[MAURO]
Estamos sentados lado a lado en el borde de está cama sabiendo perfectamente que está noche nos toca compartir habitación, algo que es la segunda vez que nos toca hacer. La primera vez, fue cuando nos casamos y nos fuimos de “luna de miel” a Paris, aunque en realidad, allí fue donde todo este plan se termino de armar, cada vez que entrabamos a aquel spa no era para relajarnos precisamente… los recuerdos de aquella semana no se me irán nunca de mi mente. Frente a los empleados del hotel de mi familia debíamos fingir ser el matrimonio recién casado
y feliz que se encerraba en la habitación por largas horas, pero en realidad tan solo nos encerrábamos a leer todo el material que necesitábamos e instruirnos para estar preparados.
—¿Te estás acordando de Paris? — Me interrumpe su voz y al levantar mi cabeza giro a verla para encontrarme con su mirada fijamente sobre mi.
—Si…— Confieso.
—Fueron días intensos— Murmuro y se sonríe.
—Demasiado, nunca en mi vida imagine que pasara por algo como eso— Comenta y niego.
—Ni yo…— Respondo y vuelvo a mirar al suelo —¿Crees que Isla y Tiziano estarían de acuerdo con todo esto? — Averiguo.
—No lo sé, lo único que sé es que aquel accidente no fue un accidente… vimos las pruebas— Expone y asiento.
—Lo sé… no puedo creer que nuestros padres hicieran eso— Susurro y es que ni siquiera me atrevo a mencionar el asunto. Ella no dice nada, solo la escucho respirar en este inmenso silencio que se ha formado en la habitación hasta que de pronto alguien llama a la puerta y los dos nos miramos preocupados. Danna es quien se pone de pie y se acerca para mirar por la mirilla y al instante se da la vuelta y comienza a quitarse el vestido que trae puesto —¿Qué haces? — Pregunto bajito mientras su lencería de encaje se hace presente frente a mi.
—Es un camarero, trae champagne y fresas con chocolate, es evidente que ni tú ni yo lo hemos pedido… debe haber sido tu padre, así que debemos disimular que estábamos en lo nuestro, ya sabes…— Explica bajito mientras que se acerca a mi y prácticamente me arranca la americana del esmoquin, el moño y la camisa a toda prisa —Desabróchate el pantalón— Indica y mientras me habla, se coloca el albornoz de seda color blanco que hay colgando en el armario, pero no se lo abrocha del todo —Desordena la cama— Señala y rápidamente lo hago.
—Listo— Indico.
Una vez que todo está listo, ella respira profundo y abre la puerta mientras que se termina de amarrar el albornoz haciendo que el pobre hombre que está del otro lado casi se ahogue —Hola—
Él se aclara la garganta y yo intento no reírme, y es que si… no es fácil ver a semejante mujer de está manera —El señor Francisco Carballares les envía esto— Le explica y ella abre un poco más la puerta para que él entre.
—Adelante por favor— Indica y cuando el hombre de cabello negro me ve sentado sobre la cama semidesnudo, apenas puede mantenerme la mirada, supongo que se ha comido el cuento de que nos ha interrumpido en la mejor parte.
—¿Le ha dicho mi padre porque nos envía esto? — Averiguo.
Él asiente —Dijo que no se quedaron para el ultimo brindis y supuso que querrían brindar a solas— Explica.
—Dile que gracias— Es lo único que respondo y el hombre simplemente asiente mientras que yo me pongo de pie y busco mi cartera para entregarle una propina.
—Gracias señor— Murmura y se aleja, pero Danna y su manera de hacer todo esto más creíble, deja que el albornoz se abra un poco dejando entrever su sujetador de encaje, algo que evidentemente hace que el pobre hombre se ponga aún más nervioso.
Cuando él ya se ha retirado y ella cierra la puerta, tengo toda la intención de decirle algo, pero ella rápidamente se acerca a mi y me tapa la boca con su mano —Shhh… no sabemos si ese tipo es realmente un camarero— Me dice bajito.
De inmediato saco su mano de mi boca y la sujeto por la muñeca siendo lo más delicado que puedo —Pobre hombre casi muere de un infarto— Bromeo.
—Tú padre quería saber si estábamos por coger… bueno, ahí tendrá su respuesta— Sentencia.
—Vaya respuesta— Bromeo.
—Sabes que esto no ha sido casualidad, ¿no? — Me pregunta.
—Lo sé… mi padre está peor que nunca… me está presionando con lo de los nietos—
—¿Por qué jode tanto? — Indaga mirándome a los ojos.
—Porque nunca lleve a ninguna chica a casa, no le he presentado a ninguna de mis novias y con suerte ha sabido de una. Sabes que no me enorgullezco de quien es mi familia— Relato.
—¿Entonces…? Él piensa…— Trata de decir.
—Que soy gay y que este matrimonio es una tapadera— Termino de decir y por alguna razón ella empieza a reírse —¿Qué? — Pregunto confundido y ella hace un paneo general de mi comenzando por mis ojos y terminando por mi entrepierna.
—Le diré a tu padre que no hay posibilidad alguna de que seas gay… y yo que tú me buscaba a alguna chica por ahí que te hiciera el favor, quedarte así no es bueno— Explica y se da la media vuelta —Iré a ducharme, creo que el sofá se hace cama— Termina de decir y se agacha para buscar su ropa en la maleta que hemos traído.
—Danna— La llamo y ella voltea a mirarme —La próxima me dices y me desvisto yo, ¿te parece? — Negocio y se sonríe.
—Es que no reaccionabas, te me quedaste mirando como un idiota— Rebate y ahora soy yo quien se sonríe.
—Tu lencería es espectacular, me quede admirando el diseño— Miento.
—Aha… como digas… si vas a hacer alguna asquerosidad, que sea en el baño, ¿sí? No quiero salir y verte ahí haciendo no sé que— Bromea.
—No te preocupes, no es para tanto— Respondo y sin decir ni una sola palabra más, ella se levanta del suelo y va hacia el baño mientras que yo me dejo caer de espaldas sobre la cama pensando en lo idiota que he sido, o mejor dicho… lo estúpido que es mi cuerpo por reaccionar de está manera, si, ella es bella, pero todo esto no puede pasar más del trato que tenemos. No podemos arriesgarnos de esa manera…
《Piensa en otra cosa… mejor ve analizando como obtendrás toda la información que necesitas… el tiempo corre en contra》 Me digo por dentro y quiero pensar que todo esto me puede ayuda a borrar la imagen de ella vestida así, o mejor dicho, no vestida así…
[DANNA]Tal vez cualquier otra mujer se hubiera escandalizado por lo que ocurrió hace un momento, pero la verdad es que hasta lo comprendo, todo esto nos ha hecho sacrificar muchísimas cosas, entre ellas nuestros instintos básicos, sobre todo él… no es que crea en eso típico de los instintos de los hombres y demás cosas, pero Mauro tenía una vida antes de todo esto, y era una junto a su novia; supongo que debe extrañarla demasiado.Termino de secarme un poco el cabello y ya con mi pijama puesto, salgo del baño para encontrarme con él acostado en el sofá mirando hacia el techo —¿Apago la luz? — Pregunto y él me mira.—Si— Responde y de inmediato apago la luz principal de la habitación dejando que solo la lámpara que esta en la mesita de noche alumbre el lugar, y me acuesto en la cama. Me cubro con la sabanas y al igual que &eacut
[MAURO]Al día siguiente: 16 de mayoAbrir mis ojos y verla a ella abrazada a mi no es algo que esperaba. Los recuerdos de todo lo que conversamos ayer regresa a mi mente y recuerdo el ataque de pánico y la manera que ella me tranquilizo. Definitivamente Danna es la mujer más fuerte que he conocido, y es que no cualquiera podría resistir todo esto ni mucho menos haberse preparado como ella lo hizo. Intento no moverme para no despertarla, se ve tan tranquila… Casi como un acto reflejo, mi mano comienza a acariciar su cabello suavemente hasta que sus ojos azules me sorprenden y me detengo —Perdón— Me disculpo alejando mi mano y ella al darse cuenta de que está abrazada a mi, se separa de inmediato.—Perdóname tú a mi, no sé en que momento termine de este lado de la cama— Se excusa y se sienta cruzada de piernas en la cama y mira al reloj que hay sobre la mesita de noche &
[MAURO]Observo sus pasos elegantes delante de mi mientras que me lleva a la sala de reuniones donde esta esperándome el periodista, y no puedo dejar de pensar en las muchas veces que esos mismos pasos me guiaron hasta nuestra habitación para amarnos como unos locos. Me duele más a mi que a ella todo lo que esta ocurriendo, y es que yo no soy un cabrón con las mujeres, nunca me ha gustado hacerlas sufrir ni mucho menos humillarlas, pero con ella no me quedo otra opción más que hacerlo…—Si hay algo que no quieres responder, no debes hacerlo, ¿de acuerdo? — Me advierte antes de entrar y asiento.—Es mejor que tú estés presente, no quiero hacer o decir algo que perjudique a la empresa— Sugiero y ella asiente.—Vamos entonces— Me responde y abro la puerta para que entremos.No hago más que poner un pie dentro de la sala de reuniones, y &eac
[MAURO]Cuando Danna y yo nos casamos seis meses atrás, nuestros padres nos regalaron una casa, en realidad, es una exuberante mansión de dos pisos ubicada en una de las zonas más exclusivas de Miami. La mansión costo 34 millones de dólares, y su arquitectura ultramoderna de cristal y sus ocho cuartos y baños parecieran valer eso en esta isla. No nos quedo más opción que aceptar ese regalo y por una parte nos ha servido de mucho ya que el tiempo que debemos pasar en casa pareciera no ser tan tedioso, después de todo tenemos gimnasio, sala de cine, piscina, jacuzzi, sauna, y hasta una casa de visitas, eso sin contar que esta frente al mar y el yate esta amarrado en el muelle privado.—De nuevo en casa— Murmura ella cuando abre la puerta.—Supuestamente esto es una casa— Respondo con este poco animo que tengo dado todo lo que me he enterado el día de hoy.—Ir
[MAURO]La manera que mi boca se apropia de la suya podría describirse como vehemente no me cohíbo ni ella tampoco. Sus manos están en mi nuca mientras que las mías ya aprisionan su cintura provocando que su cuerpo y el mío entren en contacto de tal manera que las ganas queden en evidencia. Hago una leve pausa con la única intención de morder su lóbulo y un leve quejido se escapa de su garganta cuando su espalda choca con la pared de está habitación —Mauro… lo tenemos prohibido…— Murmura entre dientes obligando a que la mire.Sé perfectamente de lo que habla, es uno de los puntos del acuerdo al que ambos hemos accedido cuando iniciamos con toda está situación, eso sin contar que involucrar los sentimientos podría representar el fracaso de todo esto —No tienen porque enterarse… te mueres de ganas de cruzar la línea y yo tambi&ea
[DANNA]Estoy sentada entre sus piernas en esta bañera donde el agua caliente nos cubre junto a la espuma y él no deja de pasear sus manos por mis brazos y piernas —¿En que piensas? — Me pregunta rompiendo el silencio.—En que las consecuencias de lo que acaba de ocurrir pueden ser muy graves— Confieso y siento sus dedos moviendo mi cabello a un lado para después besar mi cuello con ternura.—Solo tenemos que mantenerlo en silencio, si ellos no se enteran no habrá problemas— Expresa con esa calma que a veces contradice todo lo que él es.—Vamos a tener que tener cuidado, hay sitios donde cualquier gesto queda prohibido, ya sabes que tienen acceso a todas las cámaras que ellos quieran——Danna— Me interrumpe y sujeta mi rostro para que gire un poco y lo mire —Ya armaremos un plan, pero dime, ¿Qué ha significado esto para ti
[MAURO]Pensando en las diferentes posibilidades de quien haya podido venir a nuestra casa, abro la puerta y para mi sorpresa me encuentro a mi hermano Martín, su cabello rizado color dorado se oculta bajo una gorra y sus ojos azules se ven tristes —Hola, ¿Qué haces aquí? — Pregunto un poco confundido mientras que abro más la puerta para que él entre.—Discutí con papá, no podía quedarme en casa está noche— Explica y de pronto Danna se acerca a nosotros.—Martín, bienvenido, no te esperaba— Lo saluda y termina de acortar toda la distancia para saludarlo con dos besos.—Siento mucho venir sin avisar, le decía a Mauro que discutí con papá y que no podía quedarme en casa está noche, ¿les molesta si me quedo con ustedes? — Nos pregunta está vez a los dos y de inmediato mi mirada de cruza
[DANNA]No me agrada en lo más absoluto haberme convertido en esta mujer tan desconfiada que soy ahora, pero quiero pensar que después de todo lo que ha ocurrido a mi alrededor, es lo más normal del mundo. La cena con mi supuesto cuñado ha transcurrido de una manera bastante tranquila, ni él nos ha hecho preguntas extrañas, ni nosotros hemos hablado más de la cuenta. Mauro y yo nos hemos acostumbrado demasiado a la famosa frase “menos, es más.” Si Martin nos contaba algo de la discusión que tenia con su padre, nosotros respondíamos con una frase simple que no dejara ver que ninguno de los dos soportamos a Francisco, y es que eso sería simplemente contrariar todo lo que hemos trabajado durante estos meses. Si nos pedía un consejo, intentábamos que fuese algo neutral y que no hiciera que Martín se pusiera más en contra de su padre.La verdad es que no sabe