[MAURO]
Al día siguiente: 16 de mayo
Abrir mis ojos y verla a ella abrazada a mi no es algo que esperaba. Los recuerdos de todo lo que conversamos ayer regresa a mi mente y recuerdo el ataque de pánico y la manera que ella me tranquilizo. Definitivamente Danna es la mujer más fuerte que he conocido, y es que no cualquiera podría resistir todo esto ni mucho menos haberse preparado como ella lo hizo. Intento no moverme para no despertarla, se ve tan tranquila… Casi como un acto reflejo, mi mano comienza a acariciar su cabello suavemente hasta que sus ojos azules me sorprenden y me detengo —Perdón— Me disculpo alejando mi mano y ella al darse cuenta de que está abrazada a mi, se separa de inmediato.
—Perdóname tú a mi, no sé en que momento termine de este lado de la cama— Se excusa y se sienta cruzada de piernas en la cama y mira al reloj que hay sobre la mesita de noche —Son las 8, tenemos el desayuno con tus padres a las 10, creo que deberíamos ir alistándonos— Sugiere.
—Ve a ducharte primero si quieres, yo tardo diez minutos— Bromeo y asiente.
—De acuerdo, tratare de no tardarme mil horas— Me asegura y rápidamente se levanta de la cama, busca su ropa y va al baño.
Por mi parte, agarro mi celular y comienzo a revisar un poco todo lo que se dice en los medios acerca de mi nombramiento como presidente de la empresa, y si, efectivamente mi nombre está por todos medios de comunicación referentes a economía y negocios. Estoy completamente inmerso leyendo un articulo, cuando de pronto escucho el beep del otro celular y rápidamente me levanto de la cama, y voy por este que está en el bolsillo de mi pantalón. Apenas lo saco, veo un mensaje encriptado y de inmediato lo desbloqueo con la clave que nos fue dada.
//Felicidades, la fase dos del plan ha sido concluida con éxito, muy buen trabajo, sigan así. J.K.//
Al no leer la letra “R”, sé que no debo responderle y por ende guardo el celular en su lugar. Me dispongo a regresar a la cama, cuando ella sale del baño envuelta en una toalla y con otra en su cabello —Ve a ducharte, yo me cambio aquí— Me indica y asiento.
—Oye, escribió J.K. nos felicita por haber concluido la parte dos del plan con éxito— Le informo y se sonríe.
—Perfecto, al menos aprecian lo que hacemos— Bromea y sé que intentamos tomar todo esto de la mejor manera posible, aunque muchas veces pueda ser complicado.
—Eso parece…— Respondo mientras busco mi ropa —Iré a ducharme, no quiero escuchar quejas de mi padre por que llegamos tarde— Comento y rápidamente me meto al baño.
[…]
—¿Listo? — Me pregunta Danna cuando termina de colocarse los pendientes y si hay algo que siempre la caracteriza, es su elegancia. Viste un mono de pantalón largo color blanco con accesorios de oro y unos tacones del mismo color que su ropa.
—Si, ¿tú? — Cuestiono y asiente.
—Lista— Responde y se gira para verme —Acomódate el cuello de la americana— Me pide e intento hacerlo, pero ella se acerca a mi —Así— Señala mientras acomoda el cuello de mi americana y yo tan solo la observo.
—Definitivamente eres la esposa perfecta, con razón mi madre te adora— Expreso sonriente.
—Se decepcionará cuando sepa que no lo soy— Responde y se sonríe.
—Falta bastante para que lo sepa, mientras tanto, ella es feliz— Murmuro y cuando ella termina de acomodar el saco, se aleja, toma su bolso y va hacia la puerta.
—Mauro, vamos— Me pide y rápidamente me acerco a ella.
—Vamos— Reitero y salimos de la suite.
A medida que vamos atravesando las diferentes partes del hotel, la mirada de los huéspedes se va centrando en nosotros dos y sé que más específicamente en ella, ya me he acostumbrado a todo esto y creo que ella también, siempre ha sido así desde el día que nos conocimos.
—Allí están tus padres— Señala cuando entramos al restaurante y al acercarnos a ellos, mi madre es quien se pone de pie primero y se acerca a nosotros.
—Hijo, bienvenido… nuera querida…— La saluda a ella con una genuina sonrisa dibujada en su rostro.
—Buenos días— Los saluda ella y luego mi madre de inmediato vuelve a tomar asiento al igual que mi padre.
—Anoche se han ido temprano de la fiesta— Comenta mi padre mientras que Danna y yo tomamos asiento en las sillas ubicadas del lado opuesto al que ellos están sentados.
—Estábamos un poco estresados por toda la situación y decidimos irnos a nuestra suite, espero que lo sepas entender papá— Miento y veo a mi padre sonreírse.
—Aha… estresados…— Murmura y mira a mi madre.
—Recuerdo perfectamente cuando tú y yo estábamos estresados— Le dice mi madre a mi papá y si, este es un momento incomodo.
—Oigan, que estamos aquí— Me quejo.
—Lo sabemos hijo— Me responde él y luego mi madre nos mira fijamente.
—La pregunta aquí es ¿Cuándo nos darán un nieto? — Nos pregunta y Danna de inmediato deja el menú sobre la mesa y me mira —¿Le dices tú o se lo digo yo? — Me cuestiona mi esposa y no tengo idea de que es lo que trama, hasta que de repente siento su pie tocando mi pierna y me doy cuenta de que tiene un plan.
—Cuéntale tú mi vida— Respondo inmediatamente y ella me sonríe para después mirar a mi madre.
—Señora Verónica, si fuera por mi, yo le daría un hijo ya mismo a mi esposo… usted no tiene idea de las ganas que tenemos de ser padres, pero me estoy teniendo que someter a un tratamiento antes, no sé si me entienda… la verdad que no tengo muchas ganas de entrar en detalles, pero si todo sale bien de seis meses a un año, Mauro y yo vamos a poder tener un hijo— Inventa y por dentro rio de lo astuta que ha sido.
—Pero ¿si podrán tener hijos? — Intercede mi padre y ella asiente.
—Por supuesto, es un tratamiento bastante común, es más que nada para no pasar por abortos espontáneos y todo eso, pero no se preocupen, ¿si? — Ella me mira y yo le sonrió para luego acercarme a sus labios y es que cualquier matrimonio normal en estos momentos harían esto.
—Falta poco mi vida— Susurro y siento su dedo índice en mi cintura haciendo la señal de que debemos fingir un beso. Le sonrió cerca de sus labios y haciendo lo que mejor nos sale, la beso para continuar con nuestro teatro.
Ella lleva su mano a mi nuca y me aprisiona a su boca de una manera que podría convencer a cualquiera de lo que sea —Ey que no están solos— Nos regaña mi padre y es justamente eso lo que queríamos conseguir.
Lentamente nos separamos, nos sonreímos y nos quedamos así por un momento —Lo siento, nos cuesta un poco separarnos… ya saben que estamos locos el uno por el otro— Murmuro sin dejar de mirarla.
—Disculpen— Escuchamos una voz femenina que yo reconozco muy bien y definitivamente no esperaba que aun estuviera aquí.
—Si Natalia, ¿Qué ocurre? — Le pregunta mi padre y apenas puedo mirarla.
—Hay una periodista que quiere hablar con Mauro, creo que sería muy bueno que fuera— Explica y cuando nuestras miradas se cruzan, puedo sentir que por dentro ella me reclama cientos de cosas.
—Ve amor, yo me quedo aquí con tus padres— Me alienta Danna y asiento.
—Ya regreso, ¿sí? — Le dejo saber y aunque me duela, sigo con mi teatro y me despido de ella con un beso para después levantarme de la silla e ir con Natalia —¿Cómo se llama el periodista? — Pregunto mientras caminamos y ella se detiene.
—Hernán, pero después tú y yo vamos a hablar— Me advierte y soy consiente de que en esa conversación ella puede salir aun más lastimada.
—Como quieras— Es lo único que le respondo y seguimos con nuestro camino.
[MAURO]Observo sus pasos elegantes delante de mi mientras que me lleva a la sala de reuniones donde esta esperándome el periodista, y no puedo dejar de pensar en las muchas veces que esos mismos pasos me guiaron hasta nuestra habitación para amarnos como unos locos. Me duele más a mi que a ella todo lo que esta ocurriendo, y es que yo no soy un cabrón con las mujeres, nunca me ha gustado hacerlas sufrir ni mucho menos humillarlas, pero con ella no me quedo otra opción más que hacerlo…—Si hay algo que no quieres responder, no debes hacerlo, ¿de acuerdo? — Me advierte antes de entrar y asiento.—Es mejor que tú estés presente, no quiero hacer o decir algo que perjudique a la empresa— Sugiero y ella asiente.—Vamos entonces— Me responde y abro la puerta para que entremos.No hago más que poner un pie dentro de la sala de reuniones, y &eac
[MAURO]Cuando Danna y yo nos casamos seis meses atrás, nuestros padres nos regalaron una casa, en realidad, es una exuberante mansión de dos pisos ubicada en una de las zonas más exclusivas de Miami. La mansión costo 34 millones de dólares, y su arquitectura ultramoderna de cristal y sus ocho cuartos y baños parecieran valer eso en esta isla. No nos quedo más opción que aceptar ese regalo y por una parte nos ha servido de mucho ya que el tiempo que debemos pasar en casa pareciera no ser tan tedioso, después de todo tenemos gimnasio, sala de cine, piscina, jacuzzi, sauna, y hasta una casa de visitas, eso sin contar que esta frente al mar y el yate esta amarrado en el muelle privado.—De nuevo en casa— Murmura ella cuando abre la puerta.—Supuestamente esto es una casa— Respondo con este poco animo que tengo dado todo lo que me he enterado el día de hoy.—Ir
[MAURO]La manera que mi boca se apropia de la suya podría describirse como vehemente no me cohíbo ni ella tampoco. Sus manos están en mi nuca mientras que las mías ya aprisionan su cintura provocando que su cuerpo y el mío entren en contacto de tal manera que las ganas queden en evidencia. Hago una leve pausa con la única intención de morder su lóbulo y un leve quejido se escapa de su garganta cuando su espalda choca con la pared de está habitación —Mauro… lo tenemos prohibido…— Murmura entre dientes obligando a que la mire.Sé perfectamente de lo que habla, es uno de los puntos del acuerdo al que ambos hemos accedido cuando iniciamos con toda está situación, eso sin contar que involucrar los sentimientos podría representar el fracaso de todo esto —No tienen porque enterarse… te mueres de ganas de cruzar la línea y yo tambi&ea
[DANNA]Estoy sentada entre sus piernas en esta bañera donde el agua caliente nos cubre junto a la espuma y él no deja de pasear sus manos por mis brazos y piernas —¿En que piensas? — Me pregunta rompiendo el silencio.—En que las consecuencias de lo que acaba de ocurrir pueden ser muy graves— Confieso y siento sus dedos moviendo mi cabello a un lado para después besar mi cuello con ternura.—Solo tenemos que mantenerlo en silencio, si ellos no se enteran no habrá problemas— Expresa con esa calma que a veces contradice todo lo que él es.—Vamos a tener que tener cuidado, hay sitios donde cualquier gesto queda prohibido, ya sabes que tienen acceso a todas las cámaras que ellos quieran——Danna— Me interrumpe y sujeta mi rostro para que gire un poco y lo mire —Ya armaremos un plan, pero dime, ¿Qué ha significado esto para ti
[MAURO]Pensando en las diferentes posibilidades de quien haya podido venir a nuestra casa, abro la puerta y para mi sorpresa me encuentro a mi hermano Martín, su cabello rizado color dorado se oculta bajo una gorra y sus ojos azules se ven tristes —Hola, ¿Qué haces aquí? — Pregunto un poco confundido mientras que abro más la puerta para que él entre.—Discutí con papá, no podía quedarme en casa está noche— Explica y de pronto Danna se acerca a nosotros.—Martín, bienvenido, no te esperaba— Lo saluda y termina de acortar toda la distancia para saludarlo con dos besos.—Siento mucho venir sin avisar, le decía a Mauro que discutí con papá y que no podía quedarme en casa está noche, ¿les molesta si me quedo con ustedes? — Nos pregunta está vez a los dos y de inmediato mi mirada de cruza
[DANNA]No me agrada en lo más absoluto haberme convertido en esta mujer tan desconfiada que soy ahora, pero quiero pensar que después de todo lo que ha ocurrido a mi alrededor, es lo más normal del mundo. La cena con mi supuesto cuñado ha transcurrido de una manera bastante tranquila, ni él nos ha hecho preguntas extrañas, ni nosotros hemos hablado más de la cuenta. Mauro y yo nos hemos acostumbrado demasiado a la famosa frase “menos, es más.” Si Martin nos contaba algo de la discusión que tenia con su padre, nosotros respondíamos con una frase simple que no dejara ver que ninguno de los dos soportamos a Francisco, y es que eso sería simplemente contrariar todo lo que hemos trabajado durante estos meses. Si nos pedía un consejo, intentábamos que fuese algo neutral y que no hiciera que Martín se pusiera más en contra de su padre.La verdad es que no sabe
[MAURO]Si ella es mía o yo soy suyo todavía sigue siendo un gran enigma. La única certeza que tengo en estos momentos es que estar en ella se está convirtiendo en una especie de droga, y como toda droga, sus efectos pueden ser dañinos, pero eso ya no me importa, me rehusó a no poder sentirla así, a no tener está hermosa sensación de que mi corazón se saldrá del pecho, de que su mirada azul no se cruce con la mía como lo hace ahora, y mucho menos a no volver a sentir sus uñas arañándome la otra mientras que callamos nuestros gemidos en un beso de esos que son perfectos cuando nuestros cuerpos se rinden a la pasión.Sonreímos cómplices y con cuidado salgo de ella para caer desplomado a su lado en esta inmensa cama que se ha convertido en un nuevo espacio que compartimos los dos. Estamos agitados, ninguno de los dos dice nada, y ella simplemente s
[DANNA]Al día siguiente: 17 de mayo—¿Es aquí? — Me pregunta cuando estamos estacionados frente a una joyería.Miro la dirección una vez más y asiento —Es la dirección que nos envió— Respondo y al igual que él, estoy bastante confundida.—Bueno, pues vamos antes de que se nos haga tarde— Sugiere y se baja del auto para después venir de mi lado del auto y abrirme la puerta para ayudarme a bajar.—Gracias caballero— Le digo sonriente y hace un gesto muy peculiar que me contagia su sonrisa.—De nada, y mejor entremos porque tengo muchas ganas de besarte y no puedo aquí— Murmura y asiento.—Vamos— Es lo único que me limito a responderle y caminamos hacia la entrada de la imponente joyerías ubicada en una de las mejores zonas de South Beach.Siguiendo con su caballerosida