Chantal
Despertar por los rayos solares que se cuelan a través de la ventana y el sonido insistente de la alarma no es nada gratificante. Muchas veces he querido tomarme unas vacaciones, pero todos esos pensamientos quedan a un lado cuando recuerdo mi triste realidad.
Debo trabajar durante el día en la panadería familiar y en las tardes en el restaurante. Este último fue una medida extrema que tuve que implementar para ganar dinero extra y poder costear los medicamentos de mi madre. Entre mi padre y yo nos dedicamos a trabajar fuertemente para poder salir adelante y mantener a flote la panadería.
Muchos de mis amigos no estuvieron de acuerdo en que desaprovechara la gran oportunidad de trabajar en una de las empresas más reconocidas del país.
No es que quiera ser presumida, pero siempre fui la mejor de mi clase y me gradué con honores. El motivo de su enfado fue que rechace esa gran oportunidad para poder trabajar hombro a hombro con mi padre, ya que mi madre no podía por su estado delicado de salud.
A eso también le debemos sumar todos los gastos que han generado su enfermedad y que el seguro médico no cubre todas las medicinas que requiere para su tratamiento.
En la vida las cosas no son color de rosas, si deseas algo bueno debes luchar por ello sin descanso. Los sacrificios son recompensados en el futuro y sé que un día no muy lejano voy a recoger los frutos de esa cosecha.
Las cosas estarían mucho peor si en aquel entonces no hubiese tomado esa gran decisión, todo sería un completo desastre y nuestras vidas se encontrarían en una total miseria.
Estiro mi cuerpo para tratar de relajar mis músculos, en realidad no sé a qué hora me quede dormida. Trabajar hasta altas horas de la noche no es para nada favorable, cuando el día siguiente debes estar despierto desde temprano.
Normalmente, llego a casa a la una 1:00 de la mañana, pero anoche hubo una celebración y por ende no podíamos retirarnos del lugar hasta que todo quedara como una tacita de plata.
Me pongo de pie siendo las 7:00 de la mañana y voy directo al baño para darme una ducha rápida, hoy le toca cita a mi madre y debemos estar en el hospital dentro de una hora. Por eso me apresuro para no perder tiempo y hacer el desayuno rápido y comer antes de salir de casa.
Cuando estoy lista bajo corriendo por las escaleras en dirección a la cocina. Pretendía preparar algo para comer, pero la gran sorpresa es que encuentro a mi hermosa y bella madre sentada esperando por mí.
—¡Buenos días, cariño! —sonríe con un hermoso brillo en sus ojos—. Antes de que vayas a regañarme sin fundamento, te informo que fue tu padre quien se hizo cargo.
—¡Buenos días, mi reina hermosa! —camino en su dirección para darle un abrazo y dejar un beso en su frente—. Espero que eso sea cierto, sabes que no debes abusar.
—Tampoco exageres, entre tu padre y tú me tienen malacostumbrada. —coloca una servilleta en su regazo—. Ya me encuentro mucho mejor, además mis niveles de azúcar se encuentran bien.
Tomo asiento frente a ella sin hacerle ningún tipo de reclamo, sufrir de diabetes tipo 1 no es nada bueno. La primera vez que le dio esa crisis me sentí morir cuando la encontré desplomada en el suelo y hasta llegué a pensar que se había ido a otro mundo.
Sin poderlo evitar comencé a llorar como una Magdalena hasta que me di cuenta de que seguía respirando. Reconozco que a veces soy un poco dramática, pero como no serlo cuando vez en ese estado a uno de los seres que más amas en la vida.
No quiero llegar a imaginar que sería de mí si algún día ellos llegaran a faltar.
Disfrutamos del desayuno mientras ella comienza a explicar los pasos que debemos dar hoy. Lo primero que debemos hacer es pasar por el laboratorio a buscar los resultados de sus estudios y luego ir con el Endocrinólogo. Este será el primer especialista que vamos a visitar el día de hoy.
Cuando terminamos saco mi móvil para llamar a la línea de taxi y envíen una unidad. Al poco rato salimos y el taxi ya se encuentra parado frente a la casa. Subimos y le indico la dirección a la cual ha de llevarnos.
Al cabo de diez minutos nos encontramos en el hospital, le pago al taxista por su servicio y ayudo a mamá a bajar. Con buena actitud caminamos a pasos lentos hasta ingresar. Estando en recepción informo a la secretaria sobre la cita que tenemos pautada para esta hora y cuando verifica nos pide que tomemos asiento.
—Lamento haber dañado todos tus planes nena. —dice mi madre cabizbaja—. Si no hubiera enfermado, todo sería diferente.
—Nada de eso, madre, hay que aceptar los designios de Dios. —tomo sus manos entre las mías para darle fortaleza—. Además, lo realmente importante es tu salud y eso es primordial. Ya deja de culparte, verás que más adelante voy a poder cumplir mis sueños, nuestros sueños.
La abrazo para tranquilizarla, esta es la manera en que puedo brindarle apoyo y hacerla sentir un poco mejor. Ella siempre se culpa por lo ocurrido, pero a ver ¿Quién desea enfermarse?, la respuesta es simple, nadie.
Mientras esperamos el turno la dejo un momento para ir al laboratorio a buscar los resultados. Corro por el pasillo hasta ingresar al ascensor. Por gracia divina no se encuentra tan lleno, la última vez parecíamos sardinas en lata y el calor que hacía era terrible.
Al llegar al piso donde se encuentra el laboratorio bajo con rapidez y en el proceso tropiezo con alguien. El fuerte golpe que nos dimos en el hombro va a dejar alguna secuela, por lo mínimo un leve hematoma.
—Lo siento, señor, no fue mi intención. —me disculpo avergonzada—. Permítame...
No termino de hablar porque fui interrumpida abruptamente por una voz masculina a mi espalda.
—¿Acaso estás ciega?, para la próxima debes tener más cuidado.—espeta con arrogancia fulminándome con la mirada—. ¿Te encuentras bien? —se dirige al señor frente a él que seguramente ha de ser un familiar.
—Fue un accidente, ella no tuvo la culpa. —admite el señor que al parecer es más consciente—. Esto no quita que debes ser más cuidadosa —dice mirándome y guiñando un ojo—. Vamos, que se nos hace tarde —informa al hombre a su lado.
Ambos hombres camina en dirección al ascensor y yo me quedo paralizada al detallar al hombre arrogante. No se puede negar que es un hombre muy atractivo, pero su arrogancia le resta muchos puntos y por eso no deja de ser un imbécil.
Ambos nos retamos con la mirada y no rompemos en contacto visual hasta que las puertas metálicas se cierran completamente.
Reacciono al recordar los exámenes que debo buscar y sigo mi camino hasta el laboratorio.
Cuando tengo los resultados en mano, tomo las escaleras para evitar algún otro retraso.
Tomo asiento junto a mi madre a la espera y en todo el rato no puedo dejar de pensar en el hombre que ahora ocupa un pequeño porcentaje de mis pensamientos.
«Por encima se les nota que son de buena posición económica, pero ¿Qué hacen en un lugar como este? ¿Acaso serán benefactores?, ¿estarán visitando algún moribundo?»
Definitivamente, hoy no es mi día, tuve un mal comienzo.
Las horas pasan y al fin hemos terminado de asistir a todas las citas que mi madre tenía programada para hoy. —Cariño, me siento un poco cansada. —espeta mi madre con cansancio—, vamos a sentarnos un momento para reponer un poco de fuerzas. La tomo de la mano para dirigirnos a una cafetería que se encuentra a escasos metros de nosotras. —Está bien mami, vamos a comer algo. —la tomo del brazo para cruzar la calle—. Aprovechemos ya que tenemos cerca una cafetería. Ella asiente y caminamos los pasos que nos llevaran hasta el lugar. Una vez entramos al establecimiento tomamos asiento en la mesa más cercana. Al poco rato se acerca a nuestra mesa una joven para tomar nuestros pedidos, por el hecho de que mi madre no puede consumir tantas harinas solo pide un sandwich, pero este es con pan integral junto a un jugo de mora. Por mi parte pido sandwich de pollo y un vaso de jugo de mora igual que mi madre, según palabras textuales de ella eso ayuda a subir la hemoglobina. Mientras esperamo
Bastian No voy a negar que soy un hombre arrogante y prepotente. Siempre obtengo todo lo que quiero a como dé lugar. Desde que vi a esa chica en el hospital, no he podido sacarla de mi cabeza o mejor dicho de ninguna de las dos. Puede parecer absurdo, pero es la primera vez que siento esta extraña sensación al estar cerca de una mujer como ella. No es nada diferente a otras, es solo que tiene un, no sé qué difícil de explicar. Desde hace años he tenido contacto con todo tipo de mujeres, solteras, casadas, viudas, millonarias, meseras, en fin no tengo ningún tipo de prejuicio. Las mujeres son una maravillosa e irresistible tentación. Con todas solamente han sido encuentros de una noche. Algo que les dejo claro desde la primera vez y tengo por regla no repetir. Sé que estarán pensando que soy un puto, pero tengo que aprovechar las oportunidades y placeres que presenta la vida. También soy un hombre muy responsable, me cuido para prevenir una enfermedad y embarazos no deseados. Es po
Chantal Dos semanas han pasado y con ello ha habido una serie de cambios, pero el más importante de todos ha sido la recuperación de mi madre. El Dr. Bracamonte se comunicó con nosotros hace una semana para informarnos sobre un nuevo proyecto que se está dando en el hospital. Según palabras textales del médico, mi madre se encuentra en la lista de las personas que serán beneficiadas. El principal objetivo de este proyecto es poder suministrar los medicamentos que el paciente necesite, lo mejor de todo es que no tendrá ningún costo. Haberme enterado de esta maravillosa noticia, me alivio en gran parte, por lo menos sé que no voy a tener que estar devanando los sesos cada vez que el medicamento de mi madre este a punto de terminarse, no estar pegando carreras de un lado a para otro y buscar quien pueda prestar el dinero para poder comprarlo. Pero como todo no es de color de rosas, también se encuentra la actitud que mi padre ha tenido últimamente. Lo noto muy preocupado y sé que no
Al llegar a casa lo primero que hago es ir a la habitación de mis padres. Es algo que se me ha hecho costumbre cada vez que regreso a la comodidad de mi hogar. Subo las escaleras en puntillas tratando de no hacer ruido. No quisiera que se fueran a despertar. Al abrir la puerta veo a mi madre plácidamente dormida, pero al buscar a mi padre no logro ubicarlo en los alrededores de la habitación, Cosa que se me hace extraña, ya que siempre a esta hora se encuentra profundamente dormido. Miro la hora en mi reloj de pulsera y este marca la 1:15 de la mañana. Me adentro a la habitación caminando hasta el baño, pero tampoco lo encuentro. Salgo a grandes zancadas de la habitación para buscarlo por el resto de la casa. Me quito los zapatos y los dejo a un lado de la puerta de mi cuarto y bajo para buscarlo en la planta baja. —Cariño… ¿Qué buscas? —pregunta mi padre haciendo que de un salto por el susto que me acaba de dar. —¡Papi! —respondo asombrada tratando de normalizar la respiraci
El día transcurrió como todos los demás, la única diferencia en ello fue haber estado pensando todo el tiempo en lo ocurrido con mi padre. En realidad eso es algo que ha estado atormentándome, hasta el punto de no estar concentrada al cien por ciento. Agradezco que el jefe no se encuentre en el restaurante, de lo contrario ya me habría llamado la atención en más de una ocasión. Necesito que el día termine para poder regresar a casa y tratar de mantener una conversación calmada con mi padre. Me conozco a la perfección y sé que al no querer decirme nada, voy a terminar estallando y eso es lo que menos quiero. Salgo de mis pensamientos cuando la voz de mi amiga me regresa a la realidad. —¿Por qué estás tan distraída? —pregunta con preocupación. —Es sobre la organización del catering para el evento. —miento porque no quiero revelar el verdadero motivo de mi preocupación. —Sabes que todo está perfecto, lo único que hace falta es que las horas pasen y finalmente cumplir con todo lo sol
Persuadir a mi madre no fue tarea fácil. Ella insistía en decir que lo que le contamos no era en realidad el verdadero motivo de nuestra conversación. Entre mi padre y yo le insistimos en que eso era lo único que realmente sucedía y decirle que dejara de ver cosas donde no las hay. Finalmente, terminó por aceptar a regañadientes. Nos quedamos un rato más conversando en la cocina, en donde ella aprovechó la oportunidad para nombrarme a Darío, el sobrino de la señora Esther. Ella, al igual que la preciada clienta habitual de nuestra panadería, no hace más que intentar meterme por los ojos a ese hombre. No se puede negar que posee un excelente fisio, sonrisa hechizante y unos ojos tan azules como las profundidades del mar. Cualquier mujer caería rendida a sus pies, pero ese no es mi caso. Únicamente lo veo como a otro hombre más de los que saludo habitualmente. Para cambiar de tema le comento a mi madre todo lo relacionado con el evento y cuando finalmente, se da cuenta de que tal v
Bastian Los días han sido totalmente agobiantes en la empresa y eso también le puedo agregar el trabajo extra que corresponde a todo lo referente con las obras benéficas que se llevan a cabo. En estos últimos días he trabajado hombro a hombro con mi amigo Isaac, puesto que mi abuelo no se ha sentido muy bien de salud y tiene que descansar todo lo posible sin alterarse. El médico fue estricto en cuanto a ello y para eso debe permanecer en casa y seguir al pie de la letra el tratamiento, uno del cual no estaba en total conocimiento. Según él, dejó de tomar sus medicinas alegando que se encontraba en perfecto estado y que no era necesario tomarlas como habían sido medicadas. Luego de una larga jornada de trabajo, tuve que dormir en la oficina, ya que cuando me di cuenta pasaban de las cuatro de la madrugada. Coloque la alarma en mi celular a las seis, para dormir un rato más y tratar de reponer energías. Decir que pude conciliar el sueño sería una gran mentira y eso es por tres razone
¿Celoso, realmente lo estaba?, eso debe ser una completa estupidez, nunca los he sentido y menos lo haría a estas alturas y por una extraña.—No me jodas Isaac, como puedo estar celoso de una mujer a la cual he podido ver escasamente unas dos veces. —murmuro tratando de sopesar las palabras dichas por mi amigo para creerlas también—, mejor dejemos de perder el tiempo y terminemos de finiquitar lo que falta. Recuerda que hoy es el evento y debemos verificar que todo marche como debe.Sin decir una palabra más salgo de la sala de juntas y tras de mí, puedo escuchar los pasos de mi amigo, al igual que la risita estúpida que intenta camuflar a través de una tos fingida.—Creo que solo voy a poderte ayudar aquí en la oficina, amigo mío. —informa serio—, pero no voy a faltar al evento, solo que… Necesito solucionar