Me levanto temprano como de costumbre, veo la hora en el reloj de pared al salir del baño y ya son 3:40 am. Traté de dormir las pocas horas que restaban, pero fue imposible. Tenía miedo de quedarme profundamente dormida y no despertar a tiempo.
Una vez lista bajo corriendo las escaleras para preparar café junto a unas tostadas.
—Parece que alguien se cayó de la cama. —dice mi padre mientras deja un beso en mi cabeza—. Seguro no dormiste nada, ¿cierto?
—Solo lo necesario. —giro para entregarle una humeante taza de café—. Ya sabes, tienes una hija todo terreno.
—El tiempo te va a pasar factura. —señala con su dedo índice—. Deja que pasen los años y te darás cuenta, mis canas no son de gratis hija.
—Hablando de achaques. —irrumpe mi madre en la cocina con una gran sonrisa.
Los tres nos sentamos a desayunar y mientras lo hacemos vamos haciendo los planes que tendremos para celebrar las navidades, estamos a escasos días para que empiece dic
Ver la tristeza y decepción iluminada en sus ojos no fue nada satisfactorio. Necesitaba que él entendiera que las cosas no iban a ser como él pensaba. Después de intentar hacerme que cambiara de parecer varias veces. Mi respuesta fue un rotundo NO.Al principio pude sentir la rabia que emanaba de su cuerpo, por más que intento disimular se le hizo imposible. Con solo ver como sus manos formaban puños y sus orejas se tornaban coloradas, fue suficiente para entender que mi respuesta no fue de su agrado.No espere a que diera una sola palabra y con determinación me puse en pie para entregarle el monto que debía cancelar. —No te molestes en darme cambio. —se levantó para abotonar el botón de su saco y siguió su camino sin dedicarme otra mirada.—¿Qué pasó cariño? —escucho la voz preocupada de mi madre a mi espalda—. ¿Por qué se fue tan molesto? Se veía conversando plácidamente, hasta podría asegurar que estaba feliz.—Pasa que hizo su declar
BastianLuego de pasar la noche sin poder pegar un ojo por culpa de la mujer endemoniada. No puedo culpar a nadie por ello, pero es que últimamente no he dejado de pensar en ella y por cosas del destino siempre termina entre mis brazos.Todavía recuerdo las palabras que le dije antes de marcharse a su casa. No entiendo qué fuerza extraña me impulsó a decir en voz alta mis pensamientos. Y no siento ni una pizca de arrepentimiento por ello.Ver su rostro palidecer fue un momento épico, eso me hace pensar que es un poco inocente referente a estos temas. Voy a tratar de no ser tan cruel para no alearla de mí y mucho menos ahora que sé donde trabaja.Eso me recuerda que má
Camino de un lado a otro,no puedo aguantar la angustia por no tener información de ella me desespera. Mi celular no ha dejado de vibrar en la última media hora.Tomo asiento nuevamente en la sala de espera tratando de mantener la calma. Desde que la ingresaron a emergencia no ha salido siquiera una enfermera.Justo en este momento me encuentro analizando las palabras que alguna vez le escuché decir a mi amigo sobre que la espera desespera, pero a mi me tiene al borde de un colapso.De repente las puertas se abren y veo salir a una enfermera que con una cálida sonrisa me tiende una tabla junto con unos papeles.—Necesito que llene los datos de su esposa.—¿Cómo se encuentra ella? —son mis primeras palabras tomando los documentos que me entrega.—Se encuentra bien, es lo único que puedo decir. Dentro de un rato
—¡Lo siento! —se disculpa la enfermera—. Nofue mi intención interrumpir.—¿Acaso no la han enseñado a tocar la puerta? —la fulmino con la mirada.—Lo siento señor. —se disculpa nuevamente con voz entrecortada a punto de llorar.Hago el amago de hablar, pero una pequeña mano se aprieta a mi brazo para hacerme voltear.—Dejala, no fue su culpa. —dice con una voz tierna—. Podrías dejar de ser tan imbécil —me da un pellizco.—Auch. —me quejo a causa del dolor—. Aveces pareces bi
Chantal—¿Se puede saber qué fue todo eso? —le reprocho a mi amiga—. No quiero que te vayas a ir por la tajante, así que habla de una vez.—creo que la pregunta está de más Chantal. —pone los ojos en blanco—. ¿Acaso no te diste cuenta de que me besó sin mi permiso?—Pero mucho que te encanto, hasta le hiciste un cumplido.—Bueno… Después de todo no besa mal. —sonríe con picardía—. Lo hice porque es un abusador. Casi nos atropella y luego viene y hace lo que ya sabes así sin más. No entiendo qué estaba pensando, ¿sera que es un idiota?
—¿Te pasa algo cielo? —pregunta mi padre intrigado achicando los ojos.—Hem…, no pasa nada papi. —trato de mantener la calma para no entrar en desesperación y se den cuenta de mi nerviosismo—. En un momento regreso —camino en su dirección para arrastrarlo a un lugar un poco más privado, pero mis intentos son infructuosos cuando la voz de mi madre me detiene abruptamente.—No seas maleducada cariño, invita a tu amigo a comer con nosotros. —dice con voz dulce—. Adelante caballero.—No quisiera interrumpir su almuerzo, solo…Es interrumpido por la voz de mi padre.
«Quémame en tu infierno»—Entonces quemate principessa. —separa sus labios de los míos.Me estremecí al escuchar sus palabras, por un instante creí que lo había pensado, pero al parecer mi subconsciente me traicionó y terminé diciendo en voz alta mis deseos. Reacciono al tener en cuenta lo que puede pasar si seguimos así.—¿Qué haces en mi habitación? —me separo de su lado poniendo distancia entre nosotros.—Solo estaba buscando el baño. —sonríe con malicia—, pero creo que me perdí.—¡Oh! v
Bastian«Satisfecho», así es como me siento al ver la incertidumbre en su mirada. Ha de estar preguntándose mentalmente qué tanto he hablado con su padre y sobre todo el tema. Pero ese es un asunto del cual ella se va a enterar a su debido tiempo. Por más que quiera saber, ni su padre le va a dar esa respuesta.—Bueno, para mí fue un verdadero placer haber compartido con ustedes. —Me despido porque, por más que quiera acompañar a los señores a visitar la panadería, se me hace imposible, pero un rato de estos le voy a dar la sorpresa de su vida—. Lamento no poder acompañarlos hoy, pero el deber llama.—No te preocupes, m