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Capítulo 4 La hora más negra

Durante un instante, Ryan yació dolorido en el suelo pensando que todo había acabado. Fue el Theta Clint el que lo sacó de su ensoñación.

- Vamos jefe, esto aún no ha acabado.

El escándalo de la ventana había despertado a media manada, muchos de ellos ya sabían lo que había ocurrido, se escuchaban gritos y aullidos. Esto no debería haber pasado.

-Vamos jefe, levanta hay que cubrirse.

Ante la estupefacción de Ryan, Clint comenzó a arrastrarlo hacia una pickup que, hacía las veces de barricada improvisada. Justo cuando llegaron empezaron a silbar las balas. EL resto del equipo de choque estaba allí, incluido su beta. Entonces Ryan fue consciente de que había lobos moviéndose en la sombra. Y por primera vez en su vida sintió verdadero terror

-¡Nos rodean! Nos han rodeado, nos van a masacrar.

El Theta Clint en cambio parecía en su elemento.

-Que no se confíen tanto Alfa, aún tenemos un as en la manga.

Y cogiendo su intercomunicador, les dio órdenes a los francotiradores.

-Hemos entregado el paquete, repito, hemos entregado el paquete. Estamos atrapados ¡Fuego a discreción! Cambio y corto.

-¿Fuego a discreción?

El Theta Clint calló por un instante. Miró al Alfa buscando su aprobación y ante la impávida mirada de este confirmo su orden.

-Si… fuego a discreción.

Comenzaron a escucharse disparos de forma continuada. Al principio los miembros de la manada Claro de Luna no sabían de dónde venían los disparos. Pero al ver que sus compañeros iban cayendo abatidos uno a uno, se dieron cuenta de que les estaban acribillando desde una posición elevada. Poco a poco los disparos se fueron espaciando y las balas dejaron de sonar sobre la barricada. Un minuto después del último disparo, el comunicador del Theta volvió a sonar.

- Equipo de choque, todos los objetivos han sido abatidos o están a cubierto. Momento de escapar.

El Theta Clint sonrió satisfecho.

-Muy bien equipo de choque misión cumplida. Comenzamos fase de repliegue, seguiremos la estrategia “lupus”.

Después se acercó al Alfa y le preguntó en bajo.

-Señor, ¿está herido? ¿puede caminar?

-Si, si, plan “lupus”.

El Alfa sólo se sentía absolutamente desolado por lo que acababa de ocurrir. Lo que tenía que ser sólo una vendetta se había convertido en una masacre.

El plan lupus era sencillo. Los francotiradores dejaron uno de sus rifles con un dispositivo que lo disparaba cada cierto tiempo mientras ellos abandonaban su posición. Como el enemigo pensaba que seguía bajo ataque, esto dio cobertura al equipo de choque para abandonar su posición. Como usar los vehículos hubiera delatado su huida, lo hicieron en su forma lobuna mucho más ágil. Para terminar, activaron unas cargas explosivas en los vehículos para dejarlos inservibles. El plan estaba estudiado al detalle.

Cuando el Alfa tomo su forma de lobo, volvió a ser consciente de todo de un golpe. En su afanada huida contó por decenas los enemigos abatidos. Tuvo que convencerse a si mismo de que los cuerpos que parecían de civiles, en verdad no lo eran y contener su dolor cuando vio los pellejos sin vida de los lobos transformados. Se obligó a si mismo a no mirar atrás, pero cuando los vehículos explotaron y volvieron a oírse los gritos y los aullidos, no pudo más que darse la vuelta y ver la atrocidad que habían cometido.

Al menos su lobo interior intentaba calmarlo “Tu no querías esto… tú la amabas”, pero eso no aliviaba su culpa. Sólo gracias a que era el último en abandonar la posición pudo impedir que nadie viera como las lágrimas del Alfa de la manada Valle Maldito recorrían su hocico.

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