Easen caminó a paso apresurado hasta su oficina. La mayoría temblaba en su presencia normalmente, pero cuando lo veían llegar como un tornado a la empresa nadie se atrevía a interponerse en su camino. Su mal humor se veía hasta en China.
Azotó con fuerza la puerta y tumbó un cuadro en el proceso. ¿Se podía saber qué pasó por su mente para hacer semejante estupidez?
La cabeza le daba vueltas y aunque ya tomó 3 pastillas, no le surtían efecto.
Se sentó en su silla reclinable y marcó el número de su mejor amigo. El único que podía solucionar sus problemas.
(.....)
—¿Y el milagro de que el "ojos de perra" me busque?
Dyson asomó su cabeza por la puerta y la inclinó a un lado cuando el jarrón se estrelló a pocos centímetros de él.
—No estoy de humor, Dyson.
—Nada nuevo al parecer—tomó asiento frente al escritorio de su mejor amigo y masticó la manzana verde que traía—. ¿Quién ha hecho un trato sucio esta vez?
—¿Qué sabes sobre los casamientos en el Bar WB?
Dyson dejó de masticar para mirarlo como si le hubiera salido cabezas de la nada.
—¿Quieres invertir en bares ahora?—sin dejar que su amigo responda, siguió —. Ese bar es relativamente nuevo, pero por lo que sé surgió como un escape para las parejas que quieren casarse, rápida, eficaz y legalmente.
—¿Entonces es legal?
El moreno asintió mientras seguía comiendo. Le pareció raro el comportamiento del empresario pero lo atribuyó a que era un sábado y que su mejor amigo no quería trabajar.
—Totalmente—soltó una risotada—. E incluso escuché por ahí que las parejas se casan con condiciones por si alguno se arrepiente.
—¿Condiciones?
—Condiciones, como pagar una multa exorbitantemente ridícula por el divorcio antes de cinco, seis años, etc. O perder cualquier cosa que tengas a tu nombre, cosas por el estilo.
Easen se reclinó en su asiento, colocando el antebrazo en sus ojos.
Dios, esto no podría estar peor.
—¿Quieres comprar el bar? Te apoyaría pero el público que frecuenta el lugar no es muy…
—Estoy casado.
Y así, lo dijo sin más, como cuando estiras una curita dolorosa de un solo tirón.
Dyson congeló su sonrisa de forma cómica. Easen podía prácticamente ver sobre su frente el logo redondo de "cargando" que suele mostrar las computadoras o celulares.
Se enderezó, caminó hasta su amigo y le tocó la frente.
—¿Estás bien? ¿Ya fuiste al hospital?
—¿Qué?
Dyson recuperó su sonrisa burlona característica.
—¡Nunca pensé llegar a ver el día en que el famoso "príncipe del hielo" bromeara! ¡Esto se debe festejar!
Caminó de un lado a otro, organizando una fiesta imaginaria.
—Invitaremos a los vacuum, a los Han, a los Abraham…
—Tengo una esposa, Dyson.
El empresario se hubiera reído si no fuera por la situación. Nunca vió incredulidad en su mejor amigo, hasta hoy.
—¿¡Que hiciste qué!?
El moreno peinó su cabello hacia atrás y cerró la mandíbula.
—¿Cuándo lo hiciste? ¿Porqué no me lo dijiste? ¿Quién es la mujer? ¿Cómo…?
—Estoy casado desde ayer y necesito tu ayuda.
—¿Ayer? Pero si ayer estuviste en la oficina…
Le tomó más de una hora contarle todo a Dyson. Desde que salió de su oficina hasta que llegó a la empresa. Fue más difícil ya que el moreno lo interrumpía constantemente para hacer preguntas que para él no tenían relevancia.
Su mejor amigo asintió cuando Easen terminó la última oración. Al menos parecía que su dolor de cabeza mejoró aunque no se fue del todo.
—En síntesis, necesito hablar con tu esposa—lo enfatizó con incredulidad todavía, pero metiéndose en su papel —. Como tu abogado personal, necesito ambas partes y leer en paz y silencio el certificado de matrimonio. Hay muchas lagunas en tu memoria y quizás ella puede rellenarlas.
La única razón por la que Easen se llevaba de maravillas con su mejor amigo era porque a pesar de ser un pesado, presumido e idiota, era el mejor abogado en la historia. Por sus fachas y por como se comporta no dirías que es excelente en su profesión, pero lo es.
—¿Cómo se llama?
—Se llama…
Le molestaba muchísimo ni siquiera recordar el nombre de su esposa. Por lo que se esforzó al máximo.
—Kathy. Es Kathy.
—Bien, veremos cómo podemos contactarla. ¿Es bueno suponer que le pediste su número?
—Sí.
Sí tenía su número, por lo que técnicamente no era mentira, sólo que él no se lo pidió, estuvo con el cerebro hecho papilla desde que leyó el documento. Pero de que tenía el número, lo tenía.
Kathy no podía creer su suerte. No llegó a acabar su pintura, llegó tarde a la reunión con la mujer y encima de todo le canceló el pedido. Ahora estaba en su estudio de arte terminando los últimos trazos de su arte.
El sellador que terminó de colocar es instantáneo, por lo que la pintura quedó sellada y protegida de cualquier mancha, humedad o mal trato que se le diera.
Suspiró con desdicha. Pintar era su sueño, su pasión, su vida pero como le decía su madre "De sueños y pasiones no se vive"
Antes de poder sentirse más triste y deprimida decidió pasar por el nuevo restaurante. Quizás allí tenga suerte encontrando un nuevo comprador.
El restaurante tenía un estilo muy único, muchas fotografías, pinturas y murales por todas partes. No pudo evitar que una sonrisa se le escapara.
Arte es arte y aunque se combinen varios estilos creando uno nuevo como ese, se convertirá en algo precioso.
—¡Hola! ¿Puedo ayudarte en algo?
Una mujer muy pequeña con una sonrisa muy grande la atendió.
—¡Sí! Verás, soy Kathy, una pintora con años de experiencia y estoy buscando un comprador para mí pintura. Decidí pasar por aquí ya que el restaurante es de arte y es nuevo…
A la pequeña se le iluminaron los ojos.
—¿Puedo ver qué tipo de estilo tienes?
A Kathy le pareció muy tierna su forma de ser por lo que asintió muy contenta.
Las manos de la pequeña fueron muy gentiles y aunque Kathy no le advirtió que fuera cuidadosa aún así lo fue. Teniendo en cuenta no tocar directamente la pintura sino asegurándose de poner los dedos solo en el marco.
—¡A mí madre le encantará!
—¿Lo crees?
—¡Claro, tenemos gustos muy parecidos y a mí me encanta!
—¿Puedo hablar con ella?
La pequeña negó.
—Ella no está aquí.
—¿Entonces quién queda a cargo?
La muchacha rió e infló el pecho, orgullosa.
—Ya tengo 17 años, me deja el restaurante a mi mientras ella atiende su otro rubro.
Las cejas de Kathy subieron al nacimiento de su cabello. ¿La madre tenía más de un rubro? ¿Qué tanto dinero se cargaba?
—Puedes darme tu número y te aviso cuando mi madre tenga tiempo de pasar por aquí para que se pongan de acuerdo.
—¡Te estaré eternamente agradecida!
Intercambiaron información de contacto y justo cuando iba de salida recibió un llamado de un número desconocido, lo atendió porque podría ser un cliente potencial.
—¿Hola?
—Kathy Hansen.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Kathy. Reconocía esa voz, esa voz que se esforzó mucho para olvidar todo lo que evocaba. Y una voz que le recordaba todo lo que hizo por el impulso de idiotez que domina su vida.
—Easen Merph…
Kathy no sabía como sentirse al respecto. Cuando llegó a la empresa y preguntó a la secretaria por el señor Easen, la secretaria la miró con los ojos desorbitados. No tuvo tiempo de preguntarle qué hizo mal, ya que Easen ya la estaba esperando y la llevó a una oficina. Easen ofreció asientos a sus invitados y se sentó detrás de su escritorio. —¿Cómo estás, Kathy?Kathy bufó.—Llegué tarde por tu culpa y perdí a un cliente. Easen definitivamente no esperaba esa respuesta y sus cejas se elevaron. ¿Su culpa? ¿Cómo que su culpa?—Fuiste tú quien no encontraba el zapato. Yo no tuve nada que ver.Kathy que estaba mirando apreciando la tan hermosa decoración, giró la cabeza hacia su esposo. —¿No tuviste que ver? Si no fuera por ti, no hubiera estado tan cansada y me hubiera levantado temprano.—¿Insinúas que…?Cuando abría la boca para discutir, Dyson se aclaró la garganta, incómodo. —Sé que son esposos y toda la cosa pero, ¿podrían tal vez llevar su tensión sexual a otro momento? Aunq
El trayecto al bar fue tranquilo, a pesar de que Kathy sentía su mente derretirse.Recordaba subirse encima de Easen, seducirlo, salir del bar…Y todo luego se vuelve negro.—¿Recuerdas que yo me acerqué primero?Easen respondió con un sonido afirmativo.—¿Porqué te tenía en mis piernas antes que nada?—La verdadera pregunta es ¿Porqué no?Kathy sonrió cuando su única respuesta fue una ceja arqueada en su dirección.—¿Estabas sola ese día?Kathy no podía creer que no se le ocurriera antes. ¡Sus amigas! Quizás ellas sepan algo.—No. ¡Lo olvidé por completo! Estaba con mis amigas. —Tal vez sepan más de lo que sabemos nosotros —asintió satisfecho —. Porque yo tengo muchas lagunas mentales e imágenes que no puedo unir en secuencia. Bebidas, música, luego una irreverente pelirroja…Kathy abrió la boca para defenderse pero ya habían llegado frente al bar. Se bajó rápidamente sin embargo su esposo quedó estático en el asiento del conductor.—¿No vas a bajar?Miró extrañada a su nuevo esposo.
La sala quedó en silencio momentáneamente. Ni Vick ni Anna se atrevieron a romper la quietud.—¿Tengo que preocuparme por dejarlas sin palabras? Es raro que un domingo estén tan calladas.Obviamente la broma de Kathy no ayudó ni por asomo a aligerar el ambiente.Vick comenzó a hiperventilar y rápidamente buscó entre sus bolsillos su medicina. Después de respirar varias bocanadas de su inhalador se calmó y contestó:—Te casaste ebria, festejaste en un bar y no puedes divorciarte durante 5 años ¿Correcto?Kathy asintió.—¿Quién es?Kathy, incapaz de quedarse sentada, comenzó a mover sus pequeñas decoraciones a otros lugares más específicos.—¿Quién es qué?—¡El presidente de Paraguay!—Vick saltó —. ¡No te hagas la tonta! ¿Quién es tu esposo?—No es nadie, sólo un hombre cualquiera que conocí en el bar…—Kathya…—¡Bien, bien! Es ese hombre que nos llamó la atención y a quien seducí por un día completo en el shopping.Anna quién se mantuvo todo el tiempo, arqueó la ceja derecha. Esa infor
Terminaron la cena en un muy tenso silencio.—¿Y bien Amanda?Amanda suprimió una sonrisa tomando un sorbo de su bourbon. La señora Merph nunca la había tratado como la hija de su amiga y menos como la amiga de infancia de su hijo, sin embargo, ¿Ahora venía a decir ésto? Que gracioso es el karma.—Señora Merph, ¿Se da cuenta de lo que está diciendo? ¿De lo que me está pidiendo?La señora Merph, una mujer muy orgullosa, levantó la barbilla.—No es la gran cosa. Sólo te estoy pidiendo que des a luz a mi primer nieto.Una corriente de satisfacción pasó rápidamente por su espalda. Si Amanda jugaba bien sus cartas y elegía con cuidado sus palabras, pronto se convertiría en la persona más poderosa del país, invencible, imperturbable.—No puedo hacerlo si no tengo un anillo en mi dedo, lo sabe perfectamente ¿Verdad?Una mueca apareció en su rostro. Eso no lo había pensado.Ante su silencio, continuó.—Debo casarme con su hijo si quiere que traiga un heredero al mundo. Tan sólo imagínese el
Se obligó a cerrar la boca cuando vió la mueca extraña en el perfecto rostro de la desconocida.—Si, soy Kathy, un placer—Kathy se mordió el labio con fuerza. ¡Era totalmente hermosa! Si no fuera porque ya estaba casada definitivamente le tiraría los tejos—. He oído mucho de ti.—Espero que solo cosas buenas—le guiñó.La pelirroja tembló, imperceptiblemente. Es totalmente su tipo, caderas moldeadas, mejillas rosadas, cuello esbelto y cuerpo con piernas largas. —Lo siento, Easen, pero mirar no es pecado—susurró—¿Dijiste algo?—el corte de cabello le quedaba exquisito. Un corte recto a la altura del mentón. Cabello totalmente lacio. Se sentó a lado de su hija—. No puedo creer que seas tú quien trajo a tantas personas a mi local.—Eh, si, me esfuerzo para que mi arte sea el mejor—Kathy miró sus labios, rojo cereza—. ¿Pero por qué no puedes creer?La mujer de cabello castaño sonrió.—Eres muy joven y hermosa. Cuando Ara me habló de ti, imaginé a una mujer mayor y no tan atractiva.—¿Cree
Hace una semana atrás…El CEO no podía creerlo, su madre le dijo que no podía faltar a la cita, de lo contrario se arrepentiría y por muy adulto que seas, desobedecer una orden directa de tu madre, significaba la muerte.No estaba tan preocupado de todos modos, iría, cenaría, le dejaría las cosas en claro a Amanda y ambos seguirán su propio camino. Lo que él no sabía era que Amanda tenía otra idea y que era muy persistente.Llegó a la empresa y la secretaria no estaba en su puesto, supuso que fue al baño e ingresó directamente a su oficina. Maldijo cien veces más a su hermano Argo, quién le había derramado café en la camisa y nada más al cerrar la puerta se desabotonó quedándose medio desnudo.Argo no tuvo la intención de derramar el café, pero esa mañana más temprano cuando fué a visitar a Almer, él salió de la cocina al escuchar los ruidos y los encontró enrollados. Luchando.Obviamente Easen por ser el mayor tenía más fuerza pero Almer no se daba por vencido. Es una cosa de hombres
Rodó los ojos al llegar, Easen creía que la pomposidad tenía su lugar como también la humildad pero ¿Hacía falta venir al hotel más lujoso solo para una simple cita?Incluso era una cita a la cual no asistía por voluntad propia.Estacionó rápidamente y bajó. Las personas lo miraron con curiosidad pero las ignoró. Probablemente pensaban en donde lo habían visto antes. Caminó a paso apresurado hasta su mesa antes de que pudieran reconocerlo.Amanda ya estaba sentada esperándolo por lo que al verlo llegar, se puso de pie y le dió un rápido beso en la mejilla, antes de que Easen pudiera escapar.—Incluso te pusiste una fragancia tan exquisita para mí—ronroneó—. ¿Me quieres seducir?Easen se limpió discretamente el labial que quedó marcado en su mejilla —. Se llama educación, Amanda. Algo que dudo que sepas que es.—No estés tan tenso, cariño. Esta noche es magnífica para una velada romántica—Amanda se sentó sin prestar atención a las palabras anteriores.—Amanda, no estoy aquí para…—No—
De vuelta al presente… Las citas los fines de semana se están volviendo rutina al parecer para él. No se queja, al menos esta vez es por voluntad propia. El restaurante que eligió Kathy por fuera se alza majestuosamente, pero no de forma superficial y pomposa, sino más bien fuerte y modesto, como si no le importara en lo más mínimo impresionar a nadie. Easen, sonrió. Eso mismo buscaba en la vida. Que le valga madres impresionar. Una luz naranja se extiende desde los cristales y apuesta lo que sea a que se podría ver a través de la ventana. Sus sospechas fueron confirmadas en cuanto llegó a la mesa y ya estaba la hermosa mujer esperándolo. No se levantó para recibirlo, como la mayoría. Simplemente sonrió y subió su vaso con agua en forma de saludo. Si Easen describe esa primera impresión, las palabras "encantadoramente mortal" quedarían sin sabor y muy cortas. —Kathy—fue él quien besó su mejilla como saludo—. ¿Cómo has estado últimamente? La mujer parpadea lentamente. ¿La acaba