Álvaro posó su mirada en la mujer arrodillada en el suelo, después la dirigió directamente al médico:—Doctor, me gustaría pedirle que mantenga este asunto en secreto, incluyendo lo del hospital. También enviaré a alguien para arreglarlo todo.El médico aceptó:—De acuerdo. Si requiere algún tipo de tratamiento adicional en el futuro, puede venir a buscarme cuando lo necesite.—Muchas gracias —le respondió Álvaro.Después de que se fueran, Álvaro habló con calma:—La preocupación no resolverá nada. Ya he reservado un coche. Tú y la señora regresen enseguida a la capital. Me encargaré de organizar todos los tratamientos posteriores.Los ojos de Shirley se enrojecieron de inmediato:—Aún no me has dicho qué le pasó…Álvaro frunció el ceño:—No necesitas saberlo. Si quieres que los Vázquez estén a salvo, haz lo que te digo. La capital se volverá un completo caos por un tiempo, y no puedo garantizar que ellos tengan tanta suerte como ahora.Shirley exclamó entre sollozos y lágrimas:—¡Tien
Cuando las sirvientas escucharon la voz consternada de Luna, casi que se les encogió el corazón, temiendo que los dos volvieran a discutir. Cada vez que discutían, Luna se enojaba tanto que ni siquiera podía comer, terminando por arrojar todos los cubiertos al suelo y subía furiosa a su recámara sin probar bocado. Andrés siempre intentaba calmarla, pero nada funcionaba cuando ella estaba así de molesta.Sin embargo, Andrés había aprendido cómo manejar este tipo de situaciones: durante las comidas, simplemente se quedaba callado mientras Luna lo regañaba. Solo cuando ella lograba desahogarse y se calmaba por completo, podían terminar la comida tranquilamente.Pero en ese momento, Luna siguió hablando sin parar, Andrés ni siquiera le prestaba atención, comiendo con calma y leyendo muy entretenido el periódico financiero. Mientras leía, no olvidaba servirle a Luna algunos alimentos.Ella miraba con enojo el anillo en el dedo anular de Andrés y le gritó furiosa:—¡Andrés, te estoy hablando
Aparte de María…Aunque ella le había propuesto una idea, en su corazón, ella era simplemente una persona ignorante que no entendía nada y solo le causaría problemas. Él podría creer e incluso seguir incondicionalmente todos los consejos de María, pero jamás tomaría en serio sus palabras.Porque ella había escuchado a Andrés decir lo siguiente sobre ella:—Los asuntos de la empresa no son tu área, no puedes compararte en nada a María en cuanto a negocios.***La junta matutina del grupo se llevó a cabo mediante una videollamada en línea.—Jefe, ¿de veras quiere hacer esto? Los socios comerciales con los que acordamos cooperar ya empezaron a diseñar y producir los modelos, ahora si cancelamos los pedidos de repente, nuestra empresa tendrá que pagar una cuantiosa indemnización.Andrés, vestido con una pijama sencilla, pero con un porte elegante, agachó la cabeza jugueteando un poco con el bolígrafo. Les respondió sin darle mucha importancia:—Preparen primero el contrato de rescisión.
Después de la junta. Los altos ejecutivos se fueron retirando uno a uno, y Susan, que había estado esperando afuera por mucho rato, entró apurada con un montón de documentos en los brazos. Apresurada, le dijo a Álvaro:—Jefe, la señorita Rodríguez ya regresó y nos pidió un montón de documentos. También quiere revisar los informes trimestrales, ahora no sé qué más va a querer que hagamos...Álvaro muy serio sin decir nada se fue a grandes pasos del salón de juntas. Shirley quiso seguirlo por instinto, pero Susan la empujó a un lado con una mirada de satisfacción y completa arrogancia. Y ella misma se apresuró a seguir a Álvaro.Cuando Álvaro fue a ver qué pasaba, Shirley se dio cuenta de que su lugar junto a Álvaro había sido ocupado, y sus cosas también estaban en un escritorio temporal. Miró de reojo hacia la oficina, vio a Susan hablando con Álvaro, sin poder saber de qué estaban hablando.Después de un largo rato, Susan salió de la oficina y se le dijo directamente.—Shirley... El
—Ya basta, ya deja de estarme adulando, súbete al auto y listo —le respondió afanosa María.Debido a lo ocurrido anteriormente, Shirley terminó subiendo al auto. Con una expresión algo tímida y vacilante, le preguntó: —Señorita Rodríguez, ¿en qué puedo ayudarle…?María sonrió con malicia:—En las últimas semanas, he estado muy ocupada con otros asuntos, así que te hice trabajar con Álvaro. Él no te ha tratado mal, ¿verdad?Shirley no pudo evitar quejarse: —¡Más que maltratarme! ¡Ha sido casi una explotación despiadada! Señorita, mire estas ojeras que tengo, ¡son producto de estos días tan agotadores!María aún llevaba la sonrisa en el rostro:—Sí, ha sido un trabajo muy duro. Si quieres, puedes ir a descansar por un tiempo. Haré que te den unos días libres.Sin embargo, al ver esa sonrisa, Shirley la miró con cierta desconfianza en su mirada.—No es necesario… Últimamente han surgido algunos problemas familiares, al terminar este mes, renuncié.María, con curiosidad, le preguntó: —¿
—Señorita, este es el vestido de novia más costoso que tenemos en la tienda, y es por cierto el único disponible. Cada uno de los pequeños diamantes que lo adornan ha sido colocados bordados a mano con gran cuidado. Varias señoritas adineradas han solicitado probárselo, y usted es la primera en probarlo. Si este modelo no le convence, tendremos nuevos lotes dentro de un par de días que puede venir a ver, o bien podemos visitar personalmente su casa para ofrecer un servicio personalizado —le explicó la empleada con una sonrisa muy profesional.María señaló despreocupada hacia un lugar:—Me gusta ese.La empleada siguió la dirección que le indicaba, y de inmediato le respondió con cierta dificultad: —Ah, este... lo siento mucho, señorita, pero ese vestido es del compartimento de al lado... Espere un momento, ¡señorita...!Antes de que la empleada terminara de hablar, pues vio que María ya se había ido. Así que se apresuró a alcanzarla. En realidad, solo había una puerta entre los dos c
En realidad, Luna podía sentir que María estaba realmente celosa y la estaba provocando a propósito. En ese preciso momento, de repente sintió lástima por María.Después de dos vidas, ella todavía lo amaba con todo su corazón.Pero esta vez, ella ya no iba a retroceder ni un centímetro.Dio un paso al frente y la miró a los ojos, sin rastro alguno de temor.——Él también está aquí, mejor que le preguntes a él mismo. ¿Soy yo la que no puede vivir sin él? ¡O acaso es él el que no puede vivir sin mí! Sé que ser la otra no es nada agradable, por eso has venido a buscarme problemas de repente. Puedo entender muy bien tus pensamientos. Pero si quieres meterte en nuestra relación como una tercera persona, no lo voy a permitir. Si quieres desahogarte, ¡mejor ve a buscarlo a él!Cuando Luna terminó de decir estas palabras, la gente alrededor murmuraba en voz baja: —¿Qué tipo de desmadre? No me digas que esta llegó a ser vicepresidenta de Prosperidad, ¡y aún así quiere ser la amante del esposo
Álvaro acababa de colgar y recibió un empujón de Luna.—¡Tú también eres un malnacido! —le gritó furiosa.—¿Señorita?Él aún tenía el anillo en la mano, pero no pudo detenerla porque Luna entró apresurada al elevador.Andrés salió corriendo detrás de ella, dejando al niño al cuidado del guardaespaldas. Al verlo, le preguntó asustado:—¿Dónde está ella?Álvaro le respondió un poco desconcertado:—Acabo de llegar y la señora ya se fue…Todo el plan de Andrés se arruinó...Por suerte, cuando Andrés llegó a la mansión, Luna también ya había llegado, unos minutos antes que él.Él bajó apresurado del auto, seguido por el guardaespaldas que traía al niño. Entraron juntos a la casa y el niño fue entregado en ese momento a Emma.Emma los miraba muy confundida, sin saber qué había pasado.¿No se habían ido a tomar las fotos de la boda? ¿Por qué regresaron tan pronto?Andrés le preguntó alterado: —¿Dónde está Luna?Emma le respondió: —Ya subió a su habitación...Andrés subió rápido las escalera