Nicholas aparcó su vehículo frente a la entrada principal de la mansión Grimaldi, antes de ir a buscar a Ariadna, pasó a saludar a su abuela. Tocó el timbre, una de las empleadas abrió la puerta, lo anunció con la señora.
Fiorella se hallaba sentada en la sala, leyendo un libro cuando su nieto se inclinó frente a ella.
— ¡Abuela por favor perdóname! —expresó con sinceridad. —¡Yo no hice nada en contra de la familia! —declaró Nick abrazando a la señora.
—Ya lo sé —contestó mientras acariciaba los rizos oscuros de su nieto—. Ya sabemos que la culpa de todo fue de Alonzo. —Sollozó con dolor. —Me duele el alma verlo preso —expresó con melancolía—, y más me destroza que su ambición lo haya llevado a hacer esas cosas —manifestó con la voz entrecortada, y con profunda tristeza.
—Abuela lamento mucho la situación de Alonzo, pero él se lo buscó.
La señora Fiorella asintió entonc
Ariadna en ese momento terminaba de leerles un cuento a los niños más grandecitos, quienes sentados en el piso del patio escuchaban atentos la narración.Nick divisó a Ariadna y la contempló, detallando con su vista lo hermosa que se veía con aquel vestido de lino en tono coral, y su melena recogida en un moño, percibió cómo su respiración se volvía irregular.Ariadna se estremeció sintió sobre su piel una mirada y como por arte de magia sus ojos se cruzaron con los de él, parpadeó al verlo de pie muy cerca de ella observándola.Ariadna sintió su corazón sobresaltarse. Se quedó sin pronunciar una palabra. Miró a Nick aproximarse a ella, entonces se puso de pie y cuando ambos estuvieron frente al otro se estrecharon en un fuerte abrazo, permanecieron así por varios minutos, has
Nicholas Grimaldi salió de su oficina y se dirigió a una joyería, pasó casi toda la tarde escogiendo el anillo de compromiso que le iba a dar al amor de su vida esa noche. Fue por su mujer al orfanato, ella se despedía de sus niños cuando Nick llegó al patio sorprendió a Ariadna abrazándola de la cintura.—¡Mi amor! —exclamó. —¡Me asustaste! —Sonrió besando los labios de Nick.—No fue mi intención, ¿Estás bien?—Sí cariño —respondió Ariadna feliz, tomó sus cosas y salieron agarrados de la mano del orfanato, fueron hasta su casa.—Mi vida, hoy quiero invitarte a cenar fuera —propuso Nick.—¿Celebramos algo?—Sí, que estamos juntos y esta vez nadi
Al día siguiente mientras Ariadna dormía. Nick pidió que les llevaran el desayuno a la habitación, frutas, jugo de naranja, pan tostado, tamales de maíz, típicos del lugar. Nick con suaves besos despertó a Ariadna. —Mi amor ya está listo el desayuno. Ary abrió sus ojos, se desperezó estirando sus brazos, le sonrió a Nick. —Buenos días, esposo —mencionó con ilusión. —Hola, mi compañera, es que la palabra esposa me suena a las que te ponen cuando te llevan a prisión y aunque yo gustoso me dejaría encadenar a tu lado, para mí eres, mi amiga, mi confidente, y el gran amor de mi vida. A Ariadna se le iluminó la mirada, los ojos le brillaban y el corazón le latía con fuerza. —Tú siempre encuentras las palabras precisas. Te amo Nick. —Y yo a ti mi amor, pero es hora de alimentarse. Nick
Ariadna sostenía entre sus manos temblorosas un vaso con agua, hipeando narraba los hechos al investigador en la delegación. Una terrible sensación se había apoderado de todo su ser al imaginar a su pequeño en peligro, ella creía que de un momento a otro iba a enloquecer.Los investigadores miraban atentos el video que las cámaras del 911 habían filmado, pero ninguno decía nada. Ese silencio abrumador tenía a Ary al borde de la angustia.Entre tanto Nick bajó a zancadas de su auto, había dejado a la abuela a cargo de su tío, no podía abandonar a Ary en esas circunstancias. El hombre se mecía los rizos de su oscuro cabello con desespero, caminaba buscando entre las personas a su esposa, mientras un agobio perturbador se instauraba en su pecho. Frenó su andar y miró cómo su mujer limpiaba con su pañuelo a cada in
Al mes de la desaparición de Stefano, recibió una llamada.—Señora Ariadna Grimaldi, tenemos información sobre su hijo, si quiere dar con él, necesitamos veinte mil dólares.—¿Cómo sé que dicen la verdad? —cuestionó—. Necesito pruebas, fotos de que ustedes tienen a mi bebé.—Enviaremos las pruebas —aseguraron esos hombres.Ariadna casi no hablaba con su esposo, lo ignoraba no sólo a él sino a todas las personas a su alrededor.Nick por su parte contrató agentes privados para dar con su hijo y aunque él trataba de demostrar fortaleza por dentro estaba igual o peor que Ariadna. Llegaba a su oficina, observa la foto de su pequeño y las lágrimas caían sobre su rostro, lloraba por su niño, por Ariadna, por él mi
«Si nos quedara poco tiempo by Chayanne» sonaba en el bar donde Nick se encontraba sentado en la barra.«Si nos quedara poco tiempo, si mañana acaban nuestros días, si no te he dicho suficiente que te adoro con la vida». Retumbaba en la cabeza de Nick, se alzó la copa de whisky canceló la cuenta y salió decidido a hablar con Ariadna y hacerle entrar en razón.El tráfico lo tenía atascado en una de las grandes avenidas, una sensación de vacío se instaló en su pecho, como si un mal presagio se apoderara de él, la desesperación empezó a recorrer sus sentidos.Después de unos minutos llegó a casa, la escena que se encontró fue muy dolorosa. Ariadna desmayada en el piso, a su lado el frasco de pastillas. Nick, corrió a tomarle el pulso.&md
Llegó al hospital con mucho dolor, casi no podía caminar, las enfermeras le ayudaron. Ariadna pidió que llamaran a su amiga, quien de inmediato salió a su encuentro.—¿Qué tienes?—¡Mi bebé! —jadeó presionando los dientes—. Ana Cristina ayúdame... ¡Estoy sangrando!La doctora de inmediato pidió llevar a Ariadna a emergencias, llamó a Nick, quien salió corriendo para el hospital.La doctora empezó a examinar a su amiga, le hizo una ecografía para revisar el estado de su placenta y del bebé, y tal como Ana Cristina pensó, Ary presentaba un problema.—¿Qué pasa con mi hijo? —inquirió nerviosa.—Tranquila Ariadna, tienes placenta previa, te voy a administrar medicamentos para red
Meses después Una noche de incesante lluvia, Nick no llegaba a casa. Ariadna, bañó y le dio de comer a su pequeña Tefa, se acostó a su lado y se quedó dormida. En horas de la madrugada se despertó fue a su habitación y su cama estaba intacta. Nick, no había llegado. Ariadna preocupada marcó el celular de su esposo, no recibió respuesta estaba apagado. —Si se consiguió otra mujer está en su derecho. ¿Qué esperabas Ariadna? Tienes a tu esposo abandonado —hablaba consigo mismo, aunque trataba de ser razonable, pensar en esa posibilidad le dolía mucho, ella amaba a Nick. De tanto esperar se quedó dormida, despertó al escuchar el llanto de Tefa en horas de la mañana, fue por su niña preocupada al ver que su esposo no aparecía. —¿Y si las personas que se robaron a Stefano, le hicieron daño a tu papá? — se preguntaba mientras cambiaba a su pequeña de pañal, entonces escu