Aisha estaba furiosa y dolida. No podía creer lo que estaba viviendo. Esa mañana temprano se marchaba al gimnasio antes de ir a trabajar cuando se dio cuenta de que no encontraba su bolso deportivo. Recordó que lo había dejado en el coche de Nimai, su esposo, porque el día anterior al salir se encontró con que el suyo tenía una llanta vacía. Abrió la puerta del coche con la clave y le dio al botón para abrir el portaequipaje, al subir la puerta se llevó la sorpresa de su vida. Había varias cajas de regalos de Navidad, algo que no sería nada extraño si ellos celebrasen la Navidad. Aunque vivían en Londres y participaban de la vida social de la época, para los hindús la fecha no significaba. Aparte de las cajas había varias bolsas de una reconocida tienda de ropa infantil. Con manos temblorosas sacó un precioso vestido de niña con sus zapatos y accesorios y un elegante traje de niño. Sin poder creer lo que sus ojos veían abrió las cajas de regalos y vio que contenían juguetes.
Su mente hizo clic y una sospecha se ancló en su pensamiento. Recogió todo lo que pudo cargar y regresó a su apartamento, con furia lanzó las llaves sobre el sofá y se dirigió a su habitación.
―¿Qué demonios es esto Nimai? ―preguntó arrojando todo sobre la cama.
―¿Por qué revisas mis cosas? ―preguntó él a su vez a la defensiva levantándose de la cama.
―El porqué es lo que menos te debe interesar, Nimai. ¿Para quién es esta ropa y juguetes?
―Para mis hijos ―dijo su esposo con tranquilidad.
―¿Tus hijos? ¿Tus hijos? ¿Tus hijos? ―fue gritando Aisha en distintos tonos hasta llegar a uno de histeria ―¿De qué hijos estás hablando? Tenemos siete años casados, ¿y ahora me dices que tienes hijos? ¿Con quién me engañaste, Nimai?
―Tengo dos hijos con Marlene ―afirmó con seguridad confirmando sus sospechas, de unos meses para acá lo había escuchado hablar varias veces de los maravillosos hijos de Marlene.
―¿Marlene, la enfermera? ¿La que llegó a la ciudad hace como un año con dos niños pequeños?
―Sí, ella misma ―respondió Nimai a la defensiva.
―A menos que te la hayas follado por telequinesis esos niños no pueden ser tuyos. Hasta hace un año esa mujer vivía en otro país, por lo que es imposible que tengas hijos de… ―Aisha tomó la ropa para mirar la talla ―seis y cuatro años.
―Son mis hijos, los he reconocido ante la ley como tal.
―No creo que sean tus hijos, nunca viajaste a donde ella vivía en ese momento, pero sí creo que ahora te la estás follando.
Nimai ni lo afirmó ni lo negó. Aisha sentía que su cabeza iba a estallar de la rabia.
―Mi familia ya conoce a mis hijos y los han aceptado ―afirmó Nimai como si eso fuera importante para Aisha.
―¿Tu familia aceptó a tus hijos? ¿Dónde quedó el respeto que me debían como tu esposa? ¿La lealtad por tantos años de matrimonio?
―Tú eres mi esposa, era tu deber darme hijos, como no has podido hacerlo, lo justo es que aceptes a los hijos que tenga con otra mujer.
―¿También esperas que acepte a la mujercita esa como tu querida? ―preguntó con sarcasmo.
―Mis hijos son lo más importante en mi vida, debo darles el ejemplo de una familia tradicional por eso estoy con su madre. No sé de qué te quejas, si toda esta situación es tu culpa, eres estéril, Aisha, así que te ordeno que respetes a Marlene porque ella es más mujer que tú.
El golpe la hirió profundamente, las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
―Tú sabes bien todo lo que he hecho para darte un hijo, me he visto con innumerables médicos, sometido a cualquier cantidad de exámenes y tratamientos, algunos bastante dolorosos. He ido hasta con los brujos y chamanes donde tu madre me ha querido llevar. ¿Acaso no he sido una buena esposa? ¿Mi esfuerzo de todos estos años no ha valido nada?
―No, todo ese esfuerzo ha sido una pérdida de tiempo y dinero, no vale de nada si al final no me has dado un hijo. Asume tu realidad y déjame disfrutar de mis hijos.
Aisha sintió que Nimai acababa de abofetearla con sus palabras, aunque era cierto que no habían podido concebir en siete años, aún tenía la esperanza de hacerlo. En ese momento estaba tomando un tratamiento nuevo y tenía mucha fe en que lo lograrían esa vez, no aceptaría que era estéril, todavía no.
―Me dijiste que Marlene venía de Perú, país donde nunca has puesto un pie, y sé que es cierto porque ella misma lo contó delante de mí. Vino aquí porque su esposo era británico y le dio la nacionalidad antes de morir a ella y a sus hijos ―dijo con rabia, estaba segura de lo que escuchó porque al ver el entusiasmo de Nimai por los niños le prestó atención.
―Te mentimos, los niños son mis hijos y ahora si me disculpas, debo arreglarme para ir al hospital, tengo consulta y ronda de pacientes en una hora ―dijo con impaciencia marchándose al baño. Antes de cerrar la puerta agregó ―Y no, no has sido una buena esposa, nunca te has quedado cuidando la casa y atendiéndome cuando llego cansado de trabajar, así que no te compares con Marlene. Estamos casados y así seguiremos porque en nuestras familias no hay divorcio, pero para mí eres una mujer incompleta.
Aisha sintió la rabia correr por su pecho y lanzó la lámpara contra la puerta cerrada del baño, después salió hecha una furia, tomó las llaves de su coche y salió del apartamento. Ese día no se presentó a trabajar, aunque era viernes antes de Navidad y tenía muchas cosas pendientes.
Buscar la dirección de Marlene no representó ningún reto para ella, en el sector que trabajaba conocía a más haters de lo que era legalmente recomendable.
―Paloma ―dijo a su asistente y mejor amiga ―necesito un favor urgente, ubica la dirección de Marlene Brown y me la envías al móvil.
―Aisha. ¿Qué ocurre? No has venido a trabajar y ahora me pides eso.
―Después te cuento ―afirmó cerrando el teléfono.
Unos minutos después, recibió la información, encendió el GPS y este la guio hacia una zona residencial muy buena, no lejos de su apartamento, solo que esta era una casa de dos plantas. La casa que Nimai le dijo que tendrían cuando tuvieran un hijo. Se estacionó cerca de allí y esperó. Vio salir a la mujer y la siguió hasta una escuela privada cerca de su casa, la vio recoger a los niños y volver a su casa. Por el tono de piel y ojos pensó que bien podrían pasar por hijos de Nimai, pero el caso es que estaba casi segura de que no lo eran. Un par de horas después vio llegar a su esposo a la casa. Su amante lo recibió en las puertas con un beso apasionado, Aisha tomó algunas fotos y estaba a punto de bajarse del coche para enfrentarlos cuando vio a una niña de unos seis años correr hacia Nimai para arrojarse en sus brazos. Él la levantó y estampo un beso en la mejilla, otro niño más pequeño esperaba su turno.
«Son niños, no tienen la culpa de nada, no voy a armar ningún escándalo que los pueda afectar» pensó encendiendo su coche para marcharse. Tomó las últimas fotos y se fue de allí dispuesta a echar al infiel de su esposo, por supuesto que habría divorcio porque no había poder humano que la obligara a seguir atada a ese cabrón.
Aisha miró el trago que tenía servido enfrente, había perdido la cuenta de los que se había tomado. Pensaba que eran muchos porque estaba mareada a pesar de tener la resistencia al alcohol de un albañil. ―¡Maldito cabrón! ―murmuró para sí misma Aun estaba furiosa a pesar de haberse desquitado cortando en tiras todos los elegantes trajes de su pronto exesposo y sacando toda su porquería de la casa. También cambió la cerradura de su apartamento, porque era suyo, regalo de su madre y pagado con la fortuna de su familia. Un hombre se sentó a su lado y enseguida el cantinero se acercó a atenderle. ―¿Qué desea tomar, señor Lombardi? ―preguntó el barman con mucha deferencia. ―Ponme un bourbon ―dijo el hombre con voz muy varonil. Aisha gimió en su interior ante lo que le produjo en su centro íntimo el tono de voz del señor Lombardi, ¡Maldito tratamiento hormonal! La tenía cachonda todo el tiempo, pensó apretando las piernas para tratar de calmar la excitación. Se inclinó un poco hacia é
Paloma miraba a Aisha pasearse de un lado a otro de la habitación mientras murmuraba las mismas palabras.―No, no es posible, no es posible...―¿Por qué no sales de la maldita duda y te haces una prueba de embarazo de la docena que tienes guardadas en el gabinete debajo del lavabo? ―preguntó su amiga sentada en su cama con las piernas cruzadas.―Estoy segura de que es un virus estomacal, he vomitado tres días seguidos, pero no es posible...―¿Y los quince días de retraso de tu menstruación también es por el virus estomacal? ―preguntó Paloma con ironía.―¿Cómo sabes que tengo quince días de retraso? ―preguntó Aisha con asombro.―Soy tu asistente y mejor amiga, nos conocemos desde los doce años así que sé todo sobre ti, menos las razones por la que aguantaste siete años al imbécil de Nimai.Aisha no respondió.Se dirigió al baño, abrió el gabinete y sacó una prueba de embarazo, después lo pensó mejor y sacó tres, aún quedaban dentro muchos paquetes. Durante los últimos años las compraba
Los tacones de Aisha resonaban por el piso de mármol del vestíbulo de industrias Lombardi, se acercó al mostrador donde una joven elegante esperaba para atenderla.―Vengo a ver al señor Lombardi ―dijo Aisha con voz segura.―¿Tiene cita? ―preguntó con educación la recepcionista.―No, dígale que Aisha Sing, del Consorcio Khan desea verlo.―Por favor, tome asiento, señorita Sing, mientras me comunico con su asistente para que me informe si está disponible.Aisha se dirigió al mullido sofá que estaba cerca y se sentó, sacó su móvil para revisar sus mensajes y correos mientras esperaba. Estaba nerviosa y sabía que si se quedaba sin hacer nada se comería las uñas.Con sus recursos, no fue difícil hallar a Gabriel Lombardi, lo que nunca se imaginó era que el Gabriel sexy del bar, fuera el CEO principal de las industrias Lombardi, uno de los competidores de la empresa de su familia.―El señor Lombardi la verá ahora, señorita Sing, tomé el ascensor hasta el último piso, allí la recibirá su asi
Gabriel la miró estupefacto en primer lugar porque la nieta prodigio de Brahma Khan se había mantenido bastante alejada de la prensa y en segundo lugar por la proposición que le acababa de hacer.―¿Estás intentando comprar un esposo y un padre para tus hijos? ―preguntó caminado de un lado a otro visiblemente irritado. ―No, le estoy dando la oportunidad al padre de mis hijos de hacer lo correcto y de paso compartir con él lo que mi equipo y yo estamos creando, ¿acaso no es eso lo que hace la familia? ¿Ayudarse? ―respondió Aisha con cara de inocente.Gabriel seguía caminando de un lado a otro de la habitación mirándola, sopesando las opciones. ¡Maldición! Si era cierto todo lo que ella le decía era una oportunidad única. Los últimos avances tecnológicos del consorcio Khan habían supuesto ganancias millonarias para la empresa y era bien conocido que provenían de la mano de esta mujer.―Si todo lo que quisiera fuera un esposo para que mis sean legítimos te aseguro que con lo que tengo qu
El padre de sus hijos estaba sentado en el salón de su casa materna, esperando que su abuelo Brahma Khan bajara para hablar con él. Gabriel se removió incómodo a medida que los minutos pasaban y no había señales del viejo Khan. Frente a él se encontraban sentadas Aisha y su madre Indira. Al llegar su futura suegra lo había examinado de arriba abajo antes de hacerlo pasar al salón donde esperaba hacía más de quince minutos.―En realidad si se parece a Thor ―dijo Indira a su hija provocando que Gabriel escupiera el té que estaba tomando.―Ya sabes por qué me volví loca con él, mamá, es guapo, mientras lo miraba solo podía pensar en cuanto se parecía a Thor ―respondió Aisha.«¡Por Dios! Esta mujer no tiene un filtro en la boca»―Sí, siempre te han gustado los superhéroes ―reconoció su futura suegra como si él no estuviese allí ―Espero que tus hijos hereden sus ojos azules y nuestro color de piel, sería la bomba como dicen ustedes, pero en cualquier caso serán bebés hermosos. Estoy loca p
Tan solo una semana después de la reunión con su abuelo, Gabriel alertó a los abogados de Brahman de que tenía las pruebas que necesitaba para que programaran una reunión con el esposo de Aisha. Ese día pasó a buscar a su prometida en su apartamento y juntos se dirigieron al despacho de abogados.―¿Crees que lograras que firme el divorcio? ―preguntó Aisha mordiéndose el labio.Gabriel se giró a mirarla, le pareció super sexy el gesto que hizo con los labios, su vista volvió de nuevo a la carretera para evitar estacionar su coche y apoderarse de los labios de su prometida.―Por supuesto, tu pronto exesposo es un bravucón porque estaba tratando contigo solamente, pero una vez que alguien se le enfrente retrocederá.Gabriel se estacionó en el sótano del edificio y juntos subieron hasta la oficina del juzgado donde Aisha había introducido los papeles de divorcio que él se había negado a firmar. Llegaron temprano para revisar que el nuevo documento de divorcio estuviese redactado de acuerd
Gabriel no tenía buena cara cuando salieron de la sala, le asqueaba la sordidez del asunto, más aún estar involucrado en un caso de infidelidad, no por lo que pudieran decir de él, si no por lo que pudiera pensar su padre, porque después de tantos años aún le dolía que su esposa se hubiera marchado con su mejor amigo.Una vez que el exesposo de Aisha se marchó, le había entregado el documento firmado por ambos a su abogado con la orden de introducirlo en el juzgado ese mismo día. Quería que se hiciera efectivo de inmediato y dejar atrás esa situación. Se despidió de los abogados de Brahman y la tomó del brazo para llevársela del tribunal.―Oye, Thor, deja de aplicar la fuerza que estás actuando como un bruto ―se quejó Aisha soltándose del agarre de Gabriel para sobarse el brazo.No se había dado cuenta de que le estaba apretando con demasiada fuerza, por lo que molesto consigo mismo le abrió la puerta y ella se subió al coche. Gabriel cerró la puerta, dio la vuelta y se subió al vehíc
―Deja de botarme, Aisha, hicimos un trato y he cumplido mi parte. ―Gabriel observó que la doctora se salía de la sala de observación para darles un poco de privacidad. ―Me dijiste que podía preguntar lo que quisiera y cuando lo hago te molestas. Yo no sabía cómo era la maldita prueba, ni los riesgos que implica, de haberlo sabido no lo hubiese sugerido.Las lágrimas llenaron los ojos de Aisha, aunque no sabía bien porque estaba llorando. ¡Malditas hormonas! La tenían toda sensible.―Lo lamento, son las hormonas que me hacen llorar ― se excusó Aisha llorando a moco tendido.Gabriel pasó un pañuelo desechable de una casa que había cerca. Ella se sonó la nariz.―Disculpa, desde que estoy embarazada siento que he tenido que luchar por mis hijos tanto con Nimai como contigo. Hoy has estado fantástico en la reunión, lo único que lo hubiese superado hubiera sido que sacaras a Mjolnir[i].Gabriel tuvo que sonreír ante sus palabras.―Está bien, firmemos la paz, aunque sea temporal. Vístete y v