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Capitulo 5: ¿Qué has Sacrificado?

[DANNA]

Tal vez cualquier otra mujer se hubiera escandalizado por lo que ocurrió hace un momento, pero la verdad es que hasta lo comprendo, todo esto nos ha hecho sacrificar muchísimas cosas, entre ellas nuestros instintos básicos, sobre todo él… no es que crea en eso típico de los instintos de los hombres y demás cosas, pero Mauro tenía una vida antes de todo esto, y era una junto a su novia; supongo que debe extrañarla demasiado.

Termino de secarme un poco el cabello y ya con mi pijama puesto, salgo del baño para encontrarme con él acostado en el sofá mirando hacia el techo —¿Apago la luz? — Pregunto y él me mira.

—Si— Responde y de inmediato apago la luz principal de la habitación dejando que solo la lámpara que esta en la mesita de noche alumbre el lugar, y me acuesto en la cama. Me cubro con la sabanas y al igual que él me quedo mirando hacia el techo para luego apagar la única luz que quedaba encendida. Los dos estamos en absoluto silencio, pero sé que conciliar el sueño será algo complicado —Danna— Murmura.

—Dime—

—Perdón, no quise incomodarte, me siento bastante apenado por la situación— Me dice y sonrió.

—No te preocupes, no me has incomodado… los dos estamos pasando por momentos muy difíciles, nuestra vida personal ha quedado a un lado y tiene sus consecuencias— Respondo tratando de que todo esto no se eche a perder.

 —¿Hace cuanto que no tienes sexo? — Me pregunta de la nada y por alguna razón rio —¿Qué? ¿Por qué te ríes? — Cuestiona y sé que se esta sonriendo.

—Perdón… no esperaba esta pregunta, eso es todo— Explico.

—No tienes que responder si no quieres— Indica.

—La ultima vez fue con Cruz dos días antes de terminar con él, así que debemos sumar los tres meses antes de nuestro falso noviazgo, los seis meses que supuestamente fuimos novios y estos seis meses… un año y tres meses— Hago cuentas en voz alta —¿Y tú? —

—El mismo tiempo, me despedí de Natalia de una manera similar— Explica.

—¿No has ido a un bar ni nada de todo eso? — Averigua y ríe.

—No sé quien crees que soy, pero no me gusta ir a buscar chicas para pasar una— Se defiende.

—Claro, ellas caen solas— Bromeo.

—Tampoco, además sabes que cada uno de nuestros pasos son observados por muchas personas— Me recuerda.

—Lo sé… deberíamos intentar de que todo esto termine lo más pronto posible— Murmuro.

—Sabes que eso no depende de nosotros, bueno en realidad si, pero más bien depende de que tan rápido podamos encontrar la información que necesitamos— Me dice y respiro profundo.

Mi cabeza da vueltas al video que vimos aquel día y la misma angustia que sentí en aquel momento se apodera de mi —¿Qué pensaste el día que vimos el video de nuestros padres? — Cuestiono con un poco de tristeza.

Lo escucho respirar, moverse en el sofá —No podía creer que fuera hijo de alguien así, ¿y tú? — Pregunto.

—Asco… desde aquel día me cuesta mucho ver a mi padre a la cara, no entiendo como mi madre puede estar con él— Confieso.

—Tal vez no lo sabe, es una posibilidad— Indica.

—¿Y tú madre? ¿Crees que ella sabe quien es tu padre? —Averiguo.

—No lo sé, la pregunta aquí creo que es si ellas saben las causas reales de la muerte de nuestros hermanos— Señala.

—Espero que no, porque no solo me decepcionaría de mi padre, sino que también de mi madre— Digo firme e inevitablemente mis ojos se cristalizan.  

—Me pasa igual— Responde bajito.

—Si yo fuera madre y a mi hijo le pasara lo mismo que a mi hermano, te juro que no descansaría hasta hacer justicia— Admito.

—Lo estás haciendo ahora… no es tu hijo, pero si tu hermano— Expresa.

—Tú también lo haces, Isla era todo para ti— Murmuro y de repente escucho un ruido que me hace encender la luz —Mauro, ¿Qué pasa? — Pregunto alarmada cuando lo veo sentado en el sofá y su respiración pareciera haberse acelerado de una manera sin precedentes.

—No puedo…— Trata de decir y me doy cuenta de que se esta ahogando.

—¡Mauro! — Exclamo y me acerco a él, tomo su pulso, reviso sus ojos, y me doy cuenta de inmediato que está teniendo un ataque de pánico —Respira, mírame— Le pido y tomo su rostro entre mis manos —Todo estará bien, ¿sí? Hay aire… estamos los dos aquí… te juro que no te dejare solo en todo esto, ¿recuerdas nuestro trato? — Le pregunto y él asiente —Bueno, piensa en que los dos nos sentimos iguales, pero que pronto todo esto acabara y Tiziano e Isla tendrán la justicia que se merecen, ¿sí? — Le aliento y vuelve a asentir —¿Quieres que te abrace? — Le ofrezco y él se sonríe.

—Por favor— Me pide y simplemente lo abrazo intentando tranquilizarlo.

Sé perfectamente lo mucho que la muerte de Isla le ha afectado, no es mucho más a lo que yo he sufrido con la muerte de Tiziano… no sé si algún día podamos superarlo, sobretodo por todo lo que hay detrás de aquel hecho, uno que nos despertó a la realidad y nos hizo conocer verdades que desconocíamos.

—Ven, por una noche que durmamos abrazados no pasara nada— Le propongo tomándolo de la mano y lo invito a que durmamos en la misma cama aunque esto no forme parte de nuestro trato.

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