Capítulo 123

Puerto Escondido, Oaxaca.

Óscar ingresó acompañado de Sam y Norita a uno de los restaurantes propiedad de su papá, caminaba con los dedos entrelazados de su esposa y del otro lado de su pequeña. Se detuvieron cuando el maitre, los dejó en la mesa de sus papás.

—Disculpen la demora —indicó—, me toca esperar a que finalicen de arreglarse mis dos mujeres —refirió reflejándose en los azules ojos de su esposa—. Creí que no tardaríamos después de que salieron de la casa ustedes —mencionó.

—Fuiste tú el que se quedó dormido —intervino Norita delatando a su papá—. Nosotras estábamos listas —comentó a sus abuelos, modelando el hermoso vestido que lucía ese día.

Alondra y Álvaro carcajearon y se pusieron de pie.

—Estás hermosa —expresó su abuelo—. Después de comer, no vamos a ir a tomar unas fotos en el kiosco, con vista al mar —refirió con cariño.

—¡Qué emoción! —respondió la pequeña.

—Buenas tardes —saludó Samantha con sus suegros—, como se dieron cuenta, la tardanza no fue nuestra culpa. —S
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