Días después. Óscar se dirigía al centro comercial en compañía de Norita, ambos iban cantando a todo pulmón, una de las canciones favoritas del joven «El color de tus ojos by Banda Ms».El joven sonrió al ver a su hija a través del espejo retrovisor, descendió de la SUV y la sacó del asiento, luego la tomó entre sus brazos para buscar un carrito de super y sentarla ahí, justo cuando llegaron, un par de niños, le ayudaron. Óscar pasó saliva con dificultad al verlos con los zapatos muy desgastados y la ropa desgarrada, además de tener su rostro sucio.Norita miró su impecable ropa, y luego la comparó con la de aquellos chiquillos, estiró su pie, y observó su zapato nuevo, mientras que los que calzaban los niños estaban rotos, entonces tocó la mano de su papá, para captar su atención. —¿Por qué lucen así? —indagó con curiosidad, y a la vez sintiendo pesar de verlos en esas condiciones. Antes de responder, Óscar sacó de su cartera un par de billetes y se los entregó.—Es para que coman
La enfermera encargada del cuidado de Marcela, empujaba su silla de ruedas por el hospital en el cual se hallaba internado Rafael. A medida que avanzaban el corazón de Marce se agitaba, entrelazaba sus manos con angustia, inhaló profundo cuando entraron en el elevador, entonces sacó de su bolso un espejo, ahora que su esposo ya había despertado, quería verse bonita para él, y por eso retocó su maquillaje. Cuando salieron en el piso donde se hallaba hospitalizado Rafael, la mujer se dirigió a su acompañante. —Yo quiero ir sola, ayúdame con la puerta nada más —expresó. La enfermera asintió y la condujo por el pasillo. Yesi iba a ingresar a la habitación de Rafael acompañada de David, quien al momento que ella estaba por abrir, él se soltó de su agarre y corrió por el pasillo, la joven de inmediato corrió detrás de él, observando cómo sonreía al pensar que estaban jugando.—Detente hijo —solicitó, pero el pequeño aumentó el ritmo, carcajeándose, entonces al ir volteando para ver a s
Sam aplaudió completamente feliz, entonces su padre sacó de una bolsa de regalo una muñeca de rizos castaños, ojos azules.—Es para vos —mencionó.La mirada de Samantha se iluminó como cuando era niña y recibía un obsequio similar.—Es preciosa —mencionó, y se quedó pensativa—. Aunque no se parece a ella en el color de ojos, pero si en la belleza, la bautizaré con el nombre de Ofe. —Sonrió y miró a Óscar.—Doña coqueta, le quedaría mejor —Óscar bromeó—. Me alegra mucho que se muden a mi hermoso país. Sé que Samantha ya no tendrá ningún motivo para sentirse triste, además que nuestros hijos crecerán con su familia completa, serán unos pequeños muy bendecidos por eso. —Acarició con ternura su mejilla.Sam sonrió al escucharla y luego su mirada se llenó de incertidumbre.—Necesito confirmar algo que doña Ofe mencionó —expresó mirando atenta a sus padres y luego a su esposo. —¿Ese infeliz, murió? ¿Están seguros de que no nos volverá a engañar? —cuestionó y su cuerpo se estremeció al recor
Gabo se aproximó a ellos, y se sentó junto a Paula María. —¿Y quiénes se van a casar? —cuestionó—, no me digas que Norita ya te abandonó y tienes otra candidata —bromeó, divertido. Angelito separó los labios en una gran O.—Norita no me ha dejado —expresó—, me dicen el inolvidable —manifestó—, eso dice mi abuela. —Carcajeó—, acuérdate que yo quiero a Norita —aclaró—, para que no me abandone tenemos que volver a la casa —indicó.—No podemos hacerlo aún —expresó Gabo y luego dirigió su mirada hacia la pantalla agitó su mano para saludar a sus amigos—, me alegra verte —le dijo a Sam—. Óscar estaba a punto de enloquecer —confesó inhalando profundo. —Me da gusto verlos juntos otra vez —respondió Sam—, con respecto a Óscar, dice que hay muchas que babean por él. —Encogió sus hombros—, de seguro me conseguía reemplazo —bromeó. —Sabes que Gabo es mi mejor amigo —refirió—, no había día que no me diera ánimo —comentó—, muchas gracias por estar pendiente de nosotros —expresó con sinceridad—.
Manizales - Colombia. Meses después. Samantha caminaba por el parque en el cual solía jugar con sus padres y hermano cuando era niña. Empujaba con paciencia el coche en el que reposaba su bebé, mientras Óscar jugaba en los columpios con Norita. La mirada de la joven se iluminó y esbozó una amplia sonrisa al mirar a aquel apuesto joven que la esperaba sentado en una banca. —¿Esperaste mucho tiempo? —cuestionó observándolo con ternura. El joven se puso de pie y la miró a los ojos. —Siempre haces lo mismo, eres la reina de la impuntualidad —bromeó, y se acercó para abrazarla. Sam abrió sus brazos y estrechó con fuerza a su hermano, permanecieron unidos por varios minutos. —Me alegra saber que te encuentras mejor, y que estás superando aquel vicio —expresó Sam con la voz entrecortada. Samuel inhaló profundo. —Y a mí me da gusto verte con vida —expuso con sinceridad—, durante un buen tiempo pensé que mi papá solo veía por tus ojos —empezó a decir mientras invitaba a su he
Angelito ladeó su rostro y sonrió con cariño al verlo llevar al bebé entre sus brazos. —Claro que es necesario —respondió—, nosotros estamos casados y encima de todo nos tienen viviendo lejos —indicó—, relájate tío, esto pasa entre los que se quieren —mencionó con seguridad. Norita escuchó unos susurros en su oído, sonrió y asintió. —Dice la abuela, que como mi mamá te da el tesorito, y con eso te tiene contento, no te hacen falta tantos besos —repitió lo que doña Ofe le dijo. —¿Cuándo nos vas a decir en dónde lo encontramos? —cuestionó mirando a su padre con atención. Óscar rodó los ojos. —Me imagino que tú tenías el tesorito bien resguardado, abuela, y por eso debes cuidar bien de los niños —aconsejó—, mejor hablemos de otras cosas ¿Cómo estás chiquitín? — se inclinó para mostrarle a su pequeño. —Estoy bien, tío. —Lo abrazó y miró al bebé—, pero la abuela dice que es más divertido encontrar el tesorito, en lugar de resguardarlo, que debemos llevar gorritos para que sea más di
La familia Vidal Beltrán llegó hasta la Momposina, ahí fueron recibidos por sus tíos Joaquín y María Paz, quiénes los condujeron a la casa de huéspedes y les mostraron sus habitaciones. —Esta tiene mucha ventilación, solo debes cuidar de los mosquitos a los bebés —sugirió Paz a Lolita y miró a sus sobrinos con ternura—, me recuerdan a mis hijos cuando tenían esa edad —expresó con nostalgia. —Entonces ten más hijos, tía —bromeó Alex. Paz carcajeó. —Tendría que buscar con quién, porque mi Duque quedó imposibilitado. —Se mofó de su esposo. —Pero funciono de maravilla —expuso orgulloso. —Tío —reprochó Alex. Todos carcajearon y los dejaron para que se instalaran y descansaran, puesto que más tarde tenían una reunión en casa de Gabo y Pau. ****En el apartamento de Samantha ella finalizaba de darle el biberón al bebé, mientras Norita se alistaba y Óscar hacía lo mismo. —No olvides llevar pañales y la fórmula de Oscarito —sugirió a su esposo—, y una muda de ropa para Valentina, ya l
Sam presionó los labios al escucharla, y bufó, prefirió ya no hacer más comentarios con respecto a la pelea. —Hace años que no bailo cumbia —comentó y empezó a buscar la música que solicitó. —¿A dónde puedo llevar a mis bebés? —cuestionó Lolita—, es que cuando se despiertan, no paran de llorar. —Sonrió. —En el cuarto de tele —refirió—, está acondicionado para estar cómodos —mencionó y la guio—, cualquier cosa que necesites avísanos —refirió. —Gracias —dijo Lolita y tomó el portabebés con sus niños. —Yo también voy a dejar a mi muñeco allá —avisó Sam y fue junto a Lolita, a dejar a los pequeños en la habitación. Mientras sus amigas se dirigían a dejar a los bebés, Pau solicitó a Óscar que sirviera los tragos, mientras Gabo comenzaba a asar los cortes de carne, con ayuda de Alex. «Así te quiero yo by Daniel Gómez» empezó a sonar. En ese instante Samantha y Lolita regresaron a la sala. —Así te quiero yo con el más puro amor, con el más puro amor, así te quiero yo —entonó