Parece que Sam y Óscar no pierden el tiempo. No olviden las reseñas.
Sam inhaló profundo y mordió sus labios. —Es una propuesta tentadora, no lo voy a negar —expresó aclarándose la voz—, pero eso es imposible, si alguien nos escucha, se va a despertar. ¿Te quieres arriesgar? —cuestionó. —Solo si prometes no despertar a nuestro hijo, con tus jadeos —murmuró acercándose a besarla, la tomó por su rostro y unió sus labios a los de ella, hurgando con urgencia su boca, sintiendo como su cuerpo despertaba.Sam cerró sus ojos y correspondió aquella caricia, sus labios se abrieron para dar paso a la lengua de él, mientras que sus manos acariciaban el firme abdomen de su esposo. —Está funcionando el entrenamiento —susurró. Óscar sonrió con orgullo.—Para mí no es complicado volver a la disciplina con la que me cuido, ahora que ya no estamos embarazados —mencionó y acercó sus labios a su cuello, dirigiendo su mano a su zona femenina—, me muero por fundirme en ti —jadeó bajito.—Óscar —murmuró ella cerrando sus ojos al instante que sintió los labios de él en s
Sam sintió su cuerpo temblar, presionó sus ojos creyendo que era una alucinación, entonces sus ojos observaron a Fidel, pero con la misma mirada lasciva de su padrastro, se quedó paralizada. —Fran...co —balbuceó.Aquel sujeto observó a los ojos a la joven, y luego su mirada se enfocó en el portarretrato de los bebés. —Creo que llegué en el momento exacto —murmuró caminando lentamente hacia ella como una fiera al acecho—. He esperado tanto tiempo por conocer a mis hijos. El cuerpo de Sam, se erizó al escucharlo, su corazón daba pálpitos acelerados, mientras sentía sus oídos zumbar.«No puede ser él» mencionó en su mente.—Déjame en paz —suplicó Sam, con la voz entrecortada—, no sos el padre de mis hijos, sos un loco —gruñó.De pronto la mirada de Flavio ensombreció, la mujer que tenía frente a él se transformó en Verónica, la madre de Samantha, su melodiosa voz, volvió a ser eco en su memoria:«El bebé que estoy esperando no es tuyo, esta niña es hija del gran amor de mi vida: Franc
Óscar lo miró a los ojos sin parpadear. La idea de dejar a Sam, lo perturbó; sin embargo, sabía que dar la vida por la persona que amaba, lo valía, de la misma forma que lo hizo Nora. Inhaló profundo, preparándose para lo que viniera.—Te amo, mi estrella —mencionó liberando algunas lágrimas.Sam se estremeció al escucharlo, su respiración se entrecortó, observó a su esposo con la mirada llena de temor.—También te amo —expresó.Franco carcajeó burlándose.—Qué patéticos —susurró—, pero el momento de decirse adiós, llegó. —Miró a Sam, y luego a Óscar.—¡No! —Sollozó Sam—, no lo hagas, yo me voy con vos a donde quieras, pero dejalos libres —suplicó.Francisco se removía en su silla, intentando zafarse para proteger a su hija que permanecía inmóvil sin poder reaccionar.—¡Déjalos a ellos en paz! —gruñó—. Mátame a mí, el problema es entre vos y yo —recordó, mirándolo a los ojos.—Claro que vas a pagar, con lágrimas de sangre —respondió Franco, entonces volvió a apuntar a Óscar, y ensegui
Los hombres de Franco al ver a su jefe muerto, se descontrolaron, los agentes de la DEA capturaron a varios delincuentes, mientras otros abrían fuego, buscando venganza. Rafael corría sosteniendo con ambas manos su arma, agudizando su vista, para localizar al hombre de confianza de aquel delincuente, entre las calles de la urbanización. Su corazón palpitaba con furia después de todo lo ocurrido. A través de su intercomunicador dirigía al grupo de agentes que estaban a su cargo para peinar la zona y no permitir que se saliera con la suya. El alacrán corría lo más rápido que podía presionando con fuerza uno de sus costados, al sentir una fuerte punzada por el dolor que tenía. Gotas de sudor recorrían su rostro y su espalda, al estar fatigado. Como pudo se escondió entre los autos que se encontraban en la calle, intentando recuperarse para continuar su andar hacia la carretera, sabía que si lo lograba podría contactar a gente que lo sacaría del lugar. 'Resiste un poco, de peores si
Norita parpadeó y liberó un suspiro. —Está bien, pero seguro vas a venir a vernos, y me avisaras si ya puedo estar con mi mamá —cuestionó. —Mañana estaré aquí, ¿confías en mí? —cuestionó—, te voy a anotar mi número, me podrás llamar a la hora que quieras y las veces que desees. —Tomó un bolígrafo y lo apuntó—, nos tenemos que ir —expresó—, obedece a tus abuelas —solicitó y besó su frente—. Voy a darle un beso a tu hermano —mencionó.Norita asintió con la cabeza. —Dile a mi mamá que la quiero mucho, y que se acuerde que me prometió, que jamás nos iba a dejar —expresó observando a su padre a los ojos, colocó sus manitas en las mejillas de él—, dale muchos besos, con eso se pone feliz —solicitó parpadeando, y besó a su papá con cariño—. Te quiero bastante. Óscar abrazó con fuerza a su pequeña.—Estoy seguro que pronto tú misma se los darás —expresó y se encaminó a ver a su pequeño para volver al hospital.En ese instante Angélica apareció con el niño en brazos, acababa de despertar y
Óscar ingresó a pasos rápidos a la sala de terapia intensiva, observó a través del cristal, sin poder dejar de liberar algunas lágrimas. Luego de haber hablado con su suegro y saber sobre el estado de salud de su esposa. Las suaves pisadas de unos tacones, le indicaron que alguien se aproximaba, giró su rostro entonces observó a su mamá acercarse a él. —Mamá —expresó con la voz trémula, entonces se dirigió a ella. —Cariño —Alondra se acercó a él y lo estrechó. Óscar no se pudo resistir ante la calidez de ese abrazo y se desbordó como si fuese un niño pequeño. —Tengo miedo —confesó—. Estoy aterrado de que la historia se repita y ella... —Lo imagino —respondió sujetándolo con fuerza—. Debemos tener fe en que se recuperará. —Acarició con suavidad su mejilla—, no podemos darnos por vencidos, nunca lo hemos hecho, a pesar de todo lo que hemos vivido, siempre hemos perseverado —refirió. Óscar tembló por unos instantes, sin soltar a su mamá. —Si ella me deja, no lo resistiré. —No te
Sam limpió sus lágrimas con el dorso de su mano, su corazón percibió paz, escuchar a su madre la liberó de un gran peso que llevaba acumulado desde el instante que se enteró de la forma en la que murió, sin embargo, su corazón no podía perdonarla aún, necesitaba asimilar todo, y tomarse su tiempo.—Oraré por tu descanso —mencionó Sam. —¿Hay algo más que pueda hacer por vos?Verónica asintió.—Regresa con tu familia, vos demostraste ser diferente a mí, serás una gran madre, una buena esposa, vuelve con ellos Samantha y sé muy feliz, ya no hay nada, ni nadie que se interponga en tu camino. Cuídate mucho —expresó y antes de desvanecerse volvió a hablar—. Quiero que le des un recado a tu papá —solicitó.Sam liberó un largo suspiro y la miró a los ojos.—¿Qué deseas que le diga?Verónica se aclaró la garganta, y su mirada por un instante mostró un destello de luz.—Exprésale que siempre lo amé —manifestó con sinceridad—, solo que no supe demostrárselo, o quizás él no se merecía alguien com
Días después. Óscar se dirigía al centro comercial en compañía de Norita, ambos iban cantando a todo pulmón, una de las canciones favoritas del joven «El color de tus ojos by Banda Ms».El joven sonrió al ver a su hija a través del espejo retrovisor, descendió de la SUV y la sacó del asiento, luego la tomó entre sus brazos para buscar un carrito de super y sentarla ahí, justo cuando llegaron, un par de niños, le ayudaron. Óscar pasó saliva con dificultad al verlos con los zapatos muy desgastados y la ropa desgarrada, además de tener su rostro sucio.Norita miró su impecable ropa, y luego la comparó con la de aquellos chiquillos, estiró su pie, y observó su zapato nuevo, mientras que los que calzaban los niños estaban rotos, entonces tocó la mano de su papá, para captar su atención. —¿Por qué lucen así? —indagó con curiosidad, y a la vez sintiendo pesar de verlos en esas condiciones. Antes de responder, Óscar sacó de su cartera un par de billetes y se los entregó.—Es para que coman