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Dan descubrió con alivio que todos los impedimentos de ella para amarlo eran a su entender superfluos, fruto del que dirán y de la diferencia social. Le confesó y era verdad, ahora se alegraba de no haber sido nunca un esnob que vivía cara a la galería, que jamás le importaron las clases sociales. Prueba de ello era que sus mejores amigos eran Mike y Marcia, hijos de trabajadores de la hacienda, y además prefería vivir en el campo y no solía hacer mucha vida social, al contrario, lo detestaba…

-Si…, pero una cosa es tener amigos aquí en el rancho o en esta ciudad pequeña y otra presentarme como tu mujer…, - insistió ella - además proviniendo de dónde vengo…, yo estuve en un burdel, es difícil pero ya pasó con Montrail, quizá alguien me recuerde, algún día alguien podría reconocerme y si llegásemos a tener hijos, no se merecen tener una madre que pueda ser objeto de maledicencia y burlas…

Escuchar la palabra hijos inquietó a Daniel, una alarma inconsciente saltó en su cerebro, tensio
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