Persuadir a mi madre no fue tarea fácil. Ella insistía en decir que lo que le contamos no era en realidad el verdadero motivo de nuestra conversación. Entre mi padre y yo le insistimos en que eso era lo único que realmente sucedía y decirle que dejara de ver cosas donde no las hay. Finalmente, terminó por aceptar a regañadientes. Nos quedamos un rato más conversando en la cocina, en donde ella aprovechó la oportunidad para nombrarme a Darío, el sobrino de la señora Esther. Ella, al igual que la preciada clienta habitual de nuestra panadería, no hace más que intentar meterme por los ojos a ese hombre. No se puede negar que posee un excelente fisio, sonrisa hechizante y unos ojos tan azules como las profundidades del mar. Cualquier mujer caería rendida a sus pies, pero ese no es mi caso. Únicamente lo veo como a otro hombre más de los que saludo habitualmente. Para cambiar de tema le comento a mi madre todo lo relacionado con el evento y cuando finalmente, se da cuenta de que tal v
Bastian Los días han sido totalmente agobiantes en la empresa y eso también le puedo agregar el trabajo extra que corresponde a todo lo referente con las obras benéficas que se llevan a cabo. En estos últimos días he trabajado hombro a hombro con mi amigo Isaac, puesto que mi abuelo no se ha sentido muy bien de salud y tiene que descansar todo lo posible sin alterarse. El médico fue estricto en cuanto a ello y para eso debe permanecer en casa y seguir al pie de la letra el tratamiento, uno del cual no estaba en total conocimiento. Según él, dejó de tomar sus medicinas alegando que se encontraba en perfecto estado y que no era necesario tomarlas como habían sido medicadas. Luego de una larga jornada de trabajo, tuve que dormir en la oficina, ya que cuando me di cuenta pasaban de las cuatro de la madrugada. Coloque la alarma en mi celular a las seis, para dormir un rato más y tratar de reponer energías. Decir que pude conciliar el sueño sería una gran mentira y eso es por tres razone
¿Celoso, realmente lo estaba?, eso debe ser una completa estupidez, nunca los he sentido y menos lo haría a estas alturas y por una extraña.—No me jodas Isaac, como puedo estar celoso de una mujer a la cual he podido ver escasamente unas dos veces. —murmuro tratando de sopesar las palabras dichas por mi amigo para creerlas también—, mejor dejemos de perder el tiempo y terminemos de finiquitar lo que falta. Recuerda que hoy es el evento y debemos verificar que todo marche como debe.Sin decir una palabra más salgo de la sala de juntas y tras de mí, puedo escuchar los pasos de mi amigo, al igual que la risita estúpida que intenta camuflar a través de una tos fingida.—Creo que solo voy a poderte ayudar aquí en la oficina, amigo mío. —informa serio—, pero no voy a faltar al evento, solo que… Necesito solucionar
Chantal Luego de haber experimentado semejante situación con el imbécil del cual desconozco su nombre, me siento totalmente abrumada, no entiendo como su cercanía nubla por completo mis sentidos apagando en mí la cordura. Es algo que se siente totalmente extraño y no tengo palabras para describir lo que siento en este momento. Puede que tal vez me pase un poco de la raya al darle una patada en su amiguito, pero se lo tenía más que merecido, ese hombre no puede besarme cada vez que se le venga en gana. Aunque pensándolo bien no lo hace tan mal, después de todo, ese hombre emana deseo, peligro, fuego, uno en el cual siento unas terribles ganas de ser consumida. Hago a un lado esos pensamientos porque no son para nada buenos en este momento, eso me desconcentra totalmente de la actividad que debemos realizar en este evento y para ser sincera no quiero que algo salga mal y que Fernando termine por despedirme, no puedo permitir que eso suceda. Termino de arreglar el uniforme y con tod
Bastian«¡Maldición!», es la primera palabra que llega a mi mente después de semejante golpe bajo. Nunca llegué a imaginar que esa pequeña testaruda iba a ser capaz de patearme las pelotas.Luego de largarse con una sonrisa triunfal, juré que me las iba a pagar. Esto no se iba a quedar así, ya encontraría la manera de desquitarme con ese pequeño demonio.Como puedo me pongo de pie tratando de no lastimar más mis doloridas pelotas. No quiero hacer un mal movimiento y terminar por estropear o dañar la fábrica. Hago una serie de respiraciones para tratar de controlar mi respiración. Cuando ya me siento listo comienzo a dar pequeños pasos para cerciorarme de que puedo caminar con normalidad y no parecer que tengo un palo metido en el culo.Busco por los alrededores para ver si ese diablillo se encuentra en algún lado, pero no logro visualizarla por ningún lado. En vista de que ella no aparece y que me siento más seguro para caminar con naturalidad, me dirijo a la entrada para recibir a l
ChantalAl salir no pude evitar el temblor en mis piernas. Lo vivido en el interior de ese cuarto fue cosa de otro mundo, no voy a negar que me fascino ceder ante los besos de ese hombre, pero solo quise saciar la curiosidad de saber que era tenerlo pegado a mí y apoderarse de mis labios.—¿Te sientes bien? —pregunta Lucrecia mientras frunce el ceño—. Te ves terrible.—No pasa nada, solo quería tener un segundo a solas, ya sabes el cansancio acumulado. —Miento para que no haga más preguntas y quede conforme con mi explicación y a la vez deseando que el idiota se mantenga en el interior del cuartucho y no vaya a echar por tierra mi mentira—. Mejor vamos, que ya debe estar por terminar el evento y debemos estar al tanto para recoger las cosas.Estaba a punto de dar un salto de victoria cuando mi amiga empezó a caminar
«Nerviosa»…«Molesta»…«Frustrada»…«Excitada», esto último me pone de mal humor, no puedo estar sintiendo esto por un extraño.«¡Maldición!», estoy a punto de hacer erupción como un volcán para arrasar con todo a su paso, pero el principal es ese arrogante y prepotente hombre que me desestabiliza de una manera que ni yo misma he logrado explicar. Claro no debe faltar la palabra pervertido, porque al parecer se cree el amor y rey del sexo.Por la frustración que tengo choco mi cabeza contra el volante, dios cualquier persona que me vea en este estado estará pensand
Me levanto temprano como de costumbre, veo la hora en el reloj de pared al salir del baño y ya son 3:40 am. Traté de dormir las pocas horas que restaban, pero fue imposible. Tenía miedo de quedarme profundamente dormida y no despertar a tiempo. Una vez lista bajo corriendo las escaleras para preparar café junto a unas tostadas. —Parece que alguien se cayó de la cama. —dice mi padre mientras deja un beso en mi cabeza—. Seguro no dormiste nada, ¿cierto? —Solo lo necesario. —giro para entregarle una humeante taza de café—. Ya sabes, tienes una hija todo terreno. —El tiempo te va a pasar factura. —señala con su dedo índice—. Deja que pasen los años y te darás cuenta, mis canas no son de gratis hija. —Hablando de achaques. —irrumpe mi madre en la cocina con una gran sonrisa. Los tres nos sentamos a desayunar y mientras lo hacemos vamos haciendo los planes que tendremos para celebrar las navidades, estamos a escasos días para que empiece dic