Capítulo 986
—Ya basta, ya deja de estarme adulando, súbete al auto y listo —le respondió afanosa María.

Debido a lo ocurrido anteriormente, Shirley terminó subiendo al auto. Con una expresión algo tímida y vacilante, le preguntó:

—Señorita Rodríguez, ¿en qué puedo ayudarle…?

María sonrió con malicia:

—En las últimas semanas, he estado muy ocupada con otros asuntos, así que te hice trabajar con Álvaro. Él no te ha tratado mal, ¿verdad?

Shirley no pudo evitar quejarse:

—¡Más que maltratarme! ¡Ha sido casi una explotación despiadada! Señorita, mire estas ojeras que tengo, ¡son producto de estos días tan agotadores!

María aún llevaba la sonrisa en el rostro:

—Sí, ha sido un trabajo muy duro. Si quieres, puedes ir a descansar por un tiempo. Haré que te den unos días libres.

Sin embargo, al ver esa sonrisa, Shirley la miró con cierta desconfianza en su mirada.

—No es necesario… Últimamente han surgido algunos problemas familiares, al terminar este mes, renuncié.

María, con curiosidad, le preguntó:

—¿
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