Capítulo 981
Era una noche tan tranquila y silenciosa, solo se veía la tenue luz de la luna.

De repente, sin previo aviso, comenzó a nevar a cántaros. Los copos de nieve blancos caían y se derretían suavemente en el suelo.

José estaba sentado muy tranquilo en el auto, abrazando a Nadia, quien dormía profundamente. Después de unos días sin verla, ella había subido en realidad un poco de peso.

Todas las mujeres a su alrededor tenían una figura esbelta y muy elegante, pero ella al contrario... era como una regordeta bola de nieve hecha a mano.

Él nunca había visto a una mujer que no se preocupara por su figura.

A lo lejos, un coche se aproximaba con cautela. Cuando se acercó más, Shirley reconoció al instante la matrícula del vehículo.

Abrió los ojos ampliamente porque vio a una persona conocida bajar del coche.

¡Era él!

¿Qué venía a hacer?

Al pensar en cómo la había utilizado, ella agachó de inmediato la cabeza, sin querer mirar más a ese hipócrita…

Álvaro se acercó y saludó muy caluroso a José:

—Señ
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