Ahora Andrés ya tenía tanto poder y autoridad, si de verdad no le gustara María, ¿cómo era posible que no planeara hacer nada al respecto? Sería tal vez que él quisiera consentirla, ignorando absolutamente todo lo que le había hecho.

De esta manera, todo eso se explicaría.

Sin embargo, ella no dejaría que María se saliera con la suya, porque esta vez... ¡ella bajo ninguna circunstancia no se casaría con él!

Al pensar en eso, la rabia que tenía acumulada en el corazón se disipó poco a poco.

No obstante, cuando volvió a ver la cara hipócrita de Andrés, sentía muchísimo asco. ¡Él y María realmente eran una pareja perfecta!

—En cuanto a lo de María…

Andrés intentó explicarle, pero Luna lo interrumpió con voz calmada:

—¡Andrés! No tienes que explicarme nada, esto en verdad no es necesario. No estoy enojada por celos, no tengo nada por lo que estar celosa de ella. Estoy enojada porque ella me ha provocado una y otra vez, ¡lo cual es algo absurdo! Hoy fui ofendida sin razón alguna, y nadie e