Cualquier hombre normal, no hubiera sabido reaccionar en esta situación. Pero Ryan no es un hombre corriente, ni siquiera es un lobo corriente. La voz de su lobo en la parte de atrás de su cabeza siempre sabe guiarlo. “No dejes que escape, ruido de cristales”.
Efectivamente el asesino había saltado por una de las ventanas del salón. Ryan sale tras el y salta por la ventana. Haciendo gala de su enorme poder se transforma el lobo en pleno salto. Su presa le lleva algo de ventaja y ya se ha transformado en lobo también. Pero el Alfa Ryan no es un lobo cualquiera.
En un interminable minuto de sprint consigue darle caza al asesino, cuando llega a su altura le muerde por el cogote y con su extraordinaria fuerza lo lanza contra una roca.
El shock del golpe devuelve al asesino a su forma humana, Ryan también se transforma y se acerca. Su presa se retuerce, pero parece que el golpe le ha partido la columna asique no se va a ir muy lejos.
-¿Quién eres?
-Solo un mercenario
-¡No te creo!
Ryan le propina una patada en la boca. El asesino lejos de quejarse se parte de risa, emitiendo unos desagradables esputos sanguinolentos.
-Te crees muy poderoso pero un puñado de monedas es lo que te separa tu tumba.
-No creo que estés en posición de decir tal cosa.
-Yo soy un asesino, conozco mi labor y mi destino Alfa ¿puedes decir lo mismo?
Ryan está hecho una furia, ahora le golpea el estómago con saña.
-Habla maldito asesino, ¿Quién te contrató?
- Jamás diré nada.
El Alfa no quería recurrir a ello, pero el enorme poder de su lobo interno le permite leer la mente de las personas a las que toca. Los lobos más fuertes pueden resistirse, pero este lobo moribundo apenas podrá hacer ninguna resistencia. Sopesando sus opciones, le acerca la palma abierta a su cara. Le sujeta la frente al asesino y este comienza a emitir alaridos. Entonces el Alfa exclama con voz de ultratumba.
-¡HABLA!
El asesino sigue gritando, pero su conciencia empieza a ceder, el Alfa comienza a ver sus pensamientos a través de una neblina. Ve un camino, un bosque, luego una casa y por último al Alfa de la manada Claro de Luna. Ya había visto suficiente, así que lo soltó.
-Trabajas para Claro de Luna, ¡Escoria!
La cara del asesino mostro por primera vez verdadero terror al darse cuenta de que le habían leído la mente.
-¿Cómo? ¡No! Espera, mi familia.
El Alfa no necesitaba más confesión, u mano se había transformado en su garra de lobo y con un movimiento seco le corto la garganta al asesino.
Su lobo interno parecía ahora más calmado, pero de pronto se acordó de su esposa, apuñalada en el altar.
-Cleo…
Con una rápida transformación volvió a su forma lobuna y tardo poco más de un minuto en alcanzar la entrada de la casa. Allí le esperaba el Beta Richard con mirada sombría. Es el Alfa quien habla primero.
- Richard… ¿Cleo?
El Beta mira hacia abajo mitad entristecido y mitad avergonzado.
-Alfa… Era un puñal de plata… no pudimos hacer nada.
El Alfa arde de furia, tiene que controlarse para no convertirse en lobo pero no puede evitarlo por completo. Sus ojos se le rasgan y el vello le brota por los brazos. Sólo consigue detener esta transformación golpeando la columna más cercana con su enorme puño.
-¡Ahora no lobo!
El Beta se le acerca temeroso.
-¿Pudiste atrapar al agresor?
-Si, era un asesino a sueldo, ya no hará más mal.
-¿Descubriste quién lo envía?
-La manada Claro de Luna.
El Beta parecía destrozado por la noticia.
-Alfa, todo esto es culpa mía. La seguridad ha fallado, presento mi dimisión irremediablemente.
-Calla Beta, no puedes dejarme ahora, ahora que tenemos que ir a la guerra.
-Pero Alfa…
- No puede ser de otra forma. Ellos nos han atacado, nosotros devolveremos el golpe y lo haremos con más fiereza.
-Así sea Alfa.
- Reúne a los Thetas, va a ser una noche larga.
Los Thetas, eran tradicionalmente el consejo de administración de cualquier manada, cada uno asesoraba al Alfa para unos asuntos específicos como: alimentación, logística o defensa. Eso era lo habitual, pero en el caso de la manada Valle Maldito, los Thetas además eran unos formidables guerreros que se entrenaban cada mañana. Que el Alfa Ryan los hubiera convocado para luchar por primera vez en el último año, no auguraba nada bueno.
El Alfa y el Beta iban enfrentados, mirándose. Ambos iban en la parte de atrás de uno de los 4x4 tácticos de la manada. El terreno era escarpado y aún era de noche, así que el conductor avanzaba con cautela, como así lo hacían cada uno de los coches que llevaban en el convoy.Las horas anteriores habían sido de máxima tensión. Tan sólo media hora después de que el Alfa volviera de cazar al asesino y mandara convocar a los Theta, el consejo ya estaba reunido discutiendo la respuesta.El Theta Francis, fue lo bastante osado como para proponer que sólo se realizara un bloqueo comercial como represalia al ataque. Nada más sugerir eso, el Alfa le propinó un fuerte puñetazo en la cara.El Alfa estaba decidido a arrasar con toda la manada, pero, los Thetas consiguieron que la respuesta se limitara a un ataque directo al Alfa de la manada Claro de Luna, eso ma
Durante un instante, Ryan yació dolorido en el suelo pensando que todo había acabado. Fue el Theta Clint el que lo sacó de su ensoñación.- Vamos jefe, esto aún no ha acabado.El escándalo de la ventana había despertado a media manada, muchos de ellos ya sabían lo que había ocurrido, se escuchaban gritos y aullidos. Esto no debería haber pasado.-Vamos jefe, levanta hay que cubrirse.Ante la estupefacción de Ryan, Clint comenzó a arrastrarlo hacia una pickup que, hacía las veces de barricada improvisada. Justo cuando llegaron empezaron a silbar las balas. EL resto del equipo de choque estaba allí, incluido su beta. Entonces Ryan fue consciente de que había lobos moviéndose en la sombra. Y por primera vez en su vida sintió verdadero terror-¡Nos rodean! Nos han rodeado, nos van a masacrar.El Theta Clint en cambi
Durante las dos semanas después del ataque, nadie vio al Alfa Ryan.Los rumores sobre lo acontecido en la manda Claro de Luna empezaban a ser algo más que rumores. Al parecer, los supervivientes habían abandonado el asentamiento y se habían refugiado con otras mandas hermanas. La afrenta había sido grande y los guardias de Valle Maldito se preparaban para una respuesta, pero no parecía que eso fuera a ocurrir a corto plazo.El Alfa Ryan se fustigaba día y noche con las imágenes de la masacre. Se culpaba de haber permitido lo sucedido y le avergonzaba mirar a su gente a la cara.Finalmente, el Beta Ryan decidió que era momento de tomar cartas en el asunto. Una mañana entró sin permiso en la alcoba del Alfa y destapó sus cortinas.-Señor, es momento de volver a la vida.-Déjame en paz con mis pensamientos Beta insolenteRichard intento aproximarse
Ryan tenía delante de sí mismo uno de los mayores misterios que había presenciado nunca. La cueva que se habría delante de el exhalaba un extraño humo verde, pero no verdoso. Verde brillante, casi fosforescente. Esa era la cueva.Temiendo que el humo pudiera envenenarle, cogió aire y se interno por el pasadizo. A los pocos segundos se dio cuenta de que tenía que respirar, el camino era más largo de lo que pensaba.Con la primera bocanada esperaba sentir un olor fétido, pero resultó ser agradable y embriagador. Ryan no sabía exactamente a que olía, pero era como comida recién hecha, como flores de primavera y como el aroma que trae la brisa del mar.Después de lo que a Ryan le parecieron doscientos metros, comenzó a vislumbrar una figura iluminada a lo lejos. Creyó que lo más educado era presentarse.-Hola, soy el Alfa Ryan, hijo del Alfa
Antes de despertarse, Alfa Ryan sabía exactamente donde iba a estar. Afortunadamente, porque estaba encaramado en el alféizar de una ventana. No una ventana cualquiera, la ventana de la habitación de Cleo.El Alfa había aparecido ahí de repente tras desvanecerse en la cueva de Tiberius. Él sabía que había viajado al pasado, pero se veía real, se sentía real.Sabía dónde estaba, era la ventana de Cleo. La semana antes de la boda habían acordado no verse, como mandaba la tradición en su manada. Pero Ryan no había podido contenerse y a los cuatro días se había colado por la ventana de su cuarto. Ahora, estaba reviviendo esa noche.Tal y como ya había hecho tocó tres veces en el cristal y a la pobre Cleo casi le da un infarto. Pero se acercó a la ventana y lo dejó pasar divertida.-¿No se supone que un Alfa no debe ver a su Luna la semana antes de su rito de apareamiento?-Necesitaba verte.Alfa Ryan tomó un momento para mirar bien a Cleo, era ella, no había duda, el viejo chiflado lo hab
Una vez el Alfa volvió en sí, Tiberius comenzó a explicarle los riesgos de modificar el pasado. En su opinión, cambiar el pasado no resuelve nada y puede provocar más problemas que solucionar ninguno. El Alfa Ryan, por su parte, le replicó que es necesario volver atrás en las decisiones tomadas en el pasado para mejorar el futuro de su clan.-Mira chico, cambiar el pasado va contra toda regla ancestral, si sigues con ese camino, vamos a tener problemas.-No creí que tú precisamente fueras el mayor defensor de las reglas ancestrales.Tiberius titubeó un instante.-Yo soy un adalid del conocimiento, pero sé donde están los límites.-Entonces explícameloTIberius miró un instante al Alfa, valorando si merece la pena el esfuerzo, finalmente claudica.-Está bien, tú sabes tan bien como yo que lo que hago es peligroso. Mezclarte en el tejido del tiempo tiene consecuencias inesperadas, por eso los cabezas huecas de tu manada lo temen.-Entonces, ¿por qué lo haces?-Hay muchos motivos para vi
La vida de Ryan había cambiado mucho en los últimos meses. Nunca antes había hecho algo parecido, ni siquiera tenía en mente hacerlo. Pero la Luna se había ido, y ahora tenía que hacer algo. Instintivamente sabía que no podía confiar en nadie más, ni siquiera en un amigo.La visita a Tiberius le dejó marcado durante algunos días, sabía que el chamán chiflado estaba esperando a que volviera, pero en parte no se atrevía.Era como si el mundo se estuviera rompiendo en pedazos, y él solo fuese capaz de mirarse a sí mismo mientras eso pasaba. En muchas ocasiones se preguntaba si había sido lo correcto, si estaba haciendo lo correcto al intentar traer a Cleo de vuelta. Pero estaba seguro de que no podía volver atrás, y que el destino tenía que dejar que esto sucediera.Una mañana estaba en su despacho, admirando el viejo escritorio de su padre cuando su beta entró y lo arrancó de su ensimismamiento.-Señor, el chamán Tiberius está aquí. Se ha presentado hace un minuto. Le he dejado una nota
Cuando Alfa Ryan llegó a la guarida de Tiberius, este ya estaba preparando sus útiles con un ritmo frenético. Cargando cazuelas de un lado para otro.-Ya era hora, Alfa. Pasa y ponte cómodo.Ryan se fijó que en esta ocasión Tiberius había preparado dos futones junto a la hoguera. Tal vez pensara hacer una sesión más larga que la última y hubiera previsto un sitio para descansar, pensó Ryan. Sobre el fuego, había también dos brebajes crepitando, estos no se parecían en nada a la primera poción que había tomado Ryan en su primera visita, eran más refinados, más elaborados.El ambiente estaba cargado de un humo más denso de lo habitual, tanto era así que Ryan no se percató cuando Tiberius apareció a su lado.-Ya está.- Dijo Tiberius mientras Ryan daba un brinco. -Esta vez todo va a ser un poco diferente. Esta poción es un poco más potente, nos debería permitir mantenernos en el pasado aunque cambien algunas cosas.-¿Nos?¿A los dos?-Así es, esta vez iré contigo. Bueno no es exactamente,