiperventilar y rápidamente buscó entre sus bolsillos su medicina. Después de respirar varias bocanadas de su inhalador se calmó y contestó:—Te casaste ebria, festejaste en un bar y no puedes divorciarte durante 5 años ¿Correcto?Kathy asintió.—¿Quién es?Kathy, incapaz de quedarse sentada, comenzó a mover sus pequeñas decoraciones a otros lugares más específicos.—¿Quién es qué?—¡El presidente de Paraguay!—Vick saltó —. ¡No te hagas la tonta! ¿Quién es tu esposo?—No es nadie, sólo un hombre cualquiera que conocí en el bar…—Kathya…—¡Bien, bien! Es ese hombre que nos llamó la atención y a quien seducí por un día completo en el shopping.Anna quién se mantuvo todo el tiempo, arqueó la ceja derecha. Esa infor
Terminaron la cena en un muy tenso silencio.—¿Y bien Amanda?Amanda suprimió una sonrisa tomando un sorbo de su bourbon. La señora Merph nunca la había tratado como la hija de su amiga y menos como la amiga de infancia de su hijo, sin embargo, ¿Ahora venía a decir ésto? Que gracioso es el karma.—Señora Merph, ¿Se da cuenta de lo que está diciendo? ¿De lo que me está pidiendo?La señora Merph, una mujer muy orgullosa, levantó la barbilla.—No es la gran cosa. Sólo te estoy pidiendo que des a luz a mi primer nieto.Una corriente de satisfacción pasó rápidamente por su espalda. Si Amanda jugaba bien sus cartas y elegía con cuidado sus palabras, pronto se convertiría en la persona más poderosa del país, invencible, imperturbable.—No puedo hacerlo si no tengo un anillo en mi dedo, lo sabe perfectamente ¿Verdad?Una mueca apareció en su rostro. Eso no lo había pensado.Ante su silencio, continuó.—Debo casarme con su hijo si quiere que traiga un heredero al mundo. Tan sólo imagínese el
Se obligó a cerrar la boca cuando vió la mueca extraña en el perfecto rostro de la desconocida.—Si, soy Kathy, un placer—Kathy se mordió el labio con fuerza. ¡Era totalmente hermosa! Si no fuera porque ya estaba casada definitivamente le tiraría los tejos—. He oído mucho de ti.—Espero que solo cosas buenas—le guiñó.La pelirroja tembló, imperceptiblemente. Es totalmente su tipo, caderas moldeadas, mejillas rosadas, cuello esbelto y cuerpo con piernas largas. —Lo siento, Easen, pero mirar no es pecado—susurró—¿Dijiste algo?—el corte de cabello le quedaba exquisito. Un corte recto a la altura del mentón. Cabello totalmente lacio. Se sentó a lado de su hija—. No puedo creer que seas tú quien trajo a tantas personas a mi local.—Eh, si, me esfuerzo para que mi arte sea el mejor—Kathy miró sus labios, rojo cereza—. ¿Pero por qué no puedes creer?La mujer de cabello castaño sonrió.—Eres muy joven y hermosa. Cuando Ara me habló de ti, imaginé a una mujer mayor y no tan atractiva.—¿Cree
Hace una semana atrás…El CEO no podía creerlo, su madre le dijo que no podía faltar a la cita, de lo contrario se arrepentiría y por muy adulto que seas, desobedecer una orden directa de tu madre, significaba la muerte.No estaba tan preocupado de todos modos, iría, cenaría, le dejaría las cosas en claro a Amanda y ambos seguirán su propio camino. Lo que él no sabía era que Amanda tenía otra idea y que era muy persistente.Llegó a la empresa y la secretaria no estaba en su puesto, supuso que fue al baño e ingresó directamente a su oficina. Maldijo cien veces más a su hermano Argo, quién le había derramado café en la camisa y nada más al cerrar la puerta se desabotonó quedándose medio desnudo.Argo no tuvo la intención de derramar el café, pero esa mañana más temprano cuando fué a visitar a Almer, él salió de la cocina al escuchar los ruidos y los encontró enrollados. Luchando.Obviamente Easen por ser el mayor tenía más fuerza pero Almer no se daba por vencido. Es una cosa de hombres
Rodó los ojos al llegar, Easen creía que la pomposidad tenía su lugar como también la humildad pero ¿Hacía falta venir al hotel más lujoso solo para una simple cita?Incluso era una cita a la cual no asistía por voluntad propia.Estacionó rápidamente y bajó. Las personas lo miraron con curiosidad pero las ignoró. Probablemente pensaban en donde lo habían visto antes. Caminó a paso apresurado hasta su mesa antes de que pudieran reconocerlo.Amanda ya estaba sentada esperándolo por lo que al verlo llegar, se puso de pie y le dió un rápido beso en la mejilla, antes de que Easen pudiera escapar.—Incluso te pusiste una fragancia tan exquisita para mí—ronroneó—. ¿Me quieres seducir?Easen se limpió discretamente el labial que quedó marcado en su mejilla —. Se llama educación, Amanda. Algo que dudo que sepas que es.—No estés tan tenso, cariño. Esta noche es magnífica para una velada romántica—Amanda se sentó sin prestar atención a las palabras anteriores.—Amanda, no estoy aquí para…—No—
De vuelta al presente… Las citas los fines de semana se están volviendo rutina al parecer para él. No se queja, al menos esta vez es por voluntad propia. El restaurante que eligió Kathy por fuera se alza majestuosamente, pero no de forma superficial y pomposa, sino más bien fuerte y modesto, como si no le importara en lo más mínimo impresionar a nadie. Easen, sonrió. Eso mismo buscaba en la vida. Que le valga madres impresionar. Una luz naranja se extiende desde los cristales y apuesta lo que sea a que se podría ver a través de la ventana. Sus sospechas fueron confirmadas en cuanto llegó a la mesa y ya estaba la hermosa mujer esperándolo. No se levantó para recibirlo, como la mayoría. Simplemente sonrió y subió su vaso con agua en forma de saludo. Si Easen describe esa primera impresión, las palabras "encantadoramente mortal" quedarían sin sabor y muy cortas. —Kathy—fue él quien besó su mejilla como saludo—. ¿Cómo has estado últimamente? La mujer parpadea lentamente. ¿La acaba
Kathy sintió calor. ¿Por qué hace tanto calor? ¿El ventilador no está funcionando en el departamento?Giró la cabeza pero aún así se siente incómoda. Giró la cadera, solo que no pudo girarse porque un gran peso la tenía acorralada y sintió algo clavándose firmemente en su trasero.Un horrible deja vu vino a su mente.—Antes de que te pongas histérica o antes de que te pongas a gritar—la voz ronca y adormilada le causó escalofríos—. Vinimos aquí anoche después de cenar. No hicimos nada más.Eso era cierto. Al menos conservaba su sostén. Pero estaba vestida solo con una camisa enorme.—¿Me cambiaste?Easen se sentó perezosamente, estirándose.—¿Querías dormir con un vestido de lentejuelas?Kathy le dió un punto por eso. El hombre era amable.—Buenos días —le besó en la mejilla mientras se levantaba hacía el baño—. ¿Dormiste bien?La pelirroja quedó sorprendida. Ya van dos veces en que él le da un beso en la mejilla y ya van dos veces en dónde ella no se niega.—Dormí extrañamente bien,
Las semanas pasaron volando, ya se cumplió un mes de casada pero casi nunca veía a su esposo. Salía muy temprano en la madrugada y venía muy tarde en la noche. Intentó varias veces esperarlo para darle su buenas noches, pero no lo consiguió, ya que se quedó dormida una y otra vez. Decidió comunicarse por notas.Dejaba las buenas noches en una nota adhesiva y él también le daba los buenos días en la nota, pegada al refrigerador. Hubo un acuerdo tácito entre ambos en dónde Kathy preparaba la cena para los dos y él comía a la hora que llegaba, entonces era el turno del CEO de preparar un desayuno nutritivo para ella y dejarlo encima del mesón.La pelirroja no tenía una rutina en sí, salía cuando quería, iba de compras con sus amigas y ellas felices por tener un "papi" multimillonario hasta le dijeron que querían conocerlo. Ya que su matrimonio iba a durar mucho tiempo lo menos que podían hacer es llevarse bien.Tenía todo en la mansión, todo de lujo, todas las pinturas que quisiera y de