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Capitulo 2: El Nuevo Presidente

[DANNA]

En estos instantes, mi flamante esposo está parado sobre el elegante escenario preparado para esta ocasión. Las imágenes de los hoteles y resorts Carballares pasan una detrás de otra en la enorme pantalla que hay detrás suyo haciendo que él se vea y sea el centro de atención de está velada. Sus intensos ojos grises se central en mi y con su manera de mírame lo dice todo, finalmente hemos cumplido la primera parte de nuestro objetivo. Los dos sabemos muy bien que, sin este casamiento, su padre no le hubiera cedido la presidencia de la empresa, y sin eso, todo el resto se iría a la basura. Su porte en estos momentos es el de un hombre muy seguro, su esmoquin oscuro de las mejores marcas del mundo acentúa su atlético y trabajado cuerpo de casi un metro noventa y ancha espalda. Rápidamente recorro mi alrededor con mi mirada y me doy cuenta de la manera que lo miran todos. Los hombres de negocios lo observan con respeto, mientras que por otra parte las mujeres lo miran con interés y derritiéndose ante su masculinidad y ese porte que ahora va acompañado de un prestigioso titulo que le puede abrir las puertas de muchísimas cosas.

Mis suegros están justo al lado mío y aplauden al igual que lo hacen el resto de los invitados cuando el tan solo dice “buenas noches y bienvenidos.” Este mundo funciona así, cuanto más dinero tengas y mayor sea tu posición en una empresa como lo es Carballares Hotels & Resorts, mucho más respeto obtendrás de la gente que te rodea, y eso era algo que Mauro y yo teníamos muy claro. Disimuladamente miro a su padre y puedo notar en él esa cara de orgullo por ver a su hijo tomando las riendas de una empresa con más de tres generaciones de historia. Soy consciente de que Francisco jamás pensó que este momento ocurriría, después de todo Mauro era el más reacio a prestarse a estar sobre escenario, pero las cosas cambian, y los motivos que lo han llevado a tomar tal decisión son mucho más fuertes de lo que muchos en este salón pueden imaginarse.

Bebo otro sorbo de mi copa de champagne mientras escucho el discurso de mi esposo y sonrió por dentro al ver lo bien que está cumpliendo con su papel. Sé que está leyendo el discurso que alguien más preparo para él, pero también tengo claro que él está dando su propio mensaje entre líneas; uno del que nadie sospecha y nos une. Las palabras honestidad, claridad, y justo se repiten en diferentes ocasiones pasando de ser percibidas en un mundo tan oscuro como el que los dos sabemos que hace parte de todo esto.

—Siento llegar tarde— Escucho murmurar a Martín mientras que se acomoda junto a su padre quien rápidamente lo mira como reprobando el haber llegado tarde a la fiesta de su hermano.

—Tú y yo hablaremos— Le advierte entre dientes mi suegro y Martín tan solo mira hacia el suelo dándose cuenta de que está en problemas algo que realmente me da pena ya que es muy joven para vivir rodeado de toda está porquería y obligaciones que no le corresponde con tan solo 18 años.

Intento no centrarme en está escena y seguir observando a Mauro para así continuar interpretando el papel de esposa orgullosa hasta que él va concluyendo su discurso, pero antes de hacerlo, él se acerca a la pequeña escalinata que hay en el escenario, y extiende su mano mientras me mira —Mi vida, ¿me acompañas un momento? — Me pregunta y juego a hacerme la sorprendida para luego acercarme a él en medio de sonrisas cómplices y tomar su mano para de está manera subir al escenario junto a él.

—Felicidades amor— Murmuro en mi papel de mujer enamorada y Mauro cumpliendo con su rol, me da ese casto, pero para los ojos de los demás amoroso beso, que hace que los murmullos de los invitados se hagan presentes para luego tomados de la mano caminar hasta el centro del escenario.

—Sin ella nada de todo esto sería igual, Danna Santacruz ha llegado a mi vida para transformarlo todo, para darle sentido, y sobre todo para que este desafío se convierta en algo hermoso para los dos. Tengo claro que ella nunca dejara que equivoque mi camino— Expresa en su mejor rol de esposo enamorado y luego me mira —Todo esto también es tuyo mi amor— Me asegura mirándome fijamente.

—Yo también te amo— Le respondo con nuestras palabras convirtiéndose en el cierre perfecto de un discurso que muchos recordaran cuando todo salga a la luz y luego me vuelve a besar mientras que escuchamos el sonido de los aplausos de todos los presentes.

Ambos sabemos que mi presencia sobre este escenario tiene el único objetivo de que me respeten al igual que él. No es que necesitara del respeto de está gente para sentirme importante, de hecho, ya lo soy, soy la hija y única heredera de la empresa más grande de distribución de bebidas alcohólicas en el país, mi padre es un hombre muy respetado en este ambiente y ni hace falta mencionar que la mayoría de los que están aquí presentes saben que mi padre y mi suegro hacen muchos negocios juntos, es más, me atrevería a decir que son casi socios.

Lentamente Mauro y yo nos separamos y al hacerlo nos miramos a los ojos entendiendo todo lo que tenemos para decirnos y de está manera tomo su mano para después salir por una puerta lateral que hay en el escenario escondiéndonos de la gente que está allí afuera. —¿Qué tal estuve? — Me pregunta apoyando su espalda sobre la pared y mirándome fijamente.

—Muy bien, has sido muy convincente— Le respondo sonriéndole y acomodo el cuello de su camisa.

—Tú también has sido muy convincente— Replica y encojo mis hombros.

—Era necesario, aunque siento que a Natalia le habrá dolido mucho— Comento un poco preocupada.

Él niega y se acerca a mi para sujetarme de la cara y hacer que lo mire —Danna, no podemos dudar ahora, no es tiempo de pensar en otra cosa que no sea nuestro objetivo, ¿de acuerdo? Cuando acordamos esto quedamos en poner nuestras vidas en pausa hasta llegar a la verdad y eso incluye a Natalia—

—Y a Cruz— Añado.

—Es por Isla y Tiziano, lo sabes…—

—Lo sé, todo por ellos— Afirmo en un susurro y de repente el ruido de una puerta no hace disimular de que estamos teniendo una conversación acerca del discurso.

—Entremos mejor— Sugiere al ver al gerente de finanzas caminando por los pasillos.

—Vamos— Respondo y tomo su mano para así regresar a ese territorio que para nosotros es como entrar a una de las tantas batallas que nos quedan por delante.

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