Capítulo 58 - Amenaza y seducción.

Guillermo

El juez por fin pronunció lo que mi alma por años anhelaba, desde el mismo día en que le compré el anillo de compromiso en nuestro aniversario, cuando solo éramos unos jóvenes. Ahora, al mirarla en su madurez, a puertas de convertirse en la madre de mis hijos y por fin… Siendo mi esposa.

—Los declaro marido y mujer. —Nos casamos en un país diferente, pero estamos casados después de todo—, puede besar a la novia.

¿Cuál novia? ¡Es mi esposa! Ocho años después… la besé con hambre, con deseo, con fervor y anhelo.

— ¡Dejen algo para la noche! —gritó Santos.

— ¡Esto es una notaría! —Era la voz de Julián.

—Adara, serás un mal tercio en el carro de los recién casados.

Eros dio su aporte para esa relación que en cualquier momento se dirán las verdades que jamás se dijeron. No quisiera presenciar eso, pero ellos deben aclarar y por lo delicado de la situación deben ser solo ellos. En eso Eros tenía razón.

» Ven con nosotros, así dejamos a los casados en uno y a los que serán los próxi
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