Rafa y Yesi, vaya sorpresa. ¿Lo sospechaban?
Óscar se aclaró la garganta. —Pregúntaselo a ella —solicitó—. No me siento cómodo hablando de ellos —explicó—, no sabía que vendría, estoy algo abrumado —refirió mientras se servía un trago de mezcal. Sam lo observó con atención. —Con tu actitud y cómo me la encontré a ella, no necesito hacer más preguntas, todo me queda claro —indicó y respiró profundo—. Yesi estaba muy alterada, me la encontré afuera —comentó. Óscar resopló. —Hace tanto que no venía a visitarnos —dijo—. Espero que después de esto, quiera volver —refirió—. La última vez que la vi con mi abuela solo estuvo el fin de semana y… la extraño mucho. —Frunció los labios. Samantha suspiró profundo. —No fue nuestra culpa, no lo sabíamos, mi papá jamás dijo que lo había contactado a él —explicó Sam—, debemos hablar con ella, cuando esté más tranquila, si deseas voy a buscarla —indicó. —No tengo problema por eso, quizás se sienta en confianza al poder hablar entre mujeres —expresó y sonrió con ternura—. Ojalá lo haga.
—Capturen a Santillán —gruñó Rafael esquivando un par de balas, hizo unos disparos y logró neutralizar a varios hombres de Franco—. Cúbranme —ordenó, para así ingresar a la agencia de viajes y verificar si había alguna persona herida. Cuando el agente logró entrar se encontró con la imagen de una mujer hecha un ovillo en el suelo, escuchó como tosió un par de veces intentando normalizar su respiración, se tocaba el cuello, y al escuchar disparos se metió bajo el escritorio. —Señora —dijo Rafa. —¡No me toque! —exclamó Lolita—, no me haga daño. La mujer se hallaba en un estado de shock. Rafael intentó aproximarse para brindarle ayuda, pero ella retrocedía como un animal asustado. Afuera los hombres de Franco lo cubrieron y se subió al auto blindado, mientras el agente a cargo ordenó seguirlos. —Quiero vivo o muerto a Santillán —rugió. Instantes después cuando toda esa balacera, paró. Rafael sacó su móvil y se comunicó con Óscar. María Dolores con las piernas temblorosas y el co
Óscar inhaló profundo, se quedó pensativo, entonces supo que había que poner manos a la obra y hacer algo especial, para su esposa.Samantha colocó su mano en la cerradura, estaba por salir de la alcoba, inhaló profundo y giró para regresar hacia donde estaba Óscar, entonces lo abrazó con fuerza. —Lo lamento, sé qué haces todo porque estemos bien, y te lo agradezco —susurró—, antes de arreglar la habitación de nuestro bebé, debemos enterarnos si será niño o niña —propuso, y le acarició la mejilla—. Sos el amor de mi vida —declaró sin dejar de reflejarse en los ojos de él. Óscar ladeó los labios y sonrió.—No hay nada que disculpar —expresó—. Somos un equipo y estamos para apoyarnos —indicó— y la cubrió con sus brazos—. Hagamos una apuesta con Gabo y Pau para ver que opinan sobre lo que será. También con Lolita y Emma—, cuando lo sepamos nos reuniremos para comunicarles el sexo de nuestro hijo —sugirió intentando animarla, un poco.Sam inhaló profundo, ladeó los labios. —Es una buen
Sam esbozó una amplia sonrisa, y su corazón palpitó con fuerza. —Un Oscarito —susurró. Un par de lágrimas corrieron por las mejillas de Óscar.—Un niño —expresó lleno de ilusión y se acercó besando a su esposa—. Muchas gracias por este regalo—. Norita y nuestro pequeño serán nuestro mayor tesoro —refirió con la voz fragmentada.Sam lo miró con ternura, correspondió con calidez a su beso. —Nosotros te amamos tanto —aseveró—, seremos la familia que siempre soñamos —comentó con la mirada iluminada—, solo nos falta un perro, y un gato —bromeó divertida. Óscar carcajeó—Tendremos todo lo que deseen —expresó con cariño—, soy el hombre más feliz de la tierra —indicó con sinceridad.Luego de recibir las indicaciones del médico, enseguida salieron para el edificio donde vivía Pau y Lolita. Muy emocionados se dirigieron hacia ella, además anhelaban darle la noticia a Norita. Cuando llegaron al apartamento de Lolita, saludaron con Alex. —Lamento mucho lo que ocurrió con el loco de Franco,
Emma se asustó al ver que Norita estaba lista para agredirla, parpadeó un par de veces. —Yo soy muy grande para él, Gabito es chiquito, a mí no me interesa —aseguró. Gabito abrió los ojos de par en par al ver a Norita actuar así. —Pero no le he pedido que se case conmigo —refirió—. ¡No le pegues! —expresó colocándose frente a Emma. —¿Te vas a casar conmigo? —cuestionó Norita frunciendo los labios en una línea a punto de llorar. Gabito se llevó las manos a su rizada cabellera. —Pero no quiero limpiar la casa, ni cocinar, soy muy chiquito —respondió—. además, tú me engañas con el niño de la escuela —expresó—, dijiste que te pidió que fueras su novia —recordó. Emma presionó sus labios para no soltar una risotada. —Arreglen sus diferencias —dijo bromeando, y con lentitud se retiró para evitar que Norita la fuera a golpear. —Tú le haces dibujos a Emma, le llevas obsequios —reclamó Norita a Angelito. —Porque Emma es mi nueva maestra —señaló—, es muy bonita —dijo sonriendo—, e
Angelito miró hacia la cama.—¡Santa cachucha! —exclamó reflejando en su mirada el fuego. —¿Qué hacemos? —indagó asustado.Norita agitó sus manos, espantada. —Me van a castigar —expresó con miedo.—Desátenme —dijo Emma—, hay que tirar agua encima, pero ustedes son pequeños, se van a quemar. —Ya sé vamos a hablarle a la abuela. —Miró a Norita—, ella puede soplar como el lobo de la caperuza y apagarlo —sugirió mientras se acercaba a Emma para intentar soltarla.—Sí, solo la abuela nos puede salvar —comentó Norita. —¡Abuela hermosa, aparece por favor! —exclamó presionando sus párpados con fuerza—. Eres el ángel más bello de todos, pero ven por favor —suplicó. —Doña Ofe —Angelito grito—. Abuela querida que estás en el cielo, puedes bajar a apagar la cama de Norita, por favorcito. —Juntó sus manitas—. Nos van a castigar, necesitamos que nos ayudes —suplicó.Emma arrugó el ceño, miró a ambos niños, parpadeando. —Ve a buscar a tus papás Norita —recomendó—, parecen loquitos llamando a una
Puerto Escondido, Oaxaca.Óscar ingresó acompañado de Sam y Norita a uno de los restaurantes propiedad de su papá, caminaba con los dedos entrelazados de su esposa y del otro lado de su pequeña. Se detuvieron cuando el maitre, los dejó en la mesa de sus papás.—Disculpen la demora —indicó—, me toca esperar a que finalicen de arreglarse mis dos mujeres —refirió reflejándose en los azules ojos de su esposa—. Creí que no tardaríamos después de que salieron de la casa ustedes —mencionó.—Fuiste tú el que se quedó dormido —intervino Norita delatando a su papá—. Nosotras estábamos listas —comentó a sus abuelos, modelando el hermoso vestido que lucía ese día. Alondra y Álvaro carcajearon y se pusieron de pie.—Estás hermosa —expresó su abuelo—. Después de comer, no vamos a ir a tomar unas fotos en el kiosco, con vista al mar —refirió con cariño.—¡Qué emoción! —respondió la pequeña.—Buenas tardes —saludó Samantha con sus suegros—, como se dieron cuenta, la tardanza no fue nuestra culpa. —S
Semanas después. Samantha le daba indicaciones a la persona que contrataron para la organización del baby shower, y aunque estaba feliz por esa celebración, una parte de su corazón se sentía triste, puesto que al mismo tiempo se iba a despedir de Pau y Angelito. —Está quedando muy bonito —dijo Norita al mirar el arco de globos blancos y azules que adornaba una de las paredes, se mojó los labios al contemplar la mesa de dulces. —¿A qué hora llegan los invitados? —cuestionó. Sam la observó con ternura. —En un par de horas y no estamos listas, vamos a bañarnos —ordenó. La pequeña miró a los ojos a su mamá. —¿Ya no volveré a ver a la tía Pau y a Angelito? —cuestionó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Sam pasó la saliva con dificultad, su corazón se estremeció. —Cariño, por ahora debemos separarnos, pero te prometo que viajaremos a visitarlos —expresó con la voz entrecortada. —No quiero que se vayan —declaró sollozando y se abrazó a las piernas de su mamá—. Los voy a extrañar. Ó