En ese preciso momento, se abrió la puerta de la oficina y entró una mujer de unos veinticinco años, con el cabello largo y vestida con un atuendo formal. Llevaba muy diligente una taza de café en la mano:—Jefe… su cafecito…Álvaro frunció al instante el ceño sin decir nada, golpeó ligeramente el escritorio y le ordenó:—Déjalo ahí.Ella se llama Susan, la nueva asistenta de Álvaro. Después de que Shirley se fue, ella trabajaba temporalmente en este cargo. Ella dejó el café algo inquieta y le preguntó a Álvaro con gran cautela:—¿En qué más puedo ayudarle? Si no, tengo algunos documentos más que imprimir me retiro…Álvaro ni siquiera levantó la cabeza, solo le respondió con desinterés:—Bien, vete a trabajar.Todos en el grupo sabían muy bien que el subdirector Álvaro era la persona más difícil de tratar, después del presidente, incluso los altos ejecutivos tendrían que mostrarle absoluto respeto. Si alguien cometía un pequeño error, Álvaro definitivamente lo regañaría, incluso podría
Shirley también tenía que admitir que le temía mucho a ese hombre, pues su mirada era realmente muy aterradora…Aun así, ella se mantuvo firme frente a Nadia y su madre, y habló reuniendo todo el valor suficiente que pudo:¡Te lo advierto! ¡No vuelvas a intentar llevarte a Nadia!Nadia se escondió temerosa detrás de su madre, y no pudo evitar elogiar a Shirley con toda sinceridad... Aunque lo dijo con voz muy baja, todos pudieron escucharla:—Shirley, eres en verdad increíble...José no esperaba que Nadia le tuviera tanto miedo. Frunció el ceño con seriedad y le hizo una señal a Nadia con el dedo, ordenándole:—Nadia, ¡ven aquí!Nadia se asustó tanto que rompió al instante a llorar:—¡No quiero! Eres un tipo muy malo. Le conté a mi mamá que has tenido bebés con muchas mujeres y ya estás bien puerco. ¡Ella me pidió que no volviera a ser tu amiga! Luna también me dijo que no te hiciera caso. ¡Ya no quiero volver nunca más a verte!La última vez que él la golpeó le había dejado una gran h
Después de que los guardaespaldas de José subieron las escaleras, se escuchó el agudo grito de Nadia y el sonido feroz de algo rompiéndose.En realidad, Nadia solo rompió por accidente un simple florero en la habitación, pero las flores dentro eran las que Luna le había llevado antes. Ella las había estado cuidando con mucho esmero, sin querer que se marchitaran, pero ahora tristemente... todas las flores... se arruinaron por completo. Nadia grito y se agachó en el piso, rompiendo a llorar desconsolada con la rosa que se había aplastado en la mano. Los guardaespaldas de José aprovecharon ese preciso momento para levantarla y bajarla por las escaleras.En ese instante, Nadia aún no sabía lo que había pasado abajo.—¡Ayuda! Shirley... Llama rápido a la policía... Los voy a denunciar, buaaa... ¡brutos aplastaron mis flores!Al escuchar sus lamentos, Shirley se quedó sin palabras…—¡Nadia! ¿¡En ese momento aún estaba preocupada por sus flores!?Mientras tanto, estaban bajando a Nadia. Cua
José le lanzó una mirada sombría a Shirley y le preguntó:—¿Cuánto tiempo tardará en recuperarse?Shirley remilgó:—El médico dijo que sus síntomas son secuelas irreparables de la enfermedad que ha sufrido desde pequeña, y añadiendo el maltrato previo, esto ha creado en ella un gran trauma. Para regresar a un estado normal, tendrá que resolver el problema de su cerebro. Sin embargo, ella ha estado tomando medicamentos durante más de diez años, pero no ha mejorado nada. Además, siempre solo recibe la lástima de otros, ¿cómo podrá de esa manera recuperarse? —Mientras sea una enfermedad, se puede curar. Les doy un día para recoger sus cosas, mañana regresaremos juntos a la capital. Si no hacen lo que les pido, se podrán atener a las consecuencias.La mirada afilada de José pasó de largo sobre Nadia.Al ver que el hombre se fue, Shirley se sintió enormemente aliviada.De regreso al auto, José se arremangó y vio una gran marca de mordida impregnada en la tela, con ligeros rastros de saliva
Shirley se sorprendió:—¿Va a darme todos sus ahorros? ¿Cómo entonces van a sobrevivir sin dinero? Melín suspiró con amargura: —Hemos estado esperando este día desde hace muchísimo tiempo. Tú y Nadia deben irse lo más pronto posible. Con este dinero, siempre y cuando no sean demasiado codiciosas, podrán casarse y llevar una vida muy tranquila.Shirley sintió un fuerte dolor en lo profundo de su corazón y estuvo a punto de llorar. —Tía... Debe haber otra manera de resolver este problema... Podemos pedirle ayuda a Luna. Ella me dijo que la única persona que puede hacer algo contra José es el presidente del Grupo Prosperidad, que es su hermano. Él seguramente podrá ayudarnos.—Shirley... Somos unas simples forasteras en la capital, la señorita García ya nos ha ayudado bastante. Esta situación es muy diferente, ya no podemos seguir dependiendo de ella.En ese momento, Nadia llegó torpemente cargando un vaso de agua. —Mamá, aquí tienes. Ah, por cierto, rompí sin querer ese vaso, pero ya
Uno era empresario y el otro político, ambos eran líderes en sus respectivos campos.En su vida anterior, precisamente por su relación oculta con José, éste había despejado todos los obstáculos presentes en su camino. Por lo tanto, esta vez en la nueva vida, ella no se permitiría perder a ese fuerte apoyo. Nadie la detendría en su propósito.—Tenía que deshacerse de ese lio lo más rápido posible. Acariciando satisfecha su vientre, subió a un automóvil, sus ojos destellaban determinación.«Andrés, ¿crees que ya no puedo hacerte nada porque te has casado con Luna? En la vida pasada te habías casado con ella, ¡pero al final también la desechaste sin piedad alguna y luego te divorciaste de ella! ¡Las personas cambian! Al final, te darás cuenta de que yo soy la opción más adecuada para ti. Estos dos hombres tan exitosos y poderosos se rinden ante mi inigualable belleza, Luna García, nunca sabrías la gran satisfacción incluso si tienes dos oportunidades de vida. En esta vida, también estás
Era una noche tan tranquila y silenciosa, solo se veía la tenue luz de la luna.De repente, sin previo aviso, comenzó a nevar a cántaros. Los copos de nieve blancos caían y se derretían suavemente en el suelo.José estaba sentado muy tranquilo en el auto, abrazando a Nadia, quien dormía profundamente. Después de unos días sin verla, ella había subido en realidad un poco de peso.Todas las mujeres a su alrededor tenían una figura esbelta y muy elegante, pero ella al contrario... era como una regordeta bola de nieve hecha a mano.Él nunca había visto a una mujer que no se preocupara por su figura.A lo lejos, un coche se aproximaba con cautela. Cuando se acercó más, Shirley reconoció al instante la matrícula del vehículo.Abrió los ojos ampliamente porque vio a una persona conocida bajar del coche.¡Era él!¿Qué venía a hacer?Al pensar en cómo la había utilizado, ella agachó de inmediato la cabeza, sin querer mirar más a ese hipócrita…Álvaro se acercó y saludó muy caluroso a José:—Señ
Álvaro posó su mirada en la mujer arrodillada en el suelo, después la dirigió directamente al médico:—Doctor, me gustaría pedirle que mantenga este asunto en secreto, incluyendo lo del hospital. También enviaré a alguien para arreglarlo todo.El médico aceptó:—De acuerdo. Si requiere algún tipo de tratamiento adicional en el futuro, puede venir a buscarme cuando lo necesite.—Muchas gracias —le respondió Álvaro.Después de que se fueran, Álvaro habló con calma:—La preocupación no resolverá nada. Ya he reservado un coche. Tú y la señora regresen enseguida a la capital. Me encargaré de organizar todos los tratamientos posteriores.Los ojos de Shirley se enrojecieron de inmediato:—Aún no me has dicho qué le pasó…Álvaro frunció el ceño:—No necesitas saberlo. Si quieres que los Vázquez estén a salvo, haz lo que te digo. La capital se volverá un completo caos por un tiempo, y no puedo garantizar que ellos tengan tanta suerte como ahora.Shirley exclamó entre sollozos y lágrimas:—¡Tien