Óscar lo miró a los ojos sin parpadear. La idea de dejar a Sam, lo perturbó; sin embargo, sabía que dar la vida por la persona que amaba, lo valía, de la misma forma que lo hizo Nora. Inhaló profundo, preparándose para lo que viniera.—Te amo, mi estrella —mencionó liberando algunas lágrimas.Sam se estremeció al escucharlo, su respiración se entrecortó, observó a su esposo con la mirada llena de temor.—También te amo —expresó.Franco carcajeó burlándose.—Qué patéticos —susurró—, pero el momento de decirse adiós, llegó. —Miró a Sam, y luego a Óscar.—¡No! —Sollozó Sam—, no lo hagas, yo me voy con vos a donde quieras, pero dejalos libres —suplicó.Francisco se removía en su silla, intentando zafarse para proteger a su hija que permanecía inmóvil sin poder reaccionar.—¡Déjalos a ellos en paz! —gruñó—. Mátame a mí, el problema es entre vos y yo —recordó, mirándolo a los ojos.—Claro que vas a pagar, con lágrimas de sangre —respondió Franco, entonces volvió a apuntar a Óscar, y ensegui
Los hombres de Franco al ver a su jefe muerto, se descontrolaron, los agentes de la DEA capturaron a varios delincuentes, mientras otros abrían fuego, buscando venganza. Rafael corría sosteniendo con ambas manos su arma, agudizando su vista, para localizar al hombre de confianza de aquel delincuente, entre las calles de la urbanización. Su corazón palpitaba con furia después de todo lo ocurrido. A través de su intercomunicador dirigía al grupo de agentes que estaban a su cargo para peinar la zona y no permitir que se saliera con la suya. El alacrán corría lo más rápido que podía presionando con fuerza uno de sus costados, al sentir una fuerte punzada por el dolor que tenía. Gotas de sudor recorrían su rostro y su espalda, al estar fatigado. Como pudo se escondió entre los autos que se encontraban en la calle, intentando recuperarse para continuar su andar hacia la carretera, sabía que si lo lograba podría contactar a gente que lo sacaría del lugar. 'Resiste un poco, de peores si
Norita parpadeó y liberó un suspiro. —Está bien, pero seguro vas a venir a vernos, y me avisaras si ya puedo estar con mi mamá —cuestionó. —Mañana estaré aquí, ¿confías en mí? —cuestionó—, te voy a anotar mi número, me podrás llamar a la hora que quieras y las veces que desees. —Tomó un bolígrafo y lo apuntó—, nos tenemos que ir —expresó—, obedece a tus abuelas —solicitó y besó su frente—. Voy a darle un beso a tu hermano —mencionó.Norita asintió con la cabeza. —Dile a mi mamá que la quiero mucho, y que se acuerde que me prometió, que jamás nos iba a dejar —expresó observando a su padre a los ojos, colocó sus manitas en las mejillas de él—, dale muchos besos, con eso se pone feliz —solicitó parpadeando, y besó a su papá con cariño—. Te quiero bastante. Óscar abrazó con fuerza a su pequeña.—Estoy seguro que pronto tú misma se los darás —expresó y se encaminó a ver a su pequeño para volver al hospital.En ese instante Angélica apareció con el niño en brazos, acababa de despertar y
Óscar ingresó a pasos rápidos a la sala de terapia intensiva, observó a través del cristal, sin poder dejar de liberar algunas lágrimas. Luego de haber hablado con su suegro y saber sobre el estado de salud de su esposa. Las suaves pisadas de unos tacones, le indicaron que alguien se aproximaba, giró su rostro entonces observó a su mamá acercarse a él. —Mamá —expresó con la voz trémula, entonces se dirigió a ella. —Cariño —Alondra se acercó a él y lo estrechó. Óscar no se pudo resistir ante la calidez de ese abrazo y se desbordó como si fuese un niño pequeño. —Tengo miedo —confesó—. Estoy aterrado de que la historia se repita y ella... —Lo imagino —respondió sujetándolo con fuerza—. Debemos tener fe en que se recuperará. —Acarició con suavidad su mejilla—, no podemos darnos por vencidos, nunca lo hemos hecho, a pesar de todo lo que hemos vivido, siempre hemos perseverado —refirió. Óscar tembló por unos instantes, sin soltar a su mamá. —Si ella me deja, no lo resistiré. —No te
Sam limpió sus lágrimas con el dorso de su mano, su corazón percibió paz, escuchar a su madre la liberó de un gran peso que llevaba acumulado desde el instante que se enteró de la forma en la que murió, sin embargo, su corazón no podía perdonarla aún, necesitaba asimilar todo, y tomarse su tiempo.—Oraré por tu descanso —mencionó Sam. —¿Hay algo más que pueda hacer por vos?Verónica asintió.—Regresa con tu familia, vos demostraste ser diferente a mí, serás una gran madre, una buena esposa, vuelve con ellos Samantha y sé muy feliz, ya no hay nada, ni nadie que se interponga en tu camino. Cuídate mucho —expresó y antes de desvanecerse volvió a hablar—. Quiero que le des un recado a tu papá —solicitó.Sam liberó un largo suspiro y la miró a los ojos.—¿Qué deseas que le diga?Verónica se aclaró la garganta, y su mirada por un instante mostró un destello de luz.—Exprésale que siempre lo amé —manifestó con sinceridad—, solo que no supe demostrárselo, o quizás él no se merecía alguien com
Días después. Óscar se dirigía al centro comercial en compañía de Norita, ambos iban cantando a todo pulmón, una de las canciones favoritas del joven «El color de tus ojos by Banda Ms».El joven sonrió al ver a su hija a través del espejo retrovisor, descendió de la SUV y la sacó del asiento, luego la tomó entre sus brazos para buscar un carrito de super y sentarla ahí, justo cuando llegaron, un par de niños, le ayudaron. Óscar pasó saliva con dificultad al verlos con los zapatos muy desgastados y la ropa desgarrada, además de tener su rostro sucio.Norita miró su impecable ropa, y luego la comparó con la de aquellos chiquillos, estiró su pie, y observó su zapato nuevo, mientras que los que calzaban los niños estaban rotos, entonces tocó la mano de su papá, para captar su atención. —¿Por qué lucen así? —indagó con curiosidad, y a la vez sintiendo pesar de verlos en esas condiciones. Antes de responder, Óscar sacó de su cartera un par de billetes y se los entregó.—Es para que coman
La enfermera encargada del cuidado de Marcela, empujaba su silla de ruedas por el hospital en el cual se hallaba internado Rafael. A medida que avanzaban el corazón de Marce se agitaba, entrelazaba sus manos con angustia, inhaló profundo cuando entraron en el elevador, entonces sacó de su bolso un espejo, ahora que su esposo ya había despertado, quería verse bonita para él, y por eso retocó su maquillaje. Cuando salieron en el piso donde se hallaba hospitalizado Rafael, la mujer se dirigió a su acompañante. —Yo quiero ir sola, ayúdame con la puerta nada más —expresó. La enfermera asintió y la condujo por el pasillo. Yesi iba a ingresar a la habitación de Rafael acompañada de David, quien al momento que ella estaba por abrir, él se soltó de su agarre y corrió por el pasillo, la joven de inmediato corrió detrás de él, observando cómo sonreía al pensar que estaban jugando.—Detente hijo —solicitó, pero el pequeño aumentó el ritmo, carcajeándose, entonces al ir volteando para ver a s
Sam aplaudió completamente feliz, entonces su padre sacó de una bolsa de regalo una muñeca de rizos castaños, ojos azules.—Es para vos —mencionó.La mirada de Samantha se iluminó como cuando era niña y recibía un obsequio similar.—Es preciosa —mencionó, y se quedó pensativa—. Aunque no se parece a ella en el color de ojos, pero si en la belleza, la bautizaré con el nombre de Ofe. —Sonrió y miró a Óscar.—Doña coqueta, le quedaría mejor —Óscar bromeó—. Me alegra mucho que se muden a mi hermoso país. Sé que Samantha ya no tendrá ningún motivo para sentirse triste, además que nuestros hijos crecerán con su familia completa, serán unos pequeños muy bendecidos por eso. —Acarició con ternura su mejilla.Sam sonrió al escucharla y luego su mirada se llenó de incertidumbre.—Necesito confirmar algo que doña Ofe mencionó —expresó mirando atenta a sus padres y luego a su esposo. —¿Ese infeliz, murió? ¿Están seguros de que no nos volverá a engañar? —cuestionó y su cuerpo se estremeció al recor