Capítulo 969
Emma, al escuchar los ruidos, dejó rápidamente su trabajo y salió corriendo hacia la habitación. Al ver la escena, se preocupó un poco y enseguida llevó a Asterio a otra habitación.

Cuando regresó, le dijo a Andrés:

—Señor, no puedes tratarla de esa manera. Tienes que usar agua fría para bajarle la inflamación.

—¡Prepara el agua! —le ordenó el hombre, sin poder soltar en ese momento a Luna.

Emma dejó al niño y fue a traer una cubeta con agua fría.

Como el ungüento tenía un efecto calmante, Luna ya no sentía tanta comezón en el cuerpo, pero las heridas arañadas comenzaron a dolerle.

—No creas que voy a agradecerte por esto —habló Luna con frialdad.

Andrés, con la cabeza agachada, atendía con cuidado sus heridas con un algodón.

—Lo siento mucho. Fui yo quien no debió haberte gritado.

Luna dudaba asombrada si había escuchado bien, pues el orgulloso Andrés, ¿le había pedido disculpas?

Como una persona tan altanera, en su mundo, todo lo que hacía estaba bien, incluso si fuera un error.

Pero
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