Bastián Los últimos rayos del sol desaparecieron en el horizonte. La brisa nocturna no hizo más que enfriar el ambiente. Bajo la mirada hacía Liam quien estaba en el asiento de atrás jugando con una esfera blanquecina que rodaba en sus piernitas. Barbara se había mantenido en silencio. Diría que estaba dormida pero parecía imposible considerando su nivel de alerta. Sus cejas se crispaban al escuchar un sonido demasiado alto o repentino. Tamborileaba el reposadero de la ventana con sus dedos. El insistió en llevarla a su casa de regreso a lo que Barbara se había negado al principio pero terminó cediendo cuando los ojos de Liam se posaron en ella y se iluminaron esperando su respuesta de pasar más tiempo con Lirios. Ya habían pasado unos veinte minutos cuando un edificio de aspecto viajo se alzo en el horizonte. El se parquea frente al edificio. Justo en ese entonces Barbara abrió los ojos. Estos estaban aún rojos por las lágrimas, la punta de su nariz se había enrojecido. Al meno
BárbaraSu visión se oscureció. Vivió una vida llena de dolor, todo lo que conoció alguna vez fue eso. No tenía idea que otras emociones serían tan abrumadoras, tan insostenibles. Nadie la preparó para esto, el amor de Isabela, el amor de Jean no eran como esto. Incluso sus encuentros casuales o las relaciones esporádicas que tuvo. Nadie jamás la miró como Bastián la miraba en ese momento. Sentía su piel erizarse, su corazón a punto de explotar y el deseo burbujeando en su piel. El la había visto en a punto de matar a Cecilia y Dios sabe qué habría pasado si no hubiese llegado, la escucho hablar de lo de Jean y en todo momento el se quedo, no la miro con lástima, el lloro por ella. Sintió su dolor y todo lo que hizo fue quedarse porque eso no la hacía menos. Sino todo lo contrario. Vargas repitió que era nada toda su infancia. Fue abandonada y traicionada. Por eso cuando Bastián decía esas palabras su mente se volvía un caos. Pasó años aceptando que no recibiría nada. No tenía
¡Gracias por llegar hasta el final de esta historia! Se que aun falta mucho que contar.La fiesta de caridad, Bastián enfrentando a su familia. Hoffman y Cecilia a sus anchas, lo que ocurrio realmente en el pasado de Bastián, el juicio, las consecuencias de las acciones de todos. Creo que extendí demasiado. Pero eran cosas que se tenían que contar. Ha sido un camino largo para que Barbara por fín permita que alguien como Bastián la sostenga. Pero ahi estan en ese pequeño rincon de una casa vácia con un niño durmiendo en la habitación continua... es la parte más hermosa. Quiero agradecerles de corazón que hayan acompañado a esos los tres. Espero que sigan en su viaje hasta el final. NOTA: este libro esta en proceso de reedición.
Las voces de la televisión rompían el silencio de la sala.Las noticias del clima prometían un día soleado, ideal para un paseo por el parque.Bastián ajustaba su corbata cuando sintió el pequeño cuerpo de Liam a su lado. Con sus manos regordetas, el niño agarró la enorme cuchara y la metió en el tazón hondo.Bastián observó con una sonrisa mientras Liam se esforzaba por verter la leche en el cereal, logrando casi no derramar nada antes de comenzar a comer lentamente.Lo que provocó una punzada de dolor en el corazón de Bastián, se aclaró la garganta y le dedicó una leve sonrisa a Liam.— ¿Te apetece algo de fruta, campeón? —preguntó Bastián.Liam negó con la cabeza y siguió comiendo. Bastián intentó no sonar desesperado, pero tal vez lo hizo.—¿Qué quieres almorzar esta tarde? Saldré a reunirme con alguien, puedo comprarte algunos dulces.El niño no respondió de inmediato, pero al menos parecía estar escuchando, o eso quería creer.Liam tomó la servilleta que su padre había colocado j
Balancear su vida privada y su trabajo era algo que Bastián hacía mejor que nadie.Una vez que dejaba a Liam en la guardería, podía ponerse manos a la obra hasta que regresaba a casa y entendía la cantidad de problemas que verdaderamente tenía.Y para empeorar las cosas, tratar con personas problemáticas como lo era la “Reina del trombo” volvía la única parte de su vida que de verdad creía que tenía controlada en un desastre.Cuando empezó a trabajar en el hospital, le pidió un protocolo de compra explicando detalladamente la razón y el uso del equipo. Lo único que recibió fue una hoja diciendo que lo quería.Eso era todo, sin explicaciones ni formato formal. En ese momento debió haber sabido que su relación no iría bien.Después de eso, intentó reunirse con ella, enviándole correos, pero nunca respondió.Fue a buscarla directamente a su oficina varias veces, y encontró letreros en la puerta con mensajes como: "Di la contraseña," "Estoy escondiéndome," "Sí estoy, pero no abriré", "Dame
Los monitores cardíacos pitaban sin cesar, mientras Barbara Montenegro se movía entre los pacientes en la sala de emergencias del Hospital General de Sierra Verde.Con precisión calculada, pero con una chispa de adrenalina en cada paso.Cada pitido, cada rostro pálido, era un recordatorio de que el tiempo era oro.—Necesito más heparina, ¡ahora! —ordenó con voz firme a una enfermera cercana, mientras sus ojos seguían concentrados en la pantalla que mostraba los signos vitales de su paciente más reciente.—Dra. Montenegro, ya hemos superado las dosis indicadas. Si seguimos así, puede que haya una hemorragia —manifestó la enfermera con voz temblorosa.A pesar de la tensión y el caos, Barbara mantenía una calma exterior que enmascaraba el torbellino de emociones dentro de ella.—Si no la aplicamos ahora, igual morirá de un infarto —contestó de inmediato, aunque la enfermera dudó en aplicar la otra ampolla.Barbará tomó la jeringa preparada de las manos de la enfermera y se acercó a la cam
El primer año fue el más difícil de los dos.Bárbara tuvo que aprender a lidiar con el hecho de que ahora no solo era la “loca asesina” en una tierra lejana, sin pasado ni padres, sino también la “paria” del hospital en un pueblo tan pequeño como Sierra Verde, donde las costumbres eran tan antiguas que ni siquiera le dieron la bienvenida.Sus métodos poco convencionales para tratar a los pacientes no le ganaron popularidad, y más de una vez pensó que la echarían antes de siquiera poder comenzar. Pero entonces, resolvió uno de los casos más complejos que habían llegado al hospital, y el desprecio que le tenían se transformó en un respeto-odio.Ahora, por lo menos, casi nadie se atrevía a meterse con ella, salvo por uno que otro comentario amargo.Bárbara se había acostumbrado a esos comentarios.Dos años después, casi se había hecho inmune a escucharlos. Aun así, mentiría si dijera que era algo con lo que le gustaba vivir. Quizás solo necesitaba salir.Escapar por un rato, tomarse un tr
Bastián se sentó frente a su computadora, su mirada fija en la hoja en blanco que solo contenía una palabra.Sentía una punzada de irritación al ver una respuesta tan despectiva a su meticuloso memorándum.Cada detalle debía ser perfecto, cada paso cuidadosamente planificado, y esta respuesta desordenada iba en contra de todo lo que valoraba. Incluso si su receptora no tenía ninguna clase o mereciera el esfuerzo.Dejó salir un suspiro cansado cuando se cruzó de piernas con los dedos entrelazados sobre su estómago, pensativo.¿Sería suficiente para hacerla llegar?¿No sospecharía de ninguna forma?Después de dos años sin verse mutuamente y negarle cada una de sus propuestas, que de la nada aceptara a cualquiera podría ponerla a la defensiva, así que esperó.El hecho de que no haya llegado otro folder manila ni se estuvieran acumulando en su escritorio las últimas 4 horas era una buena señal.Tal vez apareciera en cualquier momento. Así que se preparó mentalmente.Era hora de terminar la