Capitulo 7: Reclamos

[MAURO]

Observo sus pasos elegantes delante de mi mientras que me lleva a la sala de reuniones donde esta esperándome el periodista, y no puedo dejar de pensar en las muchas veces que esos mismos pasos me guiaron hasta nuestra habitación para amarnos como unos locos. Me duele más a mi que a ella todo lo que esta ocurriendo, y es que yo no soy un cabrón con las mujeres, nunca me ha gustado hacerlas sufrir ni mucho menos humillarlas, pero con ella no me quedo otra opción más que hacerlo…

—Si hay algo que no quieres responder, no debes hacerlo, ¿de acuerdo? — Me advierte antes de entrar y asiento.

—Es mejor que tú estés presente, no quiero hacer o decir algo que perjudique a la empresa— Sugiero y ella asiente.

—Vamos entonces— Me responde y abro la puerta para que entremos.

No hago más que poner un pie dentro de la sala de reuniones, y él periodista se pone de pie. Él tiene cabello negro, ojos café, es bastante alto y deberá tener aproximadamente mi misma edad —Señor Carballares, un placer conocerlo, soy Hernán Figueroa de la revista “Tiempo Empresarial”— Se presenta.

—Un gusto, pero siéntate— Le ofrezco y cada uno de nosotros toma asiento en diferentes puestos alrededor de la mesa.

—Señor Figueroa, la agenda del señor Carballares es bastante apretada, solo cuenta con veinte minutos para que usted haga su entrevista— Le indica Natalia y me sorprende que este manejando mi agenda de tal manera.

—Seré breve, lo prometo— Asegura él y abre una libreta donde tiene todas sus preguntas escritas y luego me muestra un grabador —¿Le molesta? — Averigua y niego.

—Adelante— Accedo y rápidamente él da inicio a sus preguntas.

Desde el día que mi padre anuncio que me cedería la presidencia de la empresa, escucho las misma preguntas, ¿Cuáles son mis planes? ¿Qué cambios pienso hacer? ¿Cuáles son las proyecciones de expansión de los hoteles? En fin, todo esto es más de lo mismo y a pesar de que quisiera darles respuestas muy diferentes, siempre respondo con el libreto de siempre, con el que me corresponde y con el que hará que todo este plan siga adelante.

Como cada entrevista, él me agradece, yo regreso el gesto, y luego es Natalia quien se encarga de acompañarlo a la puerta. Apenas él sale, yo me levanto de la silla y apoyo mis caderas en el borde de la mesa y coloco mis manos a cada lado de mi cuerpo sobre está —Era un novato— Murmura.

—Puede ser, ahora dime, ¿de que quieres hablar? — Presiono y ella se acerca a mi.

Intento mantener la calma ante su manera de acercarse a mi. Sé que no puedo flaquear, que cualquier paso equivocado que de puede llevarnos a Danna y a mi al desastre… —Sigo sin entender porque estás con ella— Me dice sin rodeos y apoya sus manos en el borde de la mesa para que la distancia entre los dos sea casi nula.

Observo su boca tan cerca de la mía y me queman estas ganas de besarla, pero toda ella y cualquier otra mujer es prohibida para mi ahora. Hago mi mejor esfuerzo por no dejar ver todo lo que me ocurre y respiro lo más normal que puedo —Tú y yo ya hemos hablado de esto. Estoy loco por Danna… sé que fui un cabrón contigo, pero tampoco era justo serte infiel— Explico manteniendo la versión de lo que le dije aquella vez.

—Nos íbamos a casar… además, ¿Cómo es que te has enamorado de ella tan pronto? No entiendo— Insiste.

—Natalia, respétate… respétame, y respétala a ella. Sé que para ti es muy difícil aceptarlo, pero créeme que es lo mejor para todo, yo soy muy feliz con ella y tú encontraras la manera de ser feliz con alguien más— Le digo y llevo mis manos hacia sus hombros para alejarla y así poderme salir de esta especie de encierro que ella provoco.

—Mauro— Me llama cuando estoy llegando a la puerta para salir de aquí y volteo a verla.

—¿Qué? — Pregunto tratando de no ser peor persona de lo que ya lo era.

—Cuando terminaste conmigo yo estaba embarazada— Me confiesa de repente y en estos momentos siento que el tiempo se ha detenido.

Sus ojos marrones no se apartan de mi y en mi cabeza se repite una y otra vez esas palabras que me acaba de decir —¿Qué? — Repito la pregunta y es que por un instante tengo la sensación de que es un juego de mi cabeza.

—Lo supe al mes de que tú me dejaras—

—¿Y que paso? — Pregunto en un susurro.

—Fui a buscarte al departamento que vivías en aquel momento y te vi con ella. Quise salir corriendo y como el elevador no llegaba, fui por la escalera… estaba hecha trizas, lloraba como una loca y me caí… me encontró uno de los vecinos, me llevo al hospital y allí me dijeron que había perdido al bebé— Me cuenta y por dentro siento que me están partiendo el alma en mil pedazos.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? — Murmuro intentando contener mis lagrimas.

—No iba a cambiar nada— Sentencia fría y sé perfectamente que no puedo acercarme a ella, que no puedo mostrar debilidad… es tan difícil…

—Lo siento, no era mi intención, si lo hubiera sabido me hubiera hecho cargo y lo sabes— Es la respuesta que debo dar y ella se acerca a mi mirándome con rabia y me pega una cachetada que no me duele nada a comparación de lo que han sido sus palabras para después salir de la sala.

—Ahí está tu marido — Escucho que dice y al mirar hacia la puerta, veo a Danna que me mira confundida y entra mientras que Natalia sale de aquí.

—¿Qué ocurrió aquí? — Me pregunta preocupada y cierra la puerta para después acercarse a mi.

 —Natalia me ha confesado que estuvo embarazada de mi y que lo perdió— Resumo.

—¡¿Qué?! —

—Yo tampoco lo puedo creer… dice que cuando fue a decírmelo un mes antes, después de que termináramos, ella nos vio y salió huyendo… se cayo por las escaleras— Explico y Danna me mira con dudas.

—¿Y porque te lo dice ahora? Ya paso casi un año de eso…— Comenta y me mira con dudas.

—Dice que no iba a cambiar nada—

—¿Y ahora sí? — Cuestiona y busca ese otro celular que ella también carga.

—¿Qué haces? — Pregunto confundido.

—Aquí hay algo raro… debemos averiguar que es— Es lo único que me dice mientras que escribe un mensaje —¿Cuál es el apellido de ella? — Me pregunta.

—Valdivia…—

—Perfecto, por favor, cambia esa cara, sé que es una porquería todo esto, pero no podemos dejar que arruine todo, ¿si? — Me pide y asiento.

—Lo sé, y por eso me he comportado como el peor tipo de todos una vez más— Confieso totalmente angustiado y Danna se acerca a mi despues de enviar el mensaje y me sujeta de la cara.

—No eres un mal hombre, eres increíble nadie haría todo esto que tú estás haciendo y mucho meno sabiendo las consecuencias que puede tener… eres…— Dice y hace una pausa.

—¿Qué soy? — Pregunto al notar su silencio.

—Nada, mejor vamos, he convencido de que tus padres nos dejaran libres para irnos a casa y supuestamente festejar tu presidencia a solas— Me dice divertida y sonrió.

—Fue una buena excusa la que inventaste allí en la mesa—

—Necesitaba ganar tiempo, fue lo primero que se me ocurrió, ahora en serio, vamos y trata de no pensar en todo esto, ya sabremos que es lo que esta ocurriendo— Me pide y asiento.

—Vamos— Accedo y si bien llevo una tormenta por dentro, también sé que en algún momento el cielo se despejara una vez más.

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