Henry corría en su forma lubuna por el bosque, ya estaba muy alejado de la manada. Pero el tenue aroma de su hijo lo había llevado a ese lugar, se pregunto ¿Porque se había ido tan lejos?
Al llegar a una colina el aroma desapareció… justo lo que sospecho, cuando Connor había nacido la matriarca le dijo que su hijo había heredado un don. Y este era el poder de ocultar su aroma. Volviéndolo un arma de doble filo.
El alfa atento y alerta miraba para todos lados. Buscando una pista que le indicará donde estaba su hijo. El viento soplaba muy fuerte creando muchos sonidos fuertes, pero el ruido de una rama quebrarse a sus espaldas lo hizo girar.
Todo parecía en calma, y no ha
Lorena entra en su casa preocupada por el paradero de su hijo. Su esposo hacia mucho que había salido a buscarlo pero aún no regresaba, ninguno de los dos.La mujer se disponía a subir a su habitación cuando un aroma familiar llegó a ella… ¿No era posible? Aún era de día, entonces sonrió. Su hijo había regresado a ser un lobo. La reconfortó saber que esa muchacha lo amara ¿Pero que pensaria el consejo sobre ella?Henry era el Alfa, pero existían reglas que debían cumplirse. Unirse a un humano era penado, y más si llegabas a marcar a esa persona. De pronto el aroma de Henry llegó a ella, innundo toda la casa.—¡Hola madre! Básicamente era lo mismo que había vivido en sus sueños… pero ahora se había vuelto realidad. Aquel lobo caminaba hacia ella, con las orejas gachas y mostrándole aquellos enormes y afilados colmillos. Parecía decidido a matarla o lo que sea que pasará por su cabeza.No veía escapatoria alguna, nada más que rezar para que alguien la rescatará. Su mente solo pensó en Arquímedes, deseando que estuviera allí para que la salvara de un horrible ataque.[...]Arquímedes junto con el beta y otros lobos más, fueron en busca de Connor. Aunque sabía que era un caso perdido dado el don de su hermano. Pero al menos podrían seguir el rastro de Henry, ya que lo llevaba impregnado en su cuerpo. LoCapítulo XXVIII Contra el Consejo
Poco a poco abría los ojos, le dolía hacerlo pero era necesario ya que quería saber dónde estaba metida. Lo primero que vio fue el leve oleaje de una cortina blanca medio transparente. Colgaba desde el techo hasta arrastrarse por el suelo. Chantel se quedó así por lo que fueron unos segundos, hasta fijarse en otra cosa.Parecía que estaba nevando… a través de la cortina de chifon pudo notar la ventana semi abierta y ver copos de nieve caer. Con razón sentía muy mucho frío. Se dio la vuelta pillando que se encontraba en una enorme habitación.Intento incorporarse pero un dolor agudo en su muslo se lo impidió.—¡Mierda! Exclama. Por la noche llego a su apartamento, encontrándolo sumamente frío y desolado. En cuanto entraba en calor sintió que sus huesos comenzaban a fortalecerse. Tumbada en la cama mirando hacia el techo se pregunto.—¿Qué voy hacer? Dijo en voz alta. —De seguro ya no tengo empleo, y con mis ahorros sobreviviré un par de meses. Se decía.Pero a pesar de las preocupaciones de su vida mundana, de su cabeza no se salía ese lobo. ¡Dios! Pensó, era tan doloroso estar enamorada de una persona que resulto ser tan inalcanzable. Aunque los padres de este chico habían sido los que la rechazaron y ya no estaban, no significaba que el resto de su gente la aceptará.Lamentablemente no podía cambiCapítulo XXX Nuevo Alfa
Chantel corrió en busca de una manta para que Arquímedes pudiera cubrirse y así ella no tuviera más mini infartos.—¿Cómo es que estas aquí? Termina por preguntar.—Nunca deje de pensar en ti, has estado metida en mis pensamientos todos los días desde que te fuiste.—Arquimedes…—¿Es mi bebé? Sonríe tiernamente. El no deseaba que ella le volviera a decir que no lo quería en su vida.—Si. Responde posicionando sus manos en el vientre. —¡Es tu bebé! Sonríe.
La luna estaba llena esa noche… era tan plateada, con esa aureola alrededor de un color azul intenso… iluminando toda la manada llamada Eclipse... Este pequeño pueblo lleno de una comunidad de lobos se encontraban a muchos kilómetros de la civilización de Alaska, rodeado de altas montañas cubiertas por la nieve y enormes pinos.Dentro de una casa de dos plantas los gritos desgarradores de una mujer se podia oír más allá de los territorios de la manada… una joven y futura madre se disponía a dar a luz a su primer hijo. El hijo del Jefe.La partera ya estaba en casa para prestar sus servicios de ayudar a la novata madre de traer al mundo al hijo del Alfa.
598 años después...Corria lo más rápido que sus diminutas patas le permitian, como extrañaba transformarse en un gigantesco lobo… tenía casi 600 años, eso quería decir que ahora sería más grande e imponente de lo que era cuando tan solo era un chico.Se detuvo un momento para olfatear el aire helado de las montañas de Alaska, esa manaña unos idiotas cazadores le daban caza. Pero jamás lo atraparian, con los años se había vuelto maduro y más astuto. Aprendiendo a valorarse por si solo, era un lobo solitario ni siquiera se tomó la molestia en mezclarse con los lobos comunes.Desde su exhilio decidió emprender su cruzada solo… aún no superaba que su propio padre lo ec
—¡Oh, Chantel! Estaba esperándote ¿En donde te habías metido mujer?La voz chillona de la jefa de Chantel resonó en los oídos de la chica. Pensando que ni siquiera podía tener cinco minutos de paz en el baño de damas. Entendía que era la asistente de la mujer, pero al menos podría respetar su espacio.—Estaba en el baño señora Wons.Chantel trabajaba para una revista importante de la ciudad de Anchorage (Alaska) ubicado en el extremo noroeste de América del norte (EE.UU).Ella era la asistente de una prestigiosa editora, la señora Reina Wons. Escribia artículos sobre la moda y ropa interior. Chant