Poco a poco abría los ojos, le dolía hacerlo pero era necesario ya que quería saber dónde estaba metida. Lo primero que vio fue el leve oleaje de una cortina blanca medio transparente. Colgaba desde el techo hasta arrastrarse por el suelo. Chantel se quedó así por lo que fueron unos segundos, hasta fijarse en otra cosa.
Parecía que estaba nevando… a través de la cortina de chifon pudo notar la ventana semi abierta y ver copos de nieve caer. Con razón sentía muy mucho frío. Se dio la vuelta pillando que se encontraba en una enorme habitación.
Intento incorporarse pero un dolor agudo en su muslo se lo impidió.
—¡Mierda! Exclama.
Por la noche llego a su apartamento, encontrándolo sumamente frío y desolado. En cuanto entraba en calor sintió que sus huesos comenzaban a fortalecerse. Tumbada en la cama mirando hacia el techo se pregunto.—¿Qué voy hacer? Dijo en voz alta. —De seguro ya no tengo empleo, y con mis ahorros sobreviviré un par de meses. Se decía.Pero a pesar de las preocupaciones de su vida mundana, de su cabeza no se salía ese lobo. ¡Dios! Pensó, era tan doloroso estar enamorada de una persona que resulto ser tan inalcanzable. Aunque los padres de este chico habían sido los que la rechazaron y ya no estaban, no significaba que el resto de su gente la aceptará.Lamentablemente no podía cambi
Chantel corrió en busca de una manta para que Arquímedes pudiera cubrirse y así ella no tuviera más mini infartos.—¿Cómo es que estas aquí? Termina por preguntar.—Nunca deje de pensar en ti, has estado metida en mis pensamientos todos los días desde que te fuiste.—Arquimedes…—¿Es mi bebé? Sonríe tiernamente. El no deseaba que ella le volviera a decir que no lo quería en su vida.—Si. Responde posicionando sus manos en el vientre. —¡Es tu bebé! Sonríe.
La luna estaba llena esa noche… era tan plateada, con esa aureola alrededor de un color azul intenso… iluminando toda la manada llamada Eclipse... Este pequeño pueblo lleno de una comunidad de lobos se encontraban a muchos kilómetros de la civilización de Alaska, rodeado de altas montañas cubiertas por la nieve y enormes pinos.Dentro de una casa de dos plantas los gritos desgarradores de una mujer se podia oír más allá de los territorios de la manada… una joven y futura madre se disponía a dar a luz a su primer hijo. El hijo del Jefe.La partera ya estaba en casa para prestar sus servicios de ayudar a la novata madre de traer al mundo al hijo del Alfa.
598 años después...Corria lo más rápido que sus diminutas patas le permitian, como extrañaba transformarse en un gigantesco lobo… tenía casi 600 años, eso quería decir que ahora sería más grande e imponente de lo que era cuando tan solo era un chico.Se detuvo un momento para olfatear el aire helado de las montañas de Alaska, esa manaña unos idiotas cazadores le daban caza. Pero jamás lo atraparian, con los años se había vuelto maduro y más astuto. Aprendiendo a valorarse por si solo, era un lobo solitario ni siquiera se tomó la molestia en mezclarse con los lobos comunes.Desde su exhilio decidió emprender su cruzada solo… aún no superaba que su propio padre lo ec
—¡Oh, Chantel! Estaba esperándote ¿En donde te habías metido mujer?La voz chillona de la jefa de Chantel resonó en los oídos de la chica. Pensando que ni siquiera podía tener cinco minutos de paz en el baño de damas. Entendía que era la asistente de la mujer, pero al menos podría respetar su espacio.—Estaba en el baño señora Wons.Chantel trabajaba para una revista importante de la ciudad de Anchorage (Alaska) ubicado en el extremo noroeste de América del norte (EE.UU).Ella era la asistente de una prestigiosa editora, la señora Reina Wons. Escribia artículos sobre la moda y ropa interior. Chant
Al salir el sol algunos rayos de luz se filtraron por la ventanilla de la habitación de Chantel, lo que la impulso a moverse y con eso terminó por despertarse. Se sentó en la cama y al poner un pie en el piso se dio cuenta que había pisado al pobre animal.—¡Oh por dios! ¿Tú qué haces aquí? Brama.Arquímedes levantó la cabeza con sus dos orejas puntiagudas y aquellos hermosos e hignoticos ojos azules.—Eres muy hermoso ¿Lo sabías? Ella le sonríe lo que causa que el mueva la cola. —¡Oh! ¿Te caigo bien? Que bien, porque no deseo que me muerdas.La chica tímidamente y un poco temerosa acaricia una de sus oreja, Arquímedes se deja y si
Esa chica si que tenía una buena imaginación, pero se equivocaba en todo. Nadie lo esperaba, ¿Como le haría para saber el nombre de ella? Hasta ahora no lo había dicho y era frustrante. El lobo volvió a posar el osico sobre sus pies, tenerla así era maravilloso pensó Arquímedes. Su olor lo embriagaba por completo.De pronto comenzó a sentirse extraño, se puso en cuatro patas y corrió hasta la ventana. La noche estaba por caer y con ella la luna aparecería, se convertiría en un humano esa noche ¡Mierda!—Oye lobito ¿Que pasa? Chantel se puso en pie y rasco su oreja. —Voy a darme un baño, no hagas travesuras.Este la vio encerrarse en el baño y el se preocupo, quizás solo tuviera uno
Chantel se ríe a carcajadas después de escucharlo hablar.—¿Hombres lobos? ¿Brujas? ¿500 años? Continua riendo. —Debe ser una broma de mal gusto, quizás esto sea un sueño. O simplemente yo me caí en el baño y...—Chantel. Esto es real.—No… tú no eres real. Lo señala con el dedo poniéndose en pie.—Entonces ¿Como sane de mi herida? ¿Como cerró tan rápido?—Bueno… Ella suspiró. —No lo se, ok no lo sé. Pero nada de esto tiene sentido para mí. Los hombres lobos no existen, ja, y ni hablar de las brujas.