Ella ya había olvidado lo que se sentía al ser besada, lo que un par de labios pueden provocar al rozar con los suyos, pero todo eso cambió en cuanto los labios de George se posaron sobre los de ellaPor lo que tras George apartarse y disculparse, Marjorie se molestó, no deseaba que lo sintiera, mucho menos que dejara de hacerlo, por lo que lo tomó de las solapas de su americana para ser ella quien lo besara.—No lo lamentes, ni me pidas perdón a menos que desees que te abofetee— murmuró rozando sus labios, haciendo que sus alientos se mezclaran antes de fundirse en un nuevo beso que se intensificó a medida que los labios de ambos empezaron a moverse acoplándose.George no se negó a ese beso, lo único que deseaba era olvidar, era sacar su dolor y aquello era una buena medicina, sentir y engañarse por una noche, dejarse llevar hasta donde ella quisiera ser llevada porque él estaba dispuesto a ir hasta el final.Tras corresponderle con cierta duda, no por él, sino por no incomodarla, po
Maldita sea, estaba jodidamente duro, jodidamente necesitado de hundirse en ella, pero antes quería enloquecerla un poco más con su lengua, la cual lamió con lujuria el botoncito de placer que encontró en el centro de su feminidad, tal como si fuera el pase perfecto a la pasión, al deseo en el que necesitaba consumirse.Ella no pudo evitar alzar sus caderas plantando sus pies sobre el colchón en busca de más de esa lengua y de esos labios que recorrían esa parte de su cuerpo con maestría. Sus manos se aferraron a los cabellos de George, tirando de ellos cada que sentía una nueva descarga de placer, atravesar por toda su columna alojándose en su bajo vientre—Por dios, deja de torturarme y hazlo… tómame George…Él no pensaba hacerse de rogar, porque no había nada que deseara más en ese instante que poseer a esa mujer, la forma en que gemía no podía más que inducirlo a cubrirla rápidamente con su cuerpo y comerle la boca para devorar sus gemidos, divinos gemidos, divinos labios en los q
Jean-Paul estaba algo molesto, aunque más que molesto, estaba preocupado de que su amiga ni siquiera le hubiera informado de que pensaba pasar la noche fuera, no era algo normal en ella y había estado tentado en llamar a la policía, sobre todo al ver que amanecía y todavía no llegaba, que las horas se sucedían y cada vez era más probable de que algo malo hubiera ocurrido.Terminó de alimentar y cambiar al pequeño Ian cuando un terrible pensamiento cruzó su mente ¿Y si había decidido que ya no aguantaba más? Sería bastante comprensible, aquella mujer acababa de perder a su hija ¿Pero qué pasaría con el pequeño Ian entonces?¿Y si la respuesta era aún más escabrosa? A la gente rica no les gustan los hijos ilegítimos. ¿Y si le habían hecho algo a su amiga para silenciarla? No, eso solo pasaba en las películas.Jean-Paul observaba la cuna nerviosa, sin saber muy bien qué debía hacer cuando escuchó abrirse la puerta del apartamento que compartía con Marjorie.— ¿Se puede saber dónde te has
Marjorie sabía que el interés apresurado de George Anderson por ella no era por que de pronto él se hubiera enamorado primera vista de ella, tampoco es que fuera un chiquilla que creyera en los flechazos.Además el hombre había sido claro esa mañana cuando no le permitió escapar de su casa.—Soy consciente de todo lo que me dices.. Aunque no lo creas él fue muy sincero en lo que espera obtener con la boda— la pelirroja soltó un suspiro — también soy consciente que veré a su hijo siempre, pero bueno del mismo modo que yo lo vere el verá crecer a su hijo y no sabrá que es suyo, para él y el resto del mundo será su hermano. Tendrá los mismos derechos que él además que en el acuerdo matrimonial, queda claro que tanto Ian como Evan obtendrán tras la muerte de George lo mismo.Marjorie sabía que la verdad tarde o temprano saldría a la luz y que Evan lamentaría cualquier cosa que le hiciera a Ian y lloraría con sangre el haber herido de esa manera a su hija y la madre de su hijo. —No crees
— ¿A quedarte dices?— preguntó sin saber muy bien cómo explicarle la situación que viviría su hijo en un rato más — ¿Sucedió algo con tu madre?Evan se sorprendió al ver a su padre en casa a esa hora, era un adicto al trabajo que jamás faltaba y era rigurosamente puntual. Pero eso no fue lo que hizo que Evan se pusiera a la defensiva.—¿Acaso tendría que haber un motivo por el cual yo pueda venir a quedarme en casa?— respondió caminando hasta la sala y dejándose caer en uno de los muebles, ocupando todo al quedar recostado sobre este— pero, ya que lo has preguntado, no, no ha pasado nada, salvo que no estoy de humor para atender las visitas que últimamente entran y salen de casa de mi madre.No era del todo mentira, su madre últimamente se la pasaba de fiesta en fiesta, ayudando a conseguirle a su nuevo novio contactos para sus inversiones y el tipo intentaba hacerse el simpático con él, como si no supiera que fue la causa del divorcio de sus padres.—No te molesta que me pase aquí un
Bajó la vista hasta el pequeño bebé que tenía en brazos y por un instante un flashback de él mismo cargando a su hijo siendo bebé le llegó. Tal vez era que todos los bebés se parecían y no solía cargar a muchos.— Bien Marjorie— dijo levantando la vista y centrándonos en su prometida — espero que no tengas inconveniente en que la nana de Evan te ayude con la crianza de nuestro hijo — dijo el hombre mientras una mujer de unos cincuenta y tantos, pero todavía bien conservada y con expresión amigable, se acercaba a ellos.La mujer tomó al pequeño en brazos con un gesto dulce en la mirada que dirigía al bebé, solo con verla se veía que era buena persona de esas que te hacen sentir confianza solo con verla.— Ella es Liliana y está muy bien cualificada — dijo George viendo cómo el pequeño, que había estado algo inquieto en sus brazos, tal vez por no conocerlo, se quedaba calmado en los brazos de la nana.— Encantada señora — dijo la mujer en un tono agradable — ¿Cómo se llama esta preciosi
La pelirroja agradeció que él fuera lo suficientemente centrado como para no dejarle fantasear con lo que había ocurrido la otra noche. — La única duda que tengo, sería donde dormiré, en las cláusulas no vi nada de eso especificado.George carraspeó ante ese pensamiento, dormir juntos era algo muy íntimo y dudaba ser capaz de controlarse por mucho tiempo si la tenía a su lado cada noche. Por otro lado, no podían dormir en habitaciones separadas cuando se suponía que se iban a casar, ni su hijo ni nadie del servicio sabían la verdad, ni siquiera le había hecho redactar el contrato a su abogado de confianza, todo lo había hecho él para que quedara en el más absoluto secreto.— Supongo que deberíamos dormir juntos, pero, mandé preparar el dormitorio contiguo al mío para Ian, las dos habitaciones se comunican y podemos pedir que pongan una cama también para ti si prefieres tener tu propio cuarto.Se soltó un poco el cuello de la camisa que llevaba, de repente tenía mucho calor.— Lo de a
George había pasado todo el día en la oficina preparado para poder ausentarse al día siguiente, también había pedido a su secretaria que mandara invitaciones a todos sus amigos, allegado y socios, para él era muy importante que su matrimonio fuera una celebración por todo lo alto para demostrar el gran amor que le tenía a su futura esposa, dejaría de ser la víctima para ser el malo, pero así lo prefería. Llegó muy de noche y se fue directo a su cama, por un momento se impresionó al ver que esta ya estaba ocupada, no estaba acostumbrado a compartir cama con nadie, ni siquiera con Leticia, que había sido su esposa por mucho tiempo, pero recordó que ahora había una prometida durmiendo con él.Se metió bajo las sábanas muy despacio con cuidado de no despertarla y se quedó a un lado del colchón intentando no tocarla, su sola presencia hacía recordar la noche anterior, no podía evitar mirarla en la penumbra de su habitación y recordarla entre sus brazos.Marjorie pensó que tardaría mucho e