Kathy no sabía como sentirse al respecto.
Cuando llegó a la empresa y preguntó a la secretaria por el señor Easen, la secretaria la miró con los ojos desorbitados. No tuvo tiempo de preguntarle qué hizo mal, ya que Easen ya la estaba esperando y la llevó a una oficina.
Easen ofreció asientos a sus invitados y se sentó detrás de su escritorio.
—¿Cómo estás, Kathy?
Kathy bufó.
—Llegué tarde por tu culpa y perdí a un cliente.
Easen definitivamente no esperaba esa respuesta y sus cejas se elevaron. ¿Su culpa? ¿Cómo que su culpa?
—Fuiste tú quien no encontraba el zapato. Yo no tuve nada que ver.
Kathy que estaba mirando apreciando la tan hermosa decoración, giró la cabeza hacia su esposo.
—¿No tuviste que ver? Si no fuera por ti, no hubiera estado tan cansada y me hubiera levantado temprano.
—¿Insinúas que…?
Cuando abría la boca para discutir, Dyson se aclaró la garganta, incómodo.
—Sé que son esposos y toda la cosa pero, ¿podrían tal vez llevar su tensión sexual a otro momento? Aunque me guste el menage a trois, este es un asunto urgente.
Ambos cerraron la boca y Dyson continuó.
—Un gusto Kathya Hansen, soy Dylan el mejor amigo de los ojos de perra.
Gruñó al escuchar su apodo.
Kathy tuvo que reprimir una risa. ¿Ojos de perra? ¿Qué carajos? ¡Era el mejor apodo de la vida!
—Digo, mejor amigo de Easen y abogado personal. Yo llevaré su caso y veremos como solucionarlo rápidamente.
Kathy asintió agradecida.
—Eso estaría estupendo, gracias.
Kathy no podía quedarse quieta un segundo más, por lo que comenzó a recorrer la oficina posando su mirada y tocando alguna que otra cosa.
A Easen le causó curiosidad. Nunca nadie se había sentido tan a gusto en su presencia y dicho sea de paso nadie paseó así por su despacho. Jamás.
¿Porqué ella no era como los demás?
Siguió escuchando lo que el abogado decía hasta que encontró el nombre del dueño de la oficina. Kathy casi cae para atrás.
—¡Están locos!—susurró—. ¡Es la oficina del CEO!
Dyson miró a su amigo y a la nueva esposa. Una, dos, tres veces. Ninguno decía nada.
¿La mujer de verdad dijo eso?
Easen fue el primero en romper el silencio.
—Lo es. ¿Y eso afecta en algo?
Kathy comenzó a recorrer la oficina aun con el vidrio en la mano que ponía "CEO" en letras cursivas.
—¿No se meterán en problemas? ¿O no vendrá hoy?
—¿Quién?
El abogado la miró atentamente. ¿Acaso estaba bromeando?
—¡El CEO, por supuesto!
La risotada que salió de Dyson, molestó a Kathy. ¿Era la única que se preocupaba por los empleos estables de esas dos personas? Como alguien que no tiene empleo seguro ni estable, ella tomaba muy en serio empleos de oficina y demás.
—El CEO ya está aquí, cariño—Dyson se limpió los rastros de lágrimas y bajo la perplejidad de Kathy, señaló detrás del escritorio a un sereno e impasible Easen—. Es "ojos de perra"
El abogado solo llegó a alcanzar la cabeza antes de que tocara el piso pulido. Kathy, se había desmayado.
(....)
Kathy parpadeó varias veces para entender qué estaba pasando. Bajo ella un mullido sofá la sostenía mientras miraba un techo hecho uno de uno de los materiales más caros que ahora mismo no recordaba su nombre.
Giró la cabeza solo para ver a los dos hombres mirando con asombro su pintura. No tuvo tiempo de pasar por su casa a dejarla, así que decidió traerla consigo.
—Es la pintura que la cliente me canceló. La traje porque no tuve tiempo de ir y venir de mi casa.
Easen se acercó rápidamente junto a ella y le ofreció un vaso de agua. Agua que ella aceptó con un agradecimiento.
—¿Te sientes mejor? ¿Es algo que suele suceder o debo llevarte al hospital?
Kathy no pudo evitar ofrecerle una mirada mordaz mientras se enderezaba.
—¡Tú también te desmayarías si te enteraras de que estás casado con el CEO!
—Quizás—Easen sonrió encantado—. Pero es muy improbable. No existe otro CEO en el país más que yo.
—¡Dios, qué hice!
Kathy maldijo. ¿¡porqué?! ¿Porqué le sucedía todo mal?
—Sí, fue exactamente mi reacción—concordó el ceo—. Con la diferencia de que aún no has escuchado lo duro.
—¿Hay más?
Sólo cuando colocó los pies en el piso, Kathy pudo ver que tenía un saco de traje como manta. Su mirada se disparó directamente al ceo.
Fue él.
Aunque parecía tosco y aburrido al principio, ella ya podía ver lo atento y amable de su personalidad.
La cubrió con su traje y hasta incluso le ofreció agua nada más al despertar.
Casi rió alto. Easen miraba por la ventana como si pudiera ver los secretos del universo pero aún así, era una persona al parecer amable.
—¿Lo hiciste tú?
Kathy asintió. Dyson estaba mirando con atención su pintura y agradeció internamente que lo estuviera agarrando correctamente. Aunque ya tenía protector y sellador le incomodaba hasta el tope ver las huellas dactilares en sus obras.
—¿Sabes? No está nada mal. Tengo algunos contactos que…
Kathya lo interrumpió antes de que siga.
—Abogado, no me malinterprete. Cualquier ayuda sería bienvenida y más si tiene que ver con trabajo, pero ¿hola? ¿Nadie va a decirme cómo solucionar ésto?
Subió la mano mostrando el enorme anillo de diamantes en su dedo anular.
—¿Qué te pasó en la mano?
Easen se acercó y frotó sin pensarlo el enrojecimiento de todo su dedo anular. Al instante retiró su mano al sentir la corriente eléctrica pasar de la mano de ella a su mano. Y por la mirada de su esposa, ella también lo sintió. ¿Qué fue eso?
—M-me lo intenté quitar pero no afloja. Y lo más extraño es que tampoco aprieta, miren.
Kathy giró sin problemas el anillo, pero al momento de tirar, se atascaba.
El CEO miró el problema diligentemente. ¿Quizás si la lleva al hospital podrían cortar el dichoso anillo? ¿O algún especialista? No tuvo tiempo de decir su idea ya que Dyson siguió explicando la situación.
—Como te decía—dejó la pintura correctamente a un lado y se sentó en una silla de cuero—. Según lo que leí del certificado de matrimonio está todo en orden y es legal, sin embargo deben ir al bar a averiguar más.
—¿Qué?—Kathy chilló—. ¿Tú no irás con nosotros?
Dyson la miró, divertido.
—Nunca dije que no iría con ustedes—miró la hora en su celular, escribió algo de forma rápida y luego volvió a prestar atención—. Sólo que ahora mismo no puedo. Debo de ir…—miró a su mejor mejor comunicándole con la mirada, algo que no podía decir en voz alta.
Easen asintió tenso sin ninguna palabra y antes de que Dyson saliera, comentó:
—Los alcanzaré en el bar.
Pasaron unos minutos en silencio, cada uno sumido en su propia mente hasta que lentamente se miraron a los ojos.
—¿Recuerdas qué pasó exactamente anoche?
Kathy niega.
—¿Y tú?
Fue el turno del CEO de negar.
—Para estar casada con un extraño te ves excesivamente tranquila.
—No me trae tan preocupada—subió los hombros—. Vamos al bar, nos divorciaremos y cada uno por su lado.
—Eh, sí, sobre eso…—Kathy sintió su alma caer hasta sus pies al escuchar a su esposo titubear—. ¿Recuerdas que cuando despertaste dije que había más?
El empresario no esperó a que la mujer contestara.
—El matrimonio no se puede disolver hasta después de los cinco años.
Esta vez, pudo aterrizar en los brazos de esposo, con su cuerpo lánguido cayendo al ceder sus piernas ante su peso. No dudaba de que moriría de vergüenza al despertar, porque era la segunda vez en menos de dos horas que perdía el conocimiento.
Estar casada, es agotador.
El trayecto al bar fue tranquilo, a pesar de que Kathy sentía su mente derretirse.Recordaba subirse encima de Easen, seducirlo, salir del bar…Y todo luego se vuelve negro.—¿Recuerdas que yo me acerqué primero?Easen respondió con un sonido afirmativo.—¿Porqué te tenía en mis piernas antes que nada?—La verdadera pregunta es ¿Porqué no?Kathy sonrió cuando su única respuesta fue una ceja arqueada en su dirección.—¿Estabas sola ese día?Kathy no podía creer que no se le ocurriera antes. ¡Sus amigas! Quizás ellas sepan algo.—No. ¡Lo olvidé por completo! Estaba con mis amigas. —Tal vez sepan más de lo que sabemos nosotros —asintió satisfecho —. Porque yo tengo muchas lagunas mentales e imágenes que no puedo unir en secuencia. Bebidas, música, luego una irreverente pelirroja…Kathy abrió la boca para defenderse pero ya habían llegado frente al bar. Se bajó rápidamente sin embargo su esposo quedó estático en el asiento del conductor.—¿No vas a bajar?Miró extrañada a su nuevo esposo.
La sala quedó en silencio momentáneamente. Ni Vick ni Anna se atrevieron a romper la quietud.—¿Tengo que preocuparme por dejarlas sin palabras? Es raro que un domingo estén tan calladas.Obviamente la broma de Kathy no ayudó ni por asomo a aligerar el ambiente.Vick comenzó a hiperventilar y rápidamente buscó entre sus bolsillos su medicina. Después de respirar varias bocanadas de su inhalador se calmó y contestó:—Te casaste ebria, festejaste en un bar y no puedes divorciarte durante 5 años ¿Correcto?Kathy asintió.—¿Quién es?Kathy, incapaz de quedarse sentada, comenzó a mover sus pequeñas decoraciones a otros lugares más específicos.—¿Quién es qué?—¡El presidente de Paraguay!—Vick saltó —. ¡No te hagas la tonta! ¿Quién es tu esposo?—No es nadie, sólo un hombre cualquiera que conocí en el bar…—Kathya…—¡Bien, bien! Es ese hombre que nos llamó la atención y a quien seducí por un día completo en el shopping.Anna quién se mantuvo todo el tiempo, arqueó la ceja derecha. Esa infor
Terminaron la cena en un muy tenso silencio.—¿Y bien Amanda?Amanda suprimió una sonrisa tomando un sorbo de su bourbon. La señora Merph nunca la había tratado como la hija de su amiga y menos como la amiga de infancia de su hijo, sin embargo, ¿Ahora venía a decir ésto? Que gracioso es el karma.—Señora Merph, ¿Se da cuenta de lo que está diciendo? ¿De lo que me está pidiendo?La señora Merph, una mujer muy orgullosa, levantó la barbilla.—No es la gran cosa. Sólo te estoy pidiendo que des a luz a mi primer nieto.Una corriente de satisfacción pasó rápidamente por su espalda. Si Amanda jugaba bien sus cartas y elegía con cuidado sus palabras, pronto se convertiría en la persona más poderosa del país, invencible, imperturbable.—No puedo hacerlo si no tengo un anillo en mi dedo, lo sabe perfectamente ¿Verdad?Una mueca apareció en su rostro. Eso no lo había pensado.Ante su silencio, continuó.—Debo casarme con su hijo si quiere que traiga un heredero al mundo. Tan sólo imagínese el
Se obligó a cerrar la boca cuando vió la mueca extraña en el perfecto rostro de la desconocida.—Si, soy Kathy, un placer—Kathy se mordió el labio con fuerza. ¡Era totalmente hermosa! Si no fuera porque ya estaba casada definitivamente le tiraría los tejos—. He oído mucho de ti.—Espero que solo cosas buenas—le guiñó.La pelirroja tembló, imperceptiblemente. Es totalmente su tipo, caderas moldeadas, mejillas rosadas, cuello esbelto y cuerpo con piernas largas. —Lo siento, Easen, pero mirar no es pecado—susurró—¿Dijiste algo?—el corte de cabello le quedaba exquisito. Un corte recto a la altura del mentón. Cabello totalmente lacio. Se sentó a lado de su hija—. No puedo creer que seas tú quien trajo a tantas personas a mi local.—Eh, si, me esfuerzo para que mi arte sea el mejor—Kathy miró sus labios, rojo cereza—. ¿Pero por qué no puedes creer?La mujer de cabello castaño sonrió.—Eres muy joven y hermosa. Cuando Ara me habló de ti, imaginé a una mujer mayor y no tan atractiva.—¿Cree
Hace una semana atrás…El CEO no podía creerlo, su madre le dijo que no podía faltar a la cita, de lo contrario se arrepentiría y por muy adulto que seas, desobedecer una orden directa de tu madre, significaba la muerte.No estaba tan preocupado de todos modos, iría, cenaría, le dejaría las cosas en claro a Amanda y ambos seguirán su propio camino. Lo que él no sabía era que Amanda tenía otra idea y que era muy persistente.Llegó a la empresa y la secretaria no estaba en su puesto, supuso que fue al baño e ingresó directamente a su oficina. Maldijo cien veces más a su hermano Argo, quién le había derramado café en la camisa y nada más al cerrar la puerta se desabotonó quedándose medio desnudo.Argo no tuvo la intención de derramar el café, pero esa mañana más temprano cuando fué a visitar a Almer, él salió de la cocina al escuchar los ruidos y los encontró enrollados. Luchando.Obviamente Easen por ser el mayor tenía más fuerza pero Almer no se daba por vencido. Es una cosa de hombres
Rodó los ojos al llegar, Easen creía que la pomposidad tenía su lugar como también la humildad pero ¿Hacía falta venir al hotel más lujoso solo para una simple cita?Incluso era una cita a la cual no asistía por voluntad propia.Estacionó rápidamente y bajó. Las personas lo miraron con curiosidad pero las ignoró. Probablemente pensaban en donde lo habían visto antes. Caminó a paso apresurado hasta su mesa antes de que pudieran reconocerlo.Amanda ya estaba sentada esperándolo por lo que al verlo llegar, se puso de pie y le dió un rápido beso en la mejilla, antes de que Easen pudiera escapar.—Incluso te pusiste una fragancia tan exquisita para mí—ronroneó—. ¿Me quieres seducir?Easen se limpió discretamente el labial que quedó marcado en su mejilla —. Se llama educación, Amanda. Algo que dudo que sepas que es.—No estés tan tenso, cariño. Esta noche es magnífica para una velada romántica—Amanda se sentó sin prestar atención a las palabras anteriores.—Amanda, no estoy aquí para…—No—
De vuelta al presente… Las citas los fines de semana se están volviendo rutina al parecer para él. No se queja, al menos esta vez es por voluntad propia. El restaurante que eligió Kathy por fuera se alza majestuosamente, pero no de forma superficial y pomposa, sino más bien fuerte y modesto, como si no le importara en lo más mínimo impresionar a nadie. Easen, sonrió. Eso mismo buscaba en la vida. Que le valga madres impresionar. Una luz naranja se extiende desde los cristales y apuesta lo que sea a que se podría ver a través de la ventana. Sus sospechas fueron confirmadas en cuanto llegó a la mesa y ya estaba la hermosa mujer esperándolo. No se levantó para recibirlo, como la mayoría. Simplemente sonrió y subió su vaso con agua en forma de saludo. Si Easen describe esa primera impresión, las palabras "encantadoramente mortal" quedarían sin sabor y muy cortas. —Kathy—fue él quien besó su mejilla como saludo—. ¿Cómo has estado últimamente? La mujer parpadea lentamente. ¿La acaba
Kathy sintió calor. ¿Por qué hace tanto calor? ¿El ventilador no está funcionando en el departamento?Giró la cabeza pero aún así se siente incómoda. Giró la cadera, solo que no pudo girarse porque un gran peso la tenía acorralada y sintió algo clavándose firmemente en su trasero.Un horrible deja vu vino a su mente.—Antes de que te pongas histérica o antes de que te pongas a gritar—la voz ronca y adormilada le causó escalofríos—. Vinimos aquí anoche después de cenar. No hicimos nada más.Eso era cierto. Al menos conservaba su sostén. Pero estaba vestida solo con una camisa enorme.—¿Me cambiaste?Easen se sentó perezosamente, estirándose.—¿Querías dormir con un vestido de lentejuelas?Kathy le dió un punto por eso. El hombre era amable.—Buenos días —le besó en la mejilla mientras se levantaba hacía el baño—. ¿Dormiste bien?La pelirroja quedó sorprendida. Ya van dos veces en que él le da un beso en la mejilla y ya van dos veces en dónde ella no se niega.—Dormí extrañamente bien,