—Yo…— George observaba aquella mujer inclinándose y ayudándolo a levantarse, tampoco estaba tan borracho o simplemente se le había pasado la borrachera de golpe al verla avergonzándose de que lo encontrara en ese estado.
Por eso, cuando el mayordomo se inclinó también a ayudarlo, él apartó el brazo bruscamente y le dirigió una de sus miradas asesinas que resultaban muy convincentes a causa de la intensidad del color claro de sus ojos adornados por esas inmensas pestañas oscuras.— Puedo solo, simplemente bebí un poco, no sé a quién demonios se le ocurrió poner un laberinto en el jardín.Dijo George molesto una vez levantado mientras se alisaba la ropa.— A su esposa.— Exesposa, Jefferson, llama mañana a un paisajista para que arranque todo esto y haga un proyecto nuevo para el jardín, odio este laberinto.Marjorie casi suelta la carcajada al ver a ese hombre lanzarle una mirada asesina a su mayordomo y evitar verla a ella.Estaba claro que en ese momento se encontraba avergonzado, pero a Marjorie se le hizo muy tierna su mirada a pesar de la intensidad y la cólera que se le notaba a través de ella.Por un momento tuvo el impulso de tomarlo del rostro y decirle que no tenía que avergonzarse, que era normal perder la compostura algunas veces, pero no lo hizo, solo soltó un suspiro y sonrió suavemente al ver que dirigió su mirada hacia ella.— ¿A qué debo su visita?— Ya le dije que usted no la recibiría, pero la señora…— Señorita, le interrumpió George. ¿No está usted casada verdad Marjorie? Sígame.Pidió caminando en dirección a la casa intentando no tambalearse, aunque a ratos no lo conseguía.Marjorie ni siquiera tuvo oportunidad de responder, una porque el mayordomo respondió antes de que ella pudiera hacerlo y dos, porque George ya estaba caminando y pidiendo que lo acompañará.Ese hombre tenía la facilidad de hacerla enternecer y al mismo tiempo encolerizar con tan solo un par de palabras.Por lo que tras llegar hasta la sala donde él la invitó a sentarse, ella por fin habló.—Bueno, he venido hasta aquí, porque necesito decir y pedirte algo. Lo que vengo a pedirte es trabajo… Y lo que vengo a decir…La pelirroja mordió sus labios, le costaba mucho decirle que había ido hasta ahí a decirle que necesitaba ayuda para mantener al nieto de ambos, hijo de su difunta hija y el idiota de su hijo adolescente.—Lo que tengo que decir te lo diré tras que me invites a algo de beber, te agradecería que fuera algo fuerte…— ¿Trabajo?— él se impresionó por lo que dijo esa mujer, por lo que tenía entendido era costurera, no sabía qué trabajo podía darle, pero algo encontraría seguro.George se levantó y caminó hasta el mueble bar, siempre era mejor emborracharse junto a alguien más y si el tenía derecho a hacerlo, ella mucho más.Sonaba raro, pero en esos momentos estaba pensando seriamente en decirle a ese hombre que Ian, el bebé que todos creían su hijo, era en realidad su nieto, el de ambos.Nada podía impedir que tanto él cómo su exesposa pelearan por la patria potestad del pequeño y era gente poderosa, pero George se veía un buen hombre, al menos esa impresión le había dado siempre.Marjorie esperaba que fuera así, porque ella no soportaría perder a su nieto, no después de perder a su única hija.—Bueno… Yo estaba pensando en…— estaba por responder su pregunta cuando George volvió a hablar.— Bien, para saber qué trabajo puedo darle, me gustaría que me cuente sus sueños — dijo el hombre mientras servía un poco de whisky en dos copas y luego volvía al sofá entregando una de las copas a la mujer — si pudiera, cuál sería realmente el trabajo que le gustaría tener, es horrible trabajar en algo que a uno no le gusta.Se sentía algo avergonzado, aquella mujer había pasado por una desgracia muchísimo peor que la de él, pero estaba allí, completamente entera y pidiéndole ayuda para enderezar su vida, él sin duda no pensaba negarle esa ayuda.—A mí me gusta crear y diseñar ropa, mi mayor sueño es demostrarles a las mujeres como yo, o como mi hija, que unos kilos de más, no te hacen menos hermosa, que no necesitas matarte de hambre para lucir hermosa en la ropa que desees portar, me gustaría que ninguna otra mujer vuelva a sentirse como lo hizo mi hija antes de fallecer — respondió Marjorie casi de inmediato.La voz de la pelirroja se volvió soñadora, mientras imaginaba lo que ella hubiera podido hacer de haber tenido el dinero suficiente, para hacer posible su sueño. Lo que más le dolía no era el no tener ese dinero, sino el no haber podido ayudar a su hija a ver y a expresar su belleza.Marjorie bebió de la copa que le había servido su anfitrión mientras él la observaba pensativo, si no hubiera llevado esas copas de más que llevaba encima, George jamás se habría planteado acortar la distancia entre ellos sentándose mucho más cerca de ella mientras le llenaba la copa.—Pero bueno, en estos momentos no importa si no me gusta mi trabajo, necesito dinero para liquidar las facturas que siguen llegando.— Es usted hermosa y este cabello …— George llevó dos dedos a un mechón de cabello de la mujer y lo acarició siguiendo la curvatura que tomaba aquel rizo natural.Levantó la mirada y se encontró con ese rostro hermoso y esas pecas adornando su nariz bajo unos ojos hermosos y verdes ojos, tremendamente expresivos, para luego encontrarse con esos labios y se dio cuenta de que ansiaba besarla. Que deseaba saborear esa boca como llevaba años sin ansiar hacer algo así y es que el matrimonio puede ser algo muy solitario a veces.Y él no solo estaba despechado y recién dejado por su esposa, llevaba años experimentando la soledad desde que Leticia se dio por vencida en lo de tener más hijos, cuando el tercer experto en reproducción asistida le dejó claro lo mismo que los otros dos con los que quiso tratarse, que nunca más volvería a ser madre.Aquello había sido el principio de una distancia que había desembocado en un divorcio, aun así él siempre le había sido fiel y nunca permitió que otra se acercara lo suficiente para ser tentado.Por primera vez en mucho tiempo, George sentía el deseo hervir en sus venas por una mujer.— Está bien pensaré en algo, pero ahora bebamos— dijo el hombre alejándose de repente, algo avergonzado, no quería parecer que buscaba aprovecharse — hablaremos de negocios en otro momento, me parece más interesante saber de ti.Marjorie se sorprendió por la propuesta de George Anderson, por varios factores, pero el más importante era porque era la primera vez, después de muchos años, que un hombre le decía esas palabras.—Está bien beberé contigo, pero con la condición de que no sea la única que desnude su alma esta noche ¿Te parece bien?La sonrisa que observó en el rostro de George tras decir eso hizo que el corazón de la pelirroja se acelerara al percatarse de lo guapo que era ese hombre al sonreír.“Marjorie contrólate”Se recriminó a sí misma mientras trataba de ocultar el sonrojo en su rostro, agradeciendo que su rostro estuviera cubierto por un montón de pequitas que harían que eso fuera posible. Eso y el alcohol que estaba ingiriendo bien podría decir en dado caso que él lo notara que se encontraba algo ebria por beber rápidamente esa cantidad de alcohol a la que no estaba acostumbrada.—Dime que es lo que más deseas saber de mí, ya te he dicho mi mayor sueño, Ahora me parecería justo que tú me conta
Ella ya había olvidado lo que se sentía al ser besada, lo que un par de labios pueden provocar al rozar con los suyos, pero todo eso cambió en cuanto los labios de George se posaron sobre los de ellaPor lo que tras George apartarse y disculparse, Marjorie se molestó, no deseaba que lo sintiera, mucho menos que dejara de hacerlo, por lo que lo tomó de las solapas de su americana para ser ella quien lo besara.—No lo lamentes, ni me pidas perdón a menos que desees que te abofetee— murmuró rozando sus labios, haciendo que sus alientos se mezclaran antes de fundirse en un nuevo beso que se intensificó a medida que los labios de ambos empezaron a moverse acoplándose.George no se negó a ese beso, lo único que deseaba era olvidar, era sacar su dolor y aquello era una buena medicina, sentir y engañarse por una noche, dejarse llevar hasta donde ella quisiera ser llevada porque él estaba dispuesto a ir hasta el final.Tras corresponderle con cierta duda, no por él, sino por no incomodarla, po
Maldita sea, estaba jodidamente duro, jodidamente necesitado de hundirse en ella, pero antes quería enloquecerla un poco más con su lengua, la cual lamió con lujuria el botoncito de placer que encontró en el centro de su feminidad, tal como si fuera el pase perfecto a la pasión, al deseo en el que necesitaba consumirse.Ella no pudo evitar alzar sus caderas plantando sus pies sobre el colchón en busca de más de esa lengua y de esos labios que recorrían esa parte de su cuerpo con maestría. Sus manos se aferraron a los cabellos de George, tirando de ellos cada que sentía una nueva descarga de placer, atravesar por toda su columna alojándose en su bajo vientre—Por dios, deja de torturarme y hazlo… tómame George…Él no pensaba hacerse de rogar, porque no había nada que deseara más en ese instante que poseer a esa mujer, la forma en que gemía no podía más que inducirlo a cubrirla rápidamente con su cuerpo y comerle la boca para devorar sus gemidos, divinos gemidos, divinos labios en los q
Jean-Paul estaba algo molesto, aunque más que molesto, estaba preocupado de que su amiga ni siquiera le hubiera informado de que pensaba pasar la noche fuera, no era algo normal en ella y había estado tentado en llamar a la policía, sobre todo al ver que amanecía y todavía no llegaba, que las horas se sucedían y cada vez era más probable de que algo malo hubiera ocurrido.Terminó de alimentar y cambiar al pequeño Ian cuando un terrible pensamiento cruzó su mente ¿Y si había decidido que ya no aguantaba más? Sería bastante comprensible, aquella mujer acababa de perder a su hija ¿Pero qué pasaría con el pequeño Ian entonces?¿Y si la respuesta era aún más escabrosa? A la gente rica no les gustan los hijos ilegítimos. ¿Y si le habían hecho algo a su amiga para silenciarla? No, eso solo pasaba en las películas.Jean-Paul observaba la cuna nerviosa, sin saber muy bien qué debía hacer cuando escuchó abrirse la puerta del apartamento que compartía con Marjorie.— ¿Se puede saber dónde te has
Marjorie sabía que el interés apresurado de George Anderson por ella no era por que de pronto él se hubiera enamorado primera vista de ella, tampoco es que fuera un chiquilla que creyera en los flechazos.Además el hombre había sido claro esa mañana cuando no le permitió escapar de su casa.—Soy consciente de todo lo que me dices.. Aunque no lo creas él fue muy sincero en lo que espera obtener con la boda— la pelirroja soltó un suspiro — también soy consciente que veré a su hijo siempre, pero bueno del mismo modo que yo lo vere el verá crecer a su hijo y no sabrá que es suyo, para él y el resto del mundo será su hermano. Tendrá los mismos derechos que él además que en el acuerdo matrimonial, queda claro que tanto Ian como Evan obtendrán tras la muerte de George lo mismo.Marjorie sabía que la verdad tarde o temprano saldría a la luz y que Evan lamentaría cualquier cosa que le hiciera a Ian y lloraría con sangre el haber herido de esa manera a su hija y la madre de su hijo. —No crees
— ¿A quedarte dices?— preguntó sin saber muy bien cómo explicarle la situación que viviría su hijo en un rato más — ¿Sucedió algo con tu madre?Evan se sorprendió al ver a su padre en casa a esa hora, era un adicto al trabajo que jamás faltaba y era rigurosamente puntual. Pero eso no fue lo que hizo que Evan se pusiera a la defensiva.—¿Acaso tendría que haber un motivo por el cual yo pueda venir a quedarme en casa?— respondió caminando hasta la sala y dejándose caer en uno de los muebles, ocupando todo al quedar recostado sobre este— pero, ya que lo has preguntado, no, no ha pasado nada, salvo que no estoy de humor para atender las visitas que últimamente entran y salen de casa de mi madre.No era del todo mentira, su madre últimamente se la pasaba de fiesta en fiesta, ayudando a conseguirle a su nuevo novio contactos para sus inversiones y el tipo intentaba hacerse el simpático con él, como si no supiera que fue la causa del divorcio de sus padres.—No te molesta que me pase aquí un
Bajó la vista hasta el pequeño bebé que tenía en brazos y por un instante un flashback de él mismo cargando a su hijo siendo bebé le llegó. Tal vez era que todos los bebés se parecían y no solía cargar a muchos.— Bien Marjorie— dijo levantando la vista y centrándonos en su prometida — espero que no tengas inconveniente en que la nana de Evan te ayude con la crianza de nuestro hijo — dijo el hombre mientras una mujer de unos cincuenta y tantos, pero todavía bien conservada y con expresión amigable, se acercaba a ellos.La mujer tomó al pequeño en brazos con un gesto dulce en la mirada que dirigía al bebé, solo con verla se veía que era buena persona de esas que te hacen sentir confianza solo con verla.— Ella es Liliana y está muy bien cualificada — dijo George viendo cómo el pequeño, que había estado algo inquieto en sus brazos, tal vez por no conocerlo, se quedaba calmado en los brazos de la nana.— Encantada señora — dijo la mujer en un tono agradable — ¿Cómo se llama esta preciosi
La pelirroja agradeció que él fuera lo suficientemente centrado como para no dejarle fantasear con lo que había ocurrido la otra noche. — La única duda que tengo, sería donde dormiré, en las cláusulas no vi nada de eso especificado.George carraspeó ante ese pensamiento, dormir juntos era algo muy íntimo y dudaba ser capaz de controlarse por mucho tiempo si la tenía a su lado cada noche. Por otro lado, no podían dormir en habitaciones separadas cuando se suponía que se iban a casar, ni su hijo ni nadie del servicio sabían la verdad, ni siquiera le había hecho redactar el contrato a su abogado de confianza, todo lo había hecho él para que quedara en el más absoluto secreto.— Supongo que deberíamos dormir juntos, pero, mandé preparar el dormitorio contiguo al mío para Ian, las dos habitaciones se comunican y podemos pedir que pongan una cama también para ti si prefieres tener tu propio cuarto.Se soltó un poco el cuello de la camisa que llevaba, de repente tenía mucho calor.— Lo de a