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Capítulo 4. Es hora de pescar.

Los tacones de Aisha resonaban por el piso de mármol del vestíbulo de industrias Lombardi, se acercó al mostrador donde una joven elegante esperaba para atenderla.

―Vengo a ver al señor Lombardi ―dijo Aisha con voz segura.

―¿Tiene cita? ―preguntó con educación la recepcionista.

―No, dígale que Aisha Sing, del Consorcio Khan desea verlo.

―Por favor, tome asiento, señorita Sing, mientras me comunico con su asistente para que me informe si está disponible.

Aisha se dirigió al mullido sofá que estaba cerca y se sentó, sacó su móvil para revisar sus mensajes y correos mientras esperaba. Estaba nerviosa y sabía que si se quedaba sin hacer nada se comería las uñas.

Con sus recursos, no fue difícil hallar a Gabriel Lombardi, lo que nunca se imaginó era que el Gabriel sexy del bar, fuera el CEO principal de las industrias Lombardi, uno de los competidores de la empresa de su familia.

―El señor Lombardi la verá ahora, señorita Sing, tomé el ascensor hasta el último piso, allí la recibirá su asistente, la señora Peterson.

Aisha caminó como si no tuviera ninguna preocupación en la vida, cuando en realidad estaba muerta de los nervios, y a punto de quedar sin manicure por tener que enfrentarse a Gabriel. Hubiese querido postergar ese momento para cuando estuviera más preparada, pero en el mes y medio que había transcurrido desde que habló con Nimai este se había ocupado de retrasar todo lo posible su divorcio, solo para que ella se fastidiara y le pagara lo que él pensaba que le debía. Cuando se dio cuenta de que no podría sacarle dinero, fue a negociar con su abuelo o más bien a tratar de chantajearlo. Lo cierto es que su abuelo había puesto el grito en el cielo cuando se enteró de que su nieta favorita estaba embarazada y que el padre de su hijo no era su esposo.

Las puertas del ascensor se abrieron y la asistente de Gabriel la esperaba para guiarla hasta la oficina de su jefe.

Gabriel no había podido olvidar a Aisha, esa noche ella se escapó cuando él tenía los pantalones abajo. Cuando finalmente pudo salir de ese baño no había rastros de ella. Solo tenía su nombre por lo que contrató a un investigador privado para que la encontrara. Ella lo dejó tan deslumbrado que quedó como un tonto cuando el hombre le dio la impactante noticia: Aisha la mujer que lo deslumbró estaba casada con un prestigioso cirujano plástico. La furia lo embargó, él no se enredaba con mujeres casadas, aunque en ese momento tenía que reconocer ante sí mismo, que en parte fue su culpa por no preguntar. Pero lo cierto es que ella no tenía anillo, ni siquiera la marca en el dedo que queda cuando se saca el anillo de matrimonio, por lo que él no preguntó. Despreciaba a las mujeres adúlteras, creía que eran lo más bajo a lo que una mujer podría llegar, pensó recordando a su propia madre y todo lo que sufrió su padre por las infidelidades de su esposa.

Cuando su asistente le informó que ella estaba en la recepción y pedía hablar con él, pensó en negarse, pero la curiosidad por saber que quería decirle lo llevó a atenderla, y en ese momento estaba sentado con el cuerpo en tensión esperándola.

La puerta se abrió y la imagen de Aisha llenó sus ojos, estaba más hermosa que el día que la conoció, pensó antes de recordarse que era una mujer casada y que le había sido infiel a su marido. La mujer que se acercó a él lo hizo con elegancia y seguridad. Solo el leve temblor en su voz le dijo que ella estaba nerviosa.

―Hola, Gabriel.

―Podría decir que es un placer volver a verte Aisha, pero no lo es.

Ella lo miró con el ceño fruncido sin entender el porqué de su ataque.

―¿Eres de los hombres que después que se acuestan con una mujer la desprecia? ―preguntó con la ceja levantada.

―Solo si esa mujer está casada con otro hombre.

Ella suspiro con pesadez, él también la había investigado.

―Esa noche había botado a mi esposo de mi casa porque descubrí que él tenía otra familia, estaba furiosa y medio ebria.

―¿Y ya estás divorciada?

―Aún no, mi esposo se niega a darme el divorcio.

―Muy conveniente, es la excusa perfecta. ¿Qué alega para querer conservarte? ¿O no sabe que le fuiste infiel?

―Se lo conté cuando le dije que estaba embarazada y que el hijo que espero no es suyo...

―Si no es de él. ¿Entonces vienes a decirme que es mío?

―Sí, efectivamente es tuyo.

Gabriel se acercó a ella y puso la mano en su abdomen erizándole la piel al sentir de nuevo sus manos en su cuerpo.

―No, no lo creo, estás embarazada y por la leve curvatura de tu abdomen debes tener más de los dos meses que han pasado desde nuestro encuentro, recuerdo bien que tu abdomen estaba plano entonces. No quieras meterme a mí el hijo de otro hombre, no soy tan tonto.

―Estoy segura de que mi embarazo es producto de esa noche porque mi esposo es estéril, y aparte de él solo he tenido sexo contigo.

―Esa barriga no es de dos meses, seguí paso a paso el embarazo de mi hermana y a los dos meses su abdomen era plano.

―Lo es considerando que estoy esperando trillizos, ¿o tú hermana estaba esperando trillizos?

―¿Qué? ¿trillizos? ¿estás loca? ―gritó Gabriel pálido. 

No, definitivamente o estaba loca o era una embustera consumada porque nadie tiene trillizos, así como así. Además, en su familia no había un solo embarazo múltiple

―Estaba tomando un tratamiento de fertilidad porque mi esposo me hizo creer que la estéril era yo y ese día al parecer estaba hiper ovulando y ahora espero tres niños. Tú eres el padre, así que espero que me ayudes a divorciarme del canalla de mi esposo para que después te cases conmigo ―soltó Aisha casi sin respirar.

Gabriel no podía creer lo que ella le estaba diciendo.

―¿Casarme contigo? Ni loco, no me gustan las mujeres infieles y nadie me asegura que esos niños sean míos.

Aisha le extendió una carpeta con sus exámenes médicos donde se evidenciaba el tiempo de gestación.

―Esto no me dice absolutamente nada, pudiste acostarte con la mitad del bar esa misma noche, o la anterior o la siguiente.

―Una prueba de paternidad te sacará la duda una vez que nazcan los bebés, pero tienes que casarte conmigo antes de que nazcan para que mi abuelo no le dé una apoplejía por tener a tres bisnietos sin padre y nacidos fuera del matrimonio.

―No, no me involucraré en tus problemas, cuando tus hijos nazcan haremos una prueba de paternidad y si los niños son mis hijos, los reconoceré y te ayudaré económicamente.

―¿Crees que necesito de tu dinero para criar a mis hijos? ―preguntó furiosa.

―¿Por qué no? Todas quieren mi dinero y no es la primera vez que me quieren atrapar por medio de un bebé ―respondió él con fastidio.

―¿Acaso no sabes quién soy yo?

―Sí, la esposa de un cirujano, una mimada y aburrida ama de casa que por andar en malos pasos perdió un marido con dinero y ahora busca otro idiota con quien reemplazarlo.

Aisha rio con desprecio, Thor no tenía ni puta idea de quien era ella.

―Tu investigador hizo mal su trabajo, soy Aisha Sing Khan, hija de Indira Khan, nieta de Brahma Khan, CEO principal de consorcio Khan, además, soy la directora del departamento de investigación y desarrollo de industrias Khan. Actualmente estoy trabajando en una nueva tecnología que revolucionará la industria de la telefonía celular, a la cual podrás acceder solo si te casas conmigo ―dijo con la barbilla levantada y los brazos en jarras.

Estaba hecho, había lanzado el anzuelo para comprar un esposo y un padre para sus hijos.

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