— ¿A quedarte dices?— preguntó sin saber muy bien cómo explicarle la situación que viviría su hijo en un rato más — ¿Sucedió algo con tu madre?Evan se sorprendió al ver a su padre en casa a esa hora, era un adicto al trabajo que jamás faltaba y era rigurosamente puntual. Pero eso no fue lo que hizo que Evan se pusiera a la defensiva.—¿Acaso tendría que haber un motivo por el cual yo pueda venir a quedarme en casa?— respondió caminando hasta la sala y dejándose caer en uno de los muebles, ocupando todo al quedar recostado sobre este— pero, ya que lo has preguntado, no, no ha pasado nada, salvo que no estoy de humor para atender las visitas que últimamente entran y salen de casa de mi madre.No era del todo mentira, su madre últimamente se la pasaba de fiesta en fiesta, ayudando a conseguirle a su nuevo novio contactos para sus inversiones y el tipo intentaba hacerse el simpático con él, como si no supiera que fue la causa del divorcio de sus padres.—No te molesta que me pase aquí un
Bajó la vista hasta el pequeño bebé que tenía en brazos y por un instante un flashback de él mismo cargando a su hijo siendo bebé le llegó. Tal vez era que todos los bebés se parecían y no solía cargar a muchos.— Bien Marjorie— dijo levantando la vista y centrándonos en su prometida — espero que no tengas inconveniente en que la nana de Evan te ayude con la crianza de nuestro hijo — dijo el hombre mientras una mujer de unos cincuenta y tantos, pero todavía bien conservada y con expresión amigable, se acercaba a ellos.La mujer tomó al pequeño en brazos con un gesto dulce en la mirada que dirigía al bebé, solo con verla se veía que era buena persona de esas que te hacen sentir confianza solo con verla.— Ella es Liliana y está muy bien cualificada — dijo George viendo cómo el pequeño, que había estado algo inquieto en sus brazos, tal vez por no conocerlo, se quedaba calmado en los brazos de la nana.— Encantada señora — dijo la mujer en un tono agradable — ¿Cómo se llama esta preciosi
La pelirroja agradeció que él fuera lo suficientemente centrado como para no dejarle fantasear con lo que había ocurrido la otra noche. — La única duda que tengo, sería donde dormiré, en las cláusulas no vi nada de eso especificado.George carraspeó ante ese pensamiento, dormir juntos era algo muy íntimo y dudaba ser capaz de controlarse por mucho tiempo si la tenía a su lado cada noche. Por otro lado, no podían dormir en habitaciones separadas cuando se suponía que se iban a casar, ni su hijo ni nadie del servicio sabían la verdad, ni siquiera le había hecho redactar el contrato a su abogado de confianza, todo lo había hecho él para que quedara en el más absoluto secreto.— Supongo que deberíamos dormir juntos, pero, mandé preparar el dormitorio contiguo al mío para Ian, las dos habitaciones se comunican y podemos pedir que pongan una cama también para ti si prefieres tener tu propio cuarto.Se soltó un poco el cuello de la camisa que llevaba, de repente tenía mucho calor.— Lo de a
George había pasado todo el día en la oficina preparado para poder ausentarse al día siguiente, también había pedido a su secretaria que mandara invitaciones a todos sus amigos, allegado y socios, para él era muy importante que su matrimonio fuera una celebración por todo lo alto para demostrar el gran amor que le tenía a su futura esposa, dejaría de ser la víctima para ser el malo, pero así lo prefería. Llegó muy de noche y se fue directo a su cama, por un momento se impresionó al ver que esta ya estaba ocupada, no estaba acostumbrado a compartir cama con nadie, ni siquiera con Leticia, que había sido su esposa por mucho tiempo, pero recordó que ahora había una prometida durmiendo con él.Se metió bajo las sábanas muy despacio con cuidado de no despertarla y se quedó a un lado del colchón intentando no tocarla, su sola presencia hacía recordar la noche anterior, no podía evitar mirarla en la penumbra de su habitación y recordarla entre sus brazos.Marjorie pensó que tardaría mucho e
— No es el primer hijo que tengo — respondió él en voz un poco alta para que ella pudiera escucharlo desde donde estaba.George se sentía realmente perturbado, el pantalón le apretaba a causa de la excitación por lo que había ocurrido instantes atrás, también se sentía algo avergonzado por haber tocado una mujer mientras dormía, era consciente de que aquello no se podía hacer, pero es que estaba gimiendo su nombre. ¿Cómo podría haberse resistido?Pero en cuánto vio al bebé llorando, una especie de instinto paternal que no sabía que todavía tenía, hizo que se olvidara de todo lo demás y solo quisiera calmar el llanto de ese bebé, era como volver a tener a Evan de pequeño, el tiempo había pasado tan rápido, su hijo había crecido demasiado pronto.Llevó al bebé al cambiador y, sin apartar la mano de su cuerpecito por si se le ocurría darse la vuelta y caer, George buscó los pañales encontrándolos en el cajón del mismo cambiador.No tardó nada en quitarle ese pañal, por suerte solo estaba
Tras darle de comer a Ian los tres se habían quedado dormidos en su cama, pero de nuevo, el lloriqueo del bebé les informó de que había llegado la hora de despertarse y debían encarar el nuevo día, un día para ellos, el que George estaba seguro de que llenaría las portadas de la prensa rosa.— Este bebé es un buen despertador — Dijo George girándose para observar a la madre y al niño y como ella intercambiaba carantoñas con el pequeño bultito que había permanecido entre ellos durante toda la noche.La pelirroja no podía evitar mimar al pequeño, quien desde temprano parecía querer toda la atención para él.Por suerte no estaba sucio, solo estaba malhumorado, por no recibir la atención como el pequeño príncipe que era, porque una vez ella empezó a hacerle carantoñas, el pequeño se desvivía en gorgoritos que acompañaba con pequeña pompitas de saliva que se reventaba en las mejillas de su madre quien en ese momento alzaba su mirada para quedar por un momento perdida en los ojos de George
George sabía que había prometido que irían a comprar todo lo que le hacía falta al bebé y pensaba cumplir su palabra, de hecho, pensaba pasar el día entero con ella y el pequeño Ian, pero tenía algo muy importante que mostrarle, una sorpresa que esperaba fuera de su agrado.Y es que cuando él hacía un trato, su palabra era ley, pero en este caso, se trataba mucho más que de la necesidad de cumplir su palabra, en realidad el señor Anderson moría por ver la ilusión y felicidad en el rostro de su futura esposa a pesar de haberse tomado las libertades que se había tomado.La limusina apareció en una de las calles más céntricas de la ciudad y George no tardó en salir extendiendo la mano para ayudar a Marjorie a salir también.Marjorie tenía mucha curiosidad por la sorpresa que había mencionado George que tenía para ella, pero no era solo curiosidad sino también emoción y porque no decirlo también felicidad, ya que no recordaba hacía cuánto, alguien se había tomado la molestia de regalarle
Marjorie se pellizcó un par de veces en el brazo tratando de despertar, en el tercer intento solo un suave jadeo por el dolor que le provocó, dándose cuenta de que no estaba soñando, que realmente estaba despierta y que se había encontrado con el hombre más maravilloso del mundo.— Necesito que cargues a Ian un momento.—Por supuesto— contestó de inmediato riendo y tomando al pequeño al que de inmediato empezó a hacerle carantoñas.Solo cuando el niño fue tomado en brazos, fue que George se arrodilló frente a ella, aunque el matrimonio fuera producto de un contrato, realmente quería que ese matrimonio fuera bien, aunque le costaba admitirlo, quizá por el miedo a sufrir de nuevo.Así que sacó un pequeño estuche de terciopelo rojo, para luego hincarse en una rodilla en el suelo y así permanecer frente a su futura esposa.La pelirroja sintió que su rostro tomó el mismo color que sus cabellos, al ver a George hincado frente de ella, con un estuche en la mano y un precioso anillo de compro