Chantal
—¿Estás segura de lo que estás a punto de hacer? —pregunta mi amiga Daleska suplicando con sus ojos para que recapacite—. Luego no habrá marcha atrás y sabes que…
No dejo que termine de hablar, sé perfectamente las consecuencias que va a traer mi decisión.
—Aunque no lo esté, sabes que es lo mejor en este momento. —poso mi mano sobre su hombro para tranquilizarla.
—Está bien, sabes que puedes contar conmigo en todo momento. —resopla antes de hacerme entrega del bolso—. Te estaré esperando en el parque, puedes tomarte todo el tiempo que necesites.
Asiento con un ligero movimiento de cabeza. Giro tomando con fuerza el pequeño bolso y sin nada más que pensar toco el timbre.
Al poco rato se abre la puerta y me recibe una señora un poco mayor. Al ver que soy yo inmediatamente se hace a un lado para darme paso.
—Creía que te habías arrepentido. —espeta mientras cierra la puerta—, sabes que aún te puedes retractar de lo que estás a punto de hacer cariño.
«¿Será que podrían ponerse en mi posición alguna vez?, estoy segura de lo que voy a hacer, así se me rompa el corazón y no pueda ser la misma de antes»
—Nuevamente, le repito que esta es la mejor decisión. —aclaro para que no siga con la insistencia, ya que tomé la decisión y no hay marcha atrás.
—Siendo así, entonces vamos hasta el despacho. —señala con la mano en dirección a una gran puerta de madera que se encuentra a pocos pasos—. Ya te están esperando.
Caminamos a paso lento por el amplio pasillo. No es la primera vez que he venido a este lugar, pero las veces que lo he hecho no puedo dejar de admirar lo hermoso que es.
«¿Estaré haciendo lo correcto?, claro que sí, es por el bien de todos»
Cierro los ojos y respiro profundo para seguir adelante. Cuando llegamos a la puerta de madera esta se abre para darnos paso al interior del sitio. Dentro se encuentran tres personas más, las cuales ya conocía con anterioridad.
Al entrar tomo asiento y comenzamos con la reunión. Hacemos la entrevista correspondiente y firmamos los documentos requeridos para el proceso. Todo se está realizando como debe ser para no tener problemas legales en el futuro.
Cuando todo termina, hago entrega del pequeño bolso. Sin darles tiempo a que quieran decir o preguntar algo más, salgo del sitio a grandes zancadas hasta llegar al exterior. Camino en dirección al parque donde me espera mi amiga y todo lo hago sin siquiera voltear.
Al llegar a su lado me desplomo y rompo en llanto, mi amiga se desespera, pero sin decir nada me abraza como si su vida dependiera de ello.
Solo ella puede entender el verdadero calvario que estoy viviendo en este momento. No sé por cuánto tiempo nos mantenemos en esa posición, pero cuando mis emociones se estabilizan nos ponemos de pie.
—¿Listo? —limpia las pocas lágrimas que quedaban en mis mejillas con un pañuelo que no se dé donde saco.
Asiento con un movimiento de cabeza porque en realidad no quiero decir nada, ella no replica y eso es algo que le agradezco. Limpio mi pantalón quitando los restos de grama. Arreglo mi blusa y mirando al cielo le ruego a Dios que me dé fuerzas para seguir adelante.
Emprendemos el camino de regreso a casa de mi amiga para buscar mi bolso. Durante todo el trayecto vamos una al lado de la otra sin pronunciar ni una palabra más hasta que al fin llegamos a nuestro destino.
Estando en la comodidad de su hogar preparamos algo de comer, por el afán que tenía de terminar con todo esto no comí nada y ahora nos está pasando factura. El hambre es una cosa seria y no espera.
Cuando terminamos de comer la ayudo a limpiar la cocina y lavar los platos. Subimos hasta su habitación y agradezco que sus padres no se encuentren en casa. Por fortuna están de viaje y eso en parte fue perfecto para seguir con el plan que teníamos trazado hace meses.
Busco mi bolso y me despido de mi amiga con un fuerte abrazo tratando de retener las lágrimas.
—Tranquila, todo va a estar bien. —afirma susurrando en mi oído—. Nos vemos el lunes.
—Claro que sí. —respondo separándome de ella para mirarla directo a los ojos—. Antes de que lo digas, te prometo que voy a estar bien y voy a seguir adelante.
Salgo de su casa rumbo a la mía. No sé qué pueda depararme el destino de ahora en adelante, pero puedo asegurar que fue lo mejor que pude hacer por el bien de todos…
Bastian
El futuro que me he forjado con el pasar de los años no ha sido fácil, pero debo asegurar que todo el éxito que he obtenido se lo debo en gran parte a mi abuelo. Él, siendo un hombre mayor, con sus responsabilidades, se hizo cargo de mí como su único nieto desde el fallecimiento de mis padres, cuando tenía 10 años de edad.
Después del funeral llegué a pensar que mi vida había llegado a su fin. Lo primero que hice al llegar a casa fue encerrarme en mi habitación y llorar hasta quedarme sin lágrimas. Lo que más deseaba en ese momento era haber estado junto a ellos y partir de este mundo, pero al parecer el destino tenía otros planes trazados para mí.
Aquiles Santori, así se llama mi abuelo, un hombre prepotente, orgulloso, estricto, imponente. No hace falta seguir describiéndolo para saber que es un hombre de armas tomar y que todo se hace como él así lo disponga. En pocas palabras, muchos lo conocen como un hombre déspota.
A mí no me quedó de otra que obedecer a todo lo que él quería y dentro de todo estuvo estudiar en una academia militar, al principio no quería, pero no me quedó de otra que aceptar el nuevo destino que me había sido impuesto.
Recordar todo lo sucedido duele, creo que tantas terapias psicológicas no ayudaron mucho después de todo, pero pudo aliviar en parte mi sufrimiento. Esa es una gran cicatriz que va a permanecer en mí por el resto de mi vida.
Salgo de mis pensamientos cuando la voz de Lina me regresa a la realidad.
—Señor Santori, todo está listo para su viaje a Moscú. —informa con la seriedad que la caracteriza, aunque solo sea una apariencia frente a los demás—. Dentro de dos horas sale su vuelo, si necesita algo más no dude en pedirlo.
—Gracias Lina, es todo por hoy. —respondo tajante, reparando en la persona que se encuentra detrás de ella—, nos vemos el lunes a primera hora —suspiro—. Isaac ya puedes pasar.
No hay necesidad de que le diga nada más a Lina, esta inmediatamente se despide y sale a grandes zancadas del despacho, sé que estaba buscando otra cosa, pero en este momento no tengo tiempo para ella y sus pendejadas.
Mi gran amigo y socio ingresa cerrando la puerta para terminar de finiquitar los asuntos que tenemos pendientes antes de mi partida de la empresa. Será él quien se haga cargo de todo durante mi ausencia.
Este es un viaje que he estado retrasando desde hace un mes, pero por insistencia de mi abuelo tuve que acceder y estoy más que seguro que a mi regreso todo será diferente. Tal vez sea para bien o pueda que sea para mal…
Chantal Despertar por los rayos solares que se cuelan a través de la ventana y el sonido insistente de la alarma no es nada gratificante. Muchas veces he querido tomarme unas vacaciones, pero todos esos pensamientos quedan a un lado cuando recuerdo mi triste realidad. Debo trabajar durante el día en la panadería familiar y en las tardes en el restaurante. Este último fue una medida extrema que tuve que implementar para ganar dinero extra y poder costear los medicamentos de mi madre. Entre mi padre y yo nos dedicamos a trabajar fuertemente para poder salir adelante y mantener a flote la panadería. Muchos de mis amigos no estuvieron de acuerdo en que desaprovechara la gran oportunidad de trabajar en una de las empresas más reconocidas del país. No es que quiera ser presumida, pero siempre fui la mejor de mi clase y me gradué con honores. El motivo de su enfado fue que rechace esa gran oportunidad para poder trabajar hombro a hombro con mi padre, ya que mi madre no podía por su estad
Las horas pasan y al fin hemos terminado de asistir a todas las citas que mi madre tenía programada para hoy. —Cariño, me siento un poco cansada. —espeta mi madre con cansancio—, vamos a sentarnos un momento para reponer un poco de fuerzas. La tomo de la mano para dirigirnos a una cafetería que se encuentra a escasos metros de nosotras. —Está bien mami, vamos a comer algo. —la tomo del brazo para cruzar la calle—. Aprovechemos ya que tenemos cerca una cafetería. Ella asiente y caminamos los pasos que nos llevaran hasta el lugar. Una vez entramos al establecimiento tomamos asiento en la mesa más cercana. Al poco rato se acerca a nuestra mesa una joven para tomar nuestros pedidos, por el hecho de que mi madre no puede consumir tantas harinas solo pide un sandwich, pero este es con pan integral junto a un jugo de mora. Por mi parte pido sandwich de pollo y un vaso de jugo de mora igual que mi madre, según palabras textuales de ella eso ayuda a subir la hemoglobina. Mientras esperamo
Bastian No voy a negar que soy un hombre arrogante y prepotente. Siempre obtengo todo lo que quiero a como dé lugar. Desde que vi a esa chica en el hospital, no he podido sacarla de mi cabeza o mejor dicho de ninguna de las dos. Puede parecer absurdo, pero es la primera vez que siento esta extraña sensación al estar cerca de una mujer como ella. No es nada diferente a otras, es solo que tiene un, no sé qué difícil de explicar. Desde hace años he tenido contacto con todo tipo de mujeres, solteras, casadas, viudas, millonarias, meseras, en fin no tengo ningún tipo de prejuicio. Las mujeres son una maravillosa e irresistible tentación. Con todas solamente han sido encuentros de una noche. Algo que les dejo claro desde la primera vez y tengo por regla no repetir. Sé que estarán pensando que soy un puto, pero tengo que aprovechar las oportunidades y placeres que presenta la vida. También soy un hombre muy responsable, me cuido para prevenir una enfermedad y embarazos no deseados. Es po
Chantal Dos semanas han pasado y con ello ha habido una serie de cambios, pero el más importante de todos ha sido la recuperación de mi madre. El Dr. Bracamonte se comunicó con nosotros hace una semana para informarnos sobre un nuevo proyecto que se está dando en el hospital. Según palabras textales del médico, mi madre se encuentra en la lista de las personas que serán beneficiadas. El principal objetivo de este proyecto es poder suministrar los medicamentos que el paciente necesite, lo mejor de todo es que no tendrá ningún costo. Haberme enterado de esta maravillosa noticia, me alivio en gran parte, por lo menos sé que no voy a tener que estar devanando los sesos cada vez que el medicamento de mi madre este a punto de terminarse, no estar pegando carreras de un lado a para otro y buscar quien pueda prestar el dinero para poder comprarlo. Pero como todo no es de color de rosas, también se encuentra la actitud que mi padre ha tenido últimamente. Lo noto muy preocupado y sé que no
Al llegar a casa lo primero que hago es ir a la habitación de mis padres. Es algo que se me ha hecho costumbre cada vez que regreso a la comodidad de mi hogar. Subo las escaleras en puntillas tratando de no hacer ruido. No quisiera que se fueran a despertar. Al abrir la puerta veo a mi madre plácidamente dormida, pero al buscar a mi padre no logro ubicarlo en los alrededores de la habitación, Cosa que se me hace extraña, ya que siempre a esta hora se encuentra profundamente dormido. Miro la hora en mi reloj de pulsera y este marca la 1:15 de la mañana. Me adentro a la habitación caminando hasta el baño, pero tampoco lo encuentro. Salgo a grandes zancadas de la habitación para buscarlo por el resto de la casa. Me quito los zapatos y los dejo a un lado de la puerta de mi cuarto y bajo para buscarlo en la planta baja. —Cariño… ¿Qué buscas? —pregunta mi padre haciendo que de un salto por el susto que me acaba de dar. —¡Papi! —respondo asombrada tratando de normalizar la respiraci
El día transcurrió como todos los demás, la única diferencia en ello fue haber estado pensando todo el tiempo en lo ocurrido con mi padre. En realidad eso es algo que ha estado atormentándome, hasta el punto de no estar concentrada al cien por ciento. Agradezco que el jefe no se encuentre en el restaurante, de lo contrario ya me habría llamado la atención en más de una ocasión. Necesito que el día termine para poder regresar a casa y tratar de mantener una conversación calmada con mi padre. Me conozco a la perfección y sé que al no querer decirme nada, voy a terminar estallando y eso es lo que menos quiero. Salgo de mis pensamientos cuando la voz de mi amiga me regresa a la realidad. —¿Por qué estás tan distraída? —pregunta con preocupación. —Es sobre la organización del catering para el evento. —miento porque no quiero revelar el verdadero motivo de mi preocupación. —Sabes que todo está perfecto, lo único que hace falta es que las horas pasen y finalmente cumplir con todo lo sol
Persuadir a mi madre no fue tarea fácil. Ella insistía en decir que lo que le contamos no era en realidad el verdadero motivo de nuestra conversación. Entre mi padre y yo le insistimos en que eso era lo único que realmente sucedía y decirle que dejara de ver cosas donde no las hay. Finalmente, terminó por aceptar a regañadientes. Nos quedamos un rato más conversando en la cocina, en donde ella aprovechó la oportunidad para nombrarme a Darío, el sobrino de la señora Esther. Ella, al igual que la preciada clienta habitual de nuestra panadería, no hace más que intentar meterme por los ojos a ese hombre. No se puede negar que posee un excelente fisio, sonrisa hechizante y unos ojos tan azules como las profundidades del mar. Cualquier mujer caería rendida a sus pies, pero ese no es mi caso. Únicamente lo veo como a otro hombre más de los que saludo habitualmente. Para cambiar de tema le comento a mi madre todo lo relacionado con el evento y cuando finalmente, se da cuenta de que tal v
Bastian Los días han sido totalmente agobiantes en la empresa y eso también le puedo agregar el trabajo extra que corresponde a todo lo referente con las obras benéficas que se llevan a cabo. En estos últimos días he trabajado hombro a hombro con mi amigo Isaac, puesto que mi abuelo no se ha sentido muy bien de salud y tiene que descansar todo lo posible sin alterarse. El médico fue estricto en cuanto a ello y para eso debe permanecer en casa y seguir al pie de la letra el tratamiento, uno del cual no estaba en total conocimiento. Según él, dejó de tomar sus medicinas alegando que se encontraba en perfecto estado y que no era necesario tomarlas como habían sido medicadas. Luego de una larga jornada de trabajo, tuve que dormir en la oficina, ya que cuando me di cuenta pasaban de las cuatro de la madrugada. Coloque la alarma en mi celular a las seis, para dormir un rato más y tratar de reponer energías. Decir que pude conciliar el sueño sería una gran mentira y eso es por tres razone