capítulo 47: Promesas en la tormenta

Vanessa bajó del auto casi al mismo tiempo que Alexandro. Apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que él avanzara con paso decidido hacia la gran mansión Montenegro.

—¡Alex, espera! —lo llamó, corriendo tras él.

Él se detuvo, su espalda rígida y los puños cerrados. Giró solo lo suficiente para mirarla con el ceño fruncido.

—Vanessa, no intentes detenerme.

—No quiero detenerte —dijo ella, acercándose con cautela—. Quiero que pienses.

Alexandro la miró con incredulidad, su pecho subiendo y bajando con la furia contenida.

—¿En qué quieres que piense? ¿En cómo mi familia destruyó la vida de la tuya?

Vanessa tragó saliva, sintiendo el peso de sus palabras.

—En que no podemos confiar en lo que nos dijo Emilia ciegamente.

Él apretó la mandíbula con fuerza.

—¿Dudas de lo que nos dijo?

Vanessa respiró hondo, tratando de mantenerse firme.

—No digo que mienta, pero es una historia demasiado grande para aceptarla sin pruebas sólidas. No conocemos toda la verdad. Solo tenemos bocetos, cartas y s
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