Las horas pasan y al fin hemos terminado de asistir a todas las citas que mi madre tenía programada para hoy.
—Cariño, me siento un poco cansada. —espeta mi madre con cansancio—, vamos a sentarnos un momento para reponer un poco de fuerzas.
La tomo de la mano para dirigirnos a una cafetería que se encuentra a escasos metros de nosotras.
—Está bien mami, vamos a comer algo. —la tomo del brazo para cruzar la calle—. Aprovechemos ya que tenemos cerca una cafetería.
Ella asiente y caminamos los pasos que nos llevaran hasta el lugar. Una vez entramos al establecimiento tomamos asiento en la mesa más cercana.
Al poco rato se acerca a nuestra mesa una joven para tomar nuestros pedidos, por el hecho de que mi madre no puede consumir tantas harinas solo pide un sandwich, pero este es con pan integral junto a un jugo de mora. Por mi parte pido sandwich de pollo y un vaso de jugo de mora igual que mi madre, según palabras textuales de ella eso ayuda a subir la hemoglobina.
Mientras esperamos conversamos sobre lo bien que le fue en su chequeo. El doctor recomendó hacer ejercicio a diario o con caminar una hora al día era más que suficiente.
—¿Cariño te sientes bien? —posa su mano sobre la mía—. Últimamente, te veo muy agotada.
—Claro que si madre, no te mortifiques por eso. —acaricio el dorso de su mano—. Con un merecido descanso voy a recuperar fuerzas.
Se queda en silencio para analizando cada una de mis palabras, pero no insiste en seguir preguntando, sabe que no voy a entrar en más detalles y por eso prefiere dejar el tema.
La chica nos trae nuestros pedidos y comenzamos a disfrutar de lo que para nosotras viene siendo parte del almuerzo. Lo sé porque justo frente a mí tengo un gran reloj que marca la hora y son más de la 1:00 de la tarde.
Cuando terminamos de comer le hago señas a la chica para que traiga la cuenta, pero esta me hace una señal para que me acerque.
—Ya regreso madre, voy a cancelar la cuenta. —aviso para que sepa a donde me dirijo.
—Está bien cariño, aquí te estaré esperando. —afirma con una hermosa sonrisa en su rostro.
Camino a pasos lentos hasta llegar donde la chica.
—¿Qué pasa? ¿Ya tienes la cuenta? —pregunto a la espera de una respuesta de su parte.
—Sí, pero su cuenta ya fue cancelada señorita. —responde mientras ve detrás de mi espalda—. Un caballero se encargó de hacer el pago.
Me quedo estupefacta por lo que acaba de decirme, esto es realmente extraño porque no sé de quién se pueda tratar. Frunzo el ceño y giro para ver en dirección hacia donde ella lo hace y me llevo una gran sorpresa a reconocer a la persona que tal vez fue la encargada de pagar la cuenta.
—¿Es el caballero de aquella mesa, el que está vestido con traje azul? —pregunto enarcando una ceja y espero que esté equivocada.
—El mismo, señorita.
Esto no puede ser cierto, ese hombre es el mismo que sin querer tropecé al salir del ascensor en el hospital. No puedo permitir que se encargue de pagar una cuenta que no le pertenece.
Le pido a la chica que me muestre el total de la factura cancelada y al verificar el monto busco en mi cartera el monedero para sacar el dinero. Decidida camino hasta donde se encuentra el hombre y respiro profundo al estar parada a su lado.
—Buenas tardes. —saludo con amabilidad—. Disculpe usted, pero la señorita me acaba de informar que usted ha cancelado mi cuenta.
—Es un placer volverla a ver, señorita. —esboza una gran sonrisa—. Así es y espero no lo tome a mal, pero solo quería disculparme por la forma en que mi nieto se portó con usted hace unas horas.
—Pierda cuidado, eso no es algo que me quite el sueño. En este mundo uno se encuentra con personas peores que su nieto. —me encojo de hombros restándole importancia al asunto—, pero lo que no puedo aceptar es que haya pagado mi cuenta para retribuir lo ocurrido —tiendo mi mano con el dinero, pero este no me lo acepta.
—Deja eso así muchacha. —hace un ademán con su mano para no aceptar el dinero—. No te voy a aceptar ese dinero, lo vas a necesitar más que yo.
Demoro un rato intentando convencerlo de que lo acepte, pero al final tengo que rendirme y no seguir insistiendo. Este hombre es testarudo y no acepto el dinero. Insistió en que era su manera de disculparse y no me quedo de otra que aceptar.
Le agradecí por ello y me despedí del señor para regresar al lado de mi madre, quien ya estaba con la cabeza como el ventilador girando de un lado a otro.
—¿Por qué te demoraste tanto cariño? —pregunta enarcando una ceja.
—Estaba saludando a un conocido madre. —miento para que no comience a interrogarme—, pero ya podemos irnos.
—Está bien. —responde no muy convencida por mis palabras, sabe que no estoy siendo sincera y sé que luego tendré que contar sobre lo ocurrido—. Vamos, pero primero debo ir al baño, ahora es a ti a quien le toca esperar.
Tomo asiento nuevamente en la mesa y volteo para ver hacia la mesa donde se encontraba sentado el señor. Me doy un golpe en la cabeza por no haber tenido la educación de haberme presentado y ahora no tengo idea de como se llamará el señor.
Otra cosa que se me hace extraña es no haberlo encontrado con el ogro de su nieto, tal vez es tan patán que seguro dejo a su abuelo solo en este lugar. No entiendo como puede haber personas así en este mundo.
Espero no volver a encontrarme con ese hombre despreciable en un futuro y poder tener la oportunidad de ver al señor nuevamente para presentarme con él como debe ser y ser yo la que lo pueda invitar a tomar un café.
Al llegar mi madre me pongo de pie para salir de la cafetería e ir rumbo a nuestra casa para que ella pueda descansar y yo ir a mi trabajo en el restaurante.
Caminamos hasta la salida en donde paro al primer taxi que pasa, ayudo a mi madre a subir y cuando estoy a punto de hacerlo mi madre dice apenada.
—Cariño, he dejado el suéter, no recuerdo si fue en la silla o en el baño. —dice apenada.
—Tranquila, ya voy por él. —Sonrío para luego pedirle al taxista que me espere un momento.
Camino a grandes zancadas al interior de la cafetería, al llegar a la mesa donde estábamos me doy cuenta de que no está en la silla, lo más seguro es que debió dejarlo en el baño.
Sin tiempo que perder camino hasta los sanitarios, al entrar veo el suéter de mi madre sobre el lavado y lo tomo. Por gracia divina mi vejiga pide ser desocupada y entro hasta el cubículo para hacer pis. Salgo y lavo mis manos tomando el suéter antes de dejarlo nuevamente.
Por la prisa al salir camino apresurada tropezando con alguien. Levanto mi mirada para disculparme con la persona, pero me llevo una sorpresa al darme cuenta de quien se trata.
—¿Otra vez tú? —pregunta con arrogancia enarcando una ceja—. Al parecer este es tu hobby favorito.
—Lo siento, pero no es mi culpa encontrarme con idiotas en el camino.
No le ha gustado para nada mi respuesta y sin verlo venir actúa de la manera que menos lo esperaba. El muy imbécil me besa y acto seguido le doy una cachetada que resuena en el pasillo.
—Imbécil.
Es la última palabra que digo antes de salir corriendo del lugar como alma que lleva el diablo.
Bastian No voy a negar que soy un hombre arrogante y prepotente. Siempre obtengo todo lo que quiero a como dé lugar. Desde que vi a esa chica en el hospital, no he podido sacarla de mi cabeza o mejor dicho de ninguna de las dos. Puede parecer absurdo, pero es la primera vez que siento esta extraña sensación al estar cerca de una mujer como ella. No es nada diferente a otras, es solo que tiene un, no sé qué difícil de explicar. Desde hace años he tenido contacto con todo tipo de mujeres, solteras, casadas, viudas, millonarias, meseras, en fin no tengo ningún tipo de prejuicio. Las mujeres son una maravillosa e irresistible tentación. Con todas solamente han sido encuentros de una noche. Algo que les dejo claro desde la primera vez y tengo por regla no repetir. Sé que estarán pensando que soy un puto, pero tengo que aprovechar las oportunidades y placeres que presenta la vida. También soy un hombre muy responsable, me cuido para prevenir una enfermedad y embarazos no deseados. Es po
Chantal Dos semanas han pasado y con ello ha habido una serie de cambios, pero el más importante de todos ha sido la recuperación de mi madre. El Dr. Bracamonte se comunicó con nosotros hace una semana para informarnos sobre un nuevo proyecto que se está dando en el hospital. Según palabras textales del médico, mi madre se encuentra en la lista de las personas que serán beneficiadas. El principal objetivo de este proyecto es poder suministrar los medicamentos que el paciente necesite, lo mejor de todo es que no tendrá ningún costo. Haberme enterado de esta maravillosa noticia, me alivio en gran parte, por lo menos sé que no voy a tener que estar devanando los sesos cada vez que el medicamento de mi madre este a punto de terminarse, no estar pegando carreras de un lado a para otro y buscar quien pueda prestar el dinero para poder comprarlo. Pero como todo no es de color de rosas, también se encuentra la actitud que mi padre ha tenido últimamente. Lo noto muy preocupado y sé que no
Al llegar a casa lo primero que hago es ir a la habitación de mis padres. Es algo que se me ha hecho costumbre cada vez que regreso a la comodidad de mi hogar. Subo las escaleras en puntillas tratando de no hacer ruido. No quisiera que se fueran a despertar. Al abrir la puerta veo a mi madre plácidamente dormida, pero al buscar a mi padre no logro ubicarlo en los alrededores de la habitación, Cosa que se me hace extraña, ya que siempre a esta hora se encuentra profundamente dormido. Miro la hora en mi reloj de pulsera y este marca la 1:15 de la mañana. Me adentro a la habitación caminando hasta el baño, pero tampoco lo encuentro. Salgo a grandes zancadas de la habitación para buscarlo por el resto de la casa. Me quito los zapatos y los dejo a un lado de la puerta de mi cuarto y bajo para buscarlo en la planta baja. —Cariño… ¿Qué buscas? —pregunta mi padre haciendo que de un salto por el susto que me acaba de dar. —¡Papi! —respondo asombrada tratando de normalizar la respiraci
El día transcurrió como todos los demás, la única diferencia en ello fue haber estado pensando todo el tiempo en lo ocurrido con mi padre. En realidad eso es algo que ha estado atormentándome, hasta el punto de no estar concentrada al cien por ciento. Agradezco que el jefe no se encuentre en el restaurante, de lo contrario ya me habría llamado la atención en más de una ocasión. Necesito que el día termine para poder regresar a casa y tratar de mantener una conversación calmada con mi padre. Me conozco a la perfección y sé que al no querer decirme nada, voy a terminar estallando y eso es lo que menos quiero. Salgo de mis pensamientos cuando la voz de mi amiga me regresa a la realidad. —¿Por qué estás tan distraída? —pregunta con preocupación. —Es sobre la organización del catering para el evento. —miento porque no quiero revelar el verdadero motivo de mi preocupación. —Sabes que todo está perfecto, lo único que hace falta es que las horas pasen y finalmente cumplir con todo lo sol
Persuadir a mi madre no fue tarea fácil. Ella insistía en decir que lo que le contamos no era en realidad el verdadero motivo de nuestra conversación. Entre mi padre y yo le insistimos en que eso era lo único que realmente sucedía y decirle que dejara de ver cosas donde no las hay. Finalmente, terminó por aceptar a regañadientes. Nos quedamos un rato más conversando en la cocina, en donde ella aprovechó la oportunidad para nombrarme a Darío, el sobrino de la señora Esther. Ella, al igual que la preciada clienta habitual de nuestra panadería, no hace más que intentar meterme por los ojos a ese hombre. No se puede negar que posee un excelente fisio, sonrisa hechizante y unos ojos tan azules como las profundidades del mar. Cualquier mujer caería rendida a sus pies, pero ese no es mi caso. Únicamente lo veo como a otro hombre más de los que saludo habitualmente. Para cambiar de tema le comento a mi madre todo lo relacionado con el evento y cuando finalmente, se da cuenta de que tal v
Bastian Los días han sido totalmente agobiantes en la empresa y eso también le puedo agregar el trabajo extra que corresponde a todo lo referente con las obras benéficas que se llevan a cabo. En estos últimos días he trabajado hombro a hombro con mi amigo Isaac, puesto que mi abuelo no se ha sentido muy bien de salud y tiene que descansar todo lo posible sin alterarse. El médico fue estricto en cuanto a ello y para eso debe permanecer en casa y seguir al pie de la letra el tratamiento, uno del cual no estaba en total conocimiento. Según él, dejó de tomar sus medicinas alegando que se encontraba en perfecto estado y que no era necesario tomarlas como habían sido medicadas. Luego de una larga jornada de trabajo, tuve que dormir en la oficina, ya que cuando me di cuenta pasaban de las cuatro de la madrugada. Coloque la alarma en mi celular a las seis, para dormir un rato más y tratar de reponer energías. Decir que pude conciliar el sueño sería una gran mentira y eso es por tres razone
¿Celoso, realmente lo estaba?, eso debe ser una completa estupidez, nunca los he sentido y menos lo haría a estas alturas y por una extraña.—No me jodas Isaac, como puedo estar celoso de una mujer a la cual he podido ver escasamente unas dos veces. —murmuro tratando de sopesar las palabras dichas por mi amigo para creerlas también—, mejor dejemos de perder el tiempo y terminemos de finiquitar lo que falta. Recuerda que hoy es el evento y debemos verificar que todo marche como debe.Sin decir una palabra más salgo de la sala de juntas y tras de mí, puedo escuchar los pasos de mi amigo, al igual que la risita estúpida que intenta camuflar a través de una tos fingida.—Creo que solo voy a poderte ayudar aquí en la oficina, amigo mío. —informa serio—, pero no voy a faltar al evento, solo que… Necesito solucionar
Chantal Luego de haber experimentado semejante situación con el imbécil del cual desconozco su nombre, me siento totalmente abrumada, no entiendo como su cercanía nubla por completo mis sentidos apagando en mí la cordura. Es algo que se siente totalmente extraño y no tengo palabras para describir lo que siento en este momento. Puede que tal vez me pase un poco de la raya al darle una patada en su amiguito, pero se lo tenía más que merecido, ese hombre no puede besarme cada vez que se le venga en gana. Aunque pensándolo bien no lo hace tan mal, después de todo, ese hombre emana deseo, peligro, fuego, uno en el cual siento unas terribles ganas de ser consumida. Hago a un lado esos pensamientos porque no son para nada buenos en este momento, eso me desconcentra totalmente de la actividad que debemos realizar en este evento y para ser sincera no quiero que algo salga mal y que Fernando termine por despedirme, no puedo permitir que eso suceda. Termino de arreglar el uniforme y con tod