“¡Tu ganas Astrid! Aceptamos”
Astrid miro con recelo “¿Los dos? ¿Toda la noche? ¿A mis ordenes?”
Tiberius y el Alfa asintieron.
“Bueno… bueno…bueno… parece que el Alfa y su amiguito el mago han decidido pasárselo bien” Se relamió Astrid con una carcajada. Luego su tono se volvió menos histriónico. “Estoy segura de que habéis recorrido una buena distancia a pie, Tiberius, enséñale a tu amigo donde está la cocina, comed y bebed algo” Luego volvió a su tono pícaro. “Necesitaréis fuerzas…”
Tiberius y Ryan fueron a la cocina, comieron un emparedado y bebieron cerveza sin mirarse a la cara.
Astrid no tardó en regresar con su porte altivo. “Bueno, veo que habéis terminado, es la hora de que os adecentéis un poco, sobre todo tu Tiberius, par
El aire dentro de la cueva de Tiberius era denso, cargado de un silencio expectante. Una pequeña fogata crepitaba en el centro, arrojando sombras en las paredes de piedra. El aroma de hierbas quemándose se mezclaba con el humo, mientras Tiberius y Ryan se sentaban uno frente al otro, sus rostros iluminados por la luz parpadeante del fuego.Sobre el suelo, entre ellos, estaba abierto el grimorio que habían conseguido después de arduas semanas de búsqueda. El libro tenía una presencia casi viva; sus páginas antiguas, cubiertas con símbolos crípticos, parecían vibrar con energía. Astrid, la maestra de Tiberius, les había advertido de su poder y peligro, pero también les había asegurado que contenía el conjuro necesario para el viaje que necesitaban realizar. La tarea era clara: retroceder un año antes del primer encuentro entre Ryan y Cleo para desentrañar cómo comenzó realmente la conspiración.“Este no es un simple conjuro de visión,” dijo Tiberius, su voz profunda resonando en la cuev
El sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando la pradera en tonos cálidos de dorado y ámbar. Ryan y Tiberius seguían de pie, observando con atención su entorno. El viento suave agitaba la hierba alta alrededor de ellos, creando un suave murmullo que contrastaba con la creciente inquietud en el ambiente.“Algo no cuadra,” dijo Ryan, rompiendo el silencio. Se giró hacia Tiberius, quien seguía mirando a lo lejos, como si esperara encontrar una respuesta en el horizonte. “No nos sentimos más jóvenes. Recuerda cuando volvimos a la reunión de Cleo… el cambio de tiempo fue inmediato. No siento que hayamos retrocedido tanto como temíamos.”Tiberius asintió, su ceño aún fruncido. “Tienes razón. No es solo que no nos sintamos más jóvenes, es que nuestro entorno tampoco parece tan lejano en el tiempo como imaginamos. Las estrellas, el clima… todo parece apenas diferente. Es como si nos hubiéramos desviado en el espacio más que en el tiempo.”Ryan miró a sus manos, esperando ver algún cam
La noche había caído, cubriendo la pradera y el campamento de la manada Claro de Luna con un manto de estrellas brillantes. Ryan y Tiberius siguieron a Lyanna hasta un gran claro rodeado de árboles, donde el fuego crepitante de una hoguera central proyectaba sombras danzantes sobre los rostros de los lobos reunidos.Los lobos de Claro de Luna se sentaban en círculo alrededor del fuego, conversando en voz baja, algunos riendo mientras compartían comida. El ambiente era acogedor, pero a pesar del calor de las llamas y las voces familiares, Ryan no podía quitarse de la cabeza la visión de los lobos que pronto vería caer bajo su mando, en un futuro marcado por la tragedia.Tomaron asiento junto a Lyanna, y los demás lobos los miraban con curiosidad, evaluando a los dos extraños con ojos calculadores, pero no hostiles. Ryan intentó mantenerse relajado, aunque la sensación de familiaridad con varios de ellos le provocaba un nudo en el estómago. La carne asada se servía en grandes bandejas d
Alfa Ryan se mira al espejo, está nervioso, pero tiene buen aspecto. No obstante, a Alfa Ryan no le gusta dejar las cosas al azar. Mucho menos en su noche de apareamiento. Los invitados ya estaban todos abajo y su Luna estará lista muy pronto, así que ha de darse prisa. Alfa Ryan era probablemente el lobo más envidiado de toda la región. Tras la esperada retirada de su padre, el Alfa William, hacía tan sólo dos años, él se había hecho cargo de la manada del Valle Maldito. Y las cosas no podían haber ido mejor. Pese a que tenía mucho respeto por el legado de su padre, Alfa Ryan tenía su propia forma de hacer las cosas. Así que cuando llegó al poder, no dudó en tomar importantes decisiones, aunque algunas fueron impopulares. En primer lugar, le dio un impulso sin precedentes a las finanzas de la manada. La manada producía una gran cantidad de productos agrícolas de gran calidad como vinos, miel y especias, pero su condición de lobos y la vida apartada les dificultaba mucho su venta. R
Cualquier hombre normal, no hubiera sabido reaccionar en esta situación. Pero Ryan no es un hombre corriente, ni siquiera es un lobo corriente. La voz de su lobo en la parte de atrás de su cabeza siempre sabe guiarlo. “No dejes que escape, ruido de cristales”. Efectivamente el asesino había saltado por una de las ventanas del salón. Ryan sale tras el y salta por la ventana. Haciendo gala de su enorme poder se transforma el lobo en pleno salto. Su presa le lleva algo de ventaja y ya se ha transformado en lobo también. Pero el Alfa Ryan no es un lobo cualquiera. En un interminable minuto de sprint consigue darle caza al asesino, cuando llega a su altura le muerde por el cogote y con su extraordinaria fuerza lo lanza contra una roca. El shock del golpe devuelve al asesino a su forma humana, Ryan también se transforma y se acerca. Su presa se retuerce, pero parece que el golpe le ha partido la columna asique no se va a ir muy lejos. -¿Quién eres?
El Alfa y el Beta iban enfrentados, mirándose. Ambos iban en la parte de atrás de uno de los 4x4 tácticos de la manada. El terreno era escarpado y aún era de noche, así que el conductor avanzaba con cautela, como así lo hacían cada uno de los coches que llevaban en el convoy.Las horas anteriores habían sido de máxima tensión. Tan sólo media hora después de que el Alfa volviera de cazar al asesino y mandara convocar a los Theta, el consejo ya estaba reunido discutiendo la respuesta.El Theta Francis, fue lo bastante osado como para proponer que sólo se realizara un bloqueo comercial como represalia al ataque. Nada más sugerir eso, el Alfa le propinó un fuerte puñetazo en la cara.El Alfa estaba decidido a arrasar con toda la manada, pero, los Thetas consiguieron que la respuesta se limitara a un ataque directo al Alfa de la manada Claro de Luna, eso ma
Durante un instante, Ryan yació dolorido en el suelo pensando que todo había acabado. Fue el Theta Clint el que lo sacó de su ensoñación.- Vamos jefe, esto aún no ha acabado.El escándalo de la ventana había despertado a media manada, muchos de ellos ya sabían lo que había ocurrido, se escuchaban gritos y aullidos. Esto no debería haber pasado.-Vamos jefe, levanta hay que cubrirse.Ante la estupefacción de Ryan, Clint comenzó a arrastrarlo hacia una pickup que, hacía las veces de barricada improvisada. Justo cuando llegaron empezaron a silbar las balas. EL resto del equipo de choque estaba allí, incluido su beta. Entonces Ryan fue consciente de que había lobos moviéndose en la sombra. Y por primera vez en su vida sintió verdadero terror-¡Nos rodean! Nos han rodeado, nos van a masacrar.El Theta Clint en cambi
Durante las dos semanas después del ataque, nadie vio al Alfa Ryan.Los rumores sobre lo acontecido en la manda Claro de Luna empezaban a ser algo más que rumores. Al parecer, los supervivientes habían abandonado el asentamiento y se habían refugiado con otras mandas hermanas. La afrenta había sido grande y los guardias de Valle Maldito se preparaban para una respuesta, pero no parecía que eso fuera a ocurrir a corto plazo.El Alfa Ryan se fustigaba día y noche con las imágenes de la masacre. Se culpaba de haber permitido lo sucedido y le avergonzaba mirar a su gente a la cara.Finalmente, el Beta Ryan decidió que era momento de tomar cartas en el asunto. Una mañana entró sin permiso en la alcoba del Alfa y destapó sus cortinas.-Señor, es momento de volver a la vida.-Déjame en paz con mis pensamientos Beta insolenteRichard intento aproximarse