Luna no le respondió.Andrés se le acercó con delicadeza, mirando hacia el lugar donde ella estaba observando, y su profunda mirada se oscureció al instante. Se sentó junto a ella y le dijo:—Ya me he puesto en contacto con la compañía de fotografía. Cuando te hayas recuperado un poco más, los vestidos de novia que encargué del extranjero llegarán a la capital imperial. En ese momento, podremos ir a probártelos.Mientras hablaba, él tomó la mano de Luna, pero ella se la quitó con rabia de inmediato, diciéndole con frialdad:—Andrés, deja de buscarme más problemas, por favor. Ya has tramitado los papeles de matrimonio con mis documentos sin mi permiso. Has logrado lo que querías, así que aléjate mejor de mi vista de ahora en adelante.Pero Andrés no le hizo caso alguno, solo siguió muy tranquilo hablando por su cuenta:—El departamento de relaciones públicas del grupo anunciará nuestra boda, y toda la capital sabrá que ya eres mi legitima esposa.—¡Andrés Martínez! ¿Sabes que todos sabe
Resultó que era Andrés.Ella se quedó muy quieta en su regazo como antes, pero podía sentir el ardiente calor de ese cuerpo. Él aún no se había recuperado del todo, ¿pero por qué a pesar de eso se quedaba con ella en casa todos los días?Al levantar un poco la mirada, ella vio ese rostro de rasgos apuestos del hombre. Era precisamente ese atractivo rostro el que la había hecho enamorarse de él con todo su ser.Ella no entendía muy bien, ¿por qué Andrés le tenía tanto rencor en la vida pasada? Acaso ¿Por la muerte de Isabella? Sin embargo, ella también había pagado un alto precio…En cuanto a sus sentimientos hacia ella en esta vida…¿Será todo esto real?***En el ático de la alta torre, María, vestida con una delicada bata de baño, había tirado con rabia todo lo que había sobre la mesa al piso.—¡Andrés Martínez! ¿¡Cómo es posible que te cases con ella!?Parecía volverse en ese momento loca. Se enteró de la explicación publicada por el departamento de relaciones públicas en la cuenta
En ese preciso momento, se abrió la puerta de la oficina y entró una mujer de unos veinticinco años, con el cabello largo y vestida con un atuendo formal. Llevaba muy diligente una taza de café en la mano:—Jefe… su cafecito…Álvaro frunció al instante el ceño sin decir nada, golpeó ligeramente el escritorio y le ordenó:—Déjalo ahí.Ella se llama Susan, la nueva asistenta de Álvaro. Después de que Shirley se fue, ella trabajaba temporalmente en este cargo. Ella dejó el café algo inquieta y le preguntó a Álvaro con gran cautela:—¿En qué más puedo ayudarle? Si no, tengo algunos documentos más que imprimir me retiro…Álvaro ni siquiera levantó la cabeza, solo le respondió con desinterés:—Bien, vete a trabajar.Todos en el grupo sabían muy bien que el subdirector Álvaro era la persona más difícil de tratar, después del presidente, incluso los altos ejecutivos tendrían que mostrarle absoluto respeto. Si alguien cometía un pequeño error, Álvaro definitivamente lo regañaría, incluso podría
Shirley también tenía que admitir que le temía mucho a ese hombre, pues su mirada era realmente muy aterradora…Aun así, ella se mantuvo firme frente a Nadia y su madre, y habló reuniendo todo el valor suficiente que pudo:¡Te lo advierto! ¡No vuelvas a intentar llevarte a Nadia!Nadia se escondió temerosa detrás de su madre, y no pudo evitar elogiar a Shirley con toda sinceridad... Aunque lo dijo con voz muy baja, todos pudieron escucharla:—Shirley, eres en verdad increíble...José no esperaba que Nadia le tuviera tanto miedo. Frunció el ceño con seriedad y le hizo una señal a Nadia con el dedo, ordenándole:—Nadia, ¡ven aquí!Nadia se asustó tanto que rompió al instante a llorar:—¡No quiero! Eres un tipo muy malo. Le conté a mi mamá que has tenido bebés con muchas mujeres y ya estás bien puerco. ¡Ella me pidió que no volviera a ser tu amiga! Luna también me dijo que no te hiciera caso. ¡Ya no quiero volver nunca más a verte!La última vez que él la golpeó le había dejado una gran h
Después de que los guardaespaldas de José subieron las escaleras, se escuchó el agudo grito de Nadia y el sonido feroz de algo rompiéndose.En realidad, Nadia solo rompió por accidente un simple florero en la habitación, pero las flores dentro eran las que Luna le había llevado antes. Ella las había estado cuidando con mucho esmero, sin querer que se marchitaran, pero ahora tristemente... todas las flores... se arruinaron por completo. Nadia grito y se agachó en el piso, rompiendo a llorar desconsolada con la rosa que se había aplastado en la mano. Los guardaespaldas de José aprovecharon ese preciso momento para levantarla y bajarla por las escaleras.En ese instante, Nadia aún no sabía lo que había pasado abajo.—¡Ayuda! Shirley... Llama rápido a la policía... Los voy a denunciar, buaaa... ¡brutos aplastaron mis flores!Al escuchar sus lamentos, Shirley se quedó sin palabras…—¡Nadia! ¿¡En ese momento aún estaba preocupada por sus flores!?Mientras tanto, estaban bajando a Nadia. Cua
José le lanzó una mirada sombría a Shirley y le preguntó:—¿Cuánto tiempo tardará en recuperarse?Shirley remilgó:—El médico dijo que sus síntomas son secuelas irreparables de la enfermedad que ha sufrido desde pequeña, y añadiendo el maltrato previo, esto ha creado en ella un gran trauma. Para regresar a un estado normal, tendrá que resolver el problema de su cerebro. Sin embargo, ella ha estado tomando medicamentos durante más de diez años, pero no ha mejorado nada. Además, siempre solo recibe la lástima de otros, ¿cómo podrá de esa manera recuperarse? —Mientras sea una enfermedad, se puede curar. Les doy un día para recoger sus cosas, mañana regresaremos juntos a la capital. Si no hacen lo que les pido, se podrán atener a las consecuencias.La mirada afilada de José pasó de largo sobre Nadia.Al ver que el hombre se fue, Shirley se sintió enormemente aliviada.De regreso al auto, José se arremangó y vio una gran marca de mordida impregnada en la tela, con ligeros rastros de saliva
Shirley se sorprendió:—¿Va a darme todos sus ahorros? ¿Cómo entonces van a sobrevivir sin dinero? Melín suspiró con amargura: —Hemos estado esperando este día desde hace muchísimo tiempo. Tú y Nadia deben irse lo más pronto posible. Con este dinero, siempre y cuando no sean demasiado codiciosas, podrán casarse y llevar una vida muy tranquila.Shirley sintió un fuerte dolor en lo profundo de su corazón y estuvo a punto de llorar. —Tía... Debe haber otra manera de resolver este problema... Podemos pedirle ayuda a Luna. Ella me dijo que la única persona que puede hacer algo contra José es el presidente del Grupo Prosperidad, que es su hermano. Él seguramente podrá ayudarnos.—Shirley... Somos unas simples forasteras en la capital, la señorita García ya nos ha ayudado bastante. Esta situación es muy diferente, ya no podemos seguir dependiendo de ella.En ese momento, Nadia llegó torpemente cargando un vaso de agua. —Mamá, aquí tienes. Ah, por cierto, rompí sin querer ese vaso, pero ya
Uno era empresario y el otro político, ambos eran líderes en sus respectivos campos.En su vida anterior, precisamente por su relación oculta con José, éste había despejado todos los obstáculos presentes en su camino. Por lo tanto, esta vez en la nueva vida, ella no se permitiría perder a ese fuerte apoyo. Nadie la detendría en su propósito.—Tenía que deshacerse de ese lio lo más rápido posible. Acariciando satisfecha su vientre, subió a un automóvil, sus ojos destellaban determinación.«Andrés, ¿crees que ya no puedo hacerte nada porque te has casado con Luna? En la vida pasada te habías casado con ella, ¡pero al final también la desechaste sin piedad alguna y luego te divorciaste de ella! ¡Las personas cambian! Al final, te darás cuenta de que yo soy la opción más adecuada para ti. Estos dos hombres tan exitosos y poderosos se rinden ante mi inigualable belleza, Luna García, nunca sabrías la gran satisfacción incluso si tienes dos oportunidades de vida. En esta vida, también estás