Capítulo 51

Sergio se levantó y se pegó a ella tomando su rostro entre las manos. Limpió las lágrimas con los pulgares y le besó los ojos y la frente.

—¿Todavía me amas?

—Claro que sí.

—¿Quieres que seamos una familia?

—Sabes que sí.

—¿Quieres ser mi esposa?

—Esperé muchos años para oírte haciendo esa pregunta…

—Entonces dime que sí.

—Pero…

—Sin peros, hermosa. Vamos a solucionar todos los problemas, lo prometo. Justo ahora Rubén está en medio de un drama que no vas a creer, pero cuando todo acabe, si tú lo decides, nos iremos muy lejos, solo nosotros tres.

—No puedes decirme eso. Salento es tu vida, tu trabajo, y Rubén me va a matar si te alejo de su lado.

—Tengo su permiso. Él es mi hermano antes que mi jefe, me ama lo suficiente como para dejarme ir si es lo que yo quiero.

—¿De verdad?

—Sí, hermosa. Vamos a casarnos donde tú quieras, cuando tú digas, como tú escojas, y viviremos donde tú lo decidas. Yo soy tuyo, Jaz, puedes hacer conmigo lo que quieras, menos dejarme solo porque la única vida
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