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Se divirtió bañando la pequeño, terminó casi empapada y le dio la cena. En la habitación había entrado una de las muchachas, Malena creyó recordar, para recoger todo y arreglar el estropicio que habían dejado en el baño. Se disculpó con la muchacha por el desorden y las salpicaduras. Malena la miró con extrañeza, no estaba acostumbrada a que nadie se disculpara por dar más trabajo de la cuenta, pero no dijo nada.

Oscurecía así que supuso era hora de acostar al niño. Lo llevó a la cama, y se recostó también ella a su lado.

El pequeño le pidió:

-Cuento bora, bora… - Aún no sabía pronunciar su nombre y le llamaba bora.

Ella dudó y le preguntó:

-¿Quieres que te lea un cuento, yo…?

El niño movió afirmativamente la cabeza, se puso de pie encima de la cama y alcanzó un libro de una estantería.

-Bueno, esperemos que tenga muchos dibujos o que esté en castellano, porque si no…- dudó con una sonrisa – mal lo tenemos mi tesoro.

Se giró boca abajo, Danny la imitó y abrieron los dos el libro q
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