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Capitulo 8: ¿Y Ahora?

[MAURO]

Cuando Danna y yo nos casamos seis meses atrás, nuestros padres nos regalaron una casa, en realidad, es una exuberante mansión de dos pisos ubicada en una de las zonas más exclusivas de Miami. La mansión costo 34 millones de dólares, y su arquitectura ultramoderna de cristal y sus ocho cuartos y baños parecieran valer eso en esta isla. No nos quedo más opción que aceptar ese regalo y por una parte nos ha servido de mucho ya que el tiempo que debemos pasar en casa pareciera no ser tan tedioso, después de todo tenemos gimnasio, sala de cine, piscina, jacuzzi, sauna, y hasta una casa de visitas, eso sin contar que esta frente al mar y el yate esta amarrado en el muelle privado.

—De nuevo en casa— Murmura ella cuando abre la puerta.

—Supuestamente esto es una casa— Respondo con este poco animo que tengo dado todo lo que me he enterado el día de hoy.

—Iré a ducharme— Es lo único que ella dice y se aleja para subir a su habitación.

Cabe destacar que ella se ha quedado con la habitación principal, la cual es inmensa y tiene un baño casi tan grande como el de un departamento de la gente común y un walking closet de esos donde podría caber toda la ropa de una tienda del centro comercial. La observo subir y no sé que le pasa, ha estado en silencio durante todo el camino, supongo que a ella también le ha afectado la noticia que me ha dado Natalia, y es que, hasta ahora, todos los afectados en está historia éramos adultos, pero ¿un bebé? Ya eso es demasiado.

Esta culpa que siento por dentro no me deja en paz, no sé que hacer para sentirme mejor… en realidad, no sé ni siquiera si lo consiga… Respiro profundo intentando calmarme y me doy cuenta de que lo único que puede llegar a ayudarme, es hacer ejercicio. Rápidamente voy a mi cuarto, me pongo un pantalón deportivo color negro, una camiseta blanca, y me coloco mis tenis de correr para después ir al gimnasio.

Como siempre, comienzo mi rutina de ejercicios con treinta minutos en la caminadora, y luego me paso a hacer pesas de diferentes tipos para trabajar los diferentes músculos y áreas de mi cuerpo. Quisiera creer que todo esto me ayudara a olvidar que iba a ser papá, pero realmente es imposible… no puedo dejar de preguntarme si todo esto está mereciendo la pena… 《¿Y si no cumplimos nuestro objetivo? ¿y si todo esto sale mal?》Esas preguntas se repiten una y otra vez. Bastante frustrado conmigo mismo, dejo las pesas a un lado y salgo del gimnasio con una toalla colgada en mi hombro que sirve para quitarme el sudor y voy hacia la cocina donde me la encuentro a ella bebiendo una copa de vino.

—¿Te encuentras bien? — Inquiero y asiente.

—Si, ¿tú? —

—Ahí voy…— Es lo único que consigo responderle mientras que busco un vaso de agua.

De repente nuestro silencio se ve interrumpido por un mensaje que llega al celular que nos han dado y de inmediato ella mira la pantalla —J.K. dice que envió la información a la computadora— Me explica.

—¿Qué información? — Pregunto un poco confundido.

Danna me mira como pidiéndome disculpas —Le pedí que revisara los records médicos de Natalia para saber si lo del bebé era cierto— Me confiesa finalmente y no sé ni siquiera como sentirme con todo esto.

—No debiste…— Murmuro.

—Necesitabas saberlo, ¿vienes o no? — Me pregunta y asiento levemente.

—Vamos—

—Está en el cuarto— Indica y no era necesario, los dos sabemos donde está esa computadora.

Rápidamente Danna y yo subimos la escalera y entramos a su cuarto donde yo me siento en el sofá de dos plazas que hay allí, y una vez que ella regresa del walking closet con la computadora, se sienta a mi lado, abre la computadora, ingresa la clave y rápidamente abre el programa desde donde debemos revisar cualquier tipo de información que nos envían. Ella ingresa la otra clave, y efectivamente hay un archivo con el nombre de “Natalia Valdivia.”

—¿Qué? ¿La han investigado? — Pregunto sorprendido.

—Sabes que han investigado a cualquier persona que estuviera cerca de nosotros— Me dice como si fuera algo obvio y abre el archivo.

Comenzamos a mirar las fotos que hay de ella y no doy crédito a lo veo… le han tomado fotos saliendo y entrando de la empresa, yendo a caminar, cuando iba de compras, e incluso conduciendo, pero la mayor sorpresa me la llevo cuando aparecen las fotos de ella y mi padre en varias ocasiones conversando en diversos restaurantes, cafés, e incluso en el estacionamiento de las oficinas del hotel.

—Hay un audio— Señala Danna.

—Ábrelo— Le exijo y ella de inmediato lo hace.

 “Sé muy bien que mi hijo y tú han tenido una relación durante un par de años, ¿crees que no me iba a enterar?”

“Señor yo…”

“Escúchame Natalia, si no quieres perder tu empleo y que haga que nadie te quiera volver a contratar, tú harás lo que yo te digo”

“Usted dirá señor Carballares”

“Pon a prueba a mi hijo, acércate a él y has lo que deba hacer para ver si vuelve a caer en tus brazos. Hay algo aquí que no está bien con su matrimonio… de estar contigo a estar con ella…”

“Ya he intentado recuperarlo”

“Dije que hagas lo que sea, así debas decirle que perdiste un hijo suyo, lo haces, ¿me escuchaste?”

“Lo hare”

“Ahora vete y que nadie se entere de está conversación”

—Dime por favor que no escuche eso…— Le pido a Danna mientras que siento que el mundo ha caído todo de golpe encima de mi.

—Me encantaría decirte eso, pero sabes que hay micrófonos en la oficina de tu padre— Murmura.

Con mi mirada completamente nublada a causa de las lagrimas que se han acumulado en mis ojos, consigo ver un video dentro del archivo —Abre el video— Le pido a Danna y ella me mira.

—¿Por qué mejor no paramos aquí? Te está haciendo mal— Me dice preocupada y niego.

—Abre ya ese maldito video— Le exijo y ella asiente levemente y luego lo abre haciendo que frente a nuestros ojos aparezca la imagen de Natalia en su departamento con otro tipo que no sé quien es. Las imágenes fueron grabadas a través de una ventana, pero claramente puedo ver como ella y ese hombre están teniendo sexo —¡Quítalo! — Exclamo con rabia e intento salir de la habitación a toda prisa, pero Danna me defiende sujetándome del brazo.

—Mauro, no te pongas así…— Me pide y la miro confundido.

—¿Y como quieres que me ponga? ¿Eh? Mi ex se complota con mi padre para joder nuestro plan y de paso la veo cogiéndose a otro tipo… ¿te parece poco? —

—Si le reclamas, sabrá que la tienen vigilada, ¿te das cuenta? — Me dice y asiento.

—No soy tan estúpido, no iré a reclamarle— Respondo firme.

—¿Y que harás? — Averigua.

—Sacarme está rabia que llevo por dentro de alguna manera, no sé…— Respondo sin estar seguro de nada.

—No vale la pena, ¿lo sabes? Todo esto es una mierda, lo sé… pero…—

—Pero ¿Qué? — Presiono.

—No nos queda otra que aguantar— Murmura y sin poder evitarlo, doy dos pasos hacia ella removiendo casi por completo toda la distancia entre los dos.

—¿Cómo haces para mantenerte tan fuerte? — Le pregunto y encoje sus hombros.

—Aguantando, nada más…— Susurra y tomo su rostro entre mis manos para mirarla fijamente.

—Si pudiera…— Digo entre dientes.

—¿Qué? — Indaga y puedo sentir como nuestras respiraciones se han agitado de repente.

—Te besaría— Me atrevo a decirle y sus ojos azules no se separan de los míos.

—Hazlo— Dice con un hilo de voz y como si sus palabras fueran la clave a todo, me lanzo contra su boca para besarla como si el mundo se fuera a acabar aquí mismo.

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