Bastian
Luego de pasar la noche sin poder pegar un ojo por culpa de la mujer endemoniada. No puedo culpar a nadie por ello, pero es que últimamente no he dejado de pensar en ella y por cosas del destino siempre termina entre mis brazos.
Todavía recuerdo las palabras que le dije antes de marcharse a su casa. No entiendo qué fuerza extraña me impulsó a decir en voz alta mis pensamientos. Y no siento ni una pizca de arrepentimiento por ello.
Ver su rostro palidecer fue un momento épico, eso me hace pensar que es un poco inocente referente a estos temas. Voy a tratar de no ser tan cruel para no alearla de mí y mucho menos ahora que sé donde trabaja.
Eso me recuerda que má
Camino de un lado a otro,no puedo aguantar la angustia por no tener información de ella me desespera. Mi celular no ha dejado de vibrar en la última media hora.Tomo asiento nuevamente en la sala de espera tratando de mantener la calma. Desde que la ingresaron a emergencia no ha salido siquiera una enfermera.Justo en este momento me encuentro analizando las palabras que alguna vez le escuché decir a mi amigo sobre que la espera desespera, pero a mi me tiene al borde de un colapso.De repente las puertas se abren y veo salir a una enfermera que con una cálida sonrisa me tiende una tabla junto con unos papeles.—Necesito que llene los datos de su esposa.—¿Cómo se encuentra ella? —son mis primeras palabras tomando los documentos que me entrega.—Se encuentra bien, es lo único que puedo decir. Dentro de un rato
—¡Lo siento! —se disculpa la enfermera—. Nofue mi intención interrumpir.—¿Acaso no la han enseñado a tocar la puerta? —la fulmino con la mirada.—Lo siento señor. —se disculpa nuevamente con voz entrecortada a punto de llorar.Hago el amago de hablar, pero una pequeña mano se aprieta a mi brazo para hacerme voltear.—Dejala, no fue su culpa. —dice con una voz tierna—. Podrías dejar de ser tan imbécil —me da un pellizco.—Auch. —me quejo a causa del dolor—. Aveces pareces bi
Chantal—¿Se puede saber qué fue todo eso? —le reprocho a mi amiga—. No quiero que te vayas a ir por la tajante, así que habla de una vez.—creo que la pregunta está de más Chantal. —pone los ojos en blanco—. ¿Acaso no te diste cuenta de que me besó sin mi permiso?—Pero mucho que te encanto, hasta le hiciste un cumplido.—Bueno… Después de todo no besa mal. —sonríe con picardía—. Lo hice porque es un abusador. Casi nos atropella y luego viene y hace lo que ya sabes así sin más. No entiendo qué estaba pensando, ¿sera que es un idiota?
—¿Te pasa algo cielo? —pregunta mi padre intrigado achicando los ojos.—Hem…, no pasa nada papi. —trato de mantener la calma para no entrar en desesperación y se den cuenta de mi nerviosismo—. En un momento regreso —camino en su dirección para arrastrarlo a un lugar un poco más privado, pero mis intentos son infructuosos cuando la voz de mi madre me detiene abruptamente.—No seas maleducada cariño, invita a tu amigo a comer con nosotros. —dice con voz dulce—. Adelante caballero.—No quisiera interrumpir su almuerzo, solo…Es interrumpido por la voz de mi padre.
«Quémame en tu infierno»—Entonces quemate principessa. —separa sus labios de los míos.Me estremecí al escuchar sus palabras, por un instante creí que lo había pensado, pero al parecer mi subconsciente me traicionó y terminé diciendo en voz alta mis deseos. Reacciono al tener en cuenta lo que puede pasar si seguimos así.—¿Qué haces en mi habitación? —me separo de su lado poniendo distancia entre nosotros.—Solo estaba buscando el baño. —sonríe con malicia—, pero creo que me perdí.—¡Oh! v
Bastian«Satisfecho», así es como me siento al ver la incertidumbre en su mirada. Ha de estar preguntándose mentalmente qué tanto he hablado con su padre y sobre todo el tema. Pero ese es un asunto del cual ella se va a enterar a su debido tiempo. Por más que quiera saber, ni su padre le va a dar esa respuesta.—Bueno, para mí fue un verdadero placer haber compartido con ustedes. —Me despido porque, por más que quiera acompañar a los señores a visitar la panadería, se me hace imposible, pero un rato de estos le voy a dar la sorpresa de su vida—. Lamento no poder acompañarlos hoy, pero el deber llama.—No te preocupes, m
ChantalLos días que siguieron transcurrieron con normalidad, lo mejor de todo es que ya me había recuperado por completo. Entre las medicinas y el cuidado de mis padres fue más que suficiente para eso, ya solo me quedan unos cuantos moretones que van a terminar de aclarar con el pasar de los días.Por otro lado, el idiota de Bastian no ha hecho acto de presencia, pero no ha dejado de enviar sus maravillosos y deliciosos presentes. Esos me llegaban tres veces al día, el corazón me daba un vuelco tan grande que no sabría explicar con palabras cada una de las sensaciones que experimenté al recibirlas. Mi madre, aunque no dijo nada, sé que por su cabeza pasan miles de preguntas que de un momento a otro van a ser expuestas.Termino de arreglarme para ir hasta la cocina y tomar el desayuno que mis padres han dejado para mí. Ellos no se lo esperan, pero hoy los voy a ayudar en la panadería y estaré hasta la noche. Voy a aprovech
Sábado por la noche y mi ansiedad aumenta con el paso de los minutos. En no tengo la más mínima idea de que vamos a obtener después de esta cena. No sé el motivo por el cual mis padres se empeñan en invitar a Bastian a una cena con la finalidad de agradecerles lo que sea que el haya hecho para que a la panadería le aumentaran los clientes.«Debe ser por eso, ¿cierto?»Termino de arreglarme detallando en el espejo como me quedó la ropa, no quise colocarme un vestido, simplemente me puse un jean, camisa, cuello tortuga y unas sandalias cómodas. Todavía no puedo utilizar tacones a causa del accidente, aún me duele un poco el tobillo y no quiero empeorar la situación.Bajo hasta la sala para encontrarme a mi padre tarareando una canción que hacía mucho tiempo no lo había escuchado cantar.―Creo que alguien se encuentra de muy buen humor.